La paz en el abandono es el don por
excelencia de Dios al hombre. Y abandono es el don por excelencia del hombre a
Dios. Y estas son tus palabras al comienzo de un nuevo año. Paz en el abandono
de Dios. Paz que no debiera alterarse nunca. Ni por el cuidado de los negocios
y el ansia excesiva de trabajo. Ni por las excesivas vicisitudes y
contrariedades. Ni ante las contrariedades o contradicciones de los hombres. Ni
por la muerte o ausencia de seres queridos. Ni ante la preocupación de un
porvenir incierto. Ni siquiera ante los pecados.
Alberto Capellán Zuazo Nace en Santo Domingo de la Calzada, La Rioja,el 7 de agosto de 1888. Contrae matrimonio con Isabel Arenas Mahave el 30 de junio de 1909. Labrador y padre de ocho hijos. Muere santamente en su ciudad natal el 24 de febrero de 1965. Vive una vida cristiana corriente hasta que se convierte de lleno a Dios, en 1919. A los pocos meses ingresa en la Adoración Nocturna. Su temple de Adorador queda avalado por los 15 años de Presidente, 660 noches ante el Santísimo, y su promoción a Veterano y Veterano Constante. A su extraordinario amor a la Eucaristía y a la Virgen, une inseparablemente su predilección por los pobres. Les construye un refugio en 1928, que él llamará “recogimiento”, donde personalmente les atiende hasta su muerte: “¡Cuántas veces he tenido la gran dicha de llevar a Cristo sobre mis espaldas en la persona del pobre!”. Todo en su vida lo valora a la luz de la fe. Un seglar de nuestro tiempo que cuidó la oración y el amor a sus hermanos los pobres.
San Juan Pablo II firmó el 6 de
abril de 2000 el Decreto de Virtudes Heroicas, por ello ya es Venerable.
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