TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

martes, 28 de abril de 2020

PARA EL DIALOGO Y LA MEDITACIÓN


ABRILDESDE EL CUARTO DE GUARDIA

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS


1º Marco para esta noche de abril.

     Suplicar al Señor que la Eucaristía sea para cada uno de nosotros “vida de nuestras almas”.
     Dos palabras deben resonar esta noche en nuestros corazones: centro y vida. La Eucaristía debe ser el centro y vida de todos los creyentes cuanto más para quienes -hombres y mujeres- tenemos a gala ser adoradores nocturnos. “Amor por amor” no hay otro camino.  Juan Pablo II nos lo dice con claridad:
     “Todos en la Iglesia deben vigilar para que este Sacramento de amor sea el centro de la vida del Pueblo de Dios, para que, a través de todas las manifestaciones del culto debido, se procure devolver a Cristo «amor por amor», para que Él llegue a ser verdaderamente «vida de nuestras almas»”

2º una oración jaculatoria  al Espíritu Santo, para que nos encienda en amores.

     Necesitamos conocer pero más transformar en vida lo que conocemos. Sólo el Espíritu Santo nos lo puede conceder:
Imple pectora, llena nuestros corazones. Hagamos oración de súplica con la primera estrofa del Veni Creator Spíritus:

Ven, Espíritu Creador,
visita las mentes de los tuyos;
llena de la gracia divina
los corazones que tú has creado.

3º un texto de un santo o de la iglesia que nos inicie en la oración meditativa.

     Todo lo que sabemos acerca de La Eucaristía la Iglesia lo guarda celosamente en el depósito de la Fe. Pero es un misterio tan inabarcable que es consciente de que se queda en el umbral, a las puertas del Sacramento. Lo considera inefable. Subrayo las ideas más centrales

1º La Eucaristía construye la Iglesia
2º La construye y la regenera
3º Vive de la  plenitud de este sacramento
4º Fuente de la fuerza sobrenatural de la Iglesia
5º No debe reducirse a la celebración de la fraternidad

     Para nosotros adoradores eucarísticos, nuestras vigilias  se organizan en torno a los tres aspectos del Sacramento: “Es al mismo tiempo Sacramento-Sacrificio, Sacramento-Comunión, Sacramento-Presencia.” Tenemos el peligro, por las dificultades de nuestro tiempo, de reducir nuestras veladas al rezo del oficio divino y de oraciones propias, alabando y adorando a Cristo como Sacramento Presencia. La Adoración Nocturna debe cultivar los tres aspectos, de tal manera que si no tenemos misa ni comunión propia, sería conveniente  que cada adorador viva la misa oída antes de la vigilia o la más próxima, una vez pasada, como parte esencial de la Adoración en su estructura completa.

San Juan Pablo II De la encíclica “Redentor Hóminis”

     “La Eucaristía construye la Iglesia, y la construye como auténtica comunidad del Pueblo de Dios, como asamblea de los fieles, marcada por el mismo carácter de unidad, del cual participaron los Apóstoles y los primeros discípulos del Señor. La Eucaristía la construye y la regenera a base del sacrificio de Cristo mismo, porque conmemora su muerte en la cruz, [167] con cuyo precio hemos sido redimidos por Él. Por esto, en la Eucaristía tocamos en cierta manera el misterio mismo del Cuerpo y de la Sangre del Señor, como atestiguan las mismas palabras en el momento de la institución, las cuales, en virtud de ésta, han llegado a ser las palabras de la celebración perenne de la Eucaristía por parte de los llamados a este ministerio en la Iglesia.
     La Iglesia vive de la Eucaristía, vive de la plenitud de este Sacramento, cuyo maravilloso contenido y significado han encontrado a menudo su expresión en el Magisterio de la Iglesia, desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. [168]
     Sin embargo, podemos decir con certeza que esta enseñanza —sostenida por la agudeza de los teólogos, por los hombres de fe profunda y de oración, por los ascetas y místicos, en toda su fidelidad al misterio eucarístico— queda casi sobre el umbral, siendo incapaz de alcanzar y de traducir en palabras lo que es la Eucaristía en toda su plenitud, lo que expresa y lo que en ella se realiza. En efecto, ella es el Sacramento inefable. El empeño esencial y, sobre todo, la gracia visible y fuente de la fuerza sobrenatural de la Iglesia como Pueblo de Dios, es el perseverar y el avanzar constantemente en la vida eucarística, en la piedad eucarística, el desarrollo espiritual en el clima de la Eucaristía. Con mayor razón, pues, no es lícito ni en el pensamiento ni en la vida ni en la acción, quitar a este Sacramento, verdaderamente santísimo, su dimensión plena y su significado esencial. Es al mismo tiempo Sacramento-Sacrificio, Sacramento-Comunión, Sacramento-Presencia. Y aunque es verdad que la Eucaristía fue siempre y debe ser ahora la más profunda revelación y celebración de la fraternidad humana de los discípulos y confesores de Cristo, no puede ser tratada sólo como una «ocasión» para manifestar esta fraternidad. Al celebrar el Sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor, es necesario respetar la plena dimensión del misterio divino, el sentido pleno de este signo sacramental en el cual Cristo, realmente presente es recibido, el alma es llenada de gracias y es dada la prenda de la futura gloria. De aquí deriva el deber de una rigurosa observancia de las normas litúrgicas y de todo lo que atestigua el culto comunitario tributado a Dios mismo.”

Preguntas para el diálogo y la meditación.

■   ¿Por qué la eucaristía no puede reducirse a la celebración de la fraternidad y, en consecuencia, la Iglesia recuerda el deber de “una rigurosa observancia de las normas litúrgicas y de todo lo que atestigua el culto comunitario tributado a Dios mismo”?

■   ¿Por qué no es lícito ni en el pensamiento ni en la vida ni en la acción, quitar a este Sacramento, verdaderamente santísimo, su dimensión plena y su significado esencial?


■   ¿Por qué la Adoración Nocturna debe velar por que se tengan en cuenta los tres aspectos del Sacramento y animar a los adoradores a suplir personalmente la carencia de alguno de los tres aspectos? La misa sacrificio, la misa comunión, la misa liturgia de la palabra son partes irrenunciables de nuestras vigilias nocturnas. Súplase con la intención espiritual lo que dificulta la realidad. Pero no se renuncie a lo esencial.

sábado, 25 de abril de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 26 DE ABRIL DEL 2020, 3º DE PASCUA (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

«QUÉDATE CON NOSOTROS, PORQUE ATARDECE»


Lc. 24. 13-35

     Aquel mismo día, (el primero de la semana) dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios;  iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».
     Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».
     Él les dijo: «¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió.
     Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».
     Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
     Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».
     Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Otras Lecturas: Hechos 2,14.22-33; Salmo 15; 1Pedro 1,17-21

LECTIO:
        Escuchamos en la eucaristía de este domingo el relato del encuentro de Jesús con los de Emaús, que nos narra san Lucas. La escena sucede en la tarde del domingo de resurrección en el corto espacio de los once kilómetros que separan Jerusalén de Emaús. Jesús se hace el encontradizo con dos discípulos que, deprimidos tras la muerte del Maestro, retornan a su aldea. Jesús les descifra con la Escritura el significado de su pasión, muerte y resurrección. El evangelista nos da el nombre de uno de ellos, Cleofás, y Orígenes nos dice que su acompañante era su propio hijo y que ambos eran parientes del Señor.
     Durante tres años han seguido a Jesús, deslumbrados por la belleza de su doctrina, por el esplendor de sus milagros y por el atractivo irresistible de su figura. Rotos por el drama del Calvario, olvidan que Jesús anunció su propia resurrección al tercer día, y vuelven a su aldea… Pero Jesús no abandona a sus discípulos  sale a su encuentro y camina con ellos. Lo descubren en la Escritura que Jesús les explica iluminando sus mentes y caldeando sus corazones. Lo redescubren, sobre todo, en la fracción del pan, en la Eucaristía que Jesús consagra de nuevo, como hiciera por vez primera en la víspera de su pasión. Entonces, se les abren los ojos y lo reconocen e inmediatamente vuelven a Jerusalén
     Como los de Emaús después de reconocer al Señor, sed testigos y misioneros de la resurrección y de la novedad de la vida inaugurada por Él para todos los hombres en su Misterio Pascual. (+ Juan José Asenjo Pelegrina - Arzobispo de Sevilla)

 MEDITATIO:
     El camino de Emaús se convierte así en símbolo de nuestro camino de fe: las Escrituras y la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con el Señor. También nosotros llegamos a menudo a la misa dominical con nuestras preocupaciones, nuestras dificultades y desilusiones... La vida a veces nos hiere y nos marchamos tristes, hacia nuestro «Emaús», dando la espalda al proyecto de Dios. Nos alejamos de Dios. (Papa Francisco)
     Todos nosotros, en nuestra vida, hemos tenido momentos difíciles, oscuros; momentos en los cuales caminábamos tristes, pensativos, sin horizonte, sólo con un muro delante. Y Jesús siempre está junto a nosotros para darnos esperanza, para encender nuestro corazón y decir: “Ve adelante, yo estoy contigo. Ve adelante”. (Papa Francisco)
     El secreto del camino que conduce a Emaús es todo esto: también a través de las apariencias contrarias Dios no dejará jamás de querernos mucho. Dios caminará con nosotros siempre, siempre, incluso en los momentos más dolorosos, también en los momentos de la derrota: ahí está el Señor. Y esta es nuestra esperanza: vayamos adelante con esta esperanza, porque Él está junto a nosotros caminando con nosotros. Siempre. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Quédate con nosotros, Señor Jesús, para llevarnos por los caminos de la esperanza que no muere, para alimentarnos con el pan de los fuertes que es tu Palabra.

 Señor quiero vivir, siempre, cerca de Ti.
Déjame entrar en tu corazón
para que el mío arda de amor por Ti.

CONTEMPLATIO:
     Jesucristo vuelve a tomar la iniciativa para caminar contigo. Este es el mensaje del Evangelio de hoy, que Jesús también sale hoy a tu encuentro en la calle, en tu casa, en el trabajopara ofrecerte su Palabra, su misericordia, el perdón, la paz, la vida eterna
     El divino caminante, como el Buen Pastor, se ha acercado a dos discípulos que huyen, ellos creen que todo ha terminado y se van sin esperanza. Es Jesús quien se acerca a ellos, camina con ellos y establece un sencillo diálogo que les provoca hablar; manifiestan la admiración por las palabras y signos de Jesús, pero se lamentan de que todo acabara en la crucifixión Para estos personajes la muerte de Jesús lo ha paralizado todo.
     Hoy se nos invita a estar a la escucha, abrir el corazón a Dios siempre para ver lo sencillo que es fiarse de Dios y las múltiples oportunidades que nos da todos los días para creer Aprovechad la Palabra, la Eucaristía y la caridad vividas con amor y respeto, porque son lugares de encuentro del Señor. (+ José Manuel Lorca Planes - Obispo de Cartagena)



  Dos discípulos de Jesús se dirigen caminando hacia el pueblo de Emaús. Oh alma pecadora, detente un momento a considerar con atención los distintos aspectos de la bondad y de la benevolencia de tu Señor. En primer lugar, el hecho de que su ardiente amor no le permita dejar a sus discípulos vagar en medio de la desorientación y la tristeza. El Señor es, en verdad, un amigo fiel y un amoroso compañero de camino [...] Observa, alma cristiana, cómo tu Señor realiza el ademán de proseguir más allá, con objeto de hacerse desear más, de hacerse invitar y de quedarse como huésped de ellos… (anónimo franciscano del siglo XIII).

lunes, 20 de abril de 2020

(Jn 20, 29)

ABRIL 2020

«Dichosos los que no han visto y han creído» (Jn 20, 29).

El Evangelio de Juan describe los encuentros de los apóstoles, de María de Magdala y de otros discípulos con Jesús Resucitado. Este se aparece varias veces con los signos de la crucifixión para volverles a abrir el corazón a la alegría y a la esperanza. En una de estas ocasiones el apóstol Tomás está ausente. Los otros, que han visto al Señor, le cuentan esta maravillosa experiencia, quizá queriendo transmitirle su misma alegría. Pero Tomás no es capaz de aceptar este testimonio indirecto; quiere ver y tocar a Jesús en persona.
Lo cual ocurre días más tarde: Jesús se presenta de nuevo a un grupo de discípulos, y entre ellos esta vez sí que está Tomás, quien proclama su fe, su total adhesión al Resucitado: «¡Señor mío y Dios mío!». Y Jesús le responde:
«Dichosos los que no han visto y han creído»
Este Evangelio fue escrito después de que los testigos oculares de la vida, muerte y resurrección de Jesús ya hubiesen desaparecido. Era inevitable que el mensaje evangélico se encomendase a las generaciones sucesivas, que su transmisión se fundase en el testimonio de quienes habían recibido el anuncio. Aquí comienza el tiempo de la Iglesia, pueblo de Dios que sigue anunciando el mensaje de Jesús transmitiendo fielmente su Palabra y viviéndola con coherencia.
También nosotros hemos conocido a Jesús, el Evangelio y la fe cristiana a través de la palabra y el testimonio de otros, y hemos creído. Por eso somos «dichosos».
«Dichosos los que no han visto y han creído»
Para vivir esta Palabra, recordemos esta invitación de Chiara Lubich: «Él quiere grabar, en ti y en todos los hombres que no vivieron en torno a Él, la convicción de que posees la misma dignidad que los apóstoles. Jesús quiere decirte que no estás en desventaja con respecto a los que lo vieron, pues tienes fe, y esta es el nuevo modo de "ver" -por así decir- a Jesús. Con ella puedes acercarte a Él, comprenderlo en profundidad, encontrarlo en lo más hondo de tu corazón. Con la fe puedes descubrirlo entre dos o más hermanos unidos en su nombre, o en la Iglesia, que es su prolongación. [...] Además estas palabras de Jesús son una llamada a reavivar tu fe, a no esperar apoyos o signos para avanzar en la vida espiritual, a no dudar de la presencia de Cristo en tu vida y en la historia, aunque pueda parecerte que Él está lejos. [...] Quiere que creas en su amor, aunque te encuentres en situaciones difíciles o te amenacen circunstancias que parecen imposibles».
Anne es una joven australiana nacida con una discapacidad grave. Cuenta: «En la adolescencia me preguntaba por qué no había muerto pronto, de lo mucho que me pesaba mi discapacidad. Mis padres, que viven la Palabra de vida, siempre me respondían lo mismo: "Anne, Dios te ama inmensamente y tiene un plan especial para ti': Me ayudaron a no bloquearme ante las limitaciones físicas sino a "tomar la iniciativa de amar" a los demás, como hizo Dios con nosotros. He visto que muchas situaciones a mi alrededor han cambiado y muchas personas han comenzado a su vez a abrirse más, y no solo conmigo. De mi padre recibí un mensaje personal que debía abrir tras su muerte, en el que había escrito una sola frase: "Mi noche no tiene oscuridad': Esta es mi experiencia diaria: cada vez que elijo amar y servir a quien tengo al lado, las tinieblas desaparecen y soy capaz de sentir el amor que Dios me tiene».


Leticia Magri

sábado, 18 de abril de 2020

DEL BLOG DEL OBISPO

CARTA PASTORAL AL COMIENZO DE LA PASCUA



       Vivamos intensamente este Tiempo Pascual. 50 días se nos regalan para encontrarnos con Cristo Resucitado, vencedor sobre el mal, el pecado y la muerte. Acercarnos a Él, que viene a nuestro encuentro, nos hará experimentar continuamente su triunfo en nuestra vida: sobre nuestro pecado, el mal y la muerte que nos afligen. La Liturgia de la Iglesia, que hace presente siempre al Señor y su fuerza salvífica, nos ayuda, través de los relatos de las Apariciones del Resucitado, que podemos meditar en el Evangelio de cada día. Jesús, que al salir del Sepulcro se hace luz para todos los hombres (así lo cantábamos la noche pascual en el Exúltet), quiere llenar de alegría resucitada nuestros corazones y nos dispone a vivir las incontables gracias del Señor, que vive para siempre con la gloria y poder que le corresponde, intercediendo ante el Padre por cada uno de nosotros.
     Una vez que Cristo ha resucitado, con nuestro corazón ensanchado por la gracia de esta vida nueva, comprendemos mejor por nuestro corazón ha de pasar todo lo que cabe en el suyo, esto es, nuestra salvación y la de todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Él nos ha enseñado a amar dando la vida para resucitar con Él, y no pueden dejar de dolernos las tragedias de nuestra sociedad. Miles y miles de personas mueren diariamente, y corremos el peligro de quedarnos solo con una cifra que cambia cada día, en los medios de comunicación que seguimos con atención… y no son una simple cifra.
     En estos días no han faltado tampoco motivos de dolor y preocupación. En Cristo Resucitado, serán una oportunidad para experimentar la fuerza real del Espíritu Santo, que viene en ayuda de nuestra flaqueza, siendo así un testimonio vivo de fe y esperanza cristianas. Pidamos al Señor todos los días por las personas que no creen, por los que viven sin esperanza, y demos la vida diariamente por nuestros hermanos. Los ancianos, los pobres, los emigrantes, los enfermos, los que dan su vida en esta pandemia, han de ser tratados como “otros cristos” por los que el Señor ha muerto y ha resucitado, confiriéndoles una dignidad sagrada, inviolable, y haciéndoles objeto de nuestra oración y nuestro servicio. Nos desbordan las consecuencias políticas, económicas, sociales, migratorias… Pero Cristo Resucitado aparece en tantos y tantos gestos diarios de amor, que nos llena de esperanza.
     ¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies. Soy yo en persona (Lc 24, 35-48) En la Cruz -“mirad mis manos y mis pies llagados“-, está la resurrección y la gloria. Que el Señor nos abra el entendimiento para comprender las Escrituras. Un fuerte abrazo con la alegría de Cristo Resucitado que sostiene nuestra fe, alienta nuestra esperanza y nos impulsa a la caridad.

+ Rafael Zornoza – Obispo de Cádiz y Ceuta

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 19 DE ABRIL DEL 2020, 2º DE PASCUA - DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

« PAZ A VOSOTROS »

Jn. 20. 19-31

     Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
     Jesús repitió: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
     Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
     A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
     Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Otras Lecturas: Hechos 2,42-47; Salmo 117; 1Pedro 1,3-9

LECTIO:
     Decimos tantas veces: “si no lo veo, no lo creo”. Como queriendo exigir todo tipo de prueba previa antes de dar nuestro consentimiento. En estas andaban aquellos discípulos de Jesús tras aquellos días terribles. En los momentos más críticos y difíciles, tras el apresamiento del Maestro, casi todos se fueron escabullendo, cada cual con su traición desertora. El miedo, el escondimiento, el ghetto a puerta cerrada… son notas que caracterizan su mundo psicológico y espiritual.
     “Paz a vosotros”. Es Él, el Señor, que verdaderamente había resucitado, según lo predijo. Y para que toda duda quedara disuelta, les mostraría las señales de la muerte: las manos y el costado.

     ”Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor”. Pero… faltaba Tomás. A pesar del testimonio de los demás discípulos, Tomás no creerá posible lo que sus compañeros afirmaban: “hemos visto al Señor”. Sus ojos habían visto agonizar y morir a Jesús. Sus ojos ahora demandaban la prueba suficiente para que se borrase aquella imagen tan terriblemente grabada. Y la prueba llegó, era Jesús mismo que a los ocho días volverá a anunciar la paz a quien sobre todo carecía de ella: a Tomás (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo).


  MEDITATIO:
     El evangelio narra que el día de Pascua Jesús se aparece por la tarde a sus discípulos en el Cenáculo, llevando tres dones: la paz, la alegría y la misión apostólica. Sus primeras palabras son: «La paz con vosotros». El Señor Resucitado trae auténtica paz, porque a través de su sacrificio en la cruz ha cumplido la reconciliación entre Dios y la humanidad y ha vencido al pecado y a la muerte. Esta es la paz. (Papa Francisco)
     Sus discípulos eran los primeros que necesitaban esta paz, porque después de la captura y la condena a muerte del Maestro, habían caído en el desamparo y el miedo. Jesús se presenta vivo en medio de ellos y mostrando sus llagas en el cuerpo glorioso, da la paz como fruto de su victoria. (Papa Francisco)
     Pero esa tarde no estaba presente el apóstol Tomás. …Ocho días después se repite la aparición: Jesús sale al encuentro de la incredulidad de Tomás invitándole a tocar sus llagas. Constituyen la fuente de la paz, porque son el signo del amor inmenso de Jesús, que derrotó a las fuerzas hostiles contra el hombre, es decir, el pecado, el mal y la muerte. Lo invita a tocar las llagas, es una enseñanza para nosotros, como si Jesús dijera a cada uno de nosotros: «Si no estás en paz, toca mis llagas». (Papa Francisco)
     Jesús no abandona a Tomás en su incredulidad, no le cierra la puerta, espera. Y Tomás reconoce su propia pobreza, la poca fe: «Señor mío y Dios mío»: con esta invocación simple, pero llena de fe, responde a la paciencia de Jesús. Se deja envolver por la misericordia divina, la ve ante sí, en las heridas de las manos y de los pies, en el costado abierto, y recobra la confianza: es un hombre nuevo, ya no es incrédulo sino creyente. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Señor Dios nuestro, que podamos vivir con fe y amor, con serenidad y fortaleza, los pequeños y los grandes sufrimientos de la vida diaria, a fin de que, purificados de todo fermento de mal, lleguemos juntos al banquete de la pascua eterna… 

Muéstrame tus llagas, Señor, en la realidad que de cada día
en el rostro de las personas que encuentro en la vida.

CONTEMPLATIO:
     Celebramos el segundo domingo de Pascua, también llamado «de la Divina Misericordia». Qué hermosa es esta realidad de fe para nuestra vida: la misericordia de Dios. Un amor tan grande, tan profundo el que Dios nos tiene, un amor que no decae, que siempre aferra nuestra mano y nos sostiene, nos levanta, nos guía. (Papa Francisco)
     En el año 2000, San Juan Pablo II canonizó a Santa Faustina y en su homilía anunció la institución de esta fiesta. La imagen de la Divina Misericordia fue revelada por Jesús mismo a santa Faustina en 1931 y Él le pidió que la pintara. En ella se refleja la caridad, el perdón y el amor de Dios, rico en misericordia, que tiene su expresión más alta en el sacramento de la penitencia, que Jesús instituye en su aparición a los apóstoles reunidos en el cenáculo cuando les dice: Recibid el Espíritu santo. A quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados y a quienes se los retuvierais, les serán retenidos. Estas palabras se contienen en el Evangelio de este domingo y nos aseguran que en la confesión bien hecha se produce realmente el perdón de Dios, que nos acoge con misericordia como el padre de la parábola del hijo pródigo
     Los hijos de la Iglesia debemos caminar por la vía de la misericordia, de la entrega y el servicio humilde, haciéndonos siervos y servidores de los hermanos, saliendo a las periferias existenciales, a las situaciones de precariedad y sufrimiento, de las que son víctimas aquellos hombres y mujeres que no tienen voz porque ha sido acallada por el egoísmo de sus semejantes. 
 Practiquemos las obras de misericordia corporales… Tenemos aquí todo un programa de vida: estar cerca y socorrer a los pobres y necesitados, especialmente en este tiempo de terrible epidemia en que más que nunca debemos estar cerca de los pobres y de los que sufren… (+ Juan José Asenjo Pelegrina - Arzobispo de Sevilla)



Santo Tomás, después de la resurrección de Cristo, fue el único que deseó y el único que obtuvo tocar los miembros de Cristo con manos ciertamente curiosas, aunque a buen seguro dignas […] Que estuviera ausente, que hubiera pedido con cierta insistencia ver y tocar al Señor..., todo eso estaba dispuesto para nuestra salvación. Así conoceríamos con mayor evidencia la verdad de la resurrección del Señor, una verdad que Tomás, tras haber sido reprochado por su necesaria curiosidad, confirmó diciéndole: «¡Señor mío y Dios mío!» (Gaudencio de Brescia).

domingo, 12 de abril de 2020

EL «LUNES DEL ÁNGEL»


     el lunes que sigue al domingo de Resurrección se llama tradicionalmente «lunes del Ángel». Es muy interesante profundizar en esta referencia al «ángel». Naturalmente, el pensamiento se dirige inmediatamente a los relatos evangélicos de la resurrección de Jesús, en los que aparece la figura de un mensajero del Señor. San Mateo escribe: «De pronto se produjo un gran terremoto, pues el ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve» (Mt 28,2-3).
     Todos los evangelistas precisan luego que, cuando las mujeres se dirigieron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío, fue un ángel quien les anunció que Jesús había resucitado. En san Mateo este mensajero del Señor les dice: «No temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el crucificado; no está aquí; ha resucitado, como lo había dicho» (Mt 28,5-6);... San Marcos describe al ángel como «un joven, vestido con una túnica blanca», que da a las mujeres ese mismo mensaje (cf. Mc 16,5-6). San Lucas habla de «dos hombres con vestidos resplandecientes» (cf. Lc 24,4-7). También san Juan habla de «dos ángeles vestidos de blanco»; es María Magdalena quien los ve mientras llora cerca del sepulcro, y le dicen: «Mujer, ¿por qué lloras?» (Jn 20,11-13).
     Pero el ángel de la resurrección tiene también otro significado. Conviene recordar que el término «ángel», además de definir a los ángeles, criaturas espirituales dotadas de inteligencia y voluntad, servidores y mensajeros de Dios, es asimismo uno de los títulos más antiguos atribuidos a Jesús mismo. Por ejemplo, en Tertuliano, en el siglo III, leemos: «Él -Cristo- también ha sido llamado "ángel de consejo", es decir, anunciador, término que denota un oficio, no la naturaleza. En efecto, debía anunciar al mundo el gran designio del Padre para la restauración del hombre» (De carne Christi, 14). Así escribe Tertuliano. Por consiguiente, Jesucristo, el Hijo de Dios, también es llamado el ángel de Dios Padre: él es el Mensajero por excelencia de su amor.
     Queridos amigos, pensemos ahora en lo que Jesús resucitado dijo a los Apóstoles: «Como el Padre me envió, también yo os envío» (Jn 20,21); y les comunicó su Espíritu Santo. Eso significa que, como Jesús fue el anunciador del amor de Dios Padre, también nosotros lo debemos ser de la caridad de Cristo: somos mensajeros de su resurrección, de su victoria sobre el mal y sobre la muerte, portadores de su amor divino. Ciertamente, seguimos siendo por naturaleza hombres y mujeres, pero recibimos la misión de «ángeles», mensajeros de Cristo: a todos se nos da en el Bautismo y en la Confirmación. De modo especial la reciben los sacerdotes, ministros de Cristo, a través del sacramento del Orden


Benedicto XVI, Pp. emérito. 

miércoles, 8 de abril de 2020

CONVOCANDO VIGILIA EXTRAORDINARIA DE JUEVES SANTO




ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA
          Consejo Superior Diocesano

ADORADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
                                                                                                                                                                                   AVE MARÍA PURÍSIMA              
 

 Querido hermano en Xtº. Eucaristía:

   
     El pasado 28 de marzo pudimos celebrar a Dg. la Vigilia mensual ordinaria (vía YouTube) gracias a la gestión de nuestro Presidente Nacional y a la inestimable disposición de los Directores Espirituales de las Secciones ANE-ANFE de Talavera de la Reina (Toledo).
     Por tal motivo, y dado que las circunstancias que motivaron esta forma extraordinaria aún persisten, nos uniremos nuevamente a los adoradores de otras dieseis para celebrar el Ejercicio de Jueves Santo, en esta atípica Semana Santa, quizás preludio de un tiempo de Gracia extraordinario en los insondables planes de Dios.
     Esta Vigilia extraordinaria la celebraremos  el próximo jueves día 9 del actual y a las 22:00 h. desde la capilla de la Parroquia del Sagrado Corazón de Talavera de la Reina y desde la siguiente dirección:https://www.youtube.com/channel/UCk6ZJdhsgaQofPbuu6GFVg. y una vez dentro pincharemos  el enlace de Adoración Nocturna. Finalizando los diferentes turnos de Adoración a las 08,00 h.
   Salvo disposición contraria utilizaremos nuestro Ritual, -Jueves Santo-  desde la pagina 457 hasta su conclusión en la 509, siguiendo sus diferentes partes y prestando atención a las rúbricas que se nos indican en el mismo.
    Somos conscientes que no es lo mismo estar ante la presencia real de Jesús Sacramentado en el Templo, pero Él nos espera en cualquiera de las formas. Y es ésta, -siguiendo las recomendaciones dadas para la diócesis de Cádiz-Ceuta de 13 marzo y el Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de  25 marzo 2020-, la manera en la que podemos estar junto a Él.
   Por tal motivo rogamos su máxima difusión a todos los adoradores de nuestras Secciones y Turnos.
     Esperando vuestra participación en esta singular Vigilia, os abraza en Xtº.


Cádiz a 7 de abril de 2020

EL VICEPRESIDENTE DIOCESANO

    Fdº: Francisco J. de la Torre Sanz