TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 22 de febrero de 2014

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 23 DE FEBRERO, 7º DEL TIEMPO ORDINARIO

OTRO CAMINO PARA LA CONVIVENCIA

 Mateo 5, 38-48      En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”.  Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto;  a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.


Otras Lecturas: Levítico 19,1-2.17-18; Salmo 102; 1 Corintios 3,16-23.

LECTIO:
            La ley del talión (ojo por ojo y diente por diente) estaba vigente en tiempos de Jesús. Era una ley, no de venganza, sino para frenar la violencia, pues el castigo nunca debía sobrepasar la ofensa. Jesús propone otro camino para la convivencia humana. A quien es de Cristo se le pide vivir según la generosidad, el don de sí, el olvido de los propios intereses, no dejándose llevar por la tacañería, sino mostrándose benévolo, perdonando, dando prueba de grandeza de ánimo.
        Al creyente se le pide que interprete su vida, desde el punto de vista del amor que ha recibido de Dios, afrontándola de modo distinto: no más la represalia o la venganza y ni la defensa de sí mismo y de los propios derechos, sino siendo cada día más perfectos, como lo es el Padre celestial.
        El mejor premio y la mejor recompensa para el cristiano, cuando ama a su enemigo, es el parecerse al Padre. Si amamos solo a nuestros amigos ¿Qué merito tenemos? El amor cristiano trasvasa la barrera de la amistad y llega hasta el alejado, el enemigo, como Jesús.
        El amor no se mide por las veces que se perdona. Porque la medida del amor y del perdón es amar sin medida. El amor cristiano no se contenta con hacer el bien. El amor evangélico es comprensivo, servicial, no tiene envidia, no presume ni se engríe, no es mal educado ni egoísta, no lleva cuentas del mal; no se alegra de las injusticias, sino que goza con la verdad. El amor de Dios, no pasa nunca.

MEDITATIO:
     La verdadera diferencia entre el amor de los cristianos y los no cristianos, consiste en seguir el ejemplo de Jesús que amó hasta el extremo y perdonó a sus enemigos desde la cruz. “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”.
Tengo puesta en mi vista la, mirada de Cristo, para mirar a todos desde el amor. Qué me impide ver al otro como un hermano.
Para amar, tengo que dejarme amar. Tengo que vencer mi egoísmo. Ver al otro como hijo de Dios.
Recuerda que: “al atardecer de la vida nos juzgarán del amor” (San Juan de la Cruz). ¿Te sientes amado de Dios y Jesús?
Recuerda momentos de tu vida que hayas sentido este amor  ¿Me doy cuenta que Dios está presente y vivo en el prójimo (próximo a ti)?

ORATIO:          
     Pide al Padre que te ayude a ser imagen de Jesús, que te haga capaz de amar a los otros como Él, desde El, y gracias a Él. 
     Reza por aquellos que no son próximos a ti, que se encuentran o tú sitúas lejanos a ti.
     Da gracias a Dios por darte muestras de su gracia y su misericordia. Ábrete al perdón de Dios para contigo. Pídele la gracia de saber siempre vivir el perdón, no desde el “se dijo”, sino “yo os digo”.

CONTEMPLATIO:
     Contempla a Dios que es Padre misericordioso, que a todos nos mantiene en la existencia, y como un buen padre que sale todos los días en nuestra busca, esperando nuestro arrepentimiento.
     Medita las ocasiones que Jesús nos da ejemplo de amor al enemigo, de perdón, y de ‘ofrecer la otra mejilla’. Revisa tu vida y descubre si en momentos, como Jesús desde la cruz, sabes exclamar: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
     Ante la adversidad de la vida, ¿buscas los argumentos para defender tus razones?, o más bien, como Jesús, que ama al pecador para salvarlo, y no profirió palabras de venganza, sino palabras de amoroso perdón: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.»
LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO
Benedicto XVI, pp emérito
Queridos hermanos y hermanas:
     La liturgia latina celebra hoy la fiesta de la Cátedra de San Pedro. Se trata de una tradición muy antigua, atestiguada en Roma desde el siglo IV, con la que se da gracias a Dios por la misión encomendada al apóstol san Pedro y a sus sucesores. La "cátedra", literalmente, es la sede fija del obispo, puesta en la iglesia madre de una diócesis, que por eso se llama "catedral", y es el símbolo de la autoridad del obispo, y en particular de su "magisterio", es decir, de la enseñanza evangélica que, en cuanto sucesor de los Apóstoles, está llamado a conservar y transmitir a la comunidad cristiana. Cuando el obispo toma posesión de la Iglesia particular que le ha sido encomendada, llevando la mitra y el báculo pastoral, se sienta en la cátedra. Desde esa sede guiará, como maestro y pastor, el camino de los fieles en la fe, en la esperanza y en la caridad.¿Cuál fue, por tanto, la "cátedra" de san Pedro? 
    Elegido por Cristo como "roca" sobre la cual edificar la Iglesia (cf. Mt 16,18), comenzó su ministerio en Jerusalén, después de la Ascensión del Señor y de Pentecostés. La primera "sede" de la Iglesia fue el Cenáculo, y es probable que en esa sala, donde también María, la Madre de Jesús, oró juntamente con los discípulos, a Simón Pedro le tuvieran reservado un puesto especial…
     …la Providencia llevó a Pedro a Roma. Por tanto, tenemos el camino desde Jerusalén, Iglesia naciente, hasta Antioquía, primer centro de la Iglesia procedente de los paganos, y todavía unida con la Iglesia proveniente de los judíos. Luego Pedro se dirigió a Roma, centro del Imperio, símbolo del "Orbis" -la "Urbs" que expresa el "Orbis", la tierra-, donde concluyó con el martirio su vida al servicio del Evangelio. Por eso, la sede de Roma, que había recibido el mayor honor, recogió también el oficio encomendado por Cristo a Pedro de estar al servicio de todas las Iglesias particulares para la edificación y la unidad de todo el pueblo de Dios. Así, la sede de Roma, después de estas emigraciones de san Pedro, fue reconocida como la del sucesor de Pedro, y la "cátedra" de su obispo representó la del Apóstol encargado por Cristo de apacentar a todo su rebaño. Lo atestiguan los más antiguos Padres de la Iglesia, como por ejemplo san Ireneo, obispo de Lyon, pero que venía de Asia menor, el cual, en su tratado Contra las herejías, describe la Iglesia de Roma como «la más grande, más antigua y más conocida por todos, que la fundaron y establecieron los más gloriosos apóstoles Pedro y Pablo»; y añade: «Con esta Iglesia, a causa de su origen más excelente, debe necesariamente estar de acuerdo toda la Iglesia, es decir, los fieles de todas partes». A su vez, un poco más tarde, Tertuliano afirma: «¡Cuán feliz es esta Iglesia de Roma! Fueron los Apóstoles mismos quienes derramaron en ella, juntamente con su sangre, toda la doctrina». Por tanto, la cátedra del Obispo de Roma representa no sólo su servicio a la comunidad romana, sino también su misión de guía de todo el pueblo de Dios.
     Celebrar la "Cátedra" de san Pedro, como hacemos nosotros, significa, por consiguiente, atribuirle un fuerte significado espiritual y reconocer que es un signo privilegiado del amor de Dios, Pastor bueno y eterno, que quiere congregar a toda su Iglesia y guiarla por el camino de la salvación…
¿Se puede aprender a orar?
P. Pedro Barrajón, L.C.


    
      La oración no es una técnica y sin embargo es útil seguir determinadas reglas para que salga bien. Si mi mente divaga, si mi corazón está lleno de cosas mundanas, si mis afectos me hacen estar demasiado apegado a cosas que no son Dios, entonces me será difícil dedicarme por completo y con fruto a la oración.
     Hay que decir que la oración mental sí se puede aprender pero en cierto sentido cada día hay que volver a empezar. Por ello es muy importante no desanimarse porque a veces se tendrá la impresión del nadador que parece no moverse en el agua y que tiene la impresión de que nunca llegará a la orilla; y esto puede creer en el corazón desazón y descorazonamiento.
     Es muy conveniente conocerse para saber cuáles son los momentos del día en los que con mayor facilidad podemos entrar en oración. De modo normal en la mañana antes de ir al trabajo es un tiempo sereno y tranquilo o en la noche después del trajín del día. A veces incluso a mitad del día en alguna pausa del trabajo. Lo importante es saber ritmar nuestra vida de momentos de oración, hacerla presente en nuestra vida como el aire que respiramos: aprender a rezar antes y después de las comidas, a persignarse cuando se pasa delante de una iglesia, a dedicar un momento al día para leer la Palabra de Dios, a detenerse al medio día para rezar el Angelus, a dedicar un momento de recogimiento antes de comenzar un trabajo, una actividad, un estudio.
     Algo que se puede ir aprendiendo, aunque con mucha paciencia es lo que se llama el recogimiento, es decir, esa actitud de la mente que sabe estar en paz consigo misma, que se prepara para dedicarse a pensar en Dios presente en el alma, a entrar dentro de sí mismos, a tener lo que se llama vida interior. El recogimiento va unido a una cierta compostura o actitud física externa que nos ayude a recordar que Dios está ahí: el cuerpo debe corresponder al fervor del espíritu.
     En definitiva, sí, la oración es un don divino, pero el hombre puede colaborar, puede ir aprendiendo el arte de orar, cada quien según su forma personal de ser, según su imaginación, su tipo de mente, su voluntad, su historia. Orar es algo muy personal. Existen consejos generales pero la mejor forma de aprender a orar es orando, decidiéndose a esa aventura de penetrar en el mundo de Dios, nuestro Creador, nuestro Señor y nuestro Padre.



La oración pide lo mejor de nosotros mismos

     Hemos dicho en las anteriores reflexiones que la oración es un don y es cierto. Sin Dios nada podemos hacer en el orden sobrenatural. Pero al mismo tiempo no menos verdadero es que Dios necesita de nuestra colaboración, del compromiso de nuestras facultades para hacer fructificar el tesoro de sus gracias.
     La oración es un acto humano. Pide la atención de nuestra mente, el empeño de nuestra voluntad, la participación de nuestros afectos, emociones y sentimientos. No podemos dejar que Dios haga sólo la obra de la oración. Los dones naturales y sobrenaturales que Él generosamente nos ha dado deben contribuir a forjar nuestro espíritu de oración. Hay que reconocer que hoy día vivimos en una cultura que nos inclina hacia lo superficial y fácil, a seguir la ley del mínimo esfuerzo y por ello la concentración en la oración, la profundidad de la misma, la atención se ven con frecuencias comprometidas.
     En la oración hemos de poner todo nuestro ser para que el Señor pueda hacer su obra en nosotros. Con frecuencia la falta de progreso en nuestra vida no depende tanto de la acción divina en nosotros, sino de una actitud nuestra más bien perezosa o poco dinámica en donde el Espíritu puede quedar sofocado porque ha caído la palabra divina en terreno poco profundo (Mt 13, 21). Por ello la oración exige lo mejor de nosotros mismos, lo mejor de nuestro tiempo, de nuestra inteligencia, de nuestra voluntad, de nuestros afectos y sentimientos. Ello exige de parte del hombre una continua purificación de sí mismo y de modo simultáneo una elevación de su ser hacia lo alto. Por ello se dice que la oración se reconoce en el rostro. La persona que ora, sin darse cuenta, se transfigura y también desde un punto de vista humano porque la oración requiere un trabajo sobre sí mismos que eleva al hombre en sus facultades y lo hace ser mejor persona.
     La colaboración que exige la oración puede llegar a elementos muy sencillos y prácticos. El Papa Francisco ha dicho que el amor es concreto. También la oración para que sea eficaz necesita a veces de cosas pequeñas que la van mejorando: anotar, escribir las luces o los puntos de la meditación, adoptar la postura física más conveniente, los momentos y lugares más apropiados.

     Todo esto es un acto de homenaje por nuestra parte al Dios Creador y Salvador con quien entramos en contacto en la oración. La obediencia de la fe que implica toda respuesta a Dios se manifiesta en la disponibilidad del alma a "presentar por la fe la sumisión plena de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad al Dios que revela y entrar así en comunión íntima con El" (Cfr. CCC 154).

sábado, 15 de febrero de 2014

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 16 DE FEBRERO, 6º DEL TIEMPO ORDINARIO

La nueva “justicia”


Mt. 5,20-37     En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os lo aseguro: Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás" y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor". Pues yo os digo que no juréis en absoluto. A vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

Otras Lecturas: Sirácida 58,7-10; Salmo 118; 1 Corintios 2,6-10.


LECTIO:
     El texto que hoy leemos en la Liturgia pertenece a lo que se ha llamado el Sermón de la Montaña, que comienza con la proclamación de las bienaventuranzas.
  Mateo, que escribe, sobre todo, para los judíos convertidos al cristianismo, va contrastando la nueva enseñanza de Jesús con la que enseñaba la Ley del Antiguo Testamento. Jesús nos enseña nuevos modos de vivir como discípulo suyo. Y señala la diferencia entre la Ley antigua y la nueva propuesta de Jesús con los términos: Han oído que se dijo a nuestros antepasados… Pero, yo os digo.
   En estos pocos versículos Jesús aborda algunos temas importantísimos: la cólera, las disputas, la concupiscencia, el divorcio y la honestidad. La enseñanza de Jesús ilustra nuestra necesidad de controlar los pensamientos y las emociones antes de que se traduzcan en acciones externas. Para dejar esto bien claro, exagera deliberadamente. Por eso, sacarte un ojo o cortarte la mano derecha no son acciones que deban tomarse al pie de la letra, sino que ponen de relieve lo radicales que debemos ser frente a los pensamientos que pueden llevarnos a apartarnos de Dios. El pecado es algo con lo que no podemos vivir. Debemos eliminarlo de raíz, pues nos separa de Dios y de los hermanos.
     El Evangelio nos invita a vivir en fidelidad: a Dios, a la Palabra, a los hermanos, a nosotros mismos, a nuestros compromisos bautismales. Vivir en fidelidad es vivir en armonía y paz, en aceptación y comprensión, en constancia y perseverancia.

MEDITATIO:
El texto evangélico quiere destacar que Jesús quiere, por encima de lo que “se dijo”, que busquemos un nuevo estilo de vida.
¿La expresión de Jesús “pero yo os digo” hace cambiar tu corazón por encima de “se dijo”? ¿Cómo entiendes la vida cristiana? ¿Te contentas con cumplir solo lo que “se dijo“?
¿Cuál de los temas que menciona Jesús te plantea mayor dificultad?
¿Cómo te enfrentas con los pensamientos y emociones que te separan de Dios y los hermanos?
¿Te colocas ante el Señor con la conciencia abierta y disponibilidad total para escuchar su mensaje?

ORATIO:
     El Evangelio nos invita a obedecer la ley del Señor con todo el empeño personal.
     Abandónate en las manos del Señor, pues ni un solo cabello podemos cambiar, si no está Él. Pon tu confía en Dios.
     Pídele a Jesús que te ayude a eliminar de tu interior todo egoísmo y soberbia; todo lo que te aparta de Él.
     Señor, enséñame a ser humilde y a estar disponible y abierto a hacer su voluntad

CONTEMPLATIO:
     Confronta tu vida con el mensaje de este texto del Evangelio. Jesús, no solo prohíbe el homicidio, también veda la ira, los insultos, las injurias, es decir, se deben evitar los pecados y faltas externas e internas, como las ofensas, la rabia, agravios y ultrajes.
     Hoy te invita Jesús a superar el legalismo y la rutina, el “se dijo“, y te anima a dejarte fascinar por el mensaje del Evangelio; “pero yo os digo”.
     Déjate transformar por el amor de Dios, para cambiar la vida, convertirte, y vivir la vida desde Jesús.
ES ABSURDO DECIR QUE SIGUES A CRISTO PERO NO A SU IGLESIA
FRANCISCO, pp  


…el cristiano no es una persona a la que se bautiza y luego “sigue por su cuenta” en solitario… pertenece a un pueblo, al pueblo de Dios, que es la Iglesia, y que por tanto no se puede seguir a Cristo al margen de ella.

 No se entiende un cristiano sin Iglesia. Y por esto el gran Pablo VI decía que es una dicotomía absurda amar a Cristo sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero no a la Iglesia, estar con Cristo al margen de la Iglesia. No se puede. Es una dicotomía absurda“.

…el Papa recomendó seguir el ejemplo del rey David. Trataba a Dios con confianza y aceptaba con alegría sus decisiones, aunque no le gustaran. “Una persona que no es humilde”, dijo Francisco, “no puede escuchar con la Iglesia, escuchará sólo lo que le apetece”.

TEXTO DE LA HOMILÍA
(Traducción original, Radio Vaticana)

     “El rey David tenía un fuerte sentimiento de pertenencia al pueblo de Dios. Y esto  nos lleva a preguntarnos cuál es nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia, nuestro sentir con la Iglesia y en la Iglesia.
     El cristiano no es un bautizado que recibe el bautismo y luego va adelante por su camino. El primer fruto del bautismo es hacerte pertenecer a la Iglesia, al pueblo de Dios. No se entiende a un cristiano sin Iglesia. Y por esto el gran Pablo VI decía que es una dicotomía absurda amar a Cristo sin la Iglesia; escuchar a Cristo pero no a la Iglesia: estar con Cristo al margen de la Iglesia. No se puede. Es una dicotomía absurda. Nosotros recibimos el mensaje evangélico en la Iglesia y hacemos nuestra santidad en la Iglesia, nuestro camino en la Iglesia. Lo demás es una fantasía o, como él decía, una dicotomía absurda.
     El “sensus ecclesiae” es precisamente el sentir, pensar, querer, dentro de la Iglesia. Hay tres pilares de esta pertenencia, de este sentir de la Iglesia. El primero es la humildad, en la conciencia de estar dentro de una comunidad como una gracia grande. Una persona que no es humilde, no puede sentir con la Iglesia, sentirá lo que a ella le gusta, lo que a él le gusta. Y esta humildad se ve en David. ‘¿Quién soy yo, Señor Dios, y qué cosa es mi casa?’ Con esa conciencia de que la historia de salvación no comenzó conmigo y no terminará cuando yo muera. No, es toda una historia de salvación: yo vengo, el Señor te toma, te hace ir adelante y después te llama y la historia continúa. La historia de la Iglesia comenzó antes de nosotros y seguirá después de nosotros. Humildad: somos una pequeña parte de un gran pueblo, que va por el camino del Señor.
     El segundo pilar es la fidelidad, que va unida a la obediencia. Fidelidad a la Iglesia, fidelidad a su enseñanza, fidelidad al Credo, fidelidad a la doctrina, mantener esta doctrina. Humildad y fidelidad. También Pablo VI nos recordaba que nosotros recibimos el mensaje del Evangelio como un don y debemos transmitirlo como un don, pero no como una cosa nuestra: es un don recibido que damos. Y en esta transmisión ser fieles. Porque nosotros hemos recibido y debemos dar un Evangelio que no es nuestro, que es de Jesús, y no debemos – decía él – convertirnos en propietarios del Evangelio, propietarios de la doctrina recibida, para utilizarla a nuestro gusto”.
     El tercer pilar es un servicio particular, rezar por la Iglesia. ¿Cómo va nuestra oración por la Iglesia?, ¿rezamos por la Iglesia? En la misa, todos los días, ¿pero en nuestra casa, no? ¿Cuándo hacemos nuestras oraciones?. Rezar por toda la Iglesia, en todas partes del mundo. Que el Señor nos ayude a ir por este camino para profundizar nuestra pertenencia a la Iglesia y nuestro sentir con la Iglesia”.


martes, 11 de febrero de 2014

EN LA FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Jornada Mundial del enfermo
Benedicto XVI, pp Emérito

Queridos hermanos y hermanas:
     Hoy la Iglesia recuerda la primera aparición de la Virgen María a santa Bernardita, acaecida el 11 de febrero de 1858 en la gruta de Massabielle, cerca de Lourdes. Se trata de un acontecimiento prodigioso, que ha hecho de aquella localidad, situada en la vertiente francesa de los Pirineos, un centro mundial de peregrinaciones y de intensa espiritualidad mariana. En aquel lugar resuena con fuerza la exhortación de la Virgen a la oración y a la penitencia, como un eco permanente de la invitación con la que Jesús inauguró su predicación en Galilea: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca; convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15).
     Además, aquel santuario se ha convertido en meta para numerosos peregrinos enfermos que, poniéndose a la escucha de María santísima, son invitados a aceptar sus sufrimientos y a ofrecerlos por la salvación del mundo, uniéndolos a los de Cristo crucificado. Precisamente por el vínculo existente entre Lourdes y el sufrimiento humano, el amado Juan Pablo II decidió que, con ocasión de la fiesta de la Virgen de Lourdes, se celebrara también la Jornada mundial del enfermo.
     Bernadette era la primogénita de una familia muy pobre, sin sabiduría ni poder, de salud frágil. María la eligió para transmitir su mensaje de conversión, de oración y penitencia, en total sintonía con la palabra de Jesús: «Porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla» (Mt 11,25). En su camino espiritual, también los cristianos están llamados a desarrollar la gracia de su Bautismo, a alimentarse de la Eucaristía, a sacar de la oración la fuerza para el testimonio y la solidaridad con todos sus hermanos en la humanidad…
De una carta de Sta. Bernardita Soubirous al P. Gondrand
      Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. En seguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario.
     Creyendo engañarme, me restregué los ojos. Metí la mano en el bolsillo para buscar mi rosario. Quise hacer la señal de la cruz, pero fui incapaz de llevar la mano a la frente. Cuando la Señora hizo la señal de la cruz, lo intenté yo también y, aunque me temblaba la mano, conseguí hacerla. Comencé a rezar el rosario, mientras la Señora iba desgranando sus cuentas, aunque sin despegar los labios. Al acabar el rosario, la visión se desvaneció…

     Volví a ir allá durante quince días. La Señora se me apareció como de costumbre, menos un lunes y un viernes. Siempre me decía que advirtiera a los sacerdotes que debían edificarle una capilla, me mandaba lavarme en la fuente y rogar por la conversión de los pecadores. Le pregunté varias veces quién era, a lo que me respondía con una leve sonrisa. Por fin, levantando los brazos y los ojos al cielo, me dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción».

     Mons. Rafael Zornoza presidirá la Eucaristía en nuestra Parroquia de San José de Cádiz este martes 11 de febrero a las 19.00 h.

sábado, 8 de febrero de 2014

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 9 DE FEBRERO, 5º DEL TIEMPO ORDINARIO

SAL Y LUZ

Mt. 5. 13-16    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

Otras Lecturas: Isaías 58,7-10; Salmo 111; 1 Corintios 2,1-15.


LECTIO:
     Este texto forma parte del Sermón de la montaña. Y es como el punto de unión entre la proclamación de las bienaventuranzas y la exposición novedosa de la Ley por parte de Jesús. Los que viven según las bienaventuranzas se dejan iluminar por la Verdad, saborean y entienden la vida y se convierten en sal y luz para los demás.
     La sal sirve para sazonar los alimentos y preservarlos de la corrupción. El Evangelio, bien entendido y vivido, es lo que da sabor a nuestra vida, cada una de nuestras actitudes y actividades.
     El Evangelio contiene la verdadera sabiduría (sabiduría viene de sabor). El que encuentra esta sabiduría ha encontrado el verdadero tesoro, que se oculta a los sabios de este mundo y se les manifiesta a los pequeños. Cristo es la verdadera sal, que da la auténtica sabiduría. Donde no está Cristo, las cosas no tienen su verdadero sentido ni sabor. Si la sal pierde su sabor, ¿con qué se salará? Ya no sirve para nada, sino para tirarla fuera y que la pisen los hombres. El cristiano está para “salar” la tierra, para dar sabor y sentido a la existencia humana.
     La luz es para alumbrar la vida, el camino, la casa. Su finalidad es, sobre todo, alumbrar. El cristiano tiene la misión de ser luz para los demás. Cristo es la luz del mundo. El cristiano, portador de la luz de Cristo, ha de ser testimonio con sus obras y palabras, de la fe que recibió en el bautismo.
     Jesús nos confía la responsabilidad de ser sal, luz, ciudad en lo alto de un monte, a cada cristiano en particular y a la iglesia colectivamente. Tenemos que mostrar el camino, dar sabor y ofrecer un ejemplo en nuestras comunidades
MEDITATIO:
Considera las imágenes utilizadas por Jesús: sal, luz y ciudad sobre un monte. ¿Qué podemos aprender de cada una de ellas en cuanto a la manera de vivir nuestra fe en este mundo?
Si hemos gustado el “sabor” de las bienaventuranzas, la realidad se ve con ojos diferentes. La vida ya tiene otro sabor, otra iluminación.
Los pobres de espíritu, los limpios de corazón, los misericordiosos son los que están preparados para dar otro sentido a la vida propia y a la vida de los otros. El cristiano no es alguien que viva su vida separada de la realidad. Y, ahí, metido en los sucesos diarios, ha de saber ejercer su misión de ser sal y luz.
¿Cómo puedo realizar esta misión? ¿Qué tengo que cambiar en mi vida? Tal vez, en algunas ocasiones, ¿soy sal insípida y luz débil para los demás?
ORATIO:
     Déjate iluminar por la luz de la Palabra. Sazonar por la sal de Jesús. El apóstol Pablo no se avergonzaba de manifestar sus temores y sus angustias.
     Pídele a Dios que te de fuerzas y valentía para ser sal y luz en tu familia, en tu trabajo, en tu comunidad… Dale muchas gracias a Dios por las personas que han sido, y son sal y luz en tu vida.
     Señor, que mis palabras transmitan la Sabiduría de tu Palabra, vivida y transmitida, experimentada y testimoniada.
CONTEMPLATIO:
     Jesús Luz del mundo. Contempla cómo ha iluminado la historia: los sabios, los santos, a todos los que han seguido sus huellas.
     ¿Cómo está Jesús presente en tú vida, en tus acciones… para que seas luz y sal, para iluminar y dar sabor a tu propia existencia y a la vida de los demás?
     La fuerza de la sal está en que no es para sí, sino para ser condimento de la comida. Una persona, un grupo, una comunidad sólo puede ser punto de referencia orientadora si no vive para sí, si va más allá de sí misma.


LA PREEMINENCIA DE LA CARIDAD
DEL BEATO ISAAC DE STELLA


     ¿Por qué, hermanos, nos preocupamos tan poco de nuestra mutua salvación, y no procuramos ayudarnos unos a otros en lo que más urgencia tenemos de prestarnos auxilio, llevando mutuamente nuestras cargas, con espíritu fraternal? Así nos exhorta el Apóstol, diciendo: Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley de Cristo; y en otro lugar: Sobrellevaos mutuamente con amor. En ello consiste, efectivamente, la ley de Cristo.
     Cuando observo en mi hermano alguna deficiencia incorregible -consecuencia de alguna necesidad o de alguna enfermedad física o moral-, ¿por qué no lo soporto con paciencia, por qué no lo consuelo de buen grado, tal como está escrito: Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán? ¿No será porque me falta aquella caridad que todo lo aguanta, que es paciente para soportarlo todo, que es benigna en el amor? Tal es ciertamente la ley de Cristo, que, en su pasión, soportó nuestros sufrimientos y, por su misericordia, aguantó nuestros dolores, amando a aquellos por quienes sufría, sufriendo por aquellos a quienes amaba. Por el contrario, el que hostiliza a su hermano que está en dificultades, el que le pone asechanzas en su debilidad, sea cual fuere su debilidad, se somete a la ley del diablo y la cumple.
     Seamos, pues, compasivos, caritativos con nuestros hermanos, soportemos sus debilidades, tratemos de hacer desaparecer sus vicios. Cualquier género de vida, cualesquiera que sean sus prácticas o su porte exterior, mientras busquemos sinceramente el amor de Dios y el amor del prójimo por Dios, será agradable a Dios.
     La caridad ha de ser en todo momento lo que nos induzca a obrar o a dejar de obrar, a cambiar las cosas o a dejarlas como están. Ella es el principio por el cual y el fin hacia el cual todo debe ordenarse. Nada es culpable si se hace en verdad movido por ella y de acuerdo con ella.

     Quiera concedérnosla aquel a quien no podemos agradar sin ella, y sin el cual nada en absoluto podemos. 

martes, 4 de febrero de 2014




AVISO PARA ADORADORAS/ES DEL TURNO NÚM. 5 
DE MARÍA AUXILIADORA Y SAN JOSÉ

IGLESIA DE SAN JOSÉ - Cádiz  Extramuros


REUNIÓN PREPARATORIA,  LUNES 10 DE FEBRERO, A LAS 19,00 HORAS EN EL SALÓN PARROQUIAL.
   
VIGILIA DE ADORACIÓN MARTES 11 DE FEBRERO, EN EL TEMPLO PARROQUIAL, Y A LAS 20,00 HORAS  JUNTO CON LA SANTA MISA.
(Previamente rezo del SANTO ROSARIO dirigido por una adoradora del Turno)

Porque anochece ya,
porque es tarde, Dios mío…
porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa;
bendice el pan y el vino…
                                    ¡Quédate al fin conmigo!                     (Ernestina de Champourcin)

… Dios mío, aquí estás, vengo a adorarte, alabarte, bendecirte, darte gracias, amarte y hacerte compañía con los ángeles…    (San Juan Mª Vianney)


Misa y Vigilia aplicadas por nuestro hermano adorador Rvdº. P. Mateo Silva en el aniversario de su marcha al Padre.

 AVISO:     De conformidad con lo preceptuado  en el artº 43b del Reglamento de la Adoración Nocturna Española, regulador de sus Estatutos, próximamente serán propuestos para renovación los cargos de Presidente y Secretario del Turno por haber transcurrido el tiempo reglamentario desde su elección y una vez informado el Consejo Parroquial.