TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

viernes, 27 de diciembre de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 29 DE DICIEMBRE DEL 2019, FESTIVIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA - (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«LEVÁNTATE, TOMA AL NIÑO Y A SU MADRE Y HUYE A EGIPTO»


Mt. 2.13-15, 19-23

        Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto».
      Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño». Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.

Otras Lecturas: Eclesiástico 3, 2-6.12-14; Salmo 127; Colosenses 3, 12-21

LECTIO:
     Dios es familia. Es Trinidad es comunidad. Es Amor que se hace pasión como familia para la salvación del mundo. En pleno corazón de la Navidad la Sagrada familia nos habla de que Dios quiso nacer en una familia y ser acunado en las noches de invierno con la ternura de María y el cuidado de José…
     La huida a Egipto para cuidar al tesoro de su vida que es Jesús, nos advierte que sus vidas... como las nuestras no será un camino de rosas. Aceptar tener que huir, salir de su propio país para poder subsistir, ser emigrante, tener que vivir ocultos por miedo a los poderosos, nos habla de una historia que se repite. Solo vivir una vida de familia, que es el lugar y el espacio donde se nos quiere no por lo que tenemos, sino por lo que somos. (+ Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres)

MEDITATIO:

     La liturgia hoy nos invita a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. De hecho, cada pesebre nos muestra a Jesús junto a la Virgen y San José en la gruta de Belén. Dios ha querido nacer en una familia humana, ha querido tener una madre y un padre como nosotros.” (Papa Francisco)
     La huida a Egipto a causa de las amenazas de Herodes nos muestra que Dios está allí donde el hombre se encuentra en peligro, donde el hombre sufre, donde se escapa, donde experimenta el rechazo y el abandono; pero también está donde el hombre sueña, espera regresar a su patria en libertad, proyecta y elige a favor de la vida y la dignidad de sí mismo y de sus familias.” (Papa Francisco)
     Hoy nuestra mirada sobre la familia se deja atraer también por la simplicidad de la vida que ésta lleva en Nazaret. Es un ejemplo para nuestras familias que les ayuda a convertirse cada vez más en comunidades de amor y reconciliación, en las que se experimenta la ternura, la ayuda mutua, el perdón mutuo.” (Papa Francisco)

ORATIO:

     Señor Dios, nuestro mundo y también nuestra Iglesia tienen necesidad de reencontrar la unidad y la armonía en muchas familias a ejemplo de la santa familia de Nazaret, para que la paz de Dios se manifieste en ellas, superando discordias, rupturas, incomprensiones y dificultades de todo tipo.

Señor, que en nuestras familias, en nuestros grupos
y comunidades tengamos tiempo para escucharnos,
y  fortalecer nuestra fe y nuestras relaciones.

CONTEMPLATIO:
«José, levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto»

     Si es sorprendente que Dios se haya hecho hombre, …sorprende aún más que Dios también haya querido tener una familia y que en ella su Hijo haya hecho su proceso de crecimiento y maduración como persona, como lo hacemos cualquiera de nosotros. Esto nos hace ver el valor que tiene la familia, ese ámbito de crecimiento espiritual y en valores, de afianzamiento personal de amor, de cariño y formación.
     En este pasaje vemos el de José y de María que dóciles al mensaje del ángel protegen al niño del peligro para que nada le afecte.  Una actitud así, es todo un proyecto para los padres, para estar atentos a los peligros que pueden tener sus hijos y cuidarlos y ser capaces de hacer hasta lo imposible para que nada les suceda.
     Reflexionemos con alegría este pasaje, para valorar el don que el Señor tuvo de tener una familia. Que esto nos ayude a valorar nosotros el don que tenemos al tener también nosotros una familia que nos quiere, que nos acompaña, que palpita con nuestra vida, que vive pendientes de nosotros, que vive por nosotros.



    La familia de Nazaret, en cuanto realidad humana asumida y renovada por la encarnación del Verbo, se transforma no sólo en un lugar donde se hace presente de modo único y especial el misterio de la Trinidad, sino también en un símbolo, en la representación más perfecta, en un icono, que hace presente, vivos y operantes el amor y la fecundidad de Dios… Jesús, María, José, la santa familia de Nazaret, son el centro del designio salvífico de Dios, el centro de la Nueva Alianza. Pertenecen a la plenitud de los tiempos. En esta familia de Jesús, donde se refleja admirablemente la vida de comunión, de amor de la Trinidad divina, los hombres reanudan el diálogo primitivo con Dios, retoman la armonía conyugal y familiar y de hermandad. (J. M. Blanquet).

jueves, 26 de diciembre de 2019

CONVOCANDO VIGILIA GENERAL EXTRAORDINARIA DE FIN DE AÑO


DECÁLOGO PARA LA FE EN NAVIDAD


-    Vive con ENTUSIASMO estos días de Navidad: ¡Dios ha bajado a la tierra!
   Envía un SMS y pon: “Dios ha nacido: feliz Navidad”. Remite por tu correo electrónico felicitaciones pero con escenas religiosas.

2º-   EXTERIORIZA públicamente lo que crees y sientes: ¡Cristo ha nacido! Cuelga en el exterior de tu casa un símbolo cristiano. Al mirar hacia tu casa, algunos dirán, “ahí se nota que vive un cristiano”.
■   Para recuperar la salud de la Navidad, en este Año de la Fe, hemos de posibilitar también la espiritual de cada uno.

3º-    Tú, como Jesús, también te puedes hacer pequeño en estos días y ser la alegría de alguien.
■   Visita algún enfermo, ejerce la caridad, ayuda en alguna residencia de ancianos.

4º-    DEMUESTRA la alegría cristiana de estos días.
■   No olvides cantar villancicos en la sobremesa de la nochebuena o siempre que tu familia esté reunida.

5º-   ILUMINA, además de tu interior, el exterior de tu domicilio.
■   Dios, que está en ti, también habla a través de lo que tú haces o enmudece cuando no te atreves a hablar en su nombre.

6º-    QUE NO FALTE EL BELÉN, o por lo menos la figura del Niño Jesús, en tu hogar. La imagen del Niño, en Navidad, es tan imprescindible como un balón en un partido de futbol.
■   ¡Cuántos hay que juegan a la Navidad “sin el esférico de Jesús de Nazaret”!

7º-    PARTICIPA en las celebraciones de tu parroquia. Ofrécete para los distintos ministerios.
■   Tú, como los pastores, también puedes entregar algo de tu pan, leche o miel. Recuerda que, una fe sin obras, es una fe muerta.

8º-   ADORA al Señor. Visita diferentes belenes instalados en parroquias, plazas o lugares públicos. Explica a tus pequeños, si los tienes, el sentido de la Navidad.
■   Reza y bendice la mesa. No olvides que, el amor de Dios, también se manifiesta en aquellos bienes que pone a nuestra disposición.

9º-     REZA con emoción contenida, ante la llegada de un Dios tan divino y humano. ¿Sirve algo una mesa en la que no se coma? ¿Sirven de algo unas navidades en las que no se rece?
■   La oración es el fuego que mantiene cálido el Misterio de la Navidad. Sin oración, un pesebre, una belén…quedan huérfanos. Les falta el valor divino.

10º- FELICITA, con lenguaje y símbolos cristianos, el acontecimiento que es la razón y el ser de estos días: ¡DIOS HA NACIDO! ¡ALELUYA!
■   Evita expresiones como “Felices Fiestas” o “Felices días”. Como cristianos, nuestro mensaje, ha de ser el siguiente: “Dios ha nacido; feliz Navidad” “Feliz Navidad y que Dios te bendiga.” ¿O no te atreves?

sábado, 21 de diciembre de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 22 DE DICIEMBRE DEL 2019, 4º DE ADVIENTO - (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

« JOSÉ HIZO LO QUE LE HABÍA MANDADO EL ÁNGEL »


Mt. 1,18-24


     El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
     José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.
     Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa «Dios-con-nosotros». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.


Otras Lecturas: Isaías 7, 10-15.20; Salmo 23; Romanos 1, 1-7

LECTIO:
     En el cuarto domingo de adviento estamos tocando con las manos el misterio cercano del nacimiento del Señor. La Navidad se echa encima, estamos a las puertas. Este cuarto domingo es el domingo mariano por excelencia. Y junto María, está José en este gran misterio.
     Ya desde antiguo fue anunciado que el Mesías nacería de una virgen y nacería virginalmente. Así lo recuerda la primera lectura de este domingo, tomada del profeta Isaías. Era como un sueño, que se ha hecho realidad en la historia, en María. María es la madre de Jesús, permaneciendo virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Madre y virgen. La atención se centra en ella cuando estamos a las puertas de la Navidad, porque en su vientre viene hasta nosotros el Hijo de Dios hecho hombre…
     María y José, cada uno a su manera, son prototipo de esta colaboración en los planes de Dios. Uno y otro acogen la buena noticia con corazón fiel, y ponen su vida entera al servicio del misterio de la encarnación. Y sus vidas no fueron estériles por eso. Al contrario, representan la mayor fecundidad que una persona humana ha podido tener. María es la bendita entre todas las mujeres, a la que todas las generaciones felicitarán. Ella es el personaje más importante en la obra redentora, más que los apóstoles, más que cada uno de nosotros por mucho que hagamos. Y junto a ella, José, sin el que todo este misterio hubiera sido inviable históricamente. También él pone su vida al servicio de este gran misterio, y eso le ha merecido ser protector y cuidador de generaciones y generaciones, patriarca de la Iglesia. (+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba)


MEDITATIO:
     La liturgia de hoy está caracterizada por el tema de la proximidad, la cercanía de Dios a la humanidad. El pasaje del Evangelio nos muestra a las dos personas que más que cualquier otra están envueltas en este misterio de amor: la Virgen María y su esposo José. Misterio de amor, misterio de cercanía de Dios con la humanidad. (Papa Francisco)
     “La Virgen concebirá y dará a luz un hijo». El Hijo de Dios “viene”  para convertirse en hombre. Así Dios se ha acercado al ser humano tomando la carne de una mujer… El otro protagonista del Evangelio de hoy es San José… en aquel momento de la duda, también del miedo, Dios se le acerca con un mensajero suyo y él es iluminado sobre la naturaleza de aquella maternidad: “porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo”. Así, frente al evento extraordinario, que ciertamente suscita en su corazón tantas interrogantes, se confía totalmente en Dios que se le acerca y, siguiendo su invitación… la toma consigo y la desposa. (Papa Francisco)
     Estas dos figuras, María y José, que han sido los primeros en acoger a Jesús mediante la fe, nos introducen en el misterio de la Navidad. María nos ayuda a colocarnos en actitud de disponibilidad para acoger al Hijo de Dios en nuestra vida concreta, en nuestra carne. José nos insta a buscar siempre la voluntad de Dios y a seguirla con total confianza. Ambos están dispuestos para acercarse a Dios. (Papa Francisco)

ORATIO:
 No permitas, Señor, que pasen desapercibidos estos signos preciosos de tu presencia… Al contrario, refuerza y guarda en nosotros la fe obediente del justo José.

José, el justo, el hombre de Dios, intercede por nosotros,
para que como Tú tengamos la docilidad que tuviste,
para saber decirle al Señor: SÍ

CONTEMPLATIO:
«José hizo lo que le había mandado el Ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer»
      Estamos ya en las puertas de la Navidad, y a nosotros se nos ha anunciado esta Buena noticia prome­tida antiguamente por los profetas.
     No sólo… para Israel, sino para todos y para siempre, Yahvéh dejará de ser un Dios Altísimo (en cuanto lejano) para ser un Dios-con-nosotros, un Dios que ha querido acam­parse en nuestro suelo, hablar nuestro lenguaje, sufrir nuestros do­lores y gozar nuestras alegrías
     Él es Dios y con-nosotros, es el Emmanuel. Ojala que descubramos que jamás molestamos a un Dios que ha querido amarnos hasta la convivencia, hasta la coexistencia, hasta ser-estar con nosotros.
     Y ojala nos conceda tratarnos entre nosotros como somos tratados por Él: que acogiendo y contemplando al Emmanuel, al Dios-con-nosotros, podamos a nuestra vez ser también nosotros hermanos-entre-herma­nos siendo verdaderamente hijos ante Él. (+Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo)




   El nombre de Jesús es nombre divino, anunciado a María de parte de Dios por el arcángel san Gabriel; y por esto dijo san Pablo, que era nombre sobre todo nombre, en el que solamente se halla la salvación. Este nombre es comparado por el Espíritu Santo al aceite, por la razón, dice san Bernardo, de que así como el aceite es luz y comida, y también medicina; así el nombre de Jesús es luz para el entendimiento, alimento para el corazón y medicina para el alma. (San Alfonso María de Ligorio)


miércoles, 18 de diciembre de 2019

ANTÍFONAS DE ADVIENTO O ANTÍFONAS MAYORES


     Las antífonas de Adviento o de la O (así llamadas porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh».) son siete, y la Iglesia las canta antes y después del Magnificat con el Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.
     Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del Antiguo Testamento como de la Iglesia del Nuevo. Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento, pero entendido con la plenitud del Nuevo. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.
  Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven».
  Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.


1.-¡Oh, Sabiduría!, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad: ven y muéstranos el camino de la salvación.
     O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodisti, attingens a fine usque ad finem, fortiter suaviterque disponens omnia: veni ad docendum nos viam prudentiae.


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Isaías había profetizado:
·         «Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh.» Is. 11:2-3
·          «[...] trazar un plan maravilloso, llevar a un gran acierto.» Is. 28-29

2.-¡Oh Poderoso Señor!, jefe de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza encendida, y le diste tu Ley sobre el monte Sinaí! ¡Ven a rescatarnos con el poder de tu brazo.
     O Adonai et dux domus Israel, qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti, et ei in Sina legem dedisti: veni ad redimendum nos in brachio extento.


Isaías había profetizado:
·         «Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.» Is. 11:4-5
·          «Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey: él nos salvará. Is. 33:22

3.-¡Oh Renuevo del tronco de Jesé!, que te alzas como un signo para los pueblos; ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones: ven a librarnos, no tardes más.
     O Radix Jesse, qui stas in signum populorum, super quem continebunt reges os suum, quem gentes deprecabuntur: veni ad liberandum nos, jam noli tardare.


Isaías había profetizado:
·         «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.» Is. 11:1
·         «Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.» Is. 11:10
   Jesé era el padre del rey David, y Miqueas había profetizado que el Mesías provendría de la casa y del linaje de David y que nacería en la ciudad de David, Belén. Miq. 5:1 

 4.-¡Oh Llave de David! y Cetro de la casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
     O Clavis David, et sceptrum domus Israel; qui aperis, et nemo claudit; claudis, et nemo aperit: veni, et educ vinctum de domo carceris, sedentem in tenebris, et umbra mortis.


Isaías había profetizado:
·         «Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá.» Is. 22:22
·         «Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.»  Is. 9:6

5.-¡Oh Sol! que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
   Oh Oriens, splendor lucis aeternae et sol iustitiae: veni et illumina sedentem in tenebris et umbra mortis. 


Isaías había profetizado:
·         «El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos.»  Is. 9:1-2

6.-¡Oh Rey de las naciones! y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo: ven y salva al hombre, que formaste del barro de la tierra.
    O Rex gentium, et desideratus earum, lapisque angularis, qui facis utraque unum: veni, et salva hominem, quem de limo formasti.


Isaías había profetizado:
·         «Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre "Maravilla de Consejero", "Dios Fuerte", "Siempre Padre", "Príncipe de Paz".» Is. 9:5
·          «Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra.»  Is. 2:4

7.-¡Oh Dios!, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.
     O Emmanuel, Rex et legifer noster,  exspectatio Gentium, et Salvator earum: veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.

Isaías había profetizado:
·         «Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.»  Is. 7:14

     Unamos a la oración un recogimiento mayor, una vigilancia más continua; descendamos con más frecuencia al fondo de nuestra alma, a fin de purificarla y embellecerla pensando que debe ser la cuna del Niño divino. Sin embargo, la grande preparación  es renunciar al pecado, al pecado mortal especialmente, pues ¿qué puede haber de común entre el Hijo de María y un corazón manchado de iniquidades?
     Escuchemos a san Carlos exhortando a su pueblo a santificar el Adviento, y apropiémonos de las palabras del gran Arzobispo: “Durante el Adviento debemos prepararnos para recibir al Hijo de Dios que abandona el seno de su Padre para hacerse hombre, y platicar nosotros; es preciso destinar un poco del tiempo que consagramos a nuestras ocupaciones a meditar en silencio sobre las preguntas siguientes: ¿Quién es el que viene? ¿De dónde viene? ¿Cómo viene? ¿Cuáles son los hombres para los que viene? ¿Cuáles son los motivos y cuál debe ser el fruto de su venida? Cifremos en él nuestras aspiraciones todas a imitación de los justos y Profetas del Antiguo Testamento que por tanto tiempo le esperaron, y para abrirle el camino de nuestro corazón purifiquémonos por medio de la confesión, el ayuno y de la comunión.