TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 18 de julio de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 19 DE JULIO DEL 2020, 16º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)


«… EL QUE TENGA OÍDOS QUE OIGA»


Mt. 13. 24-43

     En aquel tiempo, Jesús les propuso otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”.
   Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. Pero él les respondió: “No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».   
       Les propuso otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; 32 aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».
       Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».  Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».
       Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo».  Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

Otras Lecturas: Sabiduría 12,13.16-19; Salmo 85; Romanos 8,26-27.

LECTIO:
     Este domingo nos presenta el Evangelio tres parábolas sobre el Reino, que son una especie de "biografía religiosa" de cada hombre y cada pueblo.
    La primera de las parábolas nos pone ante una realidad dema­siado cotidiana que es fácilmente reconocible si nos observamos a nosotros mis­mos y a nuestro derre­dor. Junto a las semillas de gracia, de bondad y amor, de jus­ticia y paz, de li­bertad y verdad... hay otras semillas ex­trañas e incluso opuestas: violencia, egoísmo, frivolidad, maldad, injus­ticia, mentira y esclavitud...
     Podemos caer en la tentación de los criados de la parábola: arrancar las semillas de la malaventuranza in­feliz del enemigo Satán, para que sólo crezcan las de la bienaventuranza dichosa del amigo Dios.
     ¡Qué difícil coexistencia la del trigo y la cizaña, la de la gracia y el pe­cado! Dios trabaja incansablemente por nuestra felicidad, pero no es el único "obrero" en nuestro campo…
     Por amor al trigo hay que saber convivir vigilantes con la cizaña: sin escandalizarse pero sin bajar la guardia, sin maldecir pero sin creer que todo da lo mismo... (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo).

MEDITATIO:
     La parábola del trigo y la cizaña afronta el problema del mal en el mundo y pone de relieve la paciencia de Dios... el mal que hay en el mundo no proviene de Dios, sino de su enemigo, el Maligno. El maligno va de noche a sembrar la cizaña, en la oscuridad, en la confusión; él va donde no hay luz para sembrar la cizaña. Es astuto siembra el mal en medio del bien, de tal modo que es imposible a los hombres separarlos claramente; pero Dios, al final, podrá hacerlo. (Papa Francisco)
   Dios mira el «campo» de la vida de cada persona con paciencia y misericordia: ve mucho mejor que nosotros la suciedad y el mal, pero ve también los brotes de bien y espera con confianza que maduren.   Dios es un padre paciente, que nos espera siempre y nos espera con el corazón en la mano para acogernos, para perdonarnos. Él nos perdona siempre si vamos a Él. (Papa Francisco)
     Al final, en el tiempo de la cosecha, es decir del juicio… Al final todos seremos juzgados con la misma medida con la cual hemos juzgado: la misericordia que hemos usado hacia los demás será usada también con nosotros. (Papa Francisco)

ORATIO:
  Señor, danos el Espíritu de vigilancia, que no nos asalte el malvado; haznos fuertes en la tentación y humildes en la reprensión de nuestras caídas. Haz que no pretendamos de los otros una perfección que ni nosotros mismos tenemos; danos ojos que sepan ver, además de la cizaña, la buena semilla; concédenos un corazón que sepa amar como el tuyo, con humildad y paciencia incansable.

Señor, concédeme un corazón como el tuyo,
paciente, comprensivo, que sepa amar
 y ayudar al que desfallece y cae.


CONTEMPLATIO:
     Alguno pensará que el Señor se entretiene en contarnos cosas sin importancia… el Señor tiene una pedagogía muy especial y nos tiene acostumbrados a decirnos cosas muy grandes utilizando un lenguaje sencillo…
     Esta sencilla parábola es para pensarla. Todos sabemos que el mal existe, que hay quienes se mueven con intenciones de hacer el mal, de impedir que crezca el proyecto de Dios…  no está puesta por casualidad, responde a la experiencia que vive la comunidad que ya tiene experiencia del mal en su seno. La solución que se nos ocurre a nosotros es la de arrancar toda la cizaña de una vez, pero la que se le ocurre a Dios es otra, la de esperar, porque sin paciencia podría salir dañado el trigo. La razón es que no siempre es posible distinguir con claridad, es posible que algo bueno del hombre fácilmente se tenga por malo y Jesús lo soluciona dejando «crecer» y dejar la separación para el final de los tiempos…
   Dios quiere evitar que nos convirtamos en jueces o verdugos de los demás, a veces por las apariencias o juicios precipitados. Es mejor esperar. Dios espera, es paciente y siempre te da la oportunidad de arrepentirte del mal que hayas podido hacer y convertirte para volver a la casa del Padre. (+ José Manuel Lorca Planes – Obispo de Cartagena)



   «Para que se cumpliese el oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.»  Como si dijera: puesto que primeramente os he hablado por los profetas, ahora en mi propia persona abriré mi boca en parábolas y haré salir del tesoro de mi corazón los misterios que estaban ocultos desde el principio del mundo. (San Gregorio Magno)


viernes, 17 de julio de 2020

CHICLANA  ACOGIÓ ESTE AÑO LA VIGILIA DE LAS ESPIGAS EN EL CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SECCIÓN


     Durante la noche del sábado 11 al domingo 12 de julio se celebró la tradicional Vigilia de las Espigas en la parroquia de la Santísima Trinidad (San Telmo) con motivo de la celebración del CENTENARIO de la fundación de la Sección Chiclanera y presidida por nuestro Obispo Mons. Rafael Zornoza.
    Organizada por el Consejo diocesano de la Adoración Nocturna Española; para agradecer a Dios de manera particular, por tantos años de vida adoradora nocturna como ha cumplido esta Sección gaditana; contó en esta ocasión con la presencia de las Secciones de Cádiz, San Fernando, Barbate, San Roque, Ceuta,  y Chiclana de la Frontera que ejerció de anfitriona.


   Despuntando el alba, el Rvd. D. Guillermo Domínguez, Consiliario diocesano de la Adoración Nocturna, impartía la Bendición Eucarística - (en esta ocasión desde el interior del templo por las obligaciones administrativas con ocasión de la pandemia de covid-19) -  sobre el mar y los campos de nuestra diócesis y sobre toda la actividad humana que, gracias a la Providencia, hace posible que de los “frutos del mar, de  la tierra y del trabajo del hombre” podamos obtener lo necesario para nuestro sustento.
   Culminaba así la Vigilia de las Espigas 2020, que en unas circunstancias tan especiales  de emergencia sanitaria, y en la que se hizo memoria de las victimas por la epidemia, se puso un sentido  broche de oro al centenario fundacional, que había comenzado la noche anterior sobre las 23.30 horas (también sin la tradicional procesión de Banderas por las calles de la localidad) - con la celebración de la Santa Misa presidida por nuestro Obispo Mons. Rafael Zornoza y concelebrada por D. Guillermo, Consiliario diocesano, y acompañados en esta ocasión por D. Alberto Fernández, párroco de San Telmo y Sacerdote vinculado a la Obra.


     En su homilía, D. Rafael, tras felicitarnos cordialmente por este CENTENARIO, nos  exhortó a -“ recapitular en nosotros mismos para adquirir una responsabilidad mayor en nuestra Fe, en el amor a Jesucristo y en la transmisión de la Fe […]  
      Marcados por esta pandemia que nos ha hecho recapacitar en la fragilidad de nuestra vida y ver que nuestra autosuficiencia, esta moderna doctrina de individualismo, no nos lleva a ser más dueños de nosotros mismos, al contrario, nos damos cuenta de que somos más frágiles… y que al final quien nos salva es la generosidad de los otros, … de las familias que son el recurso humano más elemental […]
   Mirando el panorama del mundo exterior debemos abrir nuestro corazón a esa perseverancia que nos obliga a ir más allá, siendo apóstoles y evangelizadores, portadores del evangelio de Jesucristo, de su amor a los demás[…]  Somos adoradores para ser intercesores por los demás, para poner sus necesidades delante de Cristo y para que nuestras noches de adoración sean noches de súplica, de petición, por aquellos dolores, penalidades, carencias… y después, inspirados en este trato íntimo con Jesús, ir al mundo entero invitando a los demás a encontrarse con Él … ”.-


      Tras los turnos de vela al Santísimo Sacramento, que ocupó toda la noche, se continuó con el rezo del Santo Rosario y la oración de Laudes, finalizando, en esta ocasión y debido a las medidas sanitarias con la bendición de mar y los campos, desde el Altar mayor del templo parroquial.
     Fue una noche realmente santa, con Jesús Sacramentado como único centro de nuestra vela; aprendiendo de Él, fuente del amor divino, cómo hemos de mirar a nuestro prójimo con ojos de misericordia y compasión fraterna. Haciendo nuestros sus anhelos y sufrimientos, y pidiendo la luz y la fuerza que nos ayuden a “no pasar nunca de largo ante el sufrimiento humano”.


     Con el canto de la Salve y la despedida por nuestro Consiliario Diocesano, en la que se agradeció expresamente a la Sección de Chiclana y a su párroco D. Alberto toda su disponibilidad y las esmeradas atenciones recibidas, se puso rumbo a las poblaciones de destino con un obsequio que nos hará recordar durante mucho tiempo este sentido CENTENARIO.
         

PARA EL DIALOGO Y LA MEDITACIÓN


JULIO: DESDE EL CUARTO DE GUARDIA

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar


LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS


marco para esta noche de junio.

     Mes de julio, NO hay mal que por bien no venga. El coronavirus nos ha puesto vuelta al aire gran parte de nuestras rutinas. Ya sé que nuestro corazón mariano se alegra con la advocación a Nuestra Señora del Carmen, sus procesiones por ejemplo las marineras. Siempre bajo la protección de María, pero sobre todo esta noche, porque os voy a proponer que en esta vigilia hagamos un viaje maravilloso a Tierra Santa. ¿No es julio un mes propicio para todo tipo de viajes? El coronavirus nos invita a ser prudentes, a no alejarnos mucho no vaya a ser que no nos dejen desembarcar y tengamos que quedarnos en cuarentena a las orillas de El Lago de Tiberíades, es un decir. 
     Que no, que no tenemos que salir de casa ni de nuestro pueblo. Vamos a la Tierra Santa del Sagrario, a pasar la noche en Betania, donde Jesús, vive como vecino el más ilustre de nuestra comunidad. En aquella entrañable Tierra Santa, emocionados y agradecidos, aprendemos lo que Cristo HIZO por nosotros. En esta Tierra Santa del altar, podemos descubrir, con el corazón, lo que Jesús HACE por cada uno de nosotros, desde su locura de enamorado. Esta noche todos a Betania con un solo propósito:
     “¡Oh, Jesús mío!, dadme a conocer la grandeza del amor que me tienes, a fin de que a vista de tanto incendio de caridad, crezca en mí cada vez más el deseo de amaros y de difundirlo a todos, a todos, a todos!”

2º una oración jaculatoria al espíritu santo, para que nos encienda en amores.

     Necesitamos al Espíritu Santo. La Adoración Nocturna inicia las vigilias con la invocación al Espíritu Santo. “Ven” le suplicamos. Una sola palabra como impulso de fervor para esta noche: “Et creabuntur”. Sí, sí: volver a nacer (Nicodemo) El Espíritu nos tiene que crear por dentro de nuevo. Vida, no rutina 

3º un texto de un santo o de la iglesia que nos inicie en la oración meditativa.

   San Alfonso María de Ligorio: “Visitas al Santísimo-día 23”
No necesitamos añorar el haber podido conocer a Nuestro Señor en su vida terrenal.
Está vivo entre nosotros. No a tiro de piedra, sino a tiro de enamorados. Oiga: que el Señor, está ahí; que ha venido el Amo, que Dios es nuestro vecino. Está en Betania, entre amigos.
   “Padecen muchos cristianos grandes fatigas y se exponen a innumerables peligros por visitar los lugares de la Tierra Santa en que nuestro amabilísimo Salvador nació, padeció y murió. No necesitamos emprender tan largo viaje, ni exponernos a tales riesgos; cerca tenemos al mismo Señor, el cual habita en la iglesia a pocos pasos de nuestras casas. Pues si los peregrinos tienen por gran ventura, como dice San Paulino, traer de aquellos Santos Lugares un poco de polvo del pesebre, o del sepulcro del Señor, ¿con qué fervor no debiéramos nosotros ir a visitarle en el Santísimo Sacramento, donde está el mismo Jesús en persona, sin ser preciso para hallarle correr tantos trabajos ni peligros? 
     Una persona religiosa a quien Dios concedió ferviente amor al Santísimo Sacramento, escribe en una carta, entre otros, estos afectos: "Conozco -dice- que todo mi bien procede del Santísimo Sacramento; y por esta razón me he entregado y consagrado enteramente a Jesús Sacramentado." "Veo que hay innumerables gracias que no se conceden porque no se acude a este Sacramento divino; y veo también el gran deseo que nuestro Señor tiene de dispensarlas por este medio. 
     ¡Oh, Santo misterio! ¡Oh, Sagrada Hostia! ¿Qué cosa habrá fuera de ti en que Dios ostente más su poderío?; porque en esta Hostia está cifrado cuanto Dios por nosotros hizo. "No envidiemos a los bienaventurados; que en la tierra tenemos al mismo Señor, y con más prodigios de su amor. Procurad, pues, que todos aquellos con quienes habléis, se dediquen del todo al Santísimo Sacramento. Hablo de esta suerte, porque este Sacramento me saca fuera de mí. No puedo dejar de hablar del Santísimo Sacramento, que tanto merece ser amado. No sé qué hacer por Jesús Sacramentado." ¡Oh, Serafines cuán dulcemente estáis ardiendo de amor junto al Señor vuestro y mío! Y con todo, no por vuestro amor, sino por el amor que a mí me tiene, quiso el Rey del Cielo quedarse en este Sacramento. Dejad, pues, ¡oh. Ángeles amantes!, que se encienda mi alma; inflamadme en ese vuestro fuego, para que juntamente con vosotros arda yo también. Señor amabilísimo quiero amaros siempre sólo para agradaros.”

Preguntas para el diálogo y la meditación.

■   ¿Por qué es verdad que en Cristo escondido en la Eucaristía –sacrificio, Comunión y Presencia– está todo lo que Hizo en su vida mortal?

■   ¿Por qué no es menos verdad que en Cristo transustanciado en el pan y en el vino  nos muestra todo  lo que HACE, aquí y ahora por nosotros?

■   ¿Hemos de ponderar, alabar, participar en todas las liturgias comunitarias de la Iglesia? “Sin la misa no podemos vivir”. Sin embargo ¿por qué necesitamos más que nunca intimidad con el Señor, “audiencia privada” con quien sabemos nos ama? Sin Betania no podemos, no podremos ni ser apóstoles ni servidores de corazón a corazón



sábado, 11 de julio de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 12 DE JULIO DEL 2020, 15º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

«BIENAVENTURADOS VUESTROS OJOS PORQUE VEN Y VUESTROS OÍDOS PORQUE OYEN»

Mt. 13. 1-23

         Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas:   
     «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. El que tenga oídos, que oiga».
     Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les contestó: «A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.
     Así se cumple en ellos la profecía de Isaías: “Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure”. Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
    Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe. Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».

Otras Lecturas: Isaías 55,10-11; Salmo 64; Romanos 8,18-23

LECTIO:
   Este domingo se nos habla de semillas, de lluvia que las riegan, de libertad que permite que sencillamente sean
     La Gracia de Dios es como la lluvia, pero si nuestros cauces de absorción están embotados, cerrados a cal y canto,  Él respetará delicadamente nuestra cerrazón y ni siquiera nos humedecerá el más grande de los torrentes, por más que Dios quiera empaparnos. Este es el plan de Dios, su proyecto y su deseo. Pero Él no lo impone, sino que lo propone, dejando la última palabra a nuestra libertad. Así se entiende esta parábola que Jesús mismo explica a sus discípulos.
     La semi­lla es la misma, pero los terrenos de acogida no. Y aquí está la cuestión: no entender la Palabra de Dios porque no nos ha calado (la semilla que cae en el camino); no cuidar eso que se ha entendido ya pero que no nos ha llegado hasta el fondo de nuestro corazón (la que cae en terreno pedregoso); pretender escuchar al mismo tiempo a Dios y a otros que contra Él hablan, yéndonos al final tras los seductores de turno haciendo así estéril lo que el Señor sembró en noso­tros (lo sembrado entre zarzas)
     Dios quiere sembrarse en nosotros para fructificar el don de la paz y de la gracia, el de la luz y la miseri­cordia, el del perdón y la alegría... Ojalá tengamos oídos para oír, corazón para acoger y manos para compartir la semilla de cuanto Él hace y dice en nuestra pequeñez. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo).

MEDITATIO:
     Jesús se presenta como uno que no se impone, sino que propone; no nos atrae conquistándonos, sino donándose: echa la semilla. Él esparce con paciencia y generosidad su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar fruto. ¿Y cómo puede dar fruto? Si nosotros lo acogemos. (Papa Francisco)
   La parábola se refiere sobre todo a nosotros: habla efectivamente del terreno más que del sembrador. …Nuestro corazón, como un terreno, puede ser bueno y entonces la Palabra da fruto —y mucho—pero puede ser también duro, impermeable. Ello ocurre cuando oímos la Palabra, pero nos es indiferente, precisamente como en una calle: no entra. Entre el terreno bueno y la calle, el asfalto, hay dos terrenos intermedios que, en distinta medida, podemos tener en nosotros. (Papa Francisco)
     Jesús nos invita hoy a mirarnos por dentro: a dar las gracias por nuestro terreno bueno y a seguir trabajando sobre los terrenos que todavía no son buenos. Preguntémonos si nuestro corazón está abierto a acoger con fe la semilla de la Palabra de Dios. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Jesús, divino Sembrador y semilla de vida eterna, ven, en esta hora de gracia, siembra en nuestros corazones tu Palabra, para que germine, florezca y fructifique para los graneros del Cielo.
Señor, prepara mi tierra,
limpia el campo de mi vida,
quita las piedras, arranca los espinos.

 CONTEMPLATIO:
     Esta parábola habla hoy a cada uno de nosotros, como hablaba a quienes escuchaban a Jesús hace dos mil años. Nos recuerda que nosotros somos el terreno donde el Señor arroja incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Con qué disposición la acogemos?
     Como Jesús mismo explica a sus discípulos, este sembrador representa al Padre, que esparce abundantemente la semilla de su Palabra. Con el don de fortaleza el Espíritu Santo libera el terreno de nuestro corazón nos da fuerza y nos libera también de muchos impedimentos.
  Podemos plantearnos la pregunta: ¿cómo es nuestro corazón? ¿A qué terreno se parece: a un camino, a un pedregal, a una zarza?
   Depende de nosotros convertirnos en terreno bueno sin espinas ni piedras, pero trabajado y cultivado con cuidado, a fin de que pueda dar buenos frutos para nosotros y para nuestros hermanos. También nosotros somos sembradores. Dios siembra semilla buena. Podemos plantearnos la pregunta: ¿qué tipo de semilla sale de nuestro corazón y de nuestra boca? Nuestras palabras pueden hacer mucho bien y también mucho mal; pueden curar y pueden herir; pueden alentar y pueden deprimir. Lo que cuenta no es lo que entra, sino lo que sale de la boca y del corazón. (Papa Francisco)



 Mas ¿en qué cabeza cabe, me dirás, sembrar sobre espinas y sobre roca y sobre camino? — Tratándose de semillas que han de sembrarse en la tierra, eso no tendría sentido; mas, tratándose de las almas y de la siembra de la doctrina, la cosa es digna de mucha alabanza. […] Aquí sí que es posible que la roca se transforme y se convierta en tierra grasa, y que el camino deje de ser pisado y se convierta también en tierra feraz, y que las espinas desaparezcan y dejen crecer exuberantes las semillas. De no haber sido así, el Señor no hubiera sembrado. (San Juan Crisóstomo).

VIGILIA DE LAS ESPIGAS EN EL CENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SECCIÓN DE CHICLANA DE LA FRONTERA.



sábado, 4 de julio de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 5 DE JULIO DEL 2020, 14º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

«VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS, Y YO OS ALIVIARÉ»


Mt. 11. 25-30

          En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

Otras Lecturas: Zacarías 9,9-10; Salmo 144; Romanos 8,9.11-13

LECTIO:
     El pasaje evangélico de este domingo XIV del tiempo ordinario es un autorretrato de Jesús. Él mismo se nos presenta hablando de su identidad, de sus sentimientos, de su invitación a seguirle.
     Toda esta proclamación se realiza en un clima de oración. La relación de Jesús con el Padre, con su Padre Dios, es una relación estrecha, profunda, íntima. En esta página Jesús nos abre su corazón para mostrarnos su relación especial con el Padre… “Todo me lo ha entregado mi Padre”…
     Estas cosas Dios las esconde a los sabios y las revela a los sencillos Al Hijo sólo lo conoce el Padre, al Padre sólo lo conoce el Hijo y a quien el Hijo se lo revele. No se trata de conocer a Dios en abstracto, Jesús nos da a conocer a Dios como su Padre y se nos manifiesta a sí mismo como el Hijo.
     “Venid a mí” Jesús nos invita a seguirle, a estar con él, a entrar en su amistad. Él sabe que estamos agobiados. Y no nos agobian los problemas, el agobio nos viene de nuestros pecados pasados y presentes, y de las secuelas que han dejado en nosotros. Ese agobio sólo lo puede curar él. “Y yo os aliviaré”
     Nos lo expresa con la imagen del yugo, ese yugo que une a dos animales de carga que tiran del carro simultáneamente. Jesús nos invita a entrar en ese yugo, donde él tira más fuerte y donde la vida se hace pareja con el otro. Jesús nos invita a una relación de compartir el yugo (con-yuge) Venid a mí, cargad con mi yugo, aprended de mí. “Soy manso y humilde de corazón”. Todo un programa de vida. (+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba)

MEDITATIO:
     «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso». El Señor no reserva esta frase para alguien, sino que la dirige a “todos” los que están cansados y oprimidos por la vida. ¿Y quién puede sentirse excluido en esta invitación? (Papa Francisco)
     Jesús indica dónde ir: “venid a mí”. Muchas veces, ante un peso de la vida o una situación que nos duele, intentamos hablar con alguien que nos escuche, con un amigo, con un experto... Es un gran bien hacer esto, ¡pero no olvidemos a Jesús! No nos olvidemos de abrirnos a Él y contarle la vida, encomendarle personas y situaciones. Quizás hay “zonas” de nuestra vida que nunca le hemos abierto a Él y que han permanecido oscuras, porque no han visto nunca la luz del Señor. (Papa Francisco)
    Vayamos a Jesús, démosle nuestro tiempo, encontrémosle cada día en la oración, en un diálogo confiado y personal; familiaricemos con su Palabra, redescubramos sin miedo su perdón, saciémonos con su Pan de vida: nos sentiremos amados y consolados por Él. Es Él mismo quien lo pide, casi insistiendo. Lo repite una vez más al final del Evangelio de hoy: «Aprended de mí [...] y hallaréis descanso para vuestras almas ». (Papa Francisco)

ORATIO:
  Te ruego, Señor, que me encuentre entre los dichosos que tienen ojos para ver y oídos para oír las grandes cosas que has revelado. 

Me acerco a ti, Señor, porque necesito respiro y…
gracias te doy por haberme invadido
y revelado tu rostro y evangelio.



CONTEMPLATIO:
      "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla”. Dios ha desvelado su secreto, pero los sabios sabihondos y los hinchados entendidos..., ni saben, ni en­tienden. Sólo a todos los que en el mundo han sido sencillos, sólo a ellos les ha querido revelar Dios sus adentros, porque "así le ha parecido mejor"
    En el mundo actual cuantas veces escuchamos las expresiones “que cansado, agobiado estoy” y se busca el descanso donde no se encuentra realmente. Solo en Él se encuentra el auténtico descanso: "venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré... y encontraréis vuestro descanso", y éstos, no suelen coincidir con aquellos a los que el Padre "esconde" su secreto
  Nosotros, dos mil años después, somos herederos y continuadores del secreto de Dios, ese que quita cansancios, seca lágrimas, desliga agobios, rompe cadenas, abre esperanzas, y todo lo llena de un buen olor de Buena Nueva. Estos son sus gestos y su lenguaje. Quiera el Señor que los sencillos de hoy, los pobres de nuestra tierra, puedan tener acceso al corazón de Dios manso y humilde, espejado y regalado en el corazón de los cristianos, para que como Jesús y con Jesús, también ellos den gracias al Padre(+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo).



   Todo esto se encuentra en la caridad, y no se halla sino en la caridad. En ella está la verdadera tranquilidad, la verdadera suavidad, porque ella es el yugo del Señor, y si la tomamos invitados por el Señor, encontraremos descanso para nuestras almas, pues «el yugo del Señor es suave y ligera su carga». Por último, «la caridad es paciente, es benigna, no tiene celos, no obra mal, no se infla, no es ambiciosa» (1Co 13,4-5). (S. Elredo de Rievaulx)

DEL BLOG DEL OBISPO

¿Por qué la adoración?  
La gracia de agradecer


Nadie coma de esta carne sin adorarla (Sacramentum Caritatis 66)

     ¿Por qué la adoración? El hombre que no adora se empequeñece. Considera su vida sólo como un trasunto humano y éste termina hastiando, incluso aburriendo. La adoración abre nuestra vida a lo que es más grande que nosotros, ensancha nuestro corazón y nuestra inteligencia, y entonces –paradójicamente- en vez de alinearnos, encontramos nuestra auténtica medida: estamos hechos, no nos hemos dado la vida a nosotros mismos y por lo tanto nuestra vida es un proyecto más grande de lo que creíamos; la misma paternidad y maternidad, los estudios o el trabajo, la amistad o incluso el gusto por la vida se hacen más grandes, son un don, algo que Alguien me da y yo le doy gracias por ello, le adoro y le reconozco. Como dice el salmista: Abres Tú la mano y sacias de favores a todo viviente (Sal 144, 16)
     Como ha dicho el pensador agnóstico contemporáneo Habermas: El gran drama de nuestro mundo secularizado es que no tiene a quién agradecer lo bueno de la vida ni a quién gritar por lo que le hace sufrir (Conversaciones entre Habermas y Ratzinger. 2001). Nosotros sabemos que tenemos a Quién agradecer y gritar, a Quien adorar porque Él mismo ha revelado su Rostro, sus intenciones, su proyecto: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en Él sino que tengan vida eterna (Jn 3, 16) ¡Existimos porque Él nos ama! Por amor, como un proyecto único e irrepetible. Y no sólo eso. Hemos sido pensados para vivir la vida divina, para la vida eterna, para ser como Dios, amar como Dios.

+ RAFAEL ZORNOZA