TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 29 de septiembre de 2018

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE DEL 2018, 26º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«EL QUE NO ESTÁ CONTRA NOSOTROS ESTÁ A FAVOR NUESTRO»



Mc. 9. 38-43. 45. 47-48

     En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
     Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa.
     El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. 
     Si tu mano te induce a pecar, córtatela. Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo. Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la gehenna, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».

Otras Lecturas: Números 11.1725-29; Salmo 18; Santiago 5,1-6

LECTIO:
     El Evangelio de este domingo presenta tres importantes exigencias de conversión para el que quiera ser discípulo de Jesús:
     No tener la mentalidad cerrada del discípulo Juan, que pensaba ser el dueño de Jesús, sino tener una actitud abierta y ecuménica, capaz de reconocer el bien en los otros, aunque sean de otra religión.
     Superar la mentalidad de aquellos que se consideraban superiores a los otros, y que, por esto, despreciaban a los pequeños y pobres y se alejaban de la comunidad. Para Jesús esta persona merecía la soga al cuello y ser arrojado al fondo del mar.
     Jesús pide no dejar que entre la rutina en el vivir el Evangelio, sino que pide que seamos capaces de romper los lazos que nos impiden vivirlo en plenitud.
     Son tres recomendaciones que tienen mucha actualidad hoy. En el mundo de hoy, dominado por el sistema neoliberal, existe el desprecio por los pequeños, y de hecho aumenta por todas partes la pobreza, el hambre y el número de prófugos y de abandonados.  (P. José Mª Vegas)

MEDITATIO:
     Jesús nos invita a no ceder a juicios del momento y a visiones vinculadas a intereses contingentes. Firmemente arraigados en la verdad, no dudemos en dialogar con todos los hombres de buena voluntad. [Para dialogar debemos ser] interiormente libres, siendo conscientes de que el Espíritu Santo “sopla donde quiere”, guiando de diferentes modos el camino de la historia de la salvación. (S. Juan Pablo II)
     Será precisamente tu testimonio lo que le traerá esta inquietud sobre la cual trabaja el Espíritu Santo. Es una gracia que todos nosotros, toda la Iglesia debe pedir: 'Señor, que seamos coherentes'. (Papa Francisco)
     "El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen –uno solo de estos hermanos y hermanas que tienen fe–, más le valdría que le encajasen en le cuello una piedra de molino y le echasen al mar". En verdad, el cristiano incoherente hace mucho mal, y la imagen fuerte usada por Jesús es muy elocuente. Por lo tanto, la vida del cristiano está en la senda de la coherencia, pero también tiene que vérselas con la tentación de no ser coherente. (Papa Francisco)
      Y para vivir con verdadera coherencia cristiana es necesaria la oración, porque la coherencia cristiana es un don de Dios. Es un don que debemos esforzarnos por pedir… Y ésta es la oración de hoy para todos nosotros: tenemos necesidad de coherencia. (Papa Francisco)

ORATIO:
“Señor, que yo sea coherente.
Señor, que no escandalice nunca.
Que sea una persona que piense como cristiano,
que sienta como cristiano, que actúe como cristiano”.
(Papa Francisco)

CONTEMPLATIO:
«Quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí»
     Por ello, los miembros de la Iglesia deben alegrarse si alguien externo a la comunidad obra el bien en nombre de Cristo, siempre que lo haga con recta intención y con respeto. (Benedicto XVI)
     Incluso en el seno de la Iglesia misma, puede suceder, a veces, que cueste esfuerzo valorar y apreciar, con espíritu de profunda comunión, las cosas buenas realizadas por las diversas realidades eclesiales. Todos y siempre debemos ser capaces de apreciarnos y estimarnos recíprocamente, alabando al Señor por la «fantasía» infinita con la que obra en la Iglesia y en el mundo. (Benedicto XVI)


   El Espíritu Santo, que con la vocación [de los gentiles] los santifica y los hace agradables a Dios, es la sustancia de los dones de Dios. Y quien lo posee plenamente realiza todas las cosas según razón: enseña rectamente, vive de manera irreprensible, confirma realmente y de modo perfecto con signos y prodigios cuanto cree. En efecto, tiene en sí mismo la fuerza del Espíritu Santo, que le da un tesoro y el motivo de la plenitud de todos los bienes [] La Efusión del Espíritu es la causa del profetizar y del conocer el sentido y la belleza de la verdad (Dídimo el Ciego).
EL NOMBRE DE «ÁNGEL»  DESIGNA LA FUNCIÓN, NO EL SER



     Hay que saber que el nombre de «ángel» designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles. Por esto, a la Virgen María no le fue enviado un ángel cualquiera, sino el arcángel Gabriel, ya que un mensaje de tal trascendencia requería que fuese transmitido por un ángel de la máxima categoría.
     Por la misma razón, se les atribuyen también nombres personales, que designan cuál es su actuación propia. Porque en aquella ciudad santa, allí donde la visión del Dios omnipotente da un conocimiento perfecto de todo, no son necesarios estos nombres propios para conocer a las personas, pero sí lo son para nosotros, ya que a través de estos nombres conocemos cuál es la misión específica para la cual nos son enviados. Y, así, Miguel significa: «¿Quién como Dios?», Gabriel significa: «Fortaleza de Dios», y Rafael significa: «Medicina de Dios».
     Por esto, cuando se trata de alguna misión que requiera un poder especial, es enviado Miguel, dando a entender por su actuación y por su nombre que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. De ahí que aquel antiguo enemigo, que por su soberbia pretendió igualarse a Dios, diciendo: Escalaré los cielos, por encima de los astros divinos levantaré mi trono, me igualaré al Altísimo, nos es mostrado luchando contra el arcángel Miguel, cuando, al fin del mundo, será desposeído de su poder y destinado al extremo suplicio, como nos lo presenta Juan: Se trabó una batalla con el arcángel Miguel.
     A María le fue enviado Gabriel, cuyo nombre significa: «Fortaleza de Dios», porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los Principados y Potestades. Era, pues, natural que aquel que es la fortaleza de Dios anunciara la venida del que es el Señor de los ejércitos y héroe en las batallas.
     Rafael significa, como dijimos: «Medicina de Dios»; este nombre le viene del hecho de haber curado a Tobías, cuando, tocándole los ojos con sus manos, lo libró de las tinieblas de su ceguera. Si, pues, había sido enviado a curar, con razón es llamado «Medicina de Dios».

San Gregorio Magno