TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 24 de noviembre de 2018

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 25 DE NOVIEMBRE DEL 2018, 34º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)






Jn. 18. 33b-37

     En aquel tiempo, entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
     Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
     Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
     Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?».     Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Otras Lecturas: Daniel 7,13-14; Salmo 92; Apocalipsis 7,5-8

LECTIO:
El ciclo litúrgico se cierra con esta fiesta de Cristo Rey en la que se nos presenta el célebre diálogo entre Pilato y Jesús Detrás de este diálogo encontramos la terrible soledad en la que muere el Señor: abandonado por cuantos le temían como peligroso rival de sus púlpitos o de sus tronos (los fariseos y Pilato); por quienes le depreciaban desencantados ante un Mesías demasiado poco peleón y agresivo (zelotes); también por quienes le seguían y amaban sinceramente, pero que acabarán huyendo, escondiéndose o renegando (discípulos).
       La Verdad de Jesús, la Verdad de Dios, también tenía un precio duro e incómodo: la soledad. Jesús no quiso más que dar su vida por la obra del Padre Dios, de la cual vivió y por la cual se desvivió.
       Así lo dice ante Pilato: “para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad”. Se trata… de una verdad que tiene rostro, que tiene voz, que genera verdadera esperanza y gusto por la vida.  (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm – Arzobispo de Oviedo)


MEDITATIO:
     Los reinos de este mundo a veces se construyen en la arrogancia, rivalidad, opresión; el reino de Cristo es un «reino de justicia, de amor y de paz» Es precisamente en el fracaso del pecado —el pecado es un fracaso—, en el fracaso de la ambición humana, donde se encuentra el triunfo de la Cruz, ahí está la gratuidad del amor. En el fracaso de la Cruz se ve el amor, este amor que es gratuito, que nos da Jesús. (Papa Francisco)
     Hablar de potencia y de fuerza, para el cristiano, significa hacer referencia a la potencia de la Cruz y a la fuerza del amor de Jesús: un amor que permanece firme e íntegro, incluso ante el rechazo, y que aparece como la realización última de una vida dedicada a la total entrega de sí en favor de la humanidad. (Papa Francisco)
     Miremos la Cruz de Jesús, miremos al buen ladrón y digamos todos juntos lo que dijo el buen ladrón: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Pedir a Jesús, cuando nos sintamos débiles, pecadores, derrotados, que nos mire y decir: «Tú estás ahí. ¡No te olvides de mí!». (Papa Francisco)

ORATIO:
     Señor Jesús, concédenos reconocer tu realeza no de palabra, sino dejando crecer y dilatarse en nosotros tu Reino, para que seamos irradiación de tu presencia de paz y motivo de consuelo y esperanza para todos nuestros hermanos.

Quiero que seas mi Rey, mi Dueño.
Toma mi libertad, mi voluntad,
mi mente, mi corazón…

CONTEMPLATIO:
«Tú lo dices: soy rey»
     La verdadera realeza no consiste en una ostentación de poder, sino en la humildad del servicio; no en la opresión de los débiles, sino en la capacidad de protegerlos para darles vida en abundancia. Cristo reina desde la cruz y con los brazos abiertos, que abarcan a todos los pueblos de la tierra y les atrae a la unidad. Por la cruz, derriba los muros de la división, y nos reconcilia unos con otros y con el Padre. (Benedicto XVI)
     «Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino»
     Jesús, acuérdate de mí, porque yo quiero ser bueno, quiero ser buena, pero me falta la fuerza, no puedo: soy pecador, soy pecadora. Pero, acuérdate de mí, Jesús. Tú puedes acordarte de mí porque tú estás en el centro, tú estás precisamente en tu Reino.” (Papa Francisco)

                                                                                                                                                        


   Te amaré con todo el corazón, persiguiendo sólo tu gloria sin preocuparme en absoluto de la gloria de los hombres, a fin de llegar a ser uno contigo ya ahora y después de la muerte, obteniendo así, oh Cristo, reinar contigo, que aceptaste por mi amor la más infamante de las muertes. Entonces seré el más feliz entre todos los hombres. Amén, así sea, oh Señor, ahora y siempre y por los siglos de los siglos (San Simeón, el Nuevo Teólogo).

ANTE LAS ELECCIONES AL PARLAMENTO ANDALUZ

Nota de los Obispos de las Diócesis de Andalucía


     Con motivo de las elecciones convocadas en la Comunidad autónoma de Andalucía para el próximo día 2 de diciembre, los Obispos de las Diócesis de Andalucía queremos llamar la atención sobre la importancia de participar responsablemente en ellas. Con esa participación se cumple el deber moral que todo ciudadano tiene siempre en la búsqueda y afianzamiento del bien común de la sociedad en que vive.
     Al ofrecer estas orientaciones, en cumplimiento de nuestro deber como pastores del Pueblo de Dios, deseamos prestar un servicio a los católicos y a cuantos quieran escucharnos, sin otra pretensión que ofrecer elementos de juicio a la hora de decidir el voto, del cual depende la consecución del bien común de la sociedad, fundado en los derechos fundamentales de las personas y grupos sociales.
     Tenemos presente que ninguna opción política recoge en sus programas la experiencia de la Iglesia o la totalidad de la Doctrina Social. Habrá que discernir qué programa se acerca más y para ello, en cumplimiento de nuestro deber como pastores del Pueblo de Dios, ofrecemos las presentes orientaciones para aquellos que quieran discernir y formar criterios a la luz de la Doctrina de la Iglesia. Es necesario respetar:

1. EL DERECHO INVIOLABLE A LA VIDA HUMANA.

     Es importante discernir en los programas de los partidos la garantía del derecho a la vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural. Esto significa no aceptar la proclamación del aborto y de la eutanasia como un derecho de algunos en detrimento de la vida de los más indefensos.

2. EL RECONOCIMIENTO, LA PROMOCIÓN Y LA AYUDA A LA ESTRUCTURA NATURAL DE LA FAMILIA

     …como unión entre un hombre y una mujer basada en el matrimonio, y su defensa frente a los intentos de discriminarla con formas diferentes de unión que oscurecen su carácter propio y su papel social insustituible.

3. LA PROTECCIÓN DEL DERECHO DE LOS PADRES A EDUCAR A SUS HIJOS

     …según las propias convicciones morales y religiosas, previsto en la Constitución. Hoy es particularmente necesario promover una educación que promueva la búsqueda y el conocimiento de la verdad, así como respetar la libertad de los padres que quieran educar a sus hijos en sus valores morales, sin que se les imponga una visión ética concreta, ni la imposición de la ideología de género.

4. LA DEFENSA Y LA AYUDA A LOS SECTORES MÁS DÉBILES DE NUESTRA SOCIEDAD

     …entre los que se encuentran especialmente los ancianos, las personas que carecen de trabajo o no tienen un trabajo decente, los jóvenes y los inmigrantes. Urge promover las condiciones que hagan posible la productividad, la creación de nuevos puestos de trabajo sin soslayar el sentido de la justicia y de la solidaridad en la contratación laboral. Del mismo modo, es urgente la promoción de una opinión pública y de una legislación respetuosa con la dignidad de los inmigrantes, así como una regulación responsable de los procedimientos para su entrada y para su integración en la sociedad.

5. EL MOMENTO HISTÓRICO NOS PIDE A TODOS CONSTRUIR UNA VIDA SOCIAL MÁS JUSTA Y PACÍFICA.

     Queremos advertir a nuestros fieles de aquellas formaciones políticas cuyos dirigentes se dejan llevar por el populismo y la demagogia sobre nuestra historia. Frente a la fragmentación y confrontación social, se ha de promover el valor humano y social de la reconciliación, el diálogo y la amistad entre las personas, aun cuando no compartan la misma concepción del ordenamiento social, ni profesen las mismas creencias.

6. FINALMENTE

     …no podemos olvidar que, a la hora de emitir el voto, solo se hace posible la edificación de una sociedad más justa y pacífica actuando con inteligencia, libertad y responsabilidad en la búsqueda del bien común, sin olvidar la prioridad por los más desfavorecidos.
     En nuestra oración a Dios, nuestro Señor, encomendamos a todas nuestras familias y comunidades eclesiales que eleven preces al Señor, para que las próximas elecciones regionales en Andalucía contribuyan al bien de nuestra sociedad, fundado en la verdad, la justicia, la libertad y la paz. Así lo pedimos cada día invocando a la Virgen María, Madre de la Iglesia, Reina de la Paz.



domingo, 18 de noviembre de 2018

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 18 DE NOVIEMBRE DEL 2018, 33º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«EL CIELO Y LA TIERRA PASARÁN, PERO MIS PALABRAS NO PASARÁN»


Mc. 13. 24-32

            En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
       Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta.
       En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».

Otras Lecturas: Daniel 12,1-3; Salmo 15; Hebreos 10,11-14.18

LECTIO:
       El Evangelio de este domingo es un mensaje de esperanza, de invitación a preparar ya ese final esperanzado. Porque tras todas las tinieblas y tribulaciones, después de todos los horrores y los errores de nuestra andadura humana, vendrá el Hijo del hombre para decirnos su palabra eterna, la que hizo todo y la única que no pasará, para devolvernos con fuerza y con ternura la verdad de nuestra vida. 
     No se trata de temer ese día último como quien teme un final sin piedad, sino de vivir ese final atreviéndonos a ir escuchando ya cada día esa palabra postrera que escucharemos de los labios de Jesucristo. ¿No tiene nuestro mundo necesidad de testigos que escuchen esa palabra, que la testimonien en cada situación y circunstancia?
     Somos llamados los cristianos a anticipar esa hora última, cuando en nosotros se puede escuchar otra palabra capaz de recrear todas las cosas, de hacerlas nuevas otra vez, y no fugazmente sino para siempre ya, cada día. Este es el tiempo cristiano, es el tiempo de Dios. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm)



MEDITATIO:
     Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado… El problema no es «cuándo» sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos, sino el estar preparados para el encuentro. Y no se trata ni si quiera de saber «cómo» sucederán estas cosas, sino «cómo» debemos comportarnos, hoy, mientras las esperamos. Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad y confianza en Dios. (Papa Francisco)
     El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo. (Papa Francisco)
     También en nuestros días no faltan las calamidades naturales y morales, y tampoco la adversidad y las desgracias de todo tipo. Todo pasa —nos recuerda el Señor—; sólo Él, su Palabra permanece como luz que guía, anima nuestros pasos y nos perdona siempre, porque está al lado nuestro. Sólo es necesario mirarlo y nos cambia el corazón. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Jesús, Señor de la historia, Haz que completemos nuestra peregrinación terrena tendiendo a la patria celestial, para que quien nos encuentre comprenda cuál es la bienaventurada esperanza.

Señor, me acerco hoy a Ti
sabiendo que eres el Señor de la vida y de la historia.
Consciente de mis debilidades y caídas,
pongo mi confianza en Ti,

CONTEMPLATIO:
      Contempla el mensaje que te dirige Jesús hoy. 

     Es una invitación para que vivamos según el querer de Dios. Y estemos atentos a los signos de los tiempos, por eso es necesario vivir una auténtica vida interior. También es una invitación para que revisemos nuestra relación con Dios, con nuestros hermanos, la naturaleza y con nosotros mismos.
     Muchas veces vivimos demasiado  preocupados por el futuro, mientras que  en el mundo  que estamos viviendo hay  muchos signos… ¿Cuál debe ser nuestra actitud, si queremos… caminar hacia el Padre, en este mundo de devastación, en este mundo de guerras, en este mundo de tribulación? Nuestra actitud es la actitud de las Bienaventuranzas. Solamente este camino nos llevará al encuentro con Dios


    Nos encontramos una vez más teniendo que decidir: debemos escoger si queremos limitar la fe al ámbito del sentimiento y orientar nuestros pensamientos según los de todos, o bien si pretendemos ser cristianos también en el modo de pensar. El juicio es el último acto de Dios, y lo lleva a cabo aquel que sigue siendo durante toda la historia el «signo de contradicción», el momento de la decisión tanto para el individuo como para los pueblos. ¿Cómo se lleva a cabo este juicio? En un primer momento, podemos suponer que el objeto del juicio deben ser las acciones y las omisiones del hombre. Veremos, en cambio, que todo está fundido en una sola entidad: el amor.  (R. Guardini)

EN LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

EL DOBLE PRECEPTO DE LA CARIDAD


     Vino el Señor mismo, como doctor en caridad, rebosante de ella, compendiando, como de él se predijo, la palabra sobre la tierra, y puso de manifiesto que tanto la ley como los profetas radican en los dos preceptos de la caridad.
     Recordad conmigo, hermanos, aquellos dos preceptos. Pues, en efecto, tienen que seros en extremo familiares, y no sólo veniros a la memoria cuando ahora os los recordamos, sino que deben permanecer siempre grabados en vuestros corazones. Nunca olvidéis que hay que amar a Dios y al prójimo: a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser; y al prójimo como a sí mismo.
     He aquí lo que hay que pensar y meditar, lo que hay que mantener vivo en el pensamiento y en la acción, lo que hay que llevar hasta el fin. El amor de Dios es el primero en la jerarquía del precepto, pero el amor del prójimo es el primero en el rango de la acción. Pues el que te impuso este amor en dos preceptos no había de proponer primero al prójimo y luego a Dios, sino al revés, a Dios primero y al prójimo después.
     Pero tú, que todavía no ves a Dios, amando al prójimo haces méritos para verlo; con el amor al prójimo aclaras tu pupila para mirar a Dios, como sin lugar a dudas dice Juan: Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.
     Que no es más que una manera de decirte: Ama a Dios. Y si me dices: «Señalarme a quién he de amar», ¿qué otra cosa he de responderte sino lo que dice el mismo Juan: A Dios nadie lo ha visto jamás? Y para que no se te ocurra creerte totalmente ajeno a la visión de Dios: Dios -dice- es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios. Ama por tanto al prójimo, y trata de averiguar dentro de ti el origen de ese amor; en él verás, tal y como ahora te es posible, al mismo Dios.
     Comienza, pues, por amar al prójimo. Parte tu pan con el hambriento, y hospeda a los pobres sin techo; viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. ¿Qué será lo que consigas si haces esto? Entonces romperá tu luz como la aurora. Tu luz, que es tu Dios, tu aurora, que vendrá hacia ti tras la noche de este mundo; pues Dios ni surge ni se pone, sino que siempre permanece.
     Al amar a tu prójimo y cuidarte de él, vas haciendo tu camino. ¿Y hacia dónde caminas sino hacia el Señor Dios, el mismo a quien tenemos que amar con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser? Es verdad que no hemos llegado todavía hasta nuestro Señor, pero sí que tenemos con nosotros al prójimo. Ayuda, por tanto, a aquel con quien caminas, para que llegues hasta aquel con quien deseas quedarte para siempre.

De los tratados de S. Agustín 

sábado, 10 de noviembre de 2018

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 11 DE NOVIEMBRE DEL 2018, 32º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«ESTA VIUDA POBRE HA ECHADO EN LAS OFRENDAS MÁS QUE NADIE…»



Mc. 12. 38-44
     En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos instruyéndolos: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
     Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante. Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Otras Lecturas: 1Reyes 17.10-16; Salmo 145; Hebreos 9,24-28

LECTIO:
     Jesús la vio, y la ensalzó hasta el punto de colocarla como ejemplo. Exactamente igual que vio a los letrados y los puso de contraejemplo. Nada escapa a la mirada de Dios.
     ¿Qué es lo que Jesús vio en esta viuda? Que lo había dado todo. Por poco que fuera, eso era cuanto tenía. El premio de esta mujer estaba en la paz y en la falta total de agobio asfixiante, de zozobra angustiosa, porque vivía en la libertad de quien nada tiene que defender porque todo lo ha entregado ya.
     Curiosamente, los que viven así tienen esa felicidad que imposiblemente pretenden alcanzar aquellos que se resisten a darlo todo. Y aquí resalta la paradoja evangélica: quien entrega, tiene, quien retiene se quedará sin nada.
     Darlo todo, gratuitamente, como gratis lo hemos recibido, y también nosotros experimentaremos que las promesas de Jesús no son vacías. Somos lo que somos ante Dios y nada más. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm).

MEDITATIO:
     El episodio del Evangelio de este domingo se compone de dos partes: en una se describe cómo no deben ser los seguidores de Cristo; en la otra, se propone un ideal ejemplar de cristiano.
     Jesús, hoy, nos dice también a nosotros que el metro para juzgar no es la cantidad, sino la plenitud. Hay una diferencia entre cantidad y plenitud. Tú puedes tener tanto dinero, pero ser una persona vacía. No hay plenitud en tu corazón. Pensad esta semana en la diferencia que hay entre cantidad y plenitud. No es cosa de billetera, sino de corazón…  Amar a Dios «con todo el corazón» significa confiar en Él, en su providencia, y servirlo en los hermanos más pobres, sin esperar nada a cambio. (Papa Francisco)
     Ante las necesidades del prójimo, estamos llamados a privarnos  de algo indispensable, no sólo de lo superfluo; estamos llamados a dar el tiempo necesario, no sólo el que nos sobra; estamos llamados a dar enseguida sin reservas algún talento nuestro, no después de haberlo utilizado para nuestros objetivos personales o de grupo. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Señor Jesús, enséñanos la generosidad y el abandono confiado de los pobres en el espíritu.

Ayúdanos a comprender y valorar
la actitud de esa viuda que dio
más que todos los demás,
porque dio todo lo que tenía.

CONTEMPLATIO:
      Contempla como Jesús:
   …observa a los escribas que viven para el público y a la viuda pobre que pone amor en lo que da.  También nos mira, en nuestro interior, en el modo de hacer y pensar… ¿Qué espera de mi? Compartamos con el Señor los sentimientos, los deseos, las dificultades que queremos mejorar... Contémosle  nuestras cosas. Confiemos y esperemos.
       Céntrate en Jesús:
     Miremos qué dice, qué hace, qué dicen de Él… y mirémonos nosotros  mismos. ¿También dedicamos a la oración el tiempo que nos sobra? ¿También entregamos en la Iglesia, en la comunidad el tiempo y el dinero cuando nos sobra? ¿Qué significa para nosotros eso de “ha echado todo lo que tenía para vivir?

                                                                             
   Es grande el que toma de lo poco de que dispone, puesto que en la balanza de la justicia divina no se pesa la cantidad de los dones, sino el peso de los corazones […]Ningún gesto de bondad queda privado de sentido ante Dios, ninguna misericordia queda sin fruto. Son diversas, a buen seguro, las posibilidades que él ha dado a los hombres, pero no son diferentes los sentimientos que reclama de ellos. Valore cada uno con diligencia la entidad de sus propios recursos, y que los que más han recibido den más (S. León Magno).

(Ap 3, 20)




NOVIEMBRE 2018

«Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20).

     ¿Cuántas veces oímos llamar a nuestra puerta? Puede ser el cartero, el vecino o un amigo de nuestro hijo, pero también un desconocido… ¿Qué querrá? ¿Será prudente abrir y dejar entrar en casa a alguien que no conocemos bien? Esta Palabra de Dios, sacada del libro del Apocalipsis, nos invita a acoger a un huésped inesperado.
     El autor de este libro tan instructivo para los cristianos habla aquí a la antigua Iglesia de Laodicea en nombre del Señor Jesús, muerto y resucitado por amor a toda criatura humana. Habla con la autoridad que emana de este amor; alaba, corrige, invita a acoger la ayuda potente que el Señor mismo se prepara a ofrecer a esta comunidad de creyentes, siempre que estén disponibles a reconocer su voz y «abrirle la puerta».

«Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo».

     Hoy como entonces, se invita a toda la comunidad cristiana a superar miedos, divisiones y falsas certezas para acoger la venida de Jesús. Él se presenta cada día con distintos «atuendos»: los sufrimientos cotidianos, las dificultades que implica el ser coherente, los retos que nos plantean las opciones importantes de la vida, pero sobre todo el rostro del hermano o de la hermana que se cruzan en nuestro camino.
     Es también una invitación personal a «pararnos» con Jesús en un rato de intimidad, como con un amigo, en el silencio del atardecer, sentados a la misma mesa: el momento más propicio para un diálogo que requiere escucha y apertura. Acallar los ruidos es la condición para reconocer y oír su voz, su Espíritu, el único capaz de desbloquear nuestros miedos y hacer que abramos la puerta del corazón.
     Chiara Lubich cuenta una experiencia suya: «Hay que hacer que todo calle en nosotros para descubrir en nuestro interior la Voz del Espíritu. Y hay que extraer esta Voz como se saca un diamante del fango: pulirla, exponerla y ofrecerla en el momento oportuno, porque es amor, y el amor hay que darlo: es como el fuego que, en contacto con paja y otras cosas, arde; de lo contrario se apaga. El amor debe crecer en nosotros y propagarse»[1].
     Dice el papa Francisco: «El Espíritu Santo es un don. […] Entra en nosotros y hace fructificar para que podamos darlo a los demás. […] Es propio del Espíritu Santo, por tanto, descentrarse de nuestro yo para abrirse al “nosotros” de la comunidad: recibir para dar. No estamos nosotros en el centro: nosotros somos un instrumento de ese don para los demás»[2].

«Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo».

     Por el amor recíproco propio del Evangelio, los cristianos, como Él y con Él, pueden ser testigos, también en nuestros días, de esta presencia de Dios en los avatares de la historia.
     En pleno flujo migratorio en zonas fronterizas, hay quienes oyen llamar a su puerta. Delia nos cuenta: «Un caluroso domingo por la tarde vi sentadas en la acera delante de mi bar a un grupo de madres con sus hijos llorando de hambre. Las invité a entrar y les expliqué que iba a dar de comer gratis a los niños. Las madres sentían vergüenza porque no tenían dinero, pero insistí y aceptaron. Se corrió la voz, y hoy se ha convertido en el bar de los migrantes, musulmanes en su mayoría. Muchos me llaman «Mamá África». Mi clientela de antes se ha ido perdiendo poco a poco, así que la zona dedicada a que jugasen los ancianos se ha convertido en la sala de los niños, donde pueden pintar y jugar, con un pequeño cambiador para mudar a los recién nacidos y aliviar un poco a las madres; o también se transforma en clase para enseñar italiano. Lo mío no ha sido una opción, sino la exigencia de no mirar para otro lado. Gracias a los migrantes he conocido a muchas personas y asociaciones que me financian y me ayudan a seguir adelante. Si me viese ahora en las mismas, volvería a hacerlo. ¡A mí lo que me importa es dar!»[3].
     Todos estamos invitados a acoger al Señor que llama, para salir junto con Él al encuentro de quienes tenemos cerca. Será el Señor mismo quien se abra paso en nuestra vida con su presencia.

Leticia Magri

[1] C. Lubich, «Lo Spirito Santo è l’Amore», 12 de septiembre de 1949, en Collegamento CH, junio 2006.
[2] Francisco, Audiencia general, Roma 6-6-2018.
[3] Città Nuova Online, 7-3-2018; Collegamento CH, 16-6-2018.