TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

domingo, 21 de junio de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 21 DE JUNIO DEL 2020, 12º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

«NO TEMÁIS A LOS QUE PUEDEN MATAR EL CUERPO, PERO NO EL ALMA»



Mt. 10. 26-33


       En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo.
¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo».

Otras Lecturas: Jeremías 20,1 0-13; Salmo 68 Romanos 5, 12-15

LECTIO:
       Llegaba el momento de la primera salida apostólica. Había que llevar a todo el mundo un mensaje incómodo y hostil, porque en tantas cosas suponía contradecir a ese mundo. Jesús no ocultó la dificultad y los riesgos que habían de librar sus primeros misioneros (y los de siempre), y por eso se adelanta también a consolarles. Acaso presos de la preocupación o del pánico, el Maestro les dirige estas palabras del Evangelio de hoy.
     El Evangelio de este domingo nos invita a un seguimiento del Señor sin miedos, sin complejos, con decisión. El "no tengáis miedo" que dice Jesús, significa susurrar, decir, gritar nuestra fe, en cada gesto sencillo y cotidiano como en cada suceso extraordinario y solemne de nuestra vida. Si realmente Dios ha pasado en nuestro camino, si nos hemos encontrado con Él, si se ha hecho acontecimiento, entonces hemos de ser testigos de lo que nos ha ocurrido, con el inmenso deseo de que también les ocurra a los demás como-cuando-donde quiera el Señor… (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm -Arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     El discípulo está llamado a adaptar su propia vida a Cristo, que fue perseguido por los hombres, conoció el rechazo, el abandono y la muerte en la cruz. ¡No existe la misión cristiana caracterizada por la tranquilidad! Las dificultades y las tribulaciones forman parte de la obra de evangelización, y nosotros estamos llamados a encontrar en ellas la ocasión para verificar la autenticidad de nuestra fe y de nuestra relación con Jesús. (Papa Francisco)
     Debemos considerar estas dificultades como la posibilidad para ser todavía más misioneros y para crecer en esa confianza hacia Dios, nuestro Padre, que no abandona a sus hijos en la hora de la tempestad. Ante las dificultades del testimonio cristiano en el mundo, no somos olvidados nunca, sino siempre acompañados por el cuidado atento del Padre. Por ello, en el Evangelio de hoy, Jesús tranquiliza tres veces a sus discípulos diciendo: «¡No tengáis miedo!». (Papa Francisco)
     También en nuestros días la persecución contra los cristianos está presente. Nosotros rezamos por nuestros hermanos y hermanas que son perseguidos, y alabamos a Dios porque, no obstante ello, siguen dando testimonio con valor y fidelidad de su fe. Su ejemplo nos ayuda a no dudar en tomar posición a favor de Cristo… Pero en esto el Señor sigue diciéndonos, como decía a los discípulos de su tiempo: “¡No tengáis miedo!”. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Dame el valor, Señor, de superar los respetos humanos y no avergonzarme del Evangelio cuando el ser fiel importa sentirme “diferente” de la gente que crea opinión y costumbre.

Sufro, Señor, porque tengo miedo
pero también escucho tu voz de amigo:
"No tengas miedo, no se turbe tu corazón…

CONTEMPLATIO:
     Contempla a Jesús aconsejando a sus discípulos y a los discípulos escuchando las palabras de Jesús.  Contémplate a ti mismo con tus temores y tus miedos… Y a Jesús que vence tus temores, que te enseña el camino para vencerlos, que te acompaña para que seas fiel…
No tengáis miedo
     "Es cosa dañosa ir con miedo por este camino de oración", dice santa Teresa de Jesús, y por el camino de la vida, añadimos nosotros. El miedo amedrenta el deseo de la verdad de salir a la luz, debilita la valentía de gritar desde las azoteas lo que Jesús nos dice al oído. Jesús nos invita a vivir con libertad y confianza, con coraje y fe. Si queremos dar la cara por el Evangelio, tenemos que dar la espalda a los miedos desenmascarando nuestros miedos: a la entrega, a la cruz, al amor, a la alegría, a tomar decisiones, a perder los amigos, al qué dirán, a la oposición que puedan hacernos. ¿Por qué tenemos miedo? Si nada es imposible para ti, Señor. ¿Por qué tenemos miedo? (CIPE - Carmelitas).




      
   [Habla Jesús:]  Si me imitáis predicando el Evangelio y siguiendo la verdad, las persecuciones que me cercan os aguardan: recibidlas con alegría, como preciados distintivos de identidad conmigo, como imitación de los Bienaventurados. Soportadlas con calma, sabiendo que si os dominan, yo lo he permitido, y solo os golpearán en la medida que yo lo permita, sin mi permiso ni uno solo de vuestros cabellos cae... Aceptad pacientemente la voluntad de Dios, dándole la bienvenida a todo lo que suceda.
       Sufrid con coraje vuestros padecimientos, ofreciéndoselos a Dios como un sacrificio, sufridlos rogando por vuestros perseguidores, ya que son hijos de Dios y yo mismo os he dado el ejemplo de rezar por todos los hombres: perseguidores y enemigos (Beato Charles de Foucauld)

sábado, 20 de junio de 2020

PARA EL DIALOGO Y LA MEDITACIÓN



JUNIO: DESDE EL CUARTO DE GUARDIA

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar


LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS


1º marco para esta noche de junio.

     Mes de junio, mes que la iglesia dedica al Corazón de Jesús. En esta vigilia proponemos como lema dominante: “De corazón a corazón”. La adoración nocturna es una escuela  para aprender a amar. Todo ser humano es una necesidad de amar y de ser amado. Nuestra fe nos enseña la maravillosa verdad de que Dios es amor. Y que hemos venido a esta vida para amarnos y para dejarnos amar y corresponderle porque amor con amor se paga. Hagas lo que hagas en la vigilia, -alabes, supliques o cantes o guardes silencio-, de corazón a corazón. Nuestro Dios quiere amadores, no recitadores. Es un enamorado, no propiamente un pensador. Quiere que le correspondas con tu amor: de corazón a corazón. “Pedro ¿me amas?”

2º una oración jaculatoria  al espíritu santo, para que nos encienda en amores.

         La Adoración Nocturna es Trinitaria, como la Iglesia. En Cristo adoramos al Padre y al Espíritu Santo. El Paráclito tiene como misión encender nuestros corazones en el fuego de su amor para renovarnos hasta convertir nuestro corazón de piedra en uno de carne. Digámosle:

     Por ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos.
     Per te sciamus da Patrem noscamus atque Fílium, te utriusque Spíritum credamus omni tempore.

3º un texto de un santo o de la iglesia que nos inicie en la oración meditativa.

     Don Luis de Trelles escribió siete cartas a su hija María del Espíritu Santo, las tres primeras para prepararla a recibir la primera comunión; las cuatro restantes se dedican a enseñar a su hija  el verdadero amor. Se dirige a la adolescente para enseñarle que el fundamento de todos los amores humanos, pasa por descubrir el amor de Cristo “velado en las especies sacramentales”. No le enseña este amor para que sea monja, sino para poder amar como razón de vivir en cualquier vocación que el Señor le tenga preparada.
     En este fragmento de la carta quinta quiere que nos fijemos en la presencia no sólo de la Humanidad de Cristo, sino en su divinidad. En el Corazón de Cristo palpita, sí, sí,  en su corazón de carne, todo el infinito amor del Verbo de Dios encarnado. En cada una de nuestras vidas Cristo quiere realizar una historia de amor. No espera que le entendamos, lo que quiere es que le amemos. La vigilia nocturna es una ocasión mensual práctica para entrar y crecer en el camino del amor. Cuando te arde el pecho por Cristo Sacramentado, las vigilias ya no son una obligación, sino un regalo.

   “Pero para lograr uno y otro fin importa ejercitar bien la atención en el misterio de amor que en el Sagrario, y bajo las especies sacramentales, se vela allí.
     Es para maravillarse, hija mía querida, cómo tan gran Señor viene a permanecer con nosotros en el Sacramento, por el gusto de conversar con las almas fieles y pedir a su Eterno Padre por las infieles, deteniendo muchas veces el ángel de las venganzas, que tanto merecemos, por nuestra falta de correspondencia; pero prescindiendo por el momento de esta idea, mi recuerdo de tal verdad tiene por objeto grabar bien en tu ánimo el dogma de la Divinidad, inseparablemente unida a la humanidad en el sacramento de la Eucaristía.
     Cuando advertimos que bajo las especies late además del Hombre, Dios; cuando recordamos determinadamente los atributos divinos, que es lo que nosotros creemos y sabemos de Él y traemos a la memoria estos atributos que están obrando de una manera actual y especial bajo los velos eucarísticos, no puede menos de surgir en el ánimo una idea de respeto profundo y reverente, y en el corazón el sentimiento de amor que demanda la inefable bondad de Dios, de venir al Tabernáculo á morar cerca de nosotros y a permanecer vinculado a los accidentes del pan.
     ¡Cuánto más -que con un Monarca- y con mayor reverencia debemos obrar lo mismo con Jesús sacramentado! Es el Rey inmortal de los siglos; escudriña con su mirada penetrante los más ocultos pliegues del corazón, y aprecia para méritos o deméritos todos nuestros pensamientos. No para imponerles castigo alguno entonces, pues su presencia en el altar no es de juez, sino de abogado o intercesor, sino más bien para sentir en su divino corazón el eco de nuestra ingratitud, o recibir las alabanzas y palabras de amor que articula el labio o siente el alma devota de la Eucaristía en su presencia.
     Con ser el mismo Dios que hizo el mundo y se apareció a Moisés en el Sinaí entre truenos y relámpagos, no dispara desde el Sagrario sino dardos de amor inefable, o miradas de pesar por nuestro desvío y frialdad.
     Parece que nos dice con su inagotable paciencia y adorable silencio: «Aquí he venido, ¡oh querido mortal! por buscarte y esperarte, y para llegar aquí sufrí tormentos indecibles, y dejó regado de sangre el camino do la Cruz, muriendo clavado en ella después de una agonía angustiosa durante tres horas. ¿No podrá este recuerdo conquistar tu corazón?» Esto nos dice, y lo que hace por todos lo hace por ti, pues por una sola alma moriría como murió por todas.
     Medita bien estos pensamientos, hija de mi corazón: grábalos en el tuyo, pues para esto, olvidando el Señor mis muchas y graves culpas, mueve la divina gracia mi mano y te habla por mi pobre mediación, ofreciéndome tal vez por esto una esperanza más de conversión, que sólo su misericordia infinita puede concederme.”   

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Por qué la virtud de la religión que ha de manifestarse en ritos solemnes, liturgias que hagan visible  la realidad invisible, cantos, homilías luminosas, pone como requisito de autenticidad el amor?

   La Adoración Nocturna es Trinitaria en todo momento ¿Sabrías demostrarlo en el rezo del rosario?

   Cristo, al final de los tiempos vendrá como Juez de vivos y muertos ¿Por qué  podemos afirmar como verdad consoladora y sublime que el grado máximo de la Justicia en Dios se llama misericordia?

IMPORTANCIA DEL RITUAL DE LA ADORACIÓN NOCTURNA


    La Adoración Nocturna concentra su identidad en la celebración mensual de las Vigilias Nocturnas. El Adorador se compromete a asistir durante el año a doce Vigilias mensuales y a tres extraordinarias: Jueves Santo, Corpus Christi y Difuntos.
     Una Vigilia, en general, podría celebrarse de modos muy diverso: podría ser más larga, con más lecturas o con silencios mayormente prolongados, o más breves, con más o menos rezos comunitarios, con mayor o menor solemnidad en las formas, etc.
     Pues bien, las Vigilias de la Adoración Nocturna han de celebrarse siguiendo con fidelidad lo que prescribe su propio Manual de uso en todos los grupos, aunque ciertas acomodaciones vendrán a veces exigidas por las circunstancias internas del Turno o por condicionamientos puntuales externos. No es raro hoy, que los Adoradores no puedan asistir una noche a su Turno, así pues ese mes deban hacer su Vigilia en otro.
     Es hermoso que en los diversos Turnos, ciudades e incluso países, hallen una forma común de celebrar las Vigilias Nocturnas de Adoración; Y está uniformidad aún  tiene otra razón más profunda: la Vigilia se ordena con un rito propio, en todas partes el mismo, y siempre el mismo «implica por sí mismo repetición tradicional, serenamente previsible. Así es como el rito sagrado se hace cauce por donde discurre de modo suave y unánime el espíritu de cuantos en él participan. Así se favorece en el corazón de los fieles la concentración y la elevación, sin las distracciones ocasionadas por la atención a lo no acostumbrado»
     Por eso, quienes en sus Vigilias, alteran un poco el Manual, alteran de alguna manera la Adoración Nocturna. En algunos casos, ciertas variaciones, vienen obligadas por las circunstancias: reducido número de adoradores, carencia de una sala de reunión, etc.; Pero quienes arbitrariamente configuran sus Vigilias en modos y formas distintos a los indicados en el Manual, aunque  se realicen provechosas y bellas celebraciones -sugeridas quizá por un sacerdote bienintencionado, pero que apenas conoce la Obra, o propuestas por algún adorador-, abandonan tácitamente la Adoración Nocturna.
     Ésta es una asociación de fieles, con su propia identidad y tradición, a la que los cristianos se adscriben libremente, que se rige por Estatutos aprobados por la Santa Madre Iglesia y por sus normas concretas de acción y celebración.


José María Iraburu, Consiliario diocesano ANE

                                                            Archidiócesis de Pamplona

sábado, 13 de junio de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 14 DE JUNIO DEL 2020, SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

«YO SOY EL PAN VIVO QUE HA BAJADO DEL CIELO»



 Jn. 6. 51-58


           “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo”.  Disputaban los judíos entre sí: “¿Cómo puede Éste darnos a comer su carne?”  Entonces Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo; si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
       Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre”.

Otras Lecturas: Deuteronomio 8,2-3.14b-16a; Salmo 147 1Corintios 10, 16-17

LECTIO:
     El evangelio de esta fiesta nos presenta el célebre discurso de Jesús sobre el Pan de Vida. …Jesús se presenta como el pan bajado del cielo, pero… a dife­rencia del maná que también bajó del cielo, el que Jesús ofrece no vale para quitar el hambre fugaz y momentánea, sino el hambre más honda: la del corazón.
     Jesús viene como el Pan definitivo que el Padre envía, para saciar el hambre más profunda y decisiva: el hambre de vivir y de ser feliz... Su Persona viva es el Pan que el Padre da. Comer este Pan que sacia todas las hambres significa adherirse a Jesús, entrar en comunión de vida con Él, compartiendo su destino y su afán, ser discípulo, vivir con Él y seguirle.
     Comulgar a Jesús no es posible sin comulgar también a los hermanos. No son la misma comunión, pero son inseparables. Y esto lo ha entendido muy bien la Iglesia cuando al presen­tarnos hoy la fiesta del Corpus Christi en la cual adoramos a Jesús en la Eucaristía, nos presenta también a los pobres e indigentes, en el día de Caritas… (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm -Arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo…» Jesús subraya que vino para darse a sí mismo, su vida, como alimento para quienes tienen fe en Él. Esta comunión con el Señor nos compromete a nosotros, sus discípulos, a imitarlo, haciendo de nuestra vida, con nuestras actitudes, un pan partido para los demás, como el Maestro partió el pan que es realmente su carne. (Papa Francisco)
     La Eucaristía hace madurar un estilo de vida cristiano. La caridad de Cristo, acogida con corazón abierto, nos cambia, nos transforma, nos hace capaces de amar no según la medida humana, siempre limitada, sino según la medida de Dios. (Papa Francisco)
   La Eucaristía nos recuerda además que no somos individuos, sino un cuerpo. Como el pueblo en el desierto recogía el maná caído del cielo y lo compartía en familia así Jesús, Pan del cielo, nos convoca para recibirlo, recibirlo juntos y compartirlo entre nosotros. La Eucaristía no es un sacramento «para mí», es el sacramento de muchos que forman un solo cuerpo, el santo pueblo fiel de Dios. Nos lo ha recordado san Pablo: «Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan». (Papa Francisco)

ORATIO:
     Te suplicamos que, comulgando del cuerpo de Cristo, nos convirtamos en lo que somos, como nos dice san Agustín: cuerpo de Cristo y miembros los unos de los otros.
Te contemplo, y me quedo aguardando.
 En silencio te expongo mi vida.
Te adoro, Tú me miras, Señor,  
Tus ojos bendicen todo mi ser,

CONTEMPLATIO:
     En la solemnidad del Corpus Christi, la Iglesia en España celebra también el Día de la Caridad. Cada celebración eucarística actualiza sacramentalmente la entrega de Jesús en la Cruz por nosotros y por todos los hombres, haciéndose pan partido “parala vida del mundo” (Jn 6,51). Aquí estriba la estrecha relación que existe entre el misterio eucarístico y el servicio de la caridad. Nuestra participación en la Eucaristía debe hacernos testigos de la compasión de Dios por cada hermano nuestro. El encuentro íntimo con Jesucristo en el sacramento de su cuerpo y de su sangre, que conlleva la comunión de nuestra voluntad y de nuestros sentimientos con los suyos, nos debe impulsar a mirar a nuestros hermanos con los mismos sentimientos de Jesús, con su mismo corazón, amándolos también hasta el extremo” (Jn 13,1).
     En esta solemnidad la Iglesia nos recuerda que la Eucaristía sin la caridad se convierte en un culto vacío, tantas veces denunciado por los profetas en la Sagrada Escritura. Nos recuerda también que la caridad sin la Eucaristía se convierte en mera acción social, en pura filantropía, que antes o después termina desvaneciéndose. Por ello, la solemnidad del Corpus Christi es una oportunidad extraordinaria para afianzar la vinculación entre Eucaristía y caridad, de modo que la adoración al Señor nos lleve a descubrirlo en el hermano pobre y necesitado, y el ejercicio de la caridad revitalice y refresque nuestras celebraciones eucarísticas, a menudo acartonadas y rutinarias... (+ Juan José Asenjo Pelegrina - Arzobispo de Sevilla)



   Jesús nos habla con ternura cuando se ofrece a los suyos en la santa comunión: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él». ¿Qué más podría darme, mi Jesús, además que su carne en alimento? No, Dios no podría hacer más, ni mostrarme un amor más grande. La santa comunión, como la palabra misma implica, es la unión íntima de Jesús con nuestra alma y nuestro cuerpo. Si queremos tener la vida y poseerla abundantemente, debemos vivir de la carne de nuestro Señor. Los santos lo comprendieron tan bien, que podían pasar horas preparándose y más todavía en acción de gracias. (Santa Teresa de Calcuta)

DEL BLOG DEL OBISPO

Corpus Christi: la fiesta del amor infinito de Dios por todos los hombres




     Escribe San Agustín que hay dos tipos de fiestas: aquellas que conmemoran un hecho, y las que celebran un misterio. La que celebramos en el Corpus Christi pertenece a los dos. Que Cristo instituya en la última cena la Eucaristía es un acontecimiento que nos abre al misterio. Dejémonos envolver cada vez más por él, hasta que conforme nuestra alma y nuestra existencia. Os dejo esta meditación (*pinchar para visualizar), que participa de estas celebraciones del Corpus que siempre nos llenan de alegría y esperanza ¡Vivamos intensamente la fiesta grande de la Eucaristía, la del amor infinito de Dios a los hombres!




miércoles, 10 de junio de 2020

CONVOCANDO VIGILIA GENERAL EXTRAORDINARIA DE CORPUS


     Una vez recuperada la actividad Adoradora, anulada durante estos meses con ocasión de la pandemia -covid 19-; volvemos a convocarte, como tradicionalmente hemos venido haciendo con esta Vigilia extraordinaria de Corpus, para retomarlas desde este mes de junio.

DÍA 11 DE JUNIO.-  El Consejo Diocesano te convoca a la Vigilia general extraordinaria de Corpus Christi, que se  celebrará en el Convento de  Santo Domingo a las 19.30 horas y junto a la comunidad parroquial, motivado por la imposibilidad de realizarla en el Oratorio. Dicha celebración comenzará con el rezo del Santo Rosario seguido de la Santa Misa, finalizando con la exposición de S.D.M. y el ejercicio propio de la Vigilia.
     Recordamos que hemos de seguir escrupulosamente las normas de higiene y prevención que el Obispado de Cádiz-Ceuta ha establecido para estas celebraciones.
     Sin otro particular y esperando contar con tu presencia y comprensión, al objeto de dar testimonio presencial como adoradores de Jesús Sacramentado, recibe un fuerte abrazo en Xtº Eucaristía.


Fdº: Francisco José de la Torre Sanz
VICEPRESIDENTE DIOCESANO



sábado, 6 de junio de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 7 DE JUNIO DEL 2020, SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)


«TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE ENTREGÓ A SU UNIGÉNITO»


Jn. 3. 16-18


     Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
     Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.          

Otras Lecturas: Éxodo 34,4b-6.8-9; Cántico de Daniel 3,52-56; 2Corintios 13, 11-13

LECTIO:
     El misterio de la Trinidad se resume en lo que nos dice hoy el Evangelio; “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Único para que no perezca ninguno”...  El amor salvífico de Dios es la clave de la Encarnación “por obra del Espíritu Santo” y enviado por el Padre “no para juzgar al mundo sino para salvarlo”.
     La clave siempre está en que lo que mueve el Amor de Dios, que no es un “solterón” que vaga sin sentido por el espacio sideral, sino Trinidad, es decir comunión de amor y familia, amor compartido.
   La Trinidad será la fuente del Amor, la fuente de la comunión de la vida comunitaria, de la Iglesia, cuando quiere vivir como familia que comparte los gozos, las esperanzas, las alegrías y los sufrimientos humanos, de una humanidad que sigue necesitada de redención, de salvación, de liberación… (+ Francisco Cerro - Arzobispo de Toledo, Primado de España)

MEDITATIO:
     La celebración de la solemnidad de la santísima Trinidad presenta a nuestra contemplación y adoración la vida divina del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: una vida de comunión y de amor perfecto, origen y meta de todo el universo y de cada criatura, Dios. (Papa Francisco)
     «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna». ¿Qué es esta vida eterna? Es el amor desmesurado y gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación. Y este amor con la acción del Espíritu Santo ha irradiado una luz nueva sobre tierra y en cada corazón humano que le acoge; una luz que revela los rincones oscuros, las durezas que nos impiden llevar los frutos buenos de la caridad y de la misericordia. (Papa Francisco)
     En la Trinidad reconocemos también el modelo de la Iglesia, en la que estamos llamados a amarnos como Jesús nos amó. Es el amor el signo concreto que manifiesta la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es el amor el distintivo del cristiano, como nos dijo Jesús: «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros». (Papa Francisco)

ORATIO:
     Gloria a ti, Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Gloria a ti, que eres el amor rebosante, que me acoges y me salvas en mi fragilidad. Gloria a ti, que me concedes entrar en comunión contigo y me revelas relaciones inimaginables… Gloria a ti, que lo eres Todo.

Creo en Ti Dios Padre, creo en Ti Dios Hijo,
creo en Ti Dios Espíritu Santo, aumenten mi fe.

CONTEMPLATIO:

      Lo que Dios quiere y desea, la razón por la que nos ha amado hasta la entrega doliente de su Hijo bienamado, el único, es para que nosotros podamos vivir, para siempre, sin perecer en ninguna forma de fracaso fatalista.
     Nuestra fe en el Dios en quien creemos no es la adhesión a una rara divinidad, tan extraña como lejana, sino que creyendo en Él creemos también en nosotros, porque nosotros –así lo ha querido Él– somos la difusión de su amor creador. Amarle a Él es amarnos a nosotros. Buscar apasionadamente hacer su voluntad, es estar realizando, apasionadamente también, nuestra felicidad. Desde que Jesús vino a nosotros y volvió al Padre, Dios está en nosotros y nosotros en Dios... como nunca y para siempre. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm -Arzobispo de Oviedo)




   Tenemos depositada toda nuestra esperanza y la confianza de la salvación de nuestras almas en tres personas, que conocemos con estos nombres: creemos en el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que es fuente de la vida; y en el Hijo unigénito del Padre, que es el autor de la vida, según afirma el Apóstol; y en el Espíritu Santo de Dios, del que dice el Señor: El Espíritu es quien da vida. (S. Gregorio de Nisa)


EN LA SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD



      En el calendario litúrgico de este año —afectados por la crisis del «coronavirus» y sus dramáticas consecuencias— celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad el próximo domingo 7 de junio. Es la festividad escogida para la Jornada Pro orantibus. En ella oramos por quienes oran continuamente por nosotros: las personas consagradas contemplativas. Con este motivo, agradecemos a Dios esta forma de consagración que necesita la Iglesia. Igualmente, reiteramos nuestra estima y nuestro compromiso para conocer mejor la vocación contemplativa que nos acompaña y a la que queremos acompañar en el corazón de la Iglesia y de cada persona bautizada.
     «Con María en el corazón de la Iglesia» es el lema de 2020. La Virgen María y la Iglesia constituyen el marco para la vida consagrada en España este año. Por ello, en la Jornada de la Vida Consagrada del pasado 2 de febrero la consigna fue «La vida consagrada con María, esperanza de un mundo sufriente». Entonces contemplábamos a María como modelo de esperanza para todos los consagrados que tratan de ser cercanos a tantas realidades de nuestro mundo marcadas por el dolor; ahora, María se nos ofrece como signo para la vida consagrada contemplativa, que está llamada, como ella, a habitar el corazón del cuerpo místico de Cristo, de la Iglesia que, con amor materno, acompaña a sus hijos e hijas en todo momento, pero sobre todo en la desgracia.
     Los monjes, las monjas y la vida eremítica ofrecen su vida en alabanza continua a la Santa Trinidad y su oración de intercesión por la comunidad cristiana y el mundo entero. Por ello, la Iglesia en España celebra en este domingo la Jornada por la vida contemplativa, conocida como Jornada Pro orantibus. Este año los obispos españoles proponen como lema para esta jornada: «Con María en el corazón de la Iglesia».
     De este modo, somos invitados a celebrar con sincera gratitud este domingo de la Santa Trinidad bendiciendo al Señor por la vocación consagrada contemplativa, y pidiendo hoy por tantos hermanos y hermanas nuestras que viven, oran y misionan en tantos monasterios esparcidos por la geografía española.

Bendigamos al Señor por la vocación contemplativa: «escondida» de todo y de todos, pero presente en todo y en todos



     Recordemos y oremos, pues, por tantos hombres y mujeres consagrados a la vida de contemplación, que es al mismo tiempo una vida oculta y fecunda para el mundo y nos muestra la luz de Dios, sobre todo cuando la oscuridad se cierne sobre la humanidad. Recordamos que la vida consagrada contemplativa custodia fervorosamente la realidad central de la fe, que es el amor de Cristo, que mantienen viva la confianza en ese Dios que, por puro amor nuestro se encarna para salvación de todos.