TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 26 de junio de 2021

CONVOCANDO VIGILIA GENERAL EXTRAORDINARIA

 




DEL BLOG DEL OBISPO

 MI MENSAJE SOBRE LA LEY DE EUTANASIA EN ESPAÑA


Matar a los que sufren nunca es progresista…

 

     El 25 de junio entrará en vigor la ley de la eutanasia en España. La eutanasia no es ningún derecho, avance o progreso. Matar a los que sufren nunca es progresista; acabar con los enfermos indefensos es reaccionario, y lo progresista es cuidarlos. No debemos dejarnos engañar con una idea de falsa compasión. Nunca es lícito eliminar una vida humana para resolver ningún problema. La eutanasia, además, es ajena al ejercicio de la medicina y a las profesiones sanitarias, que siempre se rigen por el axioma de curar –o al menos aliviar—, y siempre acompañar y consolar. Así lo ha manifestado el Comité de Bioética de España, los Colegios de Médicos y tantos otros organismos y personalidades.

     La Conferencia Episcopal Española ha publicado un docu-mento clarificador y otro la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede. El derecho es a la vida y, por tanto, a los cuidados paliativos, jamás a la muerte. El derecho a la eutanasia –dejando de lado los cuidados paliativos y las ayudas eficaces a la dependencia- es, además, intimidatorio y podría favorecer conductas suicidas. Debemos seguir manifestando nuestra repulsa a esta ley y actuar en consecuencia. Eliminar el sufrimiento sí, pero eliminar al que sufre, no.

     Los obispos de la Conferencia Episcopal animamos a suscribir el Testamento Vital, que es la expresión escrita de la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase final de su vida. El Testamento Vital también especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia. Este Testamento Vital fue reconocido legalmente en España a partir del año 2002 con la Ley de Autonomía del Paciente, y, una vez firmado, se inscribe en un registro de voluntades vitales creado con este propósito en las distintas comunidades autónomas.

     Hay situaciones en las que el enfermo no puede decidir sobre su propia salud por incapacidad, debido a la propia enfermedad, accidente o vejez. Cuando se presentan estas dificultades, uno de los caminos para ayudar al personal sanitario es la consideración de la voluntad del paciente manifestada previamente a la pérdida de la capacidad de razonar. Es a esta voluntad anticipada a lo que se llama popularmente Testamento Vital, algo esencial para dejar constancia de nuestra voluntad de aceptar o rechazar determinados tratamientos médicos, liberando así a los familiares del peso de tomar decisiones por el enfermo en situaciones tan difíciles. También contempla nombrar a un representante legal encargado de velar por su cumplimiento y de tomar decisiones en previsión de una eventualidad no contemplada en el testamento escrito.

     Según la proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia no podrá aplicarse la eutanasia en caso de que la persona haya suscrito con anterioridad un documento con instrucciones, testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes reconocidos legalmente.  Por eso es importante que se haga y se inscriba en el registro de voluntades vitales de la comunidad autónoma correspondiente, para que tenga valor jurídico, y para evitar el atropello a la dignidad y a la libertad de la persona incapacitada que trae consigo la ley de la eutanasia. Con el testamento vital se especifica que no se quiere el encarnizamiento terapéutico o acciones terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas, ni la eutanasia entendida como toda medida adoptada para acelerar la muerte de modo directo o inten­cionado. De esta forma quedan garantizados los cuidados mínimos de sustento vital, como lo es la comida y la bebida en cualquier persona, mientras se consideren razonable­mente útiles, evitando toda forma de ensañamiento terapéutico.

  Queridos amigos: os invito a conocer y suscribir este Testamento Vital, que podéis encontrar en las Iglesias o en la web de la Conferencia Episcopal Española, manifestando así nuestras convicciones de modo cívico y democrático, y asegurándonos una muerte verdaderamente digna.


sábado, 19 de junio de 2021

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 20 DE JUNIO DEL 2021, 12º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

«MAESTRO, ¿NO TE IMPORTA QUE PEREZCAMOS?»

 

Mc. 4. 35-41

 

   Aquel día, al atardecer, les dice Jesús: «Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!» . El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».

   Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».

  Otras Lecturas: Job 38,1.8-11; Salmo 106; Corintios 5,14-17

 LECTIO:

     La Palabra de Dios nos dice este domingo que acudamos siempre a Dios con confianza, porque Él siempre responde, está cercano y tiene las soluciones los discípulos en la barca: tienen miedo, parece que el mar les hunde, se ha embravecido de tal forma que les ha quitado la seguridad que tenían, ¡y eso que ellos son los expertos en el mar! Naturalmente, que el miedo les inquieta y, aunque Jesús estaba dormido, acuden a Él, le despiertan y casi a gritos le piden: «¡Ayúdanos, que perecemos!». Conviene detenerse un instante para darse cuenta cómo reacciona el Señor: no pierde la calma, se dirige a ellos con serenidad tratando de solucionar el verdadero problema, la falta de fe de sus discípulos, detener la tormenta puede esperar ¿Qué hubieras hecho tú en su lugar? Ya ves, Él, no. La tormenta para Jesús era que estos hombres, que le conocían y sabían de su poder, estaban asustados, habían perdido la confianza, se desorientaron aterrorizados, por eso, Jesús les recrimina la falta de fe y, luego, detiene la tormenta [...]

     El Señor les da una lección ante lo que se presenta como un mar revuelto, que no hay que perder la calma. La fe es la seguridad de que el Señor está en la misma barca y puede detener la tormenta Él ha ganado la batalla y nos regala la vida, el perdón; lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado… ¡Dios me ama! ¡Es mi Padre, Dios! Mucho ánimo a todos, que todavía hay tiempo para una sincera conversión. Jesús te espera en el altar. (+ José Manuel Lorca Planes – Obispo de Cartagena)

 

MEDITATIO:

  ¿En qué consiste la falta de fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». No te importa: pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados. (Papa Francisco)

     El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. (Papa Francisco)

 ORATIO:

  Padre, fuente de la vida y fin último de toda criatura, manifiéstanos tu rostro de bondad y libéranos de nuestros miedos. Concédenos una fe sólida incluso en los momentos de tempestad, a fin de que seamos capaces de poner nuestra confianza Ti, que estás presente junto a nosotros.

Necesito oír tu palabra que me dice: 

“Pasemos a la otra orilla”. 

Es la orilla de la fe, del amor, de la paz.

CONTEMPLATIO:

« ¿POR QUÉ TENÉIS MIEDO? ¿AÚN NO TENÉIS FE? »

    La aventura de la fe no rebaja el realismo de la vida, ni camufla todo lo que ésta trae en positivo y en negativo. La novedad consiste en que la fe nos permite ver y vivir lo que vive y ve cualquier persona, pero con otro significado: el que se deriva del acontecimiento cristiano, el que aprendemos en la Persona y la Palabra de Jesús. Esto es lo que aporta la fe ante el dolor, la enfermedad, ante la misma muerte

   Hay que leer este Evangelio descubriendo las tormentas que acechan nuestro camino, los nubarrones que amenazan el presente de la humanidad: ¿la violencia, la guerra, el paro, las mil infidelidades, la corrupción, la inseguridad, la debilidad de pensamiento...? Y ¿cómo reaccionamos? Porque hay gente que se tapa los ojos para no ver, o declina la responsabilidad e inculpa al gobierno de turno, a la Iglesia, o incluso a Dios. Pero también hay gente que afronta con serenidad responsable la construcción de un mundo nuevo, más allá de las nubes que lo asustan y atemorizan, y ponen lo mejor de sí para hacer una sociedad menos tempestuosa, que glorifica a Dios y dignifica al hombre. Gente que sabe que Jesús está en la misma barca, y que nos encamina a la otra orilla, al puerto seguro. Esta es la sabiduría de los muchos santos que en el mundo han sido: haber descubierto que ante las tremendas tempestades de la vida, el Señor no está ausente ni dormido, sino que actúa en nuestra libertad, en nuestras manos desatadas de cualquier esclavitud y en nuestro corazón despierto de cualquier dormidera. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm – Arzobispo de Oviedo)

  

   En los momentos de perturbación, no os dejéis vencer por el oleaje. No obstante y puesto que al fin y al cabo somos hombres, si soplare el viento, si se alborotan las pasiones de nuestra alma, no desesperemos: despertemos a Cristo, para que podamos navegar con bonanza y arribar al puerto de la patria. (S. Agustín de Hipona)

 ADORAR EN LA NOCHE

     El Adorador lo hace en la noche, momento en que muchos de los hombres y mujeres de su tiempo se entregan a apurar, con pasión, los avatares del momento presente. O, por el contrario, se hunden en los abismos de la depresión o la angustia, provocados por el peso de una vida sin sentido o el sufrimiento al que no se encuentra razón y norte.

     El Adorador hace presente la verdad del hombre que sólo es tal, en radical totalidad, cuando se encuentra cara a cara con Aquel que se hace carne en el seno de María, muere en la Cruz, resucita y permanece real y verdaderamente presente en el Pan Eucarístico.

     Muchos autores han reflexionado sobre el sentido de la noche, pero pocos han sabido expresarlo como Teresa de Lisieux: para ella la noche es el momento de la máxima y radical tentación: el ateísmo. Pero, al mismo tiempo, es la radical permanencia en la fe desnuda y la confianza en Jesús-hombre, encarnación del Verbo-Dios. De aquí podemos deducir el doble sentido de la noche que está presente en toda la literatura espiritual, como acertadamente expresó San Juan de la Cruz "que bien se yo la fonte que mana y corre, aunque es de noche".

     Fuente y noche definen el ser de la persona, tentada siempre en su precariedad. Un sentido es la noche como oscuridad, como vuelta al pasado tenebroso, como la impotencia de la persona humana ante las fuerzas tenebrosas del mal y de la tentación que no somos capaces de dominar. Hay un segundo significado acerca de la experiencia de la noche, que es la de los filósofos, los poetas y los místicos, que la consideran como un momento cumbre de expresión y experiencia vivencial, en la que pueden ser revelados a la persona asuntos trascendentales. No dudo, en absoluto, que la experiencia vivida en la noche orante del Adorador es la de este segundo significado. Viene a ser una experiencia total, donde la persona se encuentra consigo misma, y desde donde podemos remontarnos a la experiencia de Dios Trino. Experiencia de comunión y amor abierta a todas las necesidades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Experiencia a semejanza de la realidad íntima del misterio Trinitario de Dios. Por eso el Adorador se adentra en el corazón eucarístico de Cristo, que le lleva al corazón misericordioso del Padre y a la consolación del Espíritu Santo.

     De aquí que los autores espirituales nos digan que tal noche es una noche clara, noche luminosa más que el día como ora el salmista en el salmo 139. Es la noche que nos recuerda la institución de la Eucaristía, noche de amor y entrega apasionada y para siempre. Noche que fue testigo de la luz de Cristo resucitado. Es la noche en que Cristo-esposo vendrá a buscar a los que estén en vela. Es la noche que cantaba el poeta R. M. Rilke como lugar para el encuentro con Dios y para que la persona pueda encararse con la verdad de su ser.

   Por esto, para un Adorador nocturno, las tentaciones de oscuridad y de noche son momentos necesarios para el paso a la luz y el abrazo sin fin con su Señor, que le espera en la Eucaristía para poder ser luz ante sus hermanos.

     Cuando vamos a la adoración nocturna no vamos solos, llevamos la responsabilidad de ser el corazón orante de la Iglesia, llevamos la vida rota y el corazón abierto de tantos hombres y mujeres que hambrean felicidad, pero van al manantial equivocado. Nosotros hemos elegido la mejor parte y de ella queremos hacer partícipes a todos.                                                                                                       S. L. P.

 La Lámpara del Santuario octubre 2007, pág. 18


viernes, 18 de junio de 2021

PARA EL DIALOGO Y LA MEDITACIÓN


JUNIO:  CORAZÓN DE JESÚS

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

 

Reflexiones que nos animen y ayuden a encontrarnos con Jesús sacramentado y descansar en su corazón.

… y pedir que venga su Reino de Amor.

 

CORAZÓN DE JESÚS, REY DE AMOR

 

    Jesús nos invita en Mt. 11,25: “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso”. Apocalipsis 19,16: “Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores”.

     San Juan Pablo II, el 25/08/1985, nos explica que el Corazón de Jesús es Rey y centro de todos los corazones y nos dice:

   “Jesucristo es rey de los corazones. Ante el tribunal de Pilatos, Jesús de Nazaret a la pregunta: ¿Tú eres rey? Respondió: “Mi reino no es de este mundo […] Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. (Jn 18,33, 36-37).

     En este mundo, Cristo es rey de los corazones. Nunca quiso ser soberano temporal, ni siquiera sobre el trono de David. Solo deseó ese reino que no es de este mundo y que, al mismo tiempo, en este mundo se arraiga por medio de la verdad en los corazones humanos: en el hombre interior. Por este reino, el reino de las hijas e hijos adoptivos de Dios, dio su vida en la cruz. Y confirmó de nuevo este reino con su Resurrección, dando el Espíritu Santo a los apóstoles y a los hombres en la Iglesia”.

     Como siempre San Manuel González, O.C. 513, nos anima a descansar en el Sagrario, reconociendo que todo nos viene de Él, para ser sus apóstoles:  “¡No os canséis de descansar!; Vuelvo a deciros, ¡a descansar un poco todos los días en el Sagrario!, ¡a estar a solas con Dios!. Trabajad con vuestros pies, con vuestras manos, con vuestra boca, con vuestra cabeza, con todo vuestro corazón… pero, ¡por Dios!, que no olvidéis el trabajar de rodillas…, esto es, ¡descansad un poco!”.

     El Papa Pio XI en la institución de la fiesta de Cristo Rey, de la que pronto celebraremos el centenario, nos enseña en la “Quas primas”, 11/12/1925:

     “-6.- Para mostrar ahora en qué consiste el fundamento de esta dignidad y de este poder de Jesucristo, he aquí lo que escribe muy bien San Cirilo de Alejandría: Posee Cristo soberanía sobre todas las criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada a nadie, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza. Es decir, que la soberanía o principado de Cristo se funda en la maravillosa unión hipostática. De donde se sigue que Cristo no sólo debe ser adorado en cuanto Dios por los ángeles y por los hombres, sino que, además, los unos y los otros están sujetos a su imperio y le deben obedecer también en cuanto hombre; de manera que por el solo hecho de la unión hipostática, Cristo tiene potestad sobre todas las criaturas.

     “-12.- Nos anima, sin embargo, la dulce esperanza de que la fiesta anual de Cristo Rey, impulse felizmente a la sociedad a volverse a nuestro amadísimo Salvador. […] Si los fieles todos, comprenden que deben militar con infatigable esfuerzo bajo la bandera de Cristo Rey, entonces, inflamándose en el fuego del apostolado, se dedicarán a llevar a Dios de nuevo a los rebeldes e ignorantes, y trabajarán animosos por mantener incólumes los derechos del Señor.

     “-13.- Además, para condenar y reparar de alguna manera esta pública apostasía, producida, con tanto daño de la sociedad, por el laicismo, […] cuanto más se oprime con indigno silencio el nombre suavísimo de nuestro Redentor, en las reuniones internacionales y en los Parlamentos, tanto más alto hay que gritarlo y con mayor publicidad hay que afirmar los derechos de su real dignidad y potestad”.

  Decimos en la presentación de adoradores: “Nuestra consigna es adoraros por los que no os adoran, bendeciros por los que os blasfeman y maldicen,… desagraviaros por todos los pecados que en el mundo se cometen”.

   Promesas del Corazón de Jesús a Santa Margarita M.ª de Alacoque: “Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada”. "POR FIN REINARÁ ESTE DIVINO CORAZÓN A PESAR DE CUANTOS A ELLO QUIERAN OPONERSE. SATANÁS QUEDARÁ CONFUNDIDO". "REINARÁ ESTE AMABLE CORAZÓN. ESTA PALABRA ME TRANSPORTA DE ALEGRÍA Y CONSTITUYE TODO MI CONSUELO".

 Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Vivo personal y familiarmente la petición del Padrenuestro “Venga tu reino”?

   ¿Soy apóstol del Reino de Cristo, formándome en el Magisterio de la Iglesia?

   ¿Entronizo y consagro mi familia al Corazón de Jesús y lo renuevo cada primer viernes?

   ¿Hago actos de reparación ante la apostasía, como nos dice el Papa?

 

          Oración de San Rafael Kalinowsky

     Corazón de Jesús: Concédeme el don de la sencillez humilde: que no me valore en más de lo que soy; que no aparezca externamente distinto de como soy ante Ti, que conoces los secretos de mi corazón; que aprecie las cualidades y virtudes de los demás sin adulación, sin disminuirlas, sin envidia, sino con espíritu de verdad y con amor no fingido.

 


sábado, 12 de junio de 2021

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 13 DE JUNIO DEL 2021, 11º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

« ¿CON QUÉ PODEMOS COMPARAR EL REINO DE DIOS? »

 

Mc. 4.26-34

 

    En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega». Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra». Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.

 

Otras Lecturas: Ezequiel 17,22-24; Salmo 91; 2Corintios 5,6-10

 LECTIO:

     Nos dice el final del Evangelio de este domingo que Jesús hablaba en parábolas. No era un dialecto especial, ni un idioma extraño. Era el modo sencillo de traducir de mil modos el misterio del que era portador y portavoz a la vez. No acudía a las alambicadas explicaciones de los letrados, tan obtusas como poco fiables, porque decían con palabras y palabrerías lo que luego no gritaba la vida[…]

     Realmente impresiona la forma tan sencilla de explicar que hay cosas que no dependen de nosotros, aunque en algún momento se cuente con nosotros. Así es la vida de Dios que siembra su palabra en el surco de nuestra libertad, de nuestra inteligencia, de nuestro corazón. No sabemos tampoco nosotros cómo, pero el hecho es que hay cosas que van adelante, se enderezan, logran su armonía, y se les devuelve la bondad y la belleza primigenias. Es la callada labor de un Dios paciente que no deja de trabajar incluso cuando nosotros andamos distraídos, torpes, ausentes. El resultado bendito es una gracia madura que no es fruto de nuestro cálculo ni el resultado de nuestra conquista[…]

     Jesús hablaba así, con palabras que todos entendían, en las que era fácil reconocerse y comprobar aquellas gentes que cuanto les decía sencillamente les correspondía. Por eso estas parábolas se escuchaban como quien oye una buena noticia, y no dudaban en comparar con otros predicadores para venir a concluir que Jesús tenía verdadera autoridad. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm – Arzobispo de Oviedo)

 

MEDITATIO:

     Este Evangelio está formado por dos parábolas muy breves: la de la semilla que germina y crece sola, y la del grano de mostaza. A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia. (Papa Francisco)

     Dios ha confiado su Palabra a nuestra tierra, a cada uno de nosotros, con nuestra concreta realidad. Podemos tener confianza, porque la Palabra de Dios es palabra creadora, destinada a convertirse en «el grano maduro en la espiga». (Papa Francisco)

   Esta Palabra si es acogida, da ciertamente sus frutos, porque Dios mismo la hace germinar y madurar a través de caminos que no siempre podemos verificar y de un modo que no conocemos. Es siempre Dios quien hace crecer su Reino, el hombre es su humilde colaborador, que contempla y se regocija por la acción creadora divina y espera con paciencia sus frutos. (Papa Francisco)

 ORATIO:

     Padre, de quien procede todo don, que sigues sembrando y haciendo crecer tu Reino de paz y amor entre nosotros, haznos colaboradores de esta obra tuya a través de la fe que nos suscitas.

Señor Jesús, aumenta mi esperanza,…

Para que la semilla del amor,

que me regalaste el día de mi bautismo,

dé los frutos para lo que fue sembrada…

 CONTEMPLATIO:

«El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza»

     En este domingo Marcos nos presenta parábolas de la verdad de Jesús y el Reino… Se habla de semilla enterrada y que no se ve, y que cuando crece de hace espiga y hortaliza, y hasta las aves hacen sus nidos ¿Qué nos sugiere a nosotros, hombres y mujeres que en este tiempo que nos toca vivir nos invade un pesimismo de muerte?

     Primero la fe confiada que me lleva a vivir sabiendo que el Señor sigue actuando y sembrando semillas de esperanza en todos los corazones, aunque no se vean y parezcan insignificantes y signos pobres. Por otra parte esas semillas nos indican que debemos “saber esperar” [] El Señor nos lanza a confiar en que los planes de Dios se cumplen, aunque se hagan esperar []

     Jesús nos sugiere con el Evangelio de Marcos que lo pequeño, lo sencillo tiene vocación de crecer, de hacerse grande, de albergar vida, como los pájaros con sus nidos… Estas parábolas hablan de lo pequeño, del saber esperar y de que al final vuelve la vida y que los momentos difíciles se superan confiando en que la semilla crecerá. (+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo, Primado de España)

 

  

   Ahora, a través de la naturaleza de la mostaza, exami­nemos el contenido de esta comparación. No hay duda de que su grano es algo vil y pequeñísimo; y solamente cuando se le tritura es cuando esparce su fuerza. También la fe parece al prin­cipio algo simple, pero, una vez puesta a prueba por la adversi­dad, expande la gracia de su valor, hasta tal punto que con su perfume embriaga a todos los que oyen o leen algo sobre ella.  (S. Ambrosio de Milán)

viernes, 11 de junio de 2021

(Mt 7, 21)


JUNIO 2021

 

«No todo el que me diga: "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial» (Mt 7, 21).

 

    Esta frase del Evangelio de Mateo forma parte de la conclusión del gran Discurso de la montaña, en el que Jesús, después de proclamar las bienaventuranzas, invita a quienes lo escuchan a reconocer la cercanía amorosa de Dios e indica cómo actuar en consecuencia: descubrir en la voluntad del Padre la vía directa para alcanzar la plena comunión con Él en su Reino.

«No todo el que me diga: "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial».

     Pero ¿qué es la voluntad de Dios? ¿Cómo podemos conocerla? Así comparte Chiara Lubich su descubrimiento: «La voluntad de Dios es la voz de Dios, que continuamente nos habla y nos invita; es un hilo o, mejor dicho, una trama de oro divina que teje toda nuestra vida terrena y más allá; es el modo que tiene Dios de expresar su amor, un amor que pide una respuesta para que Él pueda realizar en nuestra vida sus maravillas. La voluntad de Dios es nuestro deber ser, nuestro verdadero ser, nuestra realización plena. [...] Repitamos, pues, en cada instante, ante cualquier voluntad de Dios, dolorosa, gozosa o indiferente: "Hágase": [...] Descubriremos que esta simple palabra es un potente impulso, como un trampolín, para hacer con amor, con perfección, con total dedicación lo que tenemos que hacer. [...] Y así iremos componiendo, momento a momento, el maravilloso, único e irrepetible mosaico de nuestra vida, que el Señor ha pensado desde siempre para cada uno de nosotros: Él, Dios, de quien solo se dicen cosas bellas, grandes e inmensas, en las que, hasta la parte más pequeña, como un acto de amor, tiene sentido y resplandece, igual que las flores minúsculas y variopintas tienen su porqué en la belleza sin límites de la naturaleza»[1].

 «No todo el que me diga: "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial».

     Según el Evangelio de Mateo, la Ley por excelencia del cristiano consiste en la misericordia, que lleva a plenitud toda expresión de culto y de amor al Señor. Esta Palabra nos ayuda a abrir nuestra relación con Dios, ciertamente personal e íntima, a la dimensión fraterna mediante gestos concretos. Nos empuja a «salir» de nosotros mismos para llevar reconciliación y esperanza a los demás.

     Un grupo de jóvenes de Heidelberg (Alemania) nos ofrece este testimonio: «¿Cómo conseguir que nuestros amigos experimenten que la llave de la felicidad se encuentra dándose a los demás? Ese es el punto de partida de nuestra acción, titulada: "Una hora de felicidad': La idea es muy simple: se trata de hacer feliz a otra persona al menos durante una hora al mes. Comenzamos por quienes nos parecían más necesitados de amor, y en todas partes donde nos hemos ofrecido nos han abierto las puertas de par en par. Y así hemos llevado a varios ancianos en silla de ruedas a pasar el rato al parque, hemos ido al hospital a jugar con los niños ingresados y a hacer deporte con personas discapacitadas. Ellos estaban muy contentos, pero, como promete la acción, ¡nosotros lo estábamos aún más! ¿Y nuestros amigos, a quienes invitamos a participar? Primero se mostraban perplejos, y ahora que han probado lo de dar la felicidad, están de acuerdo con nosotros: ¡das la felicidad e inmediatamente la sientes!».

Leticia Magri



[1] C. LUBICH, conexión telefónica del 27-2-1992: EAD., Santificarse juntos, Ciudad Nueva, Madrid 1994, pp. 110-114.