TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

domingo, 30 de septiembre de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 30 DE SEPTIEMBRE, 26º DEL TIEMPO ORDINARIO

Mantened la fe en Jesús

Marcos 9.38-43, 45, 47-48
   En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros».
   Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen al cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».

Otras lecturas: Números 11.25-29; Salmo18; Santiago 5.1-6
LECTIO:
     Jesús vuelve a sorprender a sus discípulos. Al parecer, alguien estaba expulsando demonios en nombre de Jesús. Los discípulos le dicen que deje de hacerlo porque no pertenece a su grupo.
   Jesús los sorprende al decirles que no se lo impidan. La razón que da Jesús es muy práctica. Si alguien está realizando milagros en su nombre, difícilmente se volverá después contra él y criticará el ministerio de Jesús. La verdad es que no se nos proporcionan muchos detalles, por lo que no sabemos por qué dicha persona no estaba relacionada de manera más estrecha a los discípulos de Jesús. No obstante, Jesús deja claro que quien da muestras de bondad con cualquiera de sus discípulos porque le sigue, no quedará sin recompensa.
   A continuación, Jesús dirige su atención a la gravedad del pecado. Hace una seria advertencia a quienes hacen que los jóvenes pierdan la fe en Jesús (versículo 42).
   Jesús resume su enseñanza diciendo que no hay que permitir que nada ni nadie nos haga perder la fe en él. Pone todo el énfasis en la importancia que esto tiene repitiéndolo nada menos que tres veces. Es un asunto de vida o muerte, de cielo o infierno. Debemos mantener nuestras vidas fijas por completo en Jesús y en el Reino de Dios.

MEDITATIO:
¿Qué razones crees que pudieron tener los discípulos para prohibirle al hombre que expulsara demonios en nombre de Jesús?
¿Qué nos enseña este pasaje sobre la manera en que debemos enfrentarnos a la tentación y al pecado? ¿Nos lo tomamos tan en serio como Dios?
¿Qué podemos aprender sobre nuestra responsabilidad respecto a los demás, en especial los niños, y a su fe en Jesús?

ORATIO:
     A medida que leemos la Sagrada Escritura y reflexionamos sobre ella, nos transforma. El Espíritu Santo nos auxilia en ese cambio. Los versos del Salmo 18 nos ayudan a centrarnos en obedecer a Dios y a conservarnos libres de pecado. Mientras meditas sobre este salmo, dale tiempo al Espíritu Santo para que te descubra zonas que necesitas cambiar. Si confesamos nuestros pecados, Dios nos promete que ‘nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad’ (1 Juan 1.9).

CONTEMPLATIO:
     En Números 11.25-29 vemos cómo reaccionó Josué de manera semejante a la de los discípulos cuando alguien hizo algo que él no consideraba correcto. Moisés, lo mismo que Jesús, sostuvo la opinión opuesta. Por lecturas anteriores, sabemos que a Dios le interesa más la actitud de nuestro corazón.
   Santiago 5.1-6 es una advertencia al pueblo que pone su confianza en su riqueza terrenal y explota a los demás. Dios los juzgará. Las acciones egoístas y carentes de amor de los cristianos pueden hacer que otros pierdan la fe en Jesús y en la Iglesia. Jesús debe quedar reflejado en nuestra actitud personal: las palabras y acciones irreflexivas pueden causar un impacto significativo en los demás.
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA

EL BAUTISMO (III)

     Si el Bautismo es necesario para la salvación, ¿qué ocurre con quienes no reciben o no pueden recibir el Bautismo? Los Adoradores Eucarísticos hemos de ser un punto de referencia, entre nuestros familiares, amigos y conocidos, de la Fe en Cristo. Por esa razón hemos de tener presente los caminos que la Iglesia ha establecido para facilitar que cualquier persona pueda ser bautizada, por el deseo de sus padres, si es infante, o por decisión personal, si ya es mayor de edad.

     En peligro de muerte, cualquier persona puede bautizar. “En caso de necesidad cualquier persona, incluso no bautizada, si tiene la intención requerida, puede bautizar. La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar, y emplear la fórmula bautismal trinitaria (“Yo…te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1256).
     Además del bautismo sacramental, la Iglesia considera que otros dos tipos de bautismo abren al alma las puertas de la Gracia. “Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y por Cristo. Este bautismo de sangre como el deseo del bautismo, produce los frutos del bautismo sin ser sacramento” Este bautismo lo reciben quienes se unen a los cristianos que sufren martirio, movidos por su ejemplo. Y mueren con ellos afirmando la misma Fe.

     Unido a este bautismo de sangre la Iglesia reconoce dos modos del bautismo de deseo: el primero se refiere a quienes se están ya preparando para recibir el bautismo: “A los catecúmenos que mueren antes de su bautismo, el deseo explícito de recibir el bautismo, unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento”.
El segundo caso tiene una aplicación que se refiere a todos los hombres y manifiesta claramente la universalidad de la salvación que Cristo nos ha alcanzado: “Todo hombre que, ignorando el Evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y hace la voluntad de Dios, según él la conoce, puede ser salvado. Se puede suponer que semejantes personas habrían deseado explícitamente el bautismo si hubiesen conocido su necesidad”.
     Quizá algunos de nosotros hemos sabido de niños que se han muerto apenas nacidos, y no han recibido el bautismo. Para estas situaciones –sea por descuido de los padres o por enfermedades imprevistas que han precipitado la muerte o por retrasos innecesarios- hemos de recordar la doctrina de la Iglesia para que sepamos consolar a los padres que han sufrido esa desgracia de manera involuntaria, y sufren pensando en la situación de sus hijos en la vida eterna:
“En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y la ternura de Jesús con los niños (…) nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin bautismo. Por eso es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del Santo Bautismo”
(Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1261).
     Y terminamos esta reflexión recordando la doctrina común en la Iglesia de que a todos los niños víctimas del aborto en el seno de sus madres, los acoge la Misericordia de Dios en el Cielo.

Cuestionario

  •      ¿Recibimos con alegría la llegada de un nuevo hijo, de un nuevo nieto? ¿Nos damos cuenta de que es, verdaderamente, un regalo de Dios a la familia?
  •      ¿Rezamos alguna vez en los momentos de adoración, pidiendo a Dios que se deje de asesinar a los niños en el seno de sus madres?
    ¿Nos acordamos de vez en cuando de nuestro propio bautismo, y  damos gracias a Dios de todo corazón por haber recibido la Fe?

EL PADRE SALVADOR RIVERA TOMÓ POSESIÓN COMO NUEVO PÁRROCO DE SAN JOSÉ-EXTRAMUROS

   Tras catorce años de actividad eclesiástica en la vecina localidad de San Fernando, el padre Salvador Rivera Sánchez, tomó posesión, el pasado viernes, 31 de agosto, como párroco de la Iglesia de San José de Cádiz, durante una Eucaristía presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Rafael Zornoza Boy.
   De esta manera, y ante un gran número de fieles, el hasta ahora arcipreste de la ciudad Isleña y párroco de la iglesia del Santo Cristo, se hace cargo de una de las parroquias con mayor actividad de la capital gaditana, tomando, así, el relevo del padre Oscar González Esparragosa.

A MODO DE PRESENTACIÓN

     Corno ya muchos sabéis, desde que tenía nueve años fui feligrés de esta parroquia, siendo párroco D. Camilo García Valenzuela, del que guardo un gran cariño porque fue el que me envió al Seminario, En el año 1982 celebré mi primera misa en esta Parroquia, por tanto, hace ya treinta años. Así que como podéis intuir el venir como párroco a San José, es como volver a casa.
     Mi vida sacerdotal ha sido muy andariega; he estado en Tahivilla, Facinas y Bolonia, luego en Ceuta, después en Benalup, en Cádiz en la Parroquia de San Antonio, con otro sacerdote para mí entrañable, el P. Enrique Arroyo, en San Fernando mis catorce últimos años, y ahora vuelvo a Cádiz.
 Me encuentro con una gran parroquia, muy viva y con un gran movimiento laical.
     Espero seguir contribuyendo a su crecimiento, siempre contando con vuestro apoyo, ya que el sacerdote sólo no puede trabajar. La Iglesia es comunidad de comunidades y entre todos la hacemos crecer. No olvidemos que lo que uno no hace, se queda sin hacer, ya que lo que a ti te corresponde no lo puede hacer otro.
     Pero hay algo que es fundamental en toda comunidad cristiana, y es que el centro es CRISTO. Y nosotros sólo somos administradores como dice San Pablo.
     Tenemos que ser de Cristo, y así todos estaremos unidos.
     Y el motor que nos dará continuamente energía será tener como centro la EUCARISTÍA y una vida comunitaria en la que la ORACIÓN sea importante.
    Me ofrezco a seguir colaborando con todas las comunidades religiosas de la parroquia, ya que tenemos la riqueza de contar con tantos carismas en nuestra feligresía. También a todos los feligreses deciros que contáis conmigo para lo que necesitéis, siempre me podréis encontrar.
 BOLETÍN PARROQUIAL

martes, 25 de septiembre de 2012




PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN





Del profeta Jeremías: «Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto» (Jer 17,7-8).
Orar con la Iglesia
Confiados en la intercesión de María, madre de Dios y madre nuestra, oremos al Padre por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero.
-Para que, bajo la guía del Espíritu, la humanidad entera contemple en Cristo la encarnación de la misericordia y de la fidelidad de Dios.
-Para que, por mediación de María, todos los hombres reconozcan en Cristo la imagen y modelo del hombre nuevo.
-Para que, por intercesión de María, digna morada del Dios-con-nosotros, los creyentes sepamos encontrarlo presente en nuestros prójimos y especialmente en los pobres.
-Para que, a imagen de María y por obra del Espíritu Santo, los cristianos recibamos gozosos al Verbo del Padre y vivamos como hijos de Dios.
Oración
Dios, Padre nuestro, ayúdanos a vivir según tu palabra y a serte fieles en el camino de nuestra conversión por el que avanzamos hacia la plena identificación con Cristo, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

sábado, 22 de septiembre de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DONINGO 23 DE SEPTIEMBRE, 25º DEL TIEMPO ORDINARIO

Un camino nuevo

   Marcos 9.30-37  En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará». Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.   Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:  «¿De qué discutíais por el camino?».
     Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más Importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Otras lecturas: Sabiduría 2.12, 17-20; Salmo 54.3-6, 8; Santiago 3.16–4.3

LECTIO:
     En la lectura de este día, Jesús repite a los discípulos la enseñanza sobre su muerte y resurrección que leímos la semana pasada (Marcos 8.31-33). Era algo tan importante, que Jesús quería asegurarse de que estaban solos y no les interrumpiría nadie.
     Marcos indica que los discípulos no entendían a Jesús pero les daba miedo hacerle preguntas sobre aquel asunto. Tal vez temían que les fuera hacer el mismo reproche que a Pedro si decían algo equivocado (Marcos 8.33), así que decidieron mantenerse callados. O tal vez no eran capaces de asimilar las consecuencias que implicaban lo que les decía Jesús.
     Puede que la conversación de los discípulos sobre quién era el más importante surgiera al preguntarse quién sería su jefe si moría Jesús. Como es natural, Jesús lo capta inmediatamente. Los discípulos estaban demasiado avergonzados como para confesar de qué habían discutido. Pero Jesús no espera sus explicaciones, sino que les responde, pero no de la manera que ellos se habrían esperado.
     Dentro de la comunidad de Jesús, se adquiere importancia mediante el servicio a los demás, no imponiendo el propio poder. En aquella época los niños no tenían poder alguno y era poco lo que valían. Pero a los ojos de Jesús quienquiera que acogiera a una persona sin valor, como un niño, les acogía a él y al Padre que le había enviado. La visión de la vida que tenía Jesús y la que tiene el mundo son tan incompatibles como el agua y el aceite.
     Había que sacudir las ideas de los discípulos para que pudieran aceptar la enseñanza de Jesús. A Jesús y al Padre se los encontrará en y por medio de las personas que rechaza la sociedad. Si los discípulos no cambian, seguirán pensando como el mundo y no como Dios. Una vez más, Jesús nos dice: ‘mi camino no es ni será jamás el camino del mundo’.

MEDITATIO:
¿Tenían razón los discípulos cuando temían pedirle a Jesús que les explicara su enseñanza? ¿Te sientes capaz de preguntarle a Jesús cosas que no entiendes?
¿Por qué escogió Jesús a un niño para ilustrar su enseñanza sobre lo que significa ser discípulo? ¿Qué podemos aprender de todo esto? ¿Qué otras ideas podemos descubrir en Marcos 10.13-16?
Considera la importancia que le da Jesús a nuestra actitud respecto al servicio a los demás. ¿Cómo haces que esta sea una dimensión práctica de tu vida?

ORATIO:
     Con espíritu de oración, léete el Salmo 54 entero. ¿Puedes unirte al salmista para expresar tu confianza en Dios? A lo largo de la semana repite el verso 6 ‘<Sin embargo, Dios me ayuda; el Señor me mantiene con vida>’. ¿A qué situaciones concretas de tu vida pueden aplicarse estas verdades?

CONTEMPLATIO:
     Las lecturas de hoy comparan la manera de comportarse de los buenos con el comportamiento de los que son del mundo. Sabiduría 2.12, 17-20 nos muestra cómo odian al justo los malvados. Le hacen la vida imposible porque les recuerda constantemente su propio fracaso a la hora de hacer lo que Dios quiere.
     Santiago 3.16–4.3 nos previene contra la envidia y el egoísmo. Las actitudes injustas comportan desorden y toda suerte de males. Necesitamos vivir según la santa sabiduría que siempre dará buenos frutos.

Vigilia Diocesana de las Espigas 2012

     Durante la noche del 30 de Junio al 1 de Julio pasado y en la localidad de Benalup-Casas viejas, pudimos celebrar una gran Vigilia Eucarística.

     Aunque no fue una de las más numerosas, por el número de Adoradores asistentes, sí llegó a ser una de las mejor participadas. De las ONCE secciones activas con las que contamos en la Diócesis, solo SEIS acudimos a la convocatoria de nuestro presidente – Cádiz, San Fernando ANFE, Ptº. Real, Chiclana, San José del Valle y Tarifa – en total unos 60 Adoradoras/es, que junto a los fieles convocados por D. Ricardo, Párroco de Nuestra Señora del Socorro y los de la antigua Sección de Benalup, nos reunirnos unos 150 fieles  con el único deseo de adorar a Jesús Sacramentado.

     Desplazados desde las diferentes localidades de la provincia pudimos estar junto a nuestro Obispo D. Rafael que, a pesar de sus múltiples obligaciones Pastorales, no quiso dejar de acompañarnos en ésta que ha sido su Primera Vigilia de Espigas en la Diócesis de Cádiz. También nos acompañó en ésta ocasión nuestro Consiliario Diocesano Rdº P. Guillermo, nuestro anfitrión Rdº P. Ricardo y los sacerdotes diocesanos RdºP. Juan Antonio Martín y Rdº P. Jesús Heredia, que junto al Rdº P.Fray Sixto y a los Rvdºs P. Carlos, Consiliario  Salesiano y nuestros amigos Carlos (Diácono) y Daniel (acólito) que ocupando todo el Presbiterio nos hicieron vivir una Solemne Vigilia que perdurará en nuestra memoria durante mucho tiempo.
     Junto a los mencionados, también nos honraron con su presencia en la celebración de la Sagrada Eucaristía la Srª. Alcaldesa, el Jefe de la policía Local, el Sargento de la Guardia Civil y otros representantes municipales.

     Con la tradicional Procesión de Banderas por las calles de la localidad dio comienzo la celebración, cuyo primer acto eucarístico fue, sobre las 23,00h, la Santa Misa presidida por nuestro Obispo. Tras las Bienvenidas de rigor, tanto por el párroco D. Ricardo como del Vicepresidente diocesano, se comenzó con gran Solemnidad la hora litúrgica de Vísperas seguidas por los asistentes con ferviente devoción.

     Comenzaba D. Rafael su homilía con una afectuosa salutación a las Autoridades y a todos los asistentes y en la que nos recordaba… haciendo referencia al Evangelio de San Marcos que las personas tienen necesidad de tocar a Jesús y que a este respecto San Ambrosio afirmaba que  Jesús se deja tocar que se quedó con nosotros para ser contemplado y amado, que se nos acerca como alimento para fortalecernos. Nos llama para que le sigamos, dándonos fuera y vigor para éste seguimiento.
     Con las palabras del Santo Padre en la Festividad del Corpus Christi nos recordó que cuando los cristianos nos olvidamos de la Adoración Eucarística se pierde vigor en la vida cristiana perdiendo el sentido de la adoración siendo entonces cuando comenzamos con la idolatría del egoísmo y el seguimiento de dioses paganos; siendo primordial para evitarlo el encuentro con Cristo Sacramentado.
     Hoy necesitamos que Cristo nos devuelva la vida, dejándonos una marca cuando le adoramos,- nos salva de la muerte y de la idolatría dándonos la vida eterna. Hoy podemos decir: Dios está aquí, venid adorémosle que es el Salvador que nos da la vida. Pidámosle fuerzas para seguir adorándole.
     Finalizada la Eucaristía dieron comienzo los Turnos de Vela y Adoración, que divididos en cinco, fueron dirigidos espiritualmente por cada uno de los sacerdotes asistentes, teniendo la posibilidad de participar durante toda la noche del Sacramento de la Reconciliación. Destacando y agradeciendo esta abnegada labor, especialmente en las horas más intempestivas de la noche.

     Con el rezo del Santo Rosario y la posterior procesión eucarística, con Su Divina Majestad bajo palio, nos trasladamos hasta la zona del “Tajo de las Figuras” donde se procedió a la bendición de los campos, regresando al templo una vez finalizado el fervorín, donde sobre las 7,00h, quedó concluida la gran Vigilia Diocesana de las Espigas de éste año 2012 desde donde quedamos emplazados dm para la próxima, manteniendo un agradecimiento muy especial P. Ricardo por hacernos la estancia tan agradable en los magníficos salones parroquiales donde pudimos descansar entre Turnos. Tras las despedidas nos retiramos a nuestros domicilios con una alegría espiritual que hacía aminorar el cansancio.




domingo, 16 de septiembre de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 16 DE SEPTIEMBRE, 24º DEL TIEMPO ORDINARIO

Y vosotros, ¿qué decís?

Marcos 8.27-35   Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de la región de Cesarea de Felipe. En el camino preguntó a sus discípulos:
–¿Quién dice la gente que soy yo?
Ellos contestaron:
–Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que eres Elías, y otros, que eres uno de los profetas.
Y vosotros, ¿quién decís que soy? –les preguntó.
Pedro le respondió:
–Tú eres el Mesías.
   Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie. Comenzó Jesús a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderle. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro diciéndole:
–¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres. Luego llamó Jesús a sus discípulos y a la gente, y dijo:
El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y del evangelio, la salvará.

Otras lecturas: Isaías 50.5-9; Salmo 116.1-6, 8-9; Santiago 2.14-18

LECTIO:
   Corren rumores descabellados sobre cuál es la verdadera identidad de Jesús. Les pregunta a los discípulos quién cree la gente que es él. La mayor parte identifica a Jesús con los profetas del Antiguo Testamento, en particular con Elías. Otros incluso creen que podría ser Juan el Bautista.
   Entonces Jesús les pregunta quién creen ellos que es. Pedro dice que es el Mesías, aun cuando no acaba de entenderlo del todo. En este momento Jesús sólo quiere que los discípulos conozcan su verdadera identidad, así que les ordena que no se lo digan a nadie.
Jesús a continuación les hace vislumbrar cómo terminará su misión en la tierra. Les dice con toda claridad que tiene que padecer y morir, pero que al cabo de tres días resucitará de entre los muertos. Esto no encaja con la idea de Mesías que tiene Pedro, por lo cual reprende a Jesús.
   Jesús rechaza firmemente lo que le sugiere Pedro y deja bien claro que Satán se está sirviendo de él: se trata de razonamientos humanos, no del plan de Dios. A Pedro todavía le queda mucho que aprender respecto a Jesús.
   Jesús explica entonces a la muchedumbre qué significa ser discípulo suyo. Utiliza el simbolismo de cargar con una cruz. Esto debió crear en la mente de sus oyentes una imagen vívida y terrible. Puede que muchos hubieran visto por las calles a un condenado tambaleándose y sangrando mientras le golpeaban camino de una muerte humillante y dolorosa.
   Las palabras de Jesús son una señal de alerta para sus primeros discípulos. Si queréis seguirme, preparaos porque seguirme conlleva sufrimiento. Algunos discípulos habrían de sufrir la crucifixión física. En la actualidad, otros siguen entregando sus vidas por amor al Evangelio. Para el resto de nosotros, para cualquier discípulo, estar dispuestos a exponer nuestras vidas para someternos por completo a la voluntad de Dios es un desafío diario.

MEDITATIO:
Considera quién crees que es Jesús. ¿Hasta qué punto le comprendes? Como Pedro ¿podemos en ocasiones ser culpables de creer que sabemos más que Jesús?
Considera por qué sigues a Jesús. ¿Te ayuda recordar estas razones cuando seguirle implica un sacrificio o sufrir de alguna manera?
Jesús habla de ‘cargar con la cruz’ cada día y de ‘perder la vida por causa suya o del Evangelio’. ¿Qué significa esto para ti? Acuérdate de que Jesús nos envía el Espíritu Santo para ayudarnos a vivir la vida cristiana.

ORATIO:
   El Salmo 116 es un gran grito de alegría por la liberación. El salmista dice ‘Yo tenía fe, a pesar de que decía que era grande mi aflicción’ (versos 10-11). Piensa en tu relación con Dios: ¿puedes usar esos mismos versos para alabarle ahora?

CONTEMPLATIO:
   Con frecuencia nos referimos a Isaías 50.5-9 como uno de los Cánticos del Siervo, y suele interpretarse como una profecía sobre el sufrimiento de Cristo. (Véase también Isaías 52.13–53.12) Jesús tiene que ser muy consciente de estas palabras, pero no deja que el sufrimiento que se le avecina le aparte de obedecer a Dios.
   Santiago 2.14-18 pone de relieve que la fe en Jesús siempre se manifestará no sólo por medio de palabras, sino también en nuestras acciones. La fe se derramará como sacrificio de uno mismo y amor práctico hacia los demás.
DE POCO VALE LA FRAGANCIA DE LA FLOR,
SI NO VA ACOMPAÑADA DE LA CARIDAD

San Buenaventura, "Vitis mystica", cap. 32

     La caridad, que nunca puede estar ociosa, se manifiesta siempre por las obras, como afirma san Gregorio: «La prueba del amor está en sus frutos». Y san Juan, el discípulo predilecto de Jesús, dice: <Si alguno que posee bienes de la tierra ve a su hermano padecer necesidad y le cierra el corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? El que no ama a su hermano, a quien ve, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve?>
     La misma Verdad, el buen Jesús, se cuidó de expresar con claridad las obras de misericordia, que demuestran el amor al prójimo, y que servirán, al final de los tiempos, de salvación o de reprobación, al decir: <Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y vinisteis a verme. Pues cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.> Éstas son las obras de misericordia, que tienen su raíz en la caridad. Es bueno, pues, pararse despacio a considerar cuál sea la dignidad de estas obras de caridad, que adquieren, en el juicio final, la categoría máxima de la salvación. Incluso de nada valdrá entonces la fragancia de la flor, es decir, la integridad de la virginidad, si a ésta le falta el aroma de las obras de caridad.
     Examine cada uno su conciencia y vea si tiene esta disposición de mente. Cuando te encuentras con un pobre, con un enfermo, con un forastero, y pasas delante de ellos sin que te muevas a compasión, ni ruegas por sus necesidades, ni te unes a sus lamentos, ¿crees que estás lleno de compasión? Si no eres capaz de compartir tus bienes con el necesitado, tampoco sabes lo que es padecer privaciones. Recuerda que Cristo está presente en el pobre porque es miembro suyo, y, cuando te pide socorro, ayúdale, porque es él mismo quien te lo suplica; además el pobre es tu hermano. No cierres tus sentimientos a la verdadera compasión, que por la amplitud de ésta conocerás cuál es la medida de tu amor a Dios.
Santiago 2,14-18
¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá:
«Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe».                                    (Domingo XXIV del Tiempo Ordinario)

domingo, 9 de septiembre de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 9 DE SEPTIEMBRE, 23º DEL TIEMPO ORDINARIO

Unos dedos que sanan

Marcos 7.31-37     En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, Camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete». Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

Otras lecturas: Isaías 35.4-7; Salmo 146.7-10; Santiago 2.1-5

LECTIO:
       Cuando curó a este hombre, Jesús le resolvió dos problemas. El hombre que no podía ni oír ni hablar se vio liberado para poder hacer ambas cosas. Así, quien vivía en un mundo totalmente silencioso, aislado, podía a partir de entonces participar plenamente en su comunidad.
   El silencio en que vivía confinado quedó roto cuando Jesús dio la orden de que se abriera: “¡Effetá!” Marcos usa esta palabra aramea que pronunció Jesús para realizar la curación. Pero no fue elegir un idioma o una palabra lo que hizo posible el milagro, sino el poder divino de curación que tenía Jesús.
El evangelista deja claro que Jesús no realiza milagros mediante ritos, magia o poderes demoníacos, sino solamente por el poder de Dios. Este poder que actúa en Jesús hace realidad la curación, el perdón y la liberación.
   Marcos es el único evangelista que recoge esta curación de un sordomudo. No queda claro dónde tuvo lugar el milagro pero, teniendo en cuenta la región que atravesaba Jesús, es posible que el hombre no fuera judío. De todos modos, Jesús le curó porque quienes intercedían por él mostraban tener fe. Él y su poder divino estaban allí para servir y salvar a todos, independientemente de su nacionalidad o de su ambiente cultural.
   La gente estaba maravillada. No podían dominar su alegría y su satisfacción y les contaban a todos el milagro, a pesar de lo que les había mandado Jesús.

MEDITATIO:
¿Qué crees que pensaba el hombre cuando Jesús se preparaba para curarle? ¿Por qué crees que Jesús se lo llevó aparte de la gente?
Considera el papel que desempeñaron los amigos de este hombre. ¿Qué podemos aprender de ello? ¿Por qué les mandó a los amigos que no se lo contaran a nadie?
¿Cuáles fueron las consecuencias del milagro?

ORATIO:
     El Salmo 146 es una hermosa oración que ensalza las promesas y la fidelidad de Dios. Está lleno de esperanza y de ilusión y enumera un prodigio tras otro. Si puedes, únete y dale gracias a Dios por haber intervenido portentosamente en tu propia vida.
   A veces, la respuesta de Dios a una necesidad real parece que tarda mucho tiempo en llegar. El salmista nos recuerda en el verso 6 que ‘él siempre mantiene su palabra’. No pierdas la esperanza, confía en Dios.

CONTEMPLATIO:
     Dios sana cuando quiere y donde quiere. Nuestra primera lectura, Isaías 35.4-7, nos da ánimos: confiemos en que Dios rescatará y sanará a su pueblo. En el único milagro del Evangelio que hemos leído hoy, Jesús realiza dos de las curaciones aquí mencionadas.
   Santiago 2.1-5 nos recuerda que Dios no juzga a las personas por su apariencia externa, y tampoco deberíamos hacerlo nosotros. Deberíamos amar y servir a todos por igual, sin que influyera en nosotros la condición social de nadie.