TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 28 de marzo de 2015

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 29 DE MARZO, DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (Comentario de + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo)

¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!

Mc. 11,1-10
          Cuando Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al llegar a Betfagé y Betania, cerca del monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: “Id al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrareis amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo.  Si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: ‘El Señor lo necesita y lo devolverá pronto’ ”.
     Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron.  Algunos de los que allí estaban les preguntaron: “¿Por qué sueltan al burro?”. Ellos contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie los molestó.
     Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó en él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!”.

Otras Lecturas: Isaías 50,4-7; Salmo 21; Filipenses 2,6-11

LECTIO:
            Con el domingo de ramos entramos de lleno en la Semana Santa para celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Antes de la celebración de la Eucaristía, tiene lugar la procesión de los ramos. Para comenzar, se proclama el texto del Evangelio de Marcos (Mc 11,1-10). En él se recogen las aclamaciones de las gentes que acompañan a Jesús en su entrada en Jerusalén Las lecturas de este día nos centran en el modelo del camino pascual, Cristo Jesús, que va a pasar, a través de la muerte, a la nueva vida: el Siervo de Yahvé, solidario con sus hermanos, que se entrega hasta la muerte, y así salva a la humanidad.
       El Evangelio de Marcos (Mc 14,15-47) es la cumbre del mensaje de hoy: la comunidad escucha una vez más, desde la fe y la admiración, el camino que ha seguido Jesús a la cruz y a la resurrección. Un camino serio, solidario, prototipo de todo el dolor de la humanidad y también del estilo con que Dios ha asumido nuestro mal y nos ha querido salvar por el perdón y el amor. Volveremos a escuchar la Pasión –esta vez según San Juan- el viernes, primer día del Triduo Pascual.
       Tres aclamaciones marcan esta semana: desde el "hosanna" de hoy, pasando por el "crucifícale", hasta el gozoso "aleluya, ha resucitado" de la noche pascual. Tres palabras que retratan el camino de Jesús y que nos dan ánimos a nosotros para el nuestro. Acompañar a Cristo en su Semana Santa supone los dos aspectos: la muerte y la resurrección, el dolor y la alegría, la entrega y el premio.
       Somos invitados,  desde hoy, no sólo a meditar y orar este misterio de la Pascua, sino a vivirla en nuestra existencia, aceptando con fidelidad lo que pueda comportarnos de esfuerzo el ser cristianos y alimentando una confianza absoluta en el Dios que es Padre lleno de amor, y cuyo última palabra no es la muerte, sino la vida, como en Jesús. Si le acompañamos a la cruz, también seremos partícipes de su nueva vida de Resucitado.

MEDITATIO:
¡Hosanna! Bendito el que viene en el Nombre del Señor…

Entusiasmarse con Jesús es fácil, pues su figura no deja indiferente, pero ir detrás de Él pase lo que pase y mantenernos fiel cuesta más.  ¿Cómo es tu seguimiento hoy?
Israel esperaba un Mesías poderoso que lo liberase. ¿Cómo es tu imagen de Dios?, ¿qué Reino esperas?
¡Bendito el reino que llega,… ¡Hosanna en el cielo!”

Jesús viene a ti humilde y sentado en un asno. ¿Qué consecuencias tiene para tu vida seguir a un Mesías humilde y pacífico como Jesús? ¿Cómo vives y favoreces en tu ambiente la paz y humildad de Jesús?
El relato de la pasión de Jesús, ¿qué dice a tu propia realidad y situación personal? ¿Qué dices hoy a Jesús? La pasión del Señor nos pone en silencio. Un silencio más profundo que las múltiples voces que nos rodean y que habitualmente nos invaden. Detente a analizar, ¿por qué?
                                                                                                                                                                 
ORATIO:
     Enséñanos, Señor, a hacer silencio en estos días, para escuchar tu palabra y meditar en tu Misterio de Amor; para aprender a escuchar como discípulos que van en camino, de tu mano, animados por el Espíritu descubriendo la voluntad de tu Padre. Enséñanos a orar como tú, Señor. Llamando Papá a Dios, confiándonos en sus manos. Ayúdanos a orar para conocer lo que Dios quiere, lo que nos pide, lo que sueña para nosotros. Enséñanos Señor a aceptar la cruz del seguimiento, pues no se siguen tus huellas sin caminar hacia la entrega y sin vivir la renuncia. Ayúdanos a tomar tu cruz cada día, para morir a nuestros egoísmos y bajezas.
     Tu rostro, Señor, es el rostro del Dios humilde que nos ama hasta despojarse, hasta hacerse pobre entre nosotros.
     Tu rostro es el rostro de nuestro dolor, de nuestra soledad, de nuestra angustia, de nuestra muerte que has asumido para que no estuviéramos solos y desesperados.
     Enséñanos, Señor, lo que significa amar como tú nos amas, a participar en el misterio de tu pasión y muerte y a gustar contigo tu victoria sobre el pecado y la muerte.

CONTEMPLATIO:
     Tu Palabra nos invita a seguir tus pasos, abandonarnos en el Dios de la vida; desde el silencio, la oración, el servicio y la cruz, caminamos, Señor, para aprender a convertirnos. Cada uno somos un personaje importante en la narración de la Pasión, porque por cada uno entregó la vida Jesús. Vivámosla con el respeto de quien oye la narración del Amigo que da su vida por mí.
…Señor, por donde fuereis tengo que ir.
Contempla a Jesús humillado, injuriado, perseguido… crucificado para redimirnos a todos, fiel al amor del Padre, fiel al amor al hombre.
Contempla al pueblo, sencillo, que se afana y trabaja, buscando la salvación. Acompáñalo en esta búsqueda. Y contémplate a ti mismo, que, a veces, quieres señales para despertar tu apatía, tu miedo, tu indiferencia, tu rutina…
…Señor, por donde fuereis tengo que ir.

HIPOCRESÍA Y MORALIDAD CRISTIANA (2)


     “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad”.    (Mateo 23:27-28)

Hipocresía religiosa
     
“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres”.   (Mateo 15:7-9)

     La hipocresía ha sido descrita, junto con la falta de honestidad, como una característica que atrae particular oprobio en la época moderna, y por ello muchos sistemas de creencias condenan los comportamientos relacionados con la hipocresía.
     En algunas traducciones del Libro de Job, la palabra ‘chaneph’ es traducida como ‘hipócrita’, aunque en general significa sin Dios o profano. En la Biblia cristiana Jesús condena a los escribas y fariseos como hipócritas. En el texto budista Dhammapada, Buda condena a un hombre que tomó la apariencia de un ascético sin serlo. En el Corán islámico se critica a los munafiq, que son aquellos que manifiestan ser creyentes sin serlo. Como podemos ver, la hipocresía es un mal extendido en todas las religiones.
     La religión de los fariseos era hipocresía de la más grave, ya que utilizaban la relación con Dios como objeto de vanagloria personal. Esto desgraciadamente aún persiste en nuestros días, lo cual causa escándalo cuando se descubre e incita a otras personas a que incluso rechacen la religión al ver el comportamiento hipócrita de quien habla de Dios sin seguirle.
     Hoy en día muchos no quieren acercarse a los caminos del Señor ya que por el pésimo testimonio de algunos ‘cristianos’, la gente resta credibilidad al Evangelio. Es triste ver en nuestras iglesias a tanta gente que dentro de ella aparenta santidad y una buena relación con Dios, pero que en la privacidad de su vida deja mucho que desear. Como dijo Jesús, sus labios predican lo que no siente su corazón.
     El grupo musical Nueva Vida compuso un canto religioso que en su texto describe con toda claridad la hipocresía religiosa. Su título es ‘Con nosotros está’ y nos habla de que Jesús está presente en cada una de las personas que están viviendo en medio de desgracias, necesidades o tribulaciones, pero que la mayoría de creyentes no parecen darse cuenta de ello, debido a lo cual priorizan su asistencia a centros religiosos, desconociendo esa presencia divina en el necesitado, con lo cual les ignoran completamente.
     Y la hipocresía cristiana no se limita exclusivamente a lo dicho en este canto, sino también a muchas otras actitudes personales totalmente opuestas al cristianismo al que decimos pertenecer, seguir y practicar.

Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.
Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.
Su nombre es el Señor y pasa hambre y pasa por la boca del hambriento,
y muchos que lo ven pasan de largo, acaso por llegar temprano al templo.
Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.
Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.
Su nombre es el Señor y sed soporta, y está en quien en justicia va sediento,
y muchos que lo ven pasan de largo, a veces ocupados en sus rezos.
Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.
Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.
Su nombre es el Señor y está desnudo, la ausencia de amor hiela sus huesos
y muchos que lo ven pasan de largo, seguros al calor de su dinero.
Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.
Con nosotros está y no le conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor.


Conclusión
     Si alguien que se denomine cristiano sólo aparenta tener fe sin acompañarla de obras, se asemeja a la higuera que se secó y murió por no dar frutos. Cuando la persona aparenta lo que no es, se ha engañado a sí misma y le ha mentido a los demás. Se cree merecedor de la gloria celeste, pero no piensa que en el cielo jamás entrarán los hipócritas.

     “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su paga” (Mateo 6:5)

“El fanatismo es a la religión lo que la hipocresía es a la virtud”
Charles Palissot de Montenoy-Dramaturgo francés (1730-1814)


IDEAS PARA "REAVIVAR LA FE" A TRAVÉS DE LA MISA

1.- Ir a comulgar.- "La procesión debe ser lenta para permitir el acto de reverencia personal, inclinación profunda o genuflexión, al cuerpo del Señor. Mientras se administra la Comunión, permanecemos de rodillas en señal de adoración; nos podemos sentar una vez que el sacramento es repuesto de nuevo en el tabernáculo".

2.- ¿Se puede de rodillas?- Según la Congregación para el Culto Divino, "la práctica de arrodillarse para recibir la comunión tiene de su parte una tradición de siglos e indica un signo de adoración. El hecho de que el fiel esté de rodillas no constituye motivo para negarle la comunión. El sacerdote que la niega comete un abuso pastoral".

3.- Los fragmentos.- "De la gran reverencia hacia el Sacramento viene la precaución de la utilización del platillo o del purificatorio, como los bizantinos, en la distribución de la Comunión, para evitar que la sagrada Hostia, o algún fragmento de la misma, caiga. Jesús está realmente presente también en los fragmentos de la Hostia".

4.- Cuidado con la creatividad.- Del mismo modo que el sacerdote "no dice cosas de su coleto, no inventa una doctrina propia, del mismo modo no puede hacer o inventar Liturgias, porque engañaría y llevaría a la idolatría. Cuando rezo o celebro la Misa, tengo que acordarme de que repito las palabras de Otro, soy colaborador de una obra que me precede y me supera".

5.- Canciones.- "Hemos asistido a la desaparición del repertorio musical en favor de canciones derivadas de la cultura secular, incompatibles claramente con el Evangelio. Se cede a la música ligera -tal vez con la ilusión de atraer a los jóvenes-, en la que prevalecen el ritmo, la zalamería de las palabras, incluso la utopía y la horizontalidad mundanas".

6.- Confesionarios durante la misa.- "Hay que garantizar, sobre todo, la reserva. Muchos fieles admiten que no se confiesan porque ya no están protegidos por la discreción de la rejilla. Además, la experiencia demuestra que al quitar los confesionarios de la vista de los fieles en la nave, donde estaban situados en las iglesias tradicionales, disminuye la idea de confesarse".

7.- ¿Dónde está el Santísimo?- "En el postconcilio, del demonio parece haberse ensañado con el Tabernáculo -como es obvio-, desarrollando un conflicto que no parece acabarse: en muchas iglesias el Tabernáculo es colocado en lugares de poca importancia o separados, que no son fáciles de encontrar, o se antepone a él la sede del celebrante que, de esta manera, le da la espalda, algo verdaderamente grave. Así los fieles, al entrar en la iglesia, no se dan cuenta de la presencia del Santísimo Sacramento y no se detienen en adoración".

8.- Sin devoción no hay participación.- "La desaparición de los gestos de adoración, el final del silencio en la iglesia y la exhibición de los llamados actores han llevado a los fieles a ser simples espectadores y la Liturgia ha decaído hasta ser un espectáculo en el que se exhiben sacerdotes y ministros, nada que ver con lo que ocurría antes del Concilio, con el agravante de que, si antes los fieles contemplaban en silencio el misterio, ahora lo observan divertidos o aburridos. Sin devoción no hay participación plena. En la Liturgia hay que participar con los cinco sentidos y hay que dejarse cautivar por algo que viene de lo más profundo y de la eternidad. No se trata de una conferencia en la que tienes que entenderlo todo. Comprender la realidad de la Liturgia no es lo mismo que comprender las palabras".


domingo, 22 de marzo de 2015

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 22 DE MARZO, 5º DE CUARESMA (Comentario de + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo)

«…QUISIERAMOS VER A JESÚS»
Jn.12.20-33
         Entre los que habían ido a Jerusalén para dar culto a Dios en la fiesta había algunos griegos. Éstos se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe se lo fue a decir a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió:   «Ha llegado la hora en que va a ser glorificado el hijo del hombre. Os aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la perderá; y el que odia su vida en este mundo la conservará para la vida eterna. El que quiera ponerse a mi servicio, que me siga, y donde esté yo allí estará también mi servidor. A quien me sirva, mi Padre lo honrará. Ahora estoy profundamente angustiado. ¿Y qué voy a decir? ¿Pediré al Padre que me libre de esta hora? No, pues para esto precisamente he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre». Entonces dijo una voz del cielo:
     «Lo he glorificado y lo glorificaré de nuevo». La gente que estaba allí y lo oyó, dijeron que había sido un trueno. Oros decían que le había hablado un ángel. Jesús replicó: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora es cuando va a ser juzgado este mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos los atraeré hacia mí». Decía esto indicando de qué muerte iba a morir.


Otras Lecturas: Jeremías 31,31-34; Salmo 50; Hebreos 5,7-9

LECTIO:
     En el relato de hoy encontramos nuevamente a Jesús en Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua, esta será su última Pascua y Jesús lo anuncia con determinación a la gente que lo sigue: “ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado”.
     La “hora”, en el evangelio de Juan se refiere a la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Es la hora de su glorificación, porque con su muerte y resurrección, Jesús vuelve victorioso al Padre habiendo vencido la muerte. Así se cumple el plan del Padre, la salvación de toda la humanidad.
     El texto superpone de una manera brillante dos momentos de la historia: el tiempo de Jesús y la evangelización de los griegos y paganos posterior a la muerte de Jesús, encomendada probablemente a Felipe y Andrés cuyos nombres provienen del griego. El relato dice que los griegos quieren ver a Jesús, que en lenguaje de Juan significa conocer a Jesús. Jesús responde a su deseo de conocerlo hablando de la hora de su glorificación, gracias a la cual los griegos del siglo I y todos los hombres y mujeres a lo largo de historia que hemos compartido su deseo de verlo, hemos podido conocer a Jesús y recibir su mensaje de salvación.
     Jesús compara su muerte con el grano de trigo que tiene que morir para dar fruto. Jesús entrega su vida voluntariamente, nadie se la quita (Jn 10,18), para dar como fruto la salvación de toda la humanidad. Su única motivación es vivir según el querer del Padre aunque ello signifique entregar la vida. Así lo expresa en la oración no pide al Padre que le quite la angustia, sino que su nombre sea glorificado, es decir, pide hacer la voluntad del Padre. La voz que se escucha del cielo, es la voz de Dios que viene a confirmar la fe de Jesús en su Padre. El nombre de Dios ha sido glorificado a lo largo del ministerio público de Jesús, a través de sus gestos y de sus palabras, y será nuevamente glorificado con su pasión, muerte y resurrección. Jesús ha vivido la vida entera según el querer del Padre.
     Encontramos la clave para el seguimiento de Jesús. La palabra “servir” marca el camino del discípulo. Éste no es mayor que su Maestro, por eso está llamado a vivir la vida como su Maestro, es decir, haciéndose servidor de todos (Jn 13,12b-17), aunque eso signifique correr la misma suerte de Jesús.

MEDITATIO:                     
     Ya estamos en el último domingo de Cuaresma. A lo largo de este itinerario acompañamos a Jesús, quien nos ha venido enseñando que él es la luz, la verdad y la vida eterna. Es un tiempo en el que nos acercamos poco a poco a la muerte y resurrección del Señor al revisar distintos aspectos de nuestra vida y de nuestra relación con Él. La Palabra nos ofrece la opción de servir a los hermanos a través de la entrega gratuita y generosa y así, con nuestro testimonio, llevar a los otros a conocer a Dios.

Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo…

Jesús es el grano de trigo que debe morir para darnos vida eterna, él nos invita a dar fin a los pensamientos, sentimientos y deseos que nos llevan a tener acciones poco cristianas, que impiden nuestra glorificación en la resurrección de Cristo.

…pero si muere, da mucho fruto.

Así mismo, debemos imitar a Jesús en el servicio, como lo dice el Papa Francisco en el Mensaje de Cuaresma (2015), “El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres”. La promesa de Jesús es clara, quien le sirve será honrado por Dios. Lo que significa que la fidelidad de Dios es rebosante con aquel que sirve a su Hijo.
¿Cómo es mi oración cuando hay angustia o miedo en mi vida? ¿Qué tanto me cuesta elegir entre la voluntad de Dios y mi voluntad? ¿Siento la fidelidad de Dios cuando sirvo a mis hermanos?                                                                                                                 
ORATIO:
Señor Jesús, yo también deseo verte y ser ese grano de trigo

     Padre bueno, muchas veces hemos tenido miedo, tú lo sabes. Hemos tenido miedo de buscar, de servir y de seguir total y realmente a tu Hijo Jesús y nos hemos quedado en la apariencia y en lo que no compromete del todo. Hemos tenido miedo de escuchar y de cumplir tu voluntad y nos hemos quedado sólo en lo nuestro. Tenemos miedo de entregarnos completamente a ti y a los demás y nos quedamos en la desconfianza y en una autosuficiencia. Te pedimos que nos acompañes y nos ayudes a crecer en disponibilidad y donación a ti y a quienes nos has confiado. Haz que seamos como ese grano de trigo que se entierra junto con la cruz de tu Hijo para que de allí brote la vida.
y me permitas hacer su voluntad como tú hiciste.

CONTEMPLATIO:
     La Cuaresma es momento para reflexionar sobre el corazón de nuestra vida cristina: apártanos de los caminos fáciles de la popularidad, de la gloria a poco precio, y llévalos sobre los caminos de los pobres y de los afligidos de la tierra, para que sepamos reconocer en sus rostros el del Maestro…


…Señor Jesús, hiciste la voluntad del Padre y me has salvado, fortaléceme en los momentos de angustia para ser como tú…
HIPOCRESÍA Y MORALIDAD CRISTIANA (1)

     “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad”.    (Mateo 23:27-28)

Presentación
     
     En el lenguaje popular podemos decir que un sepulcro blanqueado es todo aquel cristiano que tiene apariencia externa de devoción y santidad, pero interiormente no experimenta una verdadera comunión con Dios. Es el perfecto hipócrita cristiano.
     Antiguamente, en el teatro griego, la palabra hipócrita designaba al actor que utilizaba máscara y disfraz para representar una personalidad ajena a la suya, y su objetivo era el de deleitar al público. En definitiva, ese tipo de actor estaba fingiendo cualidades y sentimientos que él mismo no poseía ni experimentaba, con lo cual estaba fingiendo. O lo que es lo mismo, estaba mintiendo.
     ¿Y cuántas personas, aparentemente buenos cristianos, tienen su corazón lleno de amargura, odio, mentira, resentimiento, etc. y al mismo tiempo pretenden demostrar una vida cristiana llena de valores positivos, que ni tienen ni sienten? Con ello lo único que consiguen es destruir la credibilidad del Evangelio en otras personas.
     ¿Y cuántos otros se acuerdan de Dios para pedirle favores en casos de necesidad personal, a pesar de que no creen en Él? ¿Y cuántos otros muestran su supuesta cristiandad a los demás, pero en su vida privada son exactamente lo opuesto a lo que quieren aparentar ser? Este tipo de personas no conocen la seria advertencia de Jesús cuando dijo: 

     “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse”    (Lucas 12:1-2).

La hipocresía
    
     “Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano”   (Mateo 7:5)

     Etimológicamente la palabra hipocresía proviene del latín tardío ‘hipocrisis’ y del griego ‘hypokrisis’, que significan actuar o fingir. Es el acto de fingir y ostentar, constante o esporádicamente, creencias, opiniones, virtudes, sentimientos y cualidades que se exigen en las demás personas, y que uno en realidad no tiene o no sigue. La hipocresía en sí misma es un tipo de mentira o pantalla de reputación.
     La hipocresía puede venir del deseo de esconder ante los demás motivos reales o sentimientos. La hipocresía no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se defiende y aquello que se hace, sino que es el deseo de que las demás personas vean una grandeza y bondad que en realidad no existe, y que es solamente una apariencia en sí misma, y sus fines y logros están totalmente alejados de la realidad. En pocas palabras, un hipócrita es alguien que esconde sus intenciones y su verdadera personalidad.

     La hipocresía consta de dos operaciones, a través de las cuales se manifiesta tanto la simulación como el disimulo. La simulación consiste en mostrar lo que se desea, en tanto que el disimulo oculta lo que no se quiere mostrar. La hipocresía es como la mentira, porque el hipócrita pretende ser alguien que no es, y además quiere engañar a los demás.