TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 29 de diciembre de 2018

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 30 DE DICIEMBRE DEL 2018, FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA (Comentario de + Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba)

« ¿POR QUÉ ME BUSCABAIS? »

Lucas 2, 41-52


     En aquel tiempo, los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y así, cuando Jesús cumplió doce años, fueron todos allá, como era costumbre en esa fiesta. Pero pasados aquellos días, cuando volvían a casa, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres se dieran cuenta. Pensando que Jesús iba entre la gente hicieron un día de camino; pero luego, al buscarlo entre los parientes y conocidos, no lo encontraron. Así que regresaron a Jerusalén para buscarlo allí.
     Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que le oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando sus padres le vieron, se sorprendieron. Y su madre le dijo:
–Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia.
Jesús les contestó: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo  debía estar en la casa de mi Padre? - Pero ellos no entendieron lo que les decía.
     Jesús volvió con ellos a Nazaret, donde vivió obedeciéndolos en todo. Su madre guardaba todo esto en el corazón. Y Jesús seguía creciendo en cuerpo y mente, y gozaba del favor de Dios y de los hombres.

Otras lecturas: Sirácida 3:2-6.12-14; Salmo 127; Colosenses 3,12-21

LECTIO:
     Como judíos piadosos, María y José, junto con sus amigos y familiares, realizan su peregrinación anual a Jerusalén. La ocasión es la fiesta de Pascua, que duraba toda una semana y en la que se honraba a Dios por haber salvado y liberado de Egipto a sus antepasados (Éxodo 12:1-27).
     Era un viaje que habían hecho muchas veces antes. Sin embargo, este año resultó especialmente memorable. Jesús, para el que aquel debía de ser su primer viaje, ya que sólo tenía doce años, se quedó en el templo, en vez de volver con los demás. Cuando José y María se dan cuenta de que Jesús no está con su grupo, regresan a Jerusalén. Después de tres angustiosos días de búsqueda, le encuentran hablando con los maestros de la ley en el templo.

MEDITATIO:
     La Sagrada Familia de Nazaret es el prototipo de toda familia cristiana. ¿Quién es esa familia? La que reunida en el sacramento del matrimonio, y alimentada con la Palabra y la Eucaristía, está llamada a realizar esa vocación y misión de ser célula viva, no solamente de la sociedad, sino también de la Iglesia.
     En la Familia de Nazaret contemplamos cómo el amor no es concéntrico, ni busca interés personal ni toma en cuenta el mal recibido, sino que se alegra con la verdad. En Nazaret, se hacen verdad aquellas palabras del apóstol San Pablo: "el amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta".
     Hoy es día de entregar Belleza al matrimonio y a la familia, hoy es día de decir un Sí incondicional al amor. Dios es amor, y por ello la vocación fundamental de todo ser humano está en amar. (+Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid)

ORATIO:
     Señor y Padre de todos los hombres, el apóstol Pablo ha enseñado a los cristianos a vivir la vida familiar «en el Señor»: nosotros te pedimos que la persona de Jesús sea el hilo de oro que una a toda nuestra familia cristiana.
Que la familia cristiana,
sea luz y descanso para los débiles, los acianos…
y para cuantos se acerquen a ella.

CONTEMPLATIO:
     El mensaje que proviene de la Sagrada Familia es ante todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José Dios está verdaderamente en el centro, y lo está en la Persona de Jesús. Por eso la Familia de Nazaret es santa. ¿Por qué? Porque está centrada en Jesús. ¿Pones los medios y te preocupas para que tu familia esté centrada en Jesús? ¿Oráis juntos? ¿Sois misericordiosos unos con otros, os perdonáis, comprendéis, dialogáis… (Papa Francisco)
     La luz que irradia (la Sagrada Familia) es luz de misericordia y de salvación para todo el mundo, luz de verdad para todo hombre, para la familia humana y para cada familia. Esta luz que viene de la Sagrada Familia nos alienta a ofrecer calor humano en esas situaciones familiares en las que, por diversos motivos, falta la paz, falta la armonía y falta el perdón. (Papa Francisco)


   El evangelio me enseña que Jesús, creciendo en sabiduría, permanece sumiso a María y a José. Y el corazón me dice con qué ternura obedece siempre a sus queridos padres. Ahora comprendo el misterio del templo, Madre: tu dulce Hijo quiere que tú seas ejemplo para el alma que lo busca en la noche de la fe. Sí, sufrir amando es la alegría más pura (S. Teresa de Jesús).

sábado, 22 de diciembre de 2018

NAVIDAD CON LOS HERMANOS DE SIRIA





LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 23 DE DICIEMBRE DEL 2018, 4º DEL ADVIENTO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«¡BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES, Y BENDITO EL FRUTO DE TU VIENTRE!


Lc. 1, 39-45

     En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
     «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Otras Lecturas: Miqueas 5, 1-4a; Salmo 79; Hebreos 10, 5-10

LECTIO:
     Nos vamos acercando al verdadero Acontecimiento que ha marcado la historia de los hombres, ese día en el que Dios dejó de enviarnos más mensajeros para hacerse Él mismo mensaje y mensajero a la vez. Portador y portavoz de un proyecto amoroso por el que volvía a estrenar el ensueño truncado y fallido por el mal uso de la libertad de los hombres.
     En este cuarto domingo de Adviento, escala última antes de Navidad, se nos presenta a María como contrapunto de obediencia y fidelidad.
     María co-protagonizó el primer Adviento y recibió la misión al pie de la cruz de co-protagonizar todos los Advientos desde su intercesión maternal hacia los hermanos de su Hijo. Debemos descubrir que jamás molestamos a un Dios que ha querido amarnos hasta ser-estar con nosotros. Y pedimos que nos conceda tratarnos entre nosotros como somos tratados por Él: que acogiendo y contemplando al Dios-con-nosotros, podamos a nuestra vez ser también hermanos-entre-hermanos. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo)


MEDITATIO:
     En Navidad Dios se nos dona donando a su Hijo, el Único, que es toda su alegría. Y sólo con el corazón de María, la humilde y pobre hija de Sión, convertida en Madre del Hijo del Altísimo, es posible exultar y alegrarse por el gran don de Dios y por su imprevisible sorpresa. Que Ella nos ayude a percibir el asombro por el nacimiento de Jesús, el don de los dones, el regalo inmerecido que nos trae la salvación. (Papa Francisco)
     El amor de María no midió la distancia que la apartaba de su prima, ni mucho menos la llevó a tener en cuenta lo que iba a exigirle ese viaje, … Su amor la condujo olvidarse de sí misma, para ser totalmente de los demás. Nosotros, igualmente, podemos contemplar las necesidades de los que están cerca; sobre todo, la sed de ayuda que llevan en su interior, con la esperanza de que alguien pueda satisfacerla y calmar su ansia. Detengámonos en el caminar de nuestra vida para ayudar a los demás. (Papa Francisco)
     No olvidemos la lección de María, la madre de Dios: cuando supo que esperaba a Dios, se puso en camino de quien la necesitaba. Ponerse a ayudar al prójimo es la forma de esperar al Dios verdadero: si Dios no nos encuentra sirviendo a quien precise de nosotros, no querrá encontrarse con nosotros. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Señor Jesús, has salido a mi encuentro y me has concedido la gracia de conocerte. Llevado por la Iglesia, como por María tu madre, me has visitado y me has dado la fe.
Señor, concédeme la gracia
de llevarte siempre en mi corazón,
como lo hizo María…

CONTEMPLATIO:
«…Porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá»
     Isabel fue capaz de reconocer a María y dar gracias a Dios. Pensemos en las gracias que has recibido a lo largo de la vida y agradezcamos a Dios por las personas que han intervenido. Presentemos ante el Señor las personas que te han ayudado y te ayudan.
     La caridad puso alas en el corazón de María para atravesar las montañas de Judea y llegar hasta la casa de su prima. Qué estímulo para la pobreza de nuestra caridad, que a veces, en lugar de llevar alas, soporta el peso de nuestro egoísmo, de tantas y tantas consideraciones humanas (J. Segovia).



…   La visita de María hizo más consciente a Isabel de lo que estaba esperando. El niño suscitó su alegría. María confirmó la espera de Isabel. Entonces Isabel dijo a María: «Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Y María responde: «Proclama mi alma la grandeza del Señor». Rebosa exultante de gozo. Estas dos mujeres se han creado recíprocamente el espacio para esperar. Se han confirmado mutuamente de que algo estaba pasando que merecía la pena esperar.
     Aquí tenemos un modelo de la comunidad cristiana. Es una comunidad de apoyo mutuo, de celebración y proclamación, de crecimiento de lo comenzado en nosotros. La visita de María a Isabel es una de las expresiones más hermosas de lo que significa formar comunidad, estar juntos, reunidos en torno a una promesa, proclamando lo que acontece en nosotros (Henri J. M. Nouwen).

LOS NIÑOS DE CATEQUESIS FELICITAN AL TURNO


viernes, 21 de diciembre de 2018

EL CONSEJO DIOCESANO FELICITA AL TURNO


ANTÍFONAS DE ADVIENTO O ANTÍFONAS MAYORES


4.-¡Oh Llave de David! y Cetro de la casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir: ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

     O Clavis David, et sceptrum domus Israel; qui aperis, et nemo claudit; claudis, et nemo aperit: veni, et educ vinctum de domo carceris, sedentem in tenebris, et umbra mortis.
Isaías había profetizado:
·         «Pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá.» Is. 22:22
·         «Grande es su señorío y la paz no tendrá fin sobre el trono de David y sobre su reino, para restaurarlo y consolidarlo por la equidad y la justicia, desde ahora y hasta siempre, el celo de Yahveh Sebaot hará eso.»  Is. 9:6

5.-¡Oh Sol! que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia, ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

      Oh Oriens, splendor lucis aeternae et sol iustitiae: veni et illumina sedentem in tenebris et umbra mortis. 
Isaías había profetizado:
·         «El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos.»  Is. 9:1-2

6.-¡Oh Rey de las naciones! y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo: ven y salva al hombre, que formaste del barro de la tierra.

    O Rex Gentium, et desideratus earum, lapisque angularis, qui facis utraque unum: veni, et salva hominem, quem de limo formasti.
Isaías había profetizado:
·         «Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre "Maravilla de Consejero", "Dios Fuerte", "Siempre Padre", "Príncipe de Paz".» Is. 9:5
·          «Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra.»  Is. 2:4

7.-¡Oh Dios!, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.
     O Emmanuel, Rex et legifer noster,  exspectatio Gentium, et Salvator earum: veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.
Isaías había profetizado:
·         «Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel.»  Is. 7:14

     Unamos a la oración un recogimiento mayor, una vigilancia más continua; descendamos con más frecuencia al fondo de nuestra alma, a fin de purificarla y embellecerla pensando que debe ser la cuna del Niño divino. Sin embargo, la grande preparación  es renunciar al pecado, al pecado mortal especialmente, pues ¿qué puede haber de común entre el Hijo de María y un corazón manchado de iniquidades?
     Escuchemos a san Carlos exhortando a su pueblo a santificar el Adviento, y apropiémonos de las palabras del gran Arzobispo: “Durante el Adviento debemos prepararnos para recibir al Hijo de Dios que abandona el seno de su Padre para hacerse hombre, y platicar nosotros; es preciso destinar un poco del tiempo que consagramos a nuestras ocupaciones a meditar en silencio sobre las preguntas siguientes: ¿Quién es el que viene? ¿De dónde viene? ¿Cómo viene? ¿Cuáles son los hombres para los que viene? ¿Cuáles son los motivos y cuál debe ser el fruto de su venida? Cifremos en él nuestras aspiraciones todas a imitación de los justos y Profetas del Antiguo Testamento que por tanto tiempo le esperaron, y para abrirle el camino de nuestro corazón purifiquémonos por medio de la confesión, el ayuno y de la comunión.

lunes, 17 de diciembre de 2018

ANTÍFONAS DE ADVIENTO
 O ANTÍFONAS MAYORES


     Las antífonas de Adviento o de la O (así llamadas porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh».) son siete, y la Iglesia las canta antes y después del Magnificat con el Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.
     Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del Antiguo Testamento como de la Iglesia del Nuevo. Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento, pero entendido con la plenitud del Nuevo. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.
  Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven».
     Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.

1.-¡Oh, Sabiduría!, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad: ven y muéstranos el camino de la salvación.

     O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti, attingens a fine usque ad finem, fortiter suaviterque disponens omnia: veni ad docendum nos viam prudentiae.
Isaías había profetizado:
·         «Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh.» Is. 11:2-3
·          «[...] trazar un plan maravilloso, llevar a un gran acierto.» Is. 28-29

2.-¡Oh Poderoso Señor!, jefe de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza encendida, y le diste tu Ley sobre el monte Sinaí! ¡Ven a rescatarnos con el poder de tu brazo.

     O Adonai et dux domus Israel, qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti, et ei in Sina legem dedisti: veni ad redimendum nos in brachio extento.
Isaías había profetizado:
·         «Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos.» Is. 11:4-5
·          «Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey: él nos salvará. Is. 33:22

3.-¡Oh Renuevo del tronco de Jesé!, que te alzas como un signo para los pueblos; ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones: ven a librarnos, no tardes más.

     O Radix Jesse, qui stas in signum populorum, super quem continebunt reges os suum, quem Gentes deprecabuntur: veni ad liberandum nos, jam noli tardare.
Isaías había profetizado:
·         «Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará.» Is. 11:1
·         «Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa.» Is. 11:10
   Jesé era el padre del rey David, y Miqueas había profetizado que el Mesías provendría de la casa y del linaje de David y que nacería en la ciudad de David, Belén. Miq. 5:1 
 (…)

domingo, 16 de diciembre de 2018

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 16 DE DICIEMBRE DEL 2018, 3º DEL ADVIENTO -DOMINGO DE GAUDETE- (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«MAESTRO, ¿QUÉ DEBEMOS HACER NOSOTROS?»


Lc. 3,10-18

     En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Jesús: «Entonces, ¿qué debemos hacer?». Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
  Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?». Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido». Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
     Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
     Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

Otras Lecturas: Sabiduría 3, 14-18a; Salmo 12; Filipenses 4, 4-7

LECTIO:
     La alegría profetizada por Isaías encontrará su plenitud en Jesús. Cada uno tendrá que reconocer cuáles son sus desiertos, sus yermos, sus páramos; y poner biográficamente nombre a la ceguera, la sordera, la cojera o la mudez que nos embargan. Pero es en toda esa situación donde hemos de esperar a quien viene para rescatarnos de la muerte, de la tristeza, del fatalismo.
     Somos llamados a testimoniar ante el mundo esa alegría que nos ha acontecido, que se ha hecho también para nosotros el Rostro, la Carne y la Historia de Jesucristo: id y anunciad no las fantasías que se os ocurran, sino lo que estáis viendo y oyendo. Así hicieron los primeros cristianos, y así transformaron ya una vez el mundo.   Entonces la alegría deja de ser un lujo conquistado o un pose fingido, y se convierte en una urgencia, en una evangelización, en un catecismo. Esta es la alegría que esperamos y que se nos dará por quien está viniendo. Una alegría que no nos podrán arrebatar, como ya profetizó Cristo  (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     La liturgia de este tercer domingo de Adviento nos ayuda a descubrir nuevamente una dimensión particular de la conversión: la alegría. Quien se convierte y se acerca al Señor experimenta la alegría... El apóstol Pablo exhorta así a los cristianos filipenses: «Alegraos siempre en el Señor». (Papa Francisco)
     Hoy se necesita valentía para hablar de alegría, ¡se necesita sobre todo fe! El mundo se ve acosado por muchos problemas, el futuro gravado por incógnitas y temores. Y sin embargo el cristiano es una persona alegre, y su alegría no es algo superficial y efímero, sino profunda y estable, porque es un don del Señor que llena la vida. Nuestra alegría deriva de la certeza que «el Señor está cerca». Está cerca con su ternura, su misericordia, su perdón y su amor. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Señor Jesús,que bautizas en el Espíritu Santo: tú nos sumerges en la vida misma de Dios, nos comunicas el Espíritu que habita en ti, el Espíritu cuyo fruto es la caridad, el gozo, la paz, la paciencia, la benevolencia, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre, el dominio de sí.

Abre Señor mi corazón.
Ayúdame , a compartir mi vida, mi tiempo
y las cosas y valores que me concedes.

CONTEMPLATIO:
«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?»
     La conversión implica para Juan un cambio de vida por eso la pregunta concreta es válida para todos hoy ¿Qué bebemos hacer? El cambio se debe notar concretamente en la fraternidad y la justicia: el que tenga bienes que los comparta con el que no tiene; el que tenga alimentos que los comparta con el que no tiene. No se trata sólo de dar cosas sino de dar lo que ayude para tener vida y conservar la vida.
     Hoy se necesitan creyentes con ilusión, que vivan su fe, sean solidarios, ayuden, comprendan acepten la realidad con la alegría y la seguridad de que Dios está con ellos. A cuantos se ocupan de Dios y de su reino, nada debe preocuparles. La alegría de que Dios está por llegar hará llevadera la espera hoy y feliz el día del encuentro.
Dispongamos nuestras vidas para aceptar, para vivir y gozar de ese extraordinario don que Dios nos hace: renacer a la alegría, al gozo de compartir, a la BUENA NOTICIA. Viene encarnando en ti y en mí una nueva vida.


   No hay mejor manera de manifestar nuestra gratitud a Dios y a los hombres que aceptar todo con alegría. Un corazón ardiente de amor es necesariamente un corazón alegre. No dejéis nunca que la tristeza se apodere de vosotros hasta el punto de olvidar la alegría de Cristo resucitado. Continuad dando Jesús a los demás, no con palabras sino con el ejemplo, por el amor que os une a él, irradiando su santidad y difundiendo su amor profundo, id por todas partes. Que vuestra fuerza no sea otra que la alegría de Jesús. Vivid felices y en paz. Aceptad todo lo que él da y dad todo lo que él toma con una gran sonrisa (Madre Teresa).