TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 23 de enero de 2021

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 24 DE ENERO DEL 2021, 3º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

«VENID… OS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES»


Mc. 1.14-20

 

   Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

   Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

   Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.


 Otras Lecturas: Jonás 3,1-5-10; Salmo 24; 1Corintios 7,29-31

 

LECTIO:

       Marcos coloca a Jesús en el contexto de la plenitud de los tiempos, como Aquel que ha venido a revelarnos al Padre, para que conozcamos su proyecto y su voluntad, invitándonos a que lo asumamos y nos dispongámonos a recibirlo, de ahí que nos diga: “... está cerca el Reino de Dios”. Este Reino de Dios, es la expresión de la misión de Jesús.

    Pero la misión y la presencia del Señor no es una teoría o idea más, sino que exige tomar una posición que nos implica y nos compromete. De ahí la invitación que nos hace a confrontar nuestra vida y ver si estamos viviendo según las enseñanzas y la doctrina de Jesús y si estamos actuando según la voluntad del Padre. Por eso nos dice: “Convertíos y creed en el Evangelio” […]

   En este sentido Marcos nos coloca el llamamiento de los primeros discípulos:Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”. Esto plantea algo que cada uno ha experimentado como es la llamada recibida que implica creer y seguir al Señor. Que esto nos ayude a valorar nuestra fe y así darnos cuenta lo que implica llamarnos cristianos.

 MEDITATIO:

     Jesús, después del arresto de Juan, fue a Galilea, dando la impresión de querer iniciar otra etapa del camino. «Y proclama el Evangelio  con las mismas palabras de Juan: el tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca, convertíos. Lo mismo que decía Juan, lo dice Jesús. Juan había preparado el camino a Jesús. Y Jesús lo sigue». (Papa Francisco)

     El Apóstol Andrés, con su hermano Pedro, a la llamada de Jesús, no dudaron ni un instante en dejarlo todo y seguirlo: "Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron". Nos asombra el entusiasmo de los Apóstoles que, atraídos de tal manera por Cristo, se sienten capaces de emprender cualquier cosa y de atreverse, con Él, a todo. (Papa Francisco)

     Preparar el camino, preparar también nuestra vida, es propio de Dios, del amor de Dios por cada uno de nosotros. Él  no nos hace cristianos por generación espontánea. Él prepara nuestro camino, prepara nuestra vida, desde hace tiempo. Parece que Simón, Andrés, Santiago y Juan fueron aquí elegidos definitivamente»; (Papa Francisco)

     Se trata de una obra de preparación que Jesús lleva adelante en muchas generaciones. Y cuando las cosas no funcionan bien, Él se mezcla en la historia y las acomoda… Esto  es el amor eterno del Señor. Eterno pero concreto. Un amor incluso artesanal, porque Él va construyendo la historia y va preparando el camino para cada uno de nosotros. Esto es el amor de Dios. (Papa Francisco)

 ORATIO:

     Señor que te reconozcamos, como nuestra única Buena Noticia, y que no busquemos más a otros que nos salven, fuera de Ti mismo. 

Quiero experimentar tu amor y tu ternura.

Gracias, Señor, por tu llamada.

Ayúdame a acepar mis limitaciones y pobreza.


CONTEMPLATIO:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres»

     La predicación de Jesús en el Evangelio de San Marcos comienza con una invitación al seguimiento y a la conversión, a cambiar de mentalidad y de vida siguiéndole a Él.

     Nos invita a empaparnos de Evangelio porque en la medida en que el Evangelio sea nuestra norma de vida, esta vida nuestra cambiará.

     Como cambió la vida de estos primeros seguidores de Jesús: de pescadores de peces pasaron a ser pescadores de hombres. Deja que Jesús te haga “pescador de hombres” y te envíe a los “mares del mundo” a pescar. Pide hoy la fortaleza al Señor para dejar tus “redes”, para dejar todo aquello que te enreda y te impide seguirle a Él. Deja que tu vida cada día sea más transparencia de Evangelio. (Antonio María Sanjuán Marín, cmf.)

 

 

  Jesús les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Porque por la red de la santa predicación sacaron a los hombres del mar profundo de la infidelidad a la luz de la fe. Y es muy admirable esta pesca, porque los peces cogidos mueren lentamente, mientras que los hombres prendidos por la palabra de la predicación son vivificados. (San Remigio).

15 FORMAS DE OBTENER UNA INDULGENCIA PLENARIA EN EL AÑO DE SAN JOSÉ



     El Papa Francisco decretó un Año dedicado a San José desde el 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre de 2021, periodo en el que los católicos tendrán la oportunidad de obtener una indulgencia plenaria especial. 

     Durante este año especial hay muchas formas nuevas en que los católicos pueden recibir una indulgencia plenaria, que remite todo castigo temporal causado por el pecado, entre las que está el encomendar su trabajo diario a la protección de San José Obrero o rezar el Santo Rosario con sus familias.

     En el Decreto de la Penitenciaria Apostólica que anuncia las indulgencias plenarias aprobadas por el Papa para el AÑO DE SAN JOSÉ se indican numerosas formas de ganar esta indulgencia, todas ellas siempre acompañadas de las tres condiciones habituales para obtenerlas: confesión sacramental, comunión y oración por las intenciones del Papa.

     Con estas disposiciones, recuerda el Decreto, “todos los fieles tendrán así la posibilidad de comprometerse, mediante la oración y las buenas obras, en obtener con ayuda de San José, cabeza de la celestial Familia de Nazaret, el consuelo y alivio en las graves tribulaciones humanas y sociales que hoy afligen al mundo contemporáneo”.

    También los ancianos, los enfermos y los moribundos que no pueden salir de sus hogares debido a la pandemia del COVID-19 también tienen un permiso especial para recibir una indulgencia plenaria al “ofrecer con confianza en Dios los dolores y las incomodidades” de sus vidas con una oración a San José, esperanza de los enfermos y patrón de una muerte feliz.


          Estas son las que recoge la Penitenciaria Apostólica: 


1. Participa en un retiro espiritual durante al menos un día que incluya una meditación sobre San José.

2. Pide en oración la intercesión de San José para que los desempleados puedan encontrar un trabajo digno.

3. Recita las Letanías de San José ofreciéndolas por los cristianos perseguidos. Los católicos bizantinos tienen la opción de recitar un Akathistos para San José.

4. Encomienda el trabajo y las actividades diarias a la protección de San José Obrero.

5. Sigue el ejemplo de San José y realiza una obra de misericordia corporal como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los presos y los enfermos y enterrar a los difuntos.

6. Realiza una de las obras espirituales de misericordia, como consolar al triste, dar buen consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar al que nos ofende y rezar por los vivos y los difuntos.

7. Reza el Rosario con tu familia para que “todas las familias cristianas se sientan estimuladas a recrear el mismo ambiente de íntima comunión, amor y oración que había en la Sagrada Familia”.

8. Los novios y parejas comprometidas también pueden recibir una indulgencia al rezar el Rosario juntos.

9. Medita al menos 30 minutos al rezar el Padre Nuestro, pues San José “nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar la fidelidad a la oración, a escuchar y corresponder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios”.

10. Reza una oración aprobada a San José el domingo de San José, que es el domingo después de Navidad en la tradición católica bizantina.

11. Celebra la fiesta de San José el 19 de marzo realizando un acto de piedad en honor a San José.

12. Reza una oración aprobada a San José el día 19 de cualquier mes.

13. Honra a San José realizando un acto de piedad o rezando una oración aprobada cualquier miércoles, el día tradicionalmente dedicado a San José.

14. Reza a San José en la Fiesta de la Sagrada Familia celebrada el 27 de diciembre.

15. Celebra la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo realizando un acto de piedad u ofreciendo tu oración.

 

     La Penitenciaría Apostólica permite cualquier oración a San José aprobada por la Iglesia, en particular, la oración “A ti, oh bendito José” compuesta por el Papa León XIII, que compartimos a continuación:

  A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación; y después de invocar el auxilio de tu Santísima Esposa solicitamos también confiados tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades”.

 “Protege, Providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros toda mancha de error y corrupción; asístenos propicio, desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas: y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora, defiende a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, ya cada uno de nosotros protégenos con el perpetuo patrocinio, para que, a tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna felicidad. 

Amén.

 


sábado, 16 de enero de 2021

SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

«La unidad de la Iglesia es necesaria para acercarnos a la unidad que Cristo quiere para todos»



     La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero de 2021. “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (cf. Jn 15, 5-9), estas palabras de Jesús a sus discípulos son el lema de la edición de este año.

  Los obispos de la Subcomisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso  también han hecho público un mensaje en el que destacan que «la unidad de la Iglesia no es fruto de nuestros consensos, de los acuerdos que podamos lograr entre confesiones cristianas, aunque esta búsqueda de acuerdo sea asimismo necesaria para acercarnos a la unidad que Cristo quiere para su Iglesia. Para que estos acuerdos sean eficaces y produzcan fruto es necesario que sean vividos y logrados por sus protagonistas como lo que de verdad son, obra del Espíritu Santo. De ahí que el ecumenismo espiritual tenga tanta importancia y deba ser valorado como verdadera intendencia de cuanto hacemos los cristianos de unas y otras confesiones por lograr la unidad visible de la Iglesia».

     Además, los obispos recuerdan que «tenemos que confiar plenamente en la palabra de Cristo y mantenernos unidos a él, vid verdadera, porque son sus palabras: «Si permanecéis unidos a mí y mi mensaje permanece en vosotros, pedid lo que queráis y lo obtendréis» (Jn 15, 7). El fruto está vinculado a la fe en Cristo y a la permanencia en él».   Así, ante el Octavario de oración por la unidad de la Iglesia, a todos pedimos conversión a Cristo, encomendándonos recíprocamente para que podamos cumplir en nosotros su voluntad y se haga realidad la unión de los cristianos en él.




LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 17 DE ENERO DEL 2021, 2º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

 «MAESTRO, ¿DÓNDE VIVES?... VENID Y LO VERÉIS»

 

Jn. 1. 35-42


    En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios».  Los dos  discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y veréis».

    Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)». Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».


 Otras Lecturas: 1Samuel 3,3b-10-19; Salmo 39; 1Corintios 6,13c-15a.17-20

 LECTIO:

     La escena que la liturgia nos presenta este domingo en el Evangelio, es sin duda alguna una de las más estremecedoras: el encuentro de Jesús con sus dos primeros discípulos.

     Jesús pasa, el profeta lo señala. Una mirada que se hace en seguida confesión. “Es el Cordero de Dios”Es importante esa mirada y esa confesión del Bautista, sin las cuales aquellos dos discípulos no habrían sabido quién era Aquel que pasaba ni habría sucedido todo lo que aconteció tras su paso. El Bautista simplemente miró, señaló y confesó… El resto lo hizo Dios [...] Este fue el inicio. Luego vendrá toda una vida, consecuencia de aquello que sucedió a la hora décima cuando vieron pasar a Jesús: el Tabor y su gloria, la última cena con su intimidad junto al costado del Maestro, Getsemaní y su sopor, el pie de la cruz, el sepulcro vacío y la postrera pesca milagrosa, el cenáculo y María en la espera del Espíritu, Pentecostés y la naciente Iglesia... tantas cosas con todos los matices que la vida siempre dibuja. Todo comenzó entonces a las 4 de la tarde, hace ahora 2000 años. Aquellos discípulos no se encerraron en la casa de Jesús ni detuvieron el reloj del tiempo. Salieron de allí, y dieron las cinco y las seis, y las mil horas siguientes. Y a los que encontraban les narraban con sencillez lo que a ellos les había sucedido, permitiendo así que Jesús hiciera con los demás lo que con ellos había hecho. ¿No es esto el Cristianismo? (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo)

 MEDITATIO:

     El relato del Evangelio indica las características esenciales del itinerario de fe. Hay un itinerario de fe, que es el itinerario de los discípulos de todos los tiempos, también del nuestro, a partir de la pregunta que Jesús dirige a los discípulos que, animados por Juan Bautista, comienzan a seguirle: “¿Qué buscáis?”… Cada uno de nosotros, como ser humano, está en búsqueda: búsqueda de felicidad, búsqueda de amor, de una vida buena y plena. Dios Padre nos ha dado todo esto en su Hijo Jesús. (Papa Francisco)

  En esta búsqueda, es fundamental el papel de un verdadero testigo: de una persona que ha hecho antes el camino y ha encontrado al Señor. En el Evangelio, Juan Bautista es ese testigo. Por eso pudo orientar a sus discípulos hacia Jesús, que los involucra en una nueva experiencia diciendo: “Venid y veréis”. Y aquellos dos no pudieron olvidar la belleza de este encuentro, … No es suficiente construirse una imagen de Dios basada sobre lo que hemos oído: es necesario ir en busca del Maestro Divino e ir adonde vive. La pregunta de los dos discípulos a Jesús, “¿Dónde vives?” tiene un sentido espiritual fuerte: expresa el deseo de saber dónde vive el Maestro, para poder estar con Él. La vida de fe consiste en el deseo de estar con el Señor y en una búsqueda continua del lugar donde Él habita. Esto significa que estamos llamados a superar una religiosidad rutinaria y descontada, reavivando el encuentro con Jesús en la oración, en la meditación de la Palabra de Dios y frecuentando los sacramentos para estar con Él y dar fruto gracias a Él, a su ayuda, a su gracia. (Papa Francisco)

     Buscar a Jesús, encontrar a Jesús, seguir a Jesús: este es el camino. (Papa Francisco)

 ORATIO:

     Señor, Haz que pueda conocerte no por lo que he oído de ti, sino por haberte encontrado de verdad, y que tu gracia me comprometa totalmente.

 No necesito inquietarme y preguntarme:

¿Dónde estás Señor? Para querer encontrarte.

Solo necesito saberme delante de ti…

 CONTEMPLATIO:

«Maestro, ¿dónde vives?... venid y lo veréis»

     El Evangelio se centra en el comienzo de la actividad de Jesús, que sale al encuentro y llamando a los que serán sus discípulos. La iniciativa es de Jesús que llama, la persona llamada le responde en libertad.

     Unas veces es Jesús mismo quien te señala y otras, lo hace a través de la mediación de otro, como el caso de Juan el Bautista, que les señala al Cordero que quita el pecado del mundo. Así, desde la libertad de la respuesta y la maduración en la fe, se preparan los que serán los testigos. La pregunta que le hacen a Jesús -«Maestro, ¿dónde moras?»- está indicando que quieren saber mucho más de Él, porque necesitan permanecer junto al que ya saben que es la verdadera meta de su vida.

 Junto a nuestro Señor seguirán escuchando, contemplando, orando y aprendiendo de su estilo, de su sabiduría. Jesús les instruirá acerca del amor y del cuidado que Dios tiene por cada criatura. Escucharán muchas veces lo que han oído los elegidos de Dios a lo largo de la historia de la salvación: «No temas». El Padre nos ha dado la vida y nos la ha dado para siempre y Él es fiel. Aprendiendo a estar junto a Dios, se acabaron los miedos, las tensiones, las ansiedades… (+ José Manuel Lorca Planes - Obispo de Cartagena)

  

   Observa la prudencia con que proceden. Porque no le dijeron: Enséñanos alguna doctrina o algo necesario para la vida eterna, sino ¿qué le dicen?: «¿En dónde habitas?» Como ya dije, anhelaban hablar con Él, oírlo, aprender con quietud. Por esto no lo dejan para después ni dicen: Mañana regresaremos y te escucharemos cuando hables en público. Sino que muestran un ardiente deseo de oírlo, tal que ni por la hora ya adelantada se apartan; porque ya el sol iba cayendo al ocaso. Pues era, como dice el evangelista, más o menos la hora décima. Cristo no les dice en dónde está su morada, ni en qué lugar, sino que los alienta a seguirlo, mostrando así que ya los toma por suyos. (S. Juan Crisóstomo)

 

viernes, 15 de enero de 2021

PARA EL DIALOGO Y LA MEDITACIÓN

 

ENEROADORAR

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

 

Reflexiones que nos animen y ayuden a encontrarnos con Jesús sacramentado y descansar en su corazón.

 

   Cada mes daremos algunas pinceladas sobre diversas virtudes que nos ayuden a vivir la media hora de adoración que tanto insistía el Venerable Luis de Trelleso contemplar cómo las vive el Señor desde el Sacramento; utilizando la Palabra de Dios, el Magisterio, textos de santos u otros autores, y recogiendo cada mes una de las promesas del Corazón de Jesús, acabando con una oración.

 

ADORAR

 El Evangelio nos recuerda lo esencial de la vida del cristiano: «“Adorarás al Señor tu Dios y a Él sólo darás culto.”» (Lucas 4,8).

       Nuestro fundador nos decía en L.L.S. 1890, p.335:

    « “Vemos tan claro como la luz del mediodía que tal es nuestra vocación como Adoradores: Orar, meditar, expiar, satisfacer y reparar, interceder y compensar los ultrajes que recibe el Augusto Sacramento” »

  Palabras actualísimas ante tantas profanaciones y que deberíamos tenerlas presentes en todas las vigilias.

     En la “Imitación de Cristo”, tan querida por Don Luis de Trelles nos anima en Libro 4, 17, a incrementar nuestro amor a la comunión y adoración: 

     « El alma. 1. Con suma devoción y abrasado amor, con todo el afecto y fervor del corazón, deseo, Señor, recibirte como te desearon en la Comunión muchos santos y personas devotas, las cuales te agradaron muchísimo con la santidad de su vida, y tuvieron devoción ardentísima.  ¡Oh Dios mío, amor eterno, todo mi bien, felicidad interminable! Deseo recibirte con deseo mucho más vehemente y con reverencia mucho más digna que jamás tuvo ni pudo sentir ninguno de los santos []   4. Recibe, Señor, Dios mío, mis deseos y ansias de darte infinita alabanza y bendición inmensa; los cuales te son justísimamente debidos, según la multitud de tu inefable grandeza. Esto te ofrezco ahora, y deseo ofrecerte cada día y cada momento; y convido y ruego con fervorosa oración a todos los espíritus celestiales, y a todos tus fieles, a que te alaben y te den gracias juntamente conmigo” »

     La preocupación de nuestro fundador, que cada adorador, sea como la lámpara del Santísimo y nos dice en el libro “La Senda Eucarística” pág. 130: 

    « “La adoración es sublime si se celebra con toda el alma y con la humildad y cuidado que conviene; sin distracción y con la posible presencia de Dios. Sin estas condiciones, el sacrificio es sólo corporal y, bien que sea meritorio, no alcanza todos sus fines; y el mérito de quien lo hace es relativamente escaso” »

     San Juan Pablo II el 16/06/1985 nos enseña la presencia del Corazón de Jesús vivo en el sacramento: 

     « “Este Corazón es la maravillosa “condescendencia” de Dios: el Corazón humano que late con la vida divina: la vida divina que late en el corazón humano...  En la Santísima Eucaristía descubrimos con el “sentido de la fe” el mismo Corazón -el Corazón de Majestad infinita- que continúa latiendo con el amor humano de Cristo, Dios-Hombre... “Casa”, ya que mediante la comunión Eucarística el Corazón de Jesús extiende su morada a cada uno de los corazones humanos... “Puerta”, porque en cada uno de estos corazones humanos, Él abre la perspectiva de la eterna unión con la Santísima Trinidad.” »

     El mismo Papa en Paray le Monial en 1986 nos anima a esperar que el Señor reúne a través de su Corazón Eucarístico, de donde brotará la civilización del amor: 

     « “En el Corazón de Cristo aprende el corazón del hombre a conocer el verdadero y único sentido de su vida y su destino, a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana, a guardarse de ciertas perversiones del corazón, a unir el amor filial a Dios con el amor al prójimo. De esta forma y esta es la verdadera reparación que pide el Corazón del Salvador sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia podrá ser construida la civilización del amor tan deseada, el reino del Corazón de Cristo »

     De las promesas del Corazón de Jesús a Santa Margarita M.ª de Alacoque: 

    « “A las almas consagradas a Mí Corazón les daré las gracias necesarias para llevar adelante su misión en la vida conforme a su vocación”. “Los nombres de los apóstoles del Sagrado Corazón estarán escritos con letras de oro en este Divino Corazón y permanecerán en su recuerdo” »

   « “¡¡Reinaré por medio de Mí Corazón!!” “Yo reinaré a pesar de mis enemigos y de cuantos se opongan a ello.” »

   Que todos los textos nos ayuden a adorar en espíritu y verdad al Corazón Eucarístico de Jesús y pedirle con el salmista: “Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”. (Salmo 66).  Pidamos al Señor que se incrementen los corazones adoradores a su Corazón Eucarístico.

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Soy consciente de que el fin del hombre y de la sociedad es adorar a Jesucristo en el Sacramento para que venga el reino de su paz?

   ¿Cómo vivo en mi vida personal, familiar… la adoración a Jesús Sacramentado?

   ¿Qué actos de adoración interna y externa podemos fomentar en nuestro turno?

 

­­­­­­­­­­­­­­­­­    Acabamos con la Oración que enseñó el Ángel a los pastorcitos de Fátima:     

  « “¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman! “»

 

domingo, 10 de enero de 2021

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 10 DE ENERO DEL 2021, BAUTISMO DEL SEÑOR (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

« TÚ ERES MI HIJO AMADO, MI PREDILECTO »

 Mc. 1. 7-11


    En aquel tiempo, proclamaba Juan: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»

     Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto

 

Otras Lecturas: Isaías 42,1-4.6-7; Salmo 28; Hechos 10,34-38

 LECTIO:

     Esta fiesta del Bautismo del Señor es una manifestación cierta de un Jesús que es Dios. Y que lo dice Dios mismo: «Tú eres mi hijo. Yo te he enviado». Pero eso también nos lo dice el Señor hoy a nosotros: Sois mis hijos. Sois hijos de Dios. Yo os envío para que viváis mi vida. Y os envío con mi fuerza, con mi amor, con mi gracia, con mi entrega. Mostremos con pasión que Jesús es el Señor. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo)

     Después de las navidades volvemos al faenar de cada día, como Jesús reemprendió su presencia entre nosotros de un modo nuevo tras su Bautismo. Se nos invita a mirarle, a escucharle, porque en Él está nuestro espejo intuido y nuestro eco mejor. La alegría que está donde siempre estuvo y que no depende de consignas de grupo ni de guion de festejos, el gusto por la vida que llena de pasión cada cosa que se hace. Para esto ha venido Jesús, para esto ha comenzado su ministerio. En Él, la creación vuelve a ser pura, creíble, apasionante. Dios nos da su Palabra más amada y preferida... y nuestras voces encuentran finalmente el sentido de su hablar. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo)

 

MEDITATIO:

     La celebración hoy del bautismo del Señor concluye el tiempo de Navidad y nos invita a pensar en nuestro bautismo. Jesús quiso recibir el bautismo predicado y administrado por Juan el Bautista en el Jordán. Era un bautismo de penitencia: los que se acercaban manifestaban el deseo de ser purificados de los pecados y, con la ayuda de Dios, se comprometían a comenzar una nueva vida. (Papa Francisco)

     El Evangelio de hoy subraya que Jesús, «no bien hubo salido del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él». El Espíritu Santo,… desciende en plenitud sobre Jesús para darle la fortaleza de cumplir su misión en el mundo. El Espíritu es el artífice del bautismo de Jesús y también de nuestro bautismo. Él nos abre los ojos del corazón a la verdad, a toda la verdad. Empuja nuestra vida por el sendero de la caridad. Él es el don que el Padre ha dado a cada uno de nosotros el día de nuestro bautismo. Él, el Espíritu, nos transmite la ternura del perdón divino. Y siempre es Él, el Espíritu Santo, quien hace resonar la reveladora Palabra del Padre: «Tú eres mi Hijo». (Papa Francisco)

     La fiesta del bautismo de Jesús invita a cada cristiano a recordar su bautismo… ¿Sabéis en qué día fuiste bautizado? De esa fecha tenemos que acordarnos siempre, porque es una fecha de fiesta, es la fecha de nuestra santificación inicial, es la fecha en la que el Padre nos dio al Espíritu Santo que nos impulsa a caminar, es la fecha del gran perdón. (Papa Francisco)

 ORATIO:

     Señor, tú has grabado mi nombre en la palma de tu mano para no olvidarme, y me has sellado en la frente con el don de tu Espíritu. Me has llamado “hijo amado”, y aún conociendo mi pecado has puesto en mí tu complacencia.

Contigo quiero, señor renovar mi bautismo

un tanto empolvado por el paso del tiempo.

Reavivar mi bautismo un tanto mortecino.

Fortalecer mi bautismo a veces débil y acomodado.

 CONTEMPLATIO:

«Él os bautizará con Espíritu Santo…»

     En estos días hemos recordado que Jesús es la Palabra que el Padre Dios acampó en nuestra tierra, pero Palabra que ha asumido hasta el final la condición humana, y por lo tanto, ha querido aprender a hablar nuestros lenguajes [...]

     Hoy se trata de abrirnos a escuchar en nuestro interior solo esta voz: «Tú eres mi hijo. Mi amado». A veces no es fácil escuchar. Hay muchas otras voces, queridos hermanos. Voces que gritan fuerte entre nosotros. No vales, no mereces, no eres atractivo, no le importas a nadie, no tienes mis ideas… Estas voces negativas nos impiden escuchar la única verdad que libera al ser humano, y que le da la altura que tiene que tener. «Tú eres mi hijo. Mi amado. Eres mi amor. Tú eres todo para mí». Solamente estas palabras bastarían para vivir una vida plena de sentido y llena de alegría [...]

     Junto a Jesucristo, que se hará presente, también hoy sintamos cómo Él nos dice: Tú eres mi amado. Te quiero. Cuento contigo. Eres miembro de la Iglesia. Anúnciame. Confórmate a mí. Deja que abrace tu vida. Déjame guiarte. En medio de las deficiencias que tengas, y de los pecados que puedas tener también en tu vida, deja que yo te libere con mi gracia y con mi amor. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo)

 

  

   Fue bautizado el Señor, no para purificarse, sino para purificar las aguas, a fin de que, purificadas por la carne de Jesucristo, que no conoció el pecado, tuviesen virtud para bautizar a los demás. (San Ambrosio)