TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 23 de febrero de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 24 DE FEBRERO DEL 2019, 7º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«SED MISERICORDIOSOS COMO VUESTRO PADRE LO ES»

Lc. 6, 27-38

            En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A vosotros los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
     Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
     Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
     Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Otras lecturas: Samuel 26, 2.7-9.12-13; Salmo 102; 1Corintios 15, 45-49

LECTIO:
Para Jesús, no basta con amar sólo a los que nos aman, es decir con esto no habría en ello mérito alguno y, sobre todo, nuestro amor no sería signo distintivo de nuestra pertenencia a Cristo: Porque hasta los pecadores aman a aquéllos que los aman. Si se hace el bien a aquéllos que nos lo hace, ¿qué mérito tenemos?
Jesús nos pide además que seamos misericordiosos, como Dios es misericordioso con nosotros. Se trata de un amor que sabe perdonar porque ha experimentado el don del perdón. Ser misericordioso es una invitación que nos hace Jesús, para imitar a Dios, “que es amor misericordioso”, por medio de actos de bondad, de compasión, piedad y humanidad.
Este texto del Evangelio nos invita a que seamos como Jesús de Nazaret, que amó hasta la entrega de sí mismo, sin reservas ni intereses. Entonces, debemos preguntarnos y responder al Señor si somos capaces y si estamos dispuestos a amar hasta el extremo de nuestras propias fuerzas, sin remordimientos ni desagravios, es decir amar a todos siempre, sin exceptuar a nadie.

MEDITATIO:
     El Señor les hace plasmar su vocación en lo concreto, en lo cotidiano de la vida, con cuatro acciones que darán forma y harán tangible el camino del discípulo...: amen, hagan el bien, bendigan y rueguen. Son acciones que fácilmente realizamos con nuestros amigos, con las personas más o menos cercanas, cercanas en el afecto, en la idiosincrasia, en las costumbres. (Papa Francisco)
     El problema surge cuando Jesús nos presenta los destinatarios de estas acciones: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman… Jesús nos dice que al enemigo, al que te odia, al que te maldice o difama: ámalo, hazle el bien, bendícelo y ruega por él. (Papa Francisco)
     Jesús no deja de «bajar del monte», no deja de querer insertarnos en la encrucijada de nuestra historia para anunciar el Evangelio de la Misericordia. Jesús nos sigue llamando y enviando al «llano»,  seguimos siendo invitados a abrir nuestros ojos para mirar las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de su dignidad, privados en su dignidad. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Gracias Señor por tu palabra. Es una palabra que me incomoda, por ir a lo profundo de mi ser. Me deja removido por dentro y cuestiona mi actuar como cristiano.

Señor, mira nuestra torpeza para amar,
nuestra falta de generosidad en la entrega,
nuestra dificultad a la hora de perdonar.
Danos  un corazón misericordioso

CONTEMPLATIO:
     Este domingo podremos ver cómo la compasión y la misericordia es una vía de santidad, junto con el propósito de querer lo que quiere Dios y de, como decía Teilhard de Chardin, “ofrecerle en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla” La compasión que nos pide la condición de cristiano es la que vemos en Jesús, por eso es preciso escuchar la Palabra para aprender. Tenemos tantos ejemplos que no necesitamos buscar demasiado.
     En definitiva, amar, hacer el bien, prestar sin esperar recompensa Un estilo de vida que no se puede llevar adelante si Dios no está dentro de nosotros o si hemos apagado la sintonía con Jesús; si no escuchamos la voz de Jesús o no queremos ver su testimonio de vida(+ José Manuel Lorca- Obispo de Cartagena)



   «La caridad cubre una multitud de defectos» (1 Pe 4, 8), y «La caridad no se detiene ante el mal, disculpa todo...» (1 Cor 13, 5-6). Luego, si tuviéramos caridad, ella misma cubriría cualquier falta y seríamos como los santos cuando ven los defectos de los hombres. Los santos ¿acaso son ciegos por no ver los pecados? ¿Quién detesta más el pecado que los santos? Sin embargo, no odian al pecador, no lo juzgan, no le rehúyen. Por el contrario, lo compadecen, lo exhortan, lo consuelan, lo cuidan como a un miembro enfermo: hacen todo para salvarlo. (Doroteo de Gaza)

DEL BLOG DEL OBISPO

El Corazón de Cristo nos lleva al centro del Evangelio


     Celebramos en nuestra Diócesis el Centenario de la Consagración de España al Corazón de Jesús. Lo que se pretende es activar al máximo el amor de Cristo, de cuya fuente manarán grandes frutos de santidad. Este es nuestro propósito. Nuestros antepasados lo hicieron hace cien años en otras circunstancias sociales, políticas, culturales y religiosas, completamente diferentes a las nuestras de hoy. Lo que no ha cambiado es el Amor infinito de Dios que siempre permanece y espera nuestra respuesta individual y como comunidad diocesana. En efecto, queremos manifestar nuestro amor a Jesús y llenarnos de su Amor, de modo que reine en nuestros corazones y en el mundo, en nuestras relaciones sociales, en nuestra sociedad y en la iglesia. Es la mayor riqueza espiritual de nuestra fe lo que nos llena de piedad y de profundidad, pues de este Corazón divino y humano brota toda la riqueza de la santidad y la íntima comunión de la Iglesia con Dios y en la fraternidad de los hermanos.
     Este culto nos lleva al centro del evangelio. Cuando amamos su corazón divino y humano entendemos perfectamente que su amor nos llama a la conversión, a que nos dediquemos a Él, a que nos consagremos a Él y a que vivamos la reparación de los pecados –los nuestros y los de todos los hombres nuestros hermanos—, respondiendo generosamente a su amor. El efecto inmediato de esta dedicación al Señor se traducirá en mayor fervor, en el gusto de vivir la fe y de dar testimonio de ella, pues Jesús que nos ama nos impulsa a invitar a los demás a amarle; y, unido a todo ello, un especial flujo de caridad para con los necesitados.
      La consagración al Corazón Sagrado de Cristo se centra en la amistad con él, en una relación firme y delicada en la que queremos compartir nuestra vida ofreciéndole nuestros trabajos, nuestros sufrimientos y nuestra cruz, afrontando las dificultades de forma cristiana, ofreciendo todo al Señor, como Él se ofreció al Padre por nosotros.
     El Señor quiere reinar en los corazones, pero cada uno de nosotros somos un abismo de sentimientos, afectos, deseos, y ¡cuántas veces se manifiestan las heridas que nos deja la vida! Dice el Salmo que “el sana los corazones destrozados y venda sus heridas” (Sal 146). No obstante todo cambia cuando sabemos que “sus heridas nos han curado” (Isaías 53,5), porque solamente la compasión de Dios cura nuestra aflicción, restaura lo que está roto y ablanda el corazón endurecido por el pecado. Su amor desbordante no cesa de amar, nunca se cansa de perdonar, sana nuestra incredulidad, nuestra soberbia, nuestro egoísmo, nuestra desconfianza, nuestra tibieza. Los que necesitan medico son los enfermos. Como dice Jesús, “no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mt 9, 12-13). Pero nos ha dado como medicina su propia vida, hasta entregarla por completo por nosotros. Su amor es nuestro único remedio. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, que nos espera para consolarnos definitivamente.
     En este momento histórico donde parece que se tambalean los cimientos de los valores que han fundamentado la sociedad y el sentido de la vida –desconocido para muchos hoy— y la Iglesia, preocupada por el destino del hombre, nos envía a evangelizar con autenticidad y alegría, debemos ser fieles instrumentos del amor de Dios. Quien descubre su Amor reconoce en el Camino, la Verdad y la Vida, y aprende el arte de vivir, que es el arte de amar. Él nos ayuda a forjar la civilización del amor que globaliza la esperanza y forma la unidad entre los hombres, como en una verdadera familia.


                                                                                                 +   Rafael Zornoza Boy

viernes, 22 de febrero de 2019

CINCO FORMAS DE ORAR


   “La oración es tratar de amor con quien nos ama” (Sta. Teresa), es buscar a Aquel que nos busca. Cuando Jesús le dice a Pedro: “Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar conmigo una hora?” (Mc 14,37), podemos confirmar que Cristo nos busca, toca la puerta de nuestro corazón y espera que hablemos con Él. Son palabras que son “suaves en su sonido, pero penetran como el pinchazo de un aguijón” (Sto. Tomás Moro).
     ¿Cómo es posible que Pedro, su apóstol, su gran amigo, el primer Papa se haya dormido ante el dolor y sufrimiento de Cristo horas antes de la Pasión? Jesús no busca nada para Él, sólo piensa en el bien de Pedro y le aconseja: “vigilad y orad para que no caigáis en la tentación”.
     Cada uno de nosotros nos podemos identificar con Pedro. ¿Quién de nosotros no ha ofendido a Cristo? Escuchemos a Jesús diciéndonos esas mismas palabras: vigilad y orad. Nos dice que recemos constantemente. No sólo presenta la oración como utilidad, sino como algo necesario para nuestra vida. Y cabe preguntarnos: ¿cómo es nuestra oración?, ¿la tengo realmente como algo necesario, como prioridad en mi día a día?
     Los beneficios de la oración son muchos. Nos une más a Dios, nos ayuda a conocerlo y por lo tanto, a amarle más. Nos ayuda a escucharle y ver cuál es la voluntad de Él para nosotros. Cuando hablo de voluntad de Dios no sólo me refiero a lo que Él quiere que seamos, sino lo que Dios quiere que hagamos en cada momento. La oración es tomar decisiones con Dios. Es como cuando nos acercamos a un amigo para pedirle consejos al no saber cómo reaccionar o qué decidir frente a un problema o acontecimiento. ¿Qué quiere Dios de mí?, ¿qué quiere de esto?, ¿cómo quiere que reaccione?, ¿qué quiere que haga? La oración nos ayuda también a desapegarnos de las cosas materiales y enfocar nuestra mirada en lo sobrenatural (lo único necesario para la felicidad). Nos ayuda también a pensar, actuar y amar más a como Dios piensa, actúa y ama. Todo esto lo vemos reflejado en María, nuestra madre. Ella acepta ser madre de Dios en oración y es capaz de ponerse en sus manos: “hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1). Cuando dice esto no tiene un futuro claro, no sabe qué va a pasar, ni cómo acontecerá todo lo que el ángel le ha anunciado, pero ella, mujer de oración, confía en Dios y se lanza con gran confianza a un sí de amor y dispuesta a cumplir lo que Dios le pide.

En la oración cristiana encontramos 5 formas de hacer oración.

     Oración de Bendición, que es pedir a Dios que nos llene de gracias. Toda bendición procede de Dios. Un padre de familia puede trazar la señal de la cruz en la frente de su hijo. Dios ve ese gesto y bendice. Pero el sacerdote, gracias a su ministerio, bendice expresamente en nombre de Jesús.
     Otra forma de oración es la Adoración, es reconocer humildemente al Todopoderoso. Cuando adoramos a Dios nos damos cuenta de su poder, grandeza y santidad.
     También tenemos la oración de Petición, con la cual le rogamos a Dios las cosas que necesitamos. Sabemos que Él lo sabe todo, pero de igual forma Él quiere que le pidamos con insistencia, con fe y estando abiertos a lo que Dios vea mejor para nosotros. Por ejemplo, Dios veía y sabía cómo su pueblo Israel sufría en el desierto, pero no actuó antes de haber escuchado el grito de su pueblo. Grito que significa oración, petición, aclamación a Dios. Otro tipo de oración de petición es el de la intercesión. Rezar por los demás. Acordémonos todos los días de ganar gracias y pedir por los que nos rodean. Cuando vemos un accidente, por ejemplo, ¿suelo rezar por la pronta recuperación del afectado? Cuando veo a un mendigo pidiendo limosna, ¿rezo por él? Cuando veo a alguien que ofende a Cristo, ¿rezo? ¿O me contento con juzgarlo internamente?
     Otra oración la de Acción de gracias. Como diría san Pablo: ¿tienes algo que no hayas recibido? Todo lo que tenemos lo hemos recibido  de Dios. Podemos pensar que hay cosas que las tenemos gracias a nuestro esfuerzo, está claro, pero ¿quién nos dio la voluntad para esforzarnos?, ¿quién nos dio los pies, las manos, la inteligencia, para conseguir lo deseado? Agradecer a Dios significa amar y ser humildes al darnos cuenta que somos su criatura.
     Y por último, está la oración de Alabanza. Sabemos que Dios no necesita aplausos, pero nosotros sí necesitamos reconocerle como Dios. Debemos demostrar nuestra alegría de ser hijos de Dios.
     Aprendamos a saber “perder tiempo con Dios”, a reservar tiempo para la oración cada día. Cuesta creerlo al inicio y sólo se confirma cuando se realiza, pero cuando uno es capaz de ir a Adoración 30 minutos cada día, a pesar del trabajo que uno tenga, de lo agobiado que uno esté por intentar sacar los pendientes, Dios no deja de bendecir. Vamos a la oración a pedir a Dios su bendición, a adorarle, a pedirle lo que necesitamos, a pedir por los demás, a darle gracias y a alabarle. Cuando uno es capaz de dejar tiempo para eso cada día vivimos mucho más tranquilos, más serenos y sin duda, nos irá mejor.


P. Sebastián Rodríguez

viernes, 15 de febrero de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 17 DE FEBRERO DEL 2019, 6º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«BIENAVENTURADOS… VUESTRA RECOMPENSA SERÁ GRANDE EN EL CIELO» 


Lc. 6, 17. 20-26


     En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
     Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
     Pero ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!  ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis! ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».

Otras lecturas: Jeremías 15, 5-8; Salmo 1, 1; 1Corintios 15, 12.16-20

LECTIO:
El espectáculo humano es a veces tan cruel y cotidiano, que hasta llegamos a pensar que deberá ser así, sin recambio: ricos a costa de pobres, hartos a costa de hambrientos, risotadas a costa de lágrimas, poderosos a costa de sometidos
Jesús proponía otro espectáculo, increíble y paradójico: justamente la inversión de aquel drama: los pobres se hacían reyes, los hambrientos eran saciados, los que lloraban sonreían esperanzados, y los proscritos e insultados saltaban de alegría con una dignidad insólita.
El balcón de las bienaventuranzas no nos invita a cerrar los ojos ante la dura realidad, sino a mirar lo que ésta debería ser, trabajando para que lo sea. Jesús es la primera piedra de ese hogar humano: Por eso Jesús, monte abajo, mostrará otro balcón desde donde se vislumbra el ocaso del terror, del odio, de las envidias, de las hambres, de las oscuridades. Y dirigiéndose a los suyos les propondrá: no perdáis el tiempo en estériles lamentos, haced un mundo nuevo, empezando por vosotros mismos
     Y Jesús invitaba a mirar desde su balcón, haciendo realidad lo que en él se contemplaba. Porque Jesús siempre miraba desde los ojos de Dios. (+Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     Si miramos a nuestro mundo vemos gentes que son pobres, que pasan hambre, que sufren, que son excluidos y proscritos... y a nadie se nos ocurre llamarlos dichosos ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.
« Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos »
     Lucas no habla de una pobreza «de espíritu» sino de ser «pobres» a secas, y así nos invita también a una existencia austera y despojada. De ese modo, nos convoca a compartir la vida de los más necesitados, la vida que llevaron los Apóstoles, y en definitiva a configurarnos con Jesús, que «siendo rico se hizo pobre». Ser pobre en el corazón, esto es santidad. (Papa Francisco)
« Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados »
     Tal justicia empieza por hacerse realidad en la vida de cada uno siendo justo en las propias decisiones, y luego se expresa buscando la justicia para los pobres y débiles. … olvidamos que se manifiesta especialmente en la justicia con los desamparados: «Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda». Buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad. (Papa Francisco)
« Felices los que lloran, porque ellos serán consolados »
     La persona que… se deja traspasar por el dolor y llora en su corazón, es capaz de tocar las profundidades de la vida y de ser auténticamente feliz. Esa persona es consolada con el consuelo de Jesús y no con el del mundo. Así puede atreverse a compartir el sufrimiento ajeno y deja de huir de las situaciones dolorosas. De ese modo encuentra que la vida tiene sentido socorriendo al otro en su dolor, comprendiendo la angustia ajena, aliviando a los demás.  Saber llorar con los demás, esto es santidad. (Papa Francisco)
« Felices los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos »
     Si no queremos sumergirnos en una oscura mediocridad no pretendamos una vida cómoda, porque «quien quiera salvar su vida la perderá». …. Las persecuciones …hoy también las sufrimos, sea de manera cruenta, como tantos mártires contemporáneos, o de un modo más sutil, a través de calumnias y falsedades. …Otras veces se trata de burlas que intentan desfigurar nuestra fe y hacernos pasar como seres ridículos. Aceptar cada día el camino del Evangelio aunque nos traiga problemas, esto es santidad. (Papa Francisco)
     Los triunfos pasajeros y los elogios fáciles no suelen tener consistencia, ya que los intereses y la conveniencia privan sobre la verdad y el genuino amor. ¡Ay de vosotros, los ricos, los satisfechos, los que ahora reís, los que estáis saciados Todo esto es pura apariencia, vida sin sentido. Es preciso trabajar, luchar, esforzarse para conseguir los valores del reino.

ORATIO:
     Señor Jesús. No queremos depositar nuestra confianza en nosotros mismos, en nuestros recursos, en nuestras cualidades, en ningún tipo de riquezas, porque entonces cimentaremos nuestra vida sobre la arena y mereceremos aquella terrible amenaza que lanzaste un día contra los ricos

Que no nos aferremos a nada, Señor,
que reconozcamos que todo bien material es pasajero.
Lo único que importa lo tenemos en nuestro corazón

CONTEMPLATIO:
     Jesús “levantando los ojos hacia sus discípulos” les dijo: bienaventurados... Son bienaventurados porque siguen a Jesús, porque lo escuchan con atención, porque están atentos a su manera de vivir, porque guardan en su mente y en su corazón sus palabras, porque lo han dejado todo para seguir sus pasos, porque esperan un nuevo reino...
                    
                                                                                                                          
 ¿Qué es lo que queremos? ¿Buscamos la bienaventuranza? La verdad nos muestra la verdadera bienaventuranza. ¿Queremos la riqueza? El Rey distribuye los reinos y hace reyes. Los hombres se han dejado atrapar en la red de esta peste desastrosa que es la búsqueda en vano: lo que es insuficiente cuesta poco esfuerzo; nos agotamos por lo superfluo. Cinco pares de bueyes, ése es el pretexto que les priva de las bodas del cielo, de las bodas que hacen pasar de la pobreza a la abundancia, del último sitio al primero, de la abyección a la dignidad, de la fatiga al reposo. Eliseo sacrificó los bueyes para seguir a Elías con mayor facilidad, y nosotros hacemos lo mismo y seguimos a Cristo (Isaac de Stella).

PARA EL DIALOGO Y LA MEDITACIÓN












FEBRERO. NATURALEZA DE LA ADORACIÓN NOCTURNA:

ESCUELA PRÁCTICA  DE ORACIÓN PARA  APRENDER A AMAR COMO RAZÓN DE VIVIR


     Es la oración el camino de un adorador. No otro es su ejercicio ni su fin. Es nuestra vocación específica: adorar al Señor mediante la oración. Nuestro maestro y guía ha de ser el Venerable Don Luis de Trelles. No tengáis recelos.
     Dejémoslo claro desde el principio: Dos son los maestros que enseñaron a Don Luis de Trelles la naturaleza y el modo de la oración: en San Ignacio de Loyola, en sus ejercicios espirituales, aprende como elementos básicos: el principio y fundamento de la primera semana, el llamamiento del rey temporal, las dos banderas y los tres binarios de la segunda semana, el esquema de la meditación y el tratado de la IV semana: contemplación para alcanzar amor, indispensable para cualquier tipo de oración. Todo lo demás de Don Luis es teresiano.
     “Dos pilares sustentan sus concepciones antropológicas: 1º, el hombre posee un alma capaz de Dios, además de un cuerpo, y 2º, el hombre ha recibido, como inmenso y misterioso don, la capacidad de comunicarse con la divinidad que habita en su interior.
     Santa Teresa de Jesús recibe una gracia además que supera todos los hallazgos anteriores de interiorización, mediante la inmersión en el misterio trascendente de Dios, dentro de la estirpe agustiniana. Don Luis sigue los pasos de Teresa. Y no cesa de recordárnoslo: no viváis hacia afuera, a la altura de los sentidos y en busca de sensaciones. La aventura de Teresa señala una dirección opuesta: hacia adentro, por-que tenemos alma –repetía con gracia a sus hijas- “no estamos huecas por dentro” y Dios habita en su interior.
     Tienen ambos una experiencia central: Sin el encuentro con Jesús realmente presente bajo las especies del pan y el vino, ni Teresa hubiera sido Teresa de Jesús ni Don Luis el apasionado enamorado apóstol de la Eucaristía. El descubrimiento del Santísimo Sacramento se convirtió en el fundamento de su vida espiritual y en el motor de sus actividades apostólicas.” No es otra cosa ser un Adorador.
     Don Luís eligió como símbolo de un adorador la lamparilla encendida del santuario. En ella veía que con su diminuta luz le recordaba al mundo que Dios está presente en el templo y que impregnada en el aceite de la gracia su humilde pábilo consumía su existencia encendida de amores. La noche de vela quería que fuera desarrollando los distintos tipos de oración: alabanza, súplica, acción de gracias y reparación. A lo largo del año iremos profundizando en las variedades de la oración. Sus más preciosas aportaciones las encuentro en la intencionalidad práctica de la Adoración. Las resumo en tres metáforas: atalaya, cuerpo de guardia, audiencia privada. En esta perspectiva quiso que la Adoración nocturna fuera un torreón o una atalaya para imprecar por la salvación de España. Una sala de guardia en la que se tuvieran presentes todos los incidentes de la ciudad, desde la parturienta al moribundo; y una audiencia privada en la que se aprendiese a pagar con amor el amor que el Señor nos daba.
     Pero volvamos a Santa Teresa, Maestra De Oración. Sus obras más elaboradas son: Camino De Perfección y Las Moradas o Castillo Interior. Dos obras claves para aprender a amar a Dios por medio de la oración- En realidad forman parte de su Vida, son la biografía espiritual de la Santa. Sin olvidar nunca que la única razón de todo –vida, reforma, fundaciones y escritos- es cantar las maravillas de un Dios que quiere vecindad e intimidad con los hombres.
     Todas las obras de la Santa incluyen capítulos dedicados a la Oración. Recordamos que los capítulos 11 a 23 de “El Libro de la Vida” constituyen un tratado abreviado, para enseñar a sus hijas su camino de Oración. En estos capítulos explica los cuatro modos de oración mediante la imagen de cuatro modalidades de riego en las huertas (1. Riego acarreando el agua con cubos desde un pozo. 2. Riego trasegándola con una noria. 3. Riego con canales desde una acequia. 4. Riego con la lluvia que viene del cielo). Y en él nos ofrece la definición más difundida de oración y que una y otra vez repito: “que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (Vida 8,5).Lo mismo sucede con el Libro de las Fundaciones.
     Pero cuidado. No se trata de una tabla de gimnasia o de una dieta para adelgazar. Dios lleva a cada uno por el camino que le conviene más. El protagonista de toda oración es Dios. Y nuestro papel es ponernos en su presencia y abandonarnos en sus manos. Lo mismo reces un padrenuestro, una avemaría, entones un salmo, te unas al “Por Cristo con él y en Él, a Ti Dios Padre omnipotente,……… todo honor y toda gloria” o ensimismado mires en silencio a la Hostia Santa.
     Me vais a permitir que os traiga un fragmento en el que habla la santa del cielo. Una vez más, ejemplo de su realismo y del don de discernimiento. Para mí lo tengo como una joya. Es una invitación a todas sus hijas para entrar en oración, y que por lógica se hace extensiva para cualquier creyente y de manera muy especial, para ti, adorador.
Dice la Santa: “2. Ya sabéis que Dios está en todas partes. Pues claro está que adonde está el rey, allí dicen está la corte. En fin, que adonde está Dios, es el cielo. Sin duda lo podéis creer que adonde está Su Majestad está toda la gloria. Pues mirad que dice San Agustín que le buscaba en muchas partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo. ¿Pensáis que importa poco para un alma derramada entender esta verdad y ver que no ha menester para hablar con su Padre Eterno ir al cielo, ni para regalarse con El, ni ha menester hablar a voces? Por paso –silenciosamente- que hable, está tan cerca que nos oirá. Ni ha menester alas para ir a buscarle , sino ponerse en soledad –Tacere- y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a padre, pedirle como a padre, contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos, entendiendo que no es digna de ser su hija.”

Preguntas para el diálogo y la meditación.

    A Don Luis le enseñaron a ser discípulo aventajado de la oración San Ignacio y Santa Teresa. Pero ¿Dónde aprendió Don Luis a ser maestro de la oración? ¿Conociendo de memoria los textos de sus maestros o poniéndose, día a día y noche tras noche de rodillas ante Jesús Sacramentado?

     ¿Sabías que ““que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”? Adorador, esta es tu tarea: reces el avemaría, un salmo, inclines la cabeza en la consagración, o estés en silencio ante la Hostia Santísima. Escríbelo con letras grandes en tu alma.

     ¿Sabes que Jesús Sacramentado, aunque nos llega desde fuera por la vista, nos entra dentro, donde habita Dios y es aquí, en tu interior donde tiene lugar el encuentro? Abres los ojos y por la fe lo ves fuera en el Pan Sagrado. Miras dentro de ti, con los ojos cerrados y está tan real-mente presente que con el oído del alma lo podemos oír. ¿Nos atrevemos a decirle “habla Señor, que tu siervo escucha”?


sábado, 9 de febrero de 2019

COLECTA DE LA CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE EN EL MUNDO











60 AÑOS CONTRA EL HAMBRE
Queridos hermanos y hermanas:

  
     El año 1959 marcó el inicio de un proyecto de las Mujeres de Acción Católica que, comprometidas con su fe e impulsadas por la caridad, a instancias de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, comenzaron a trabajar para responder a un llamamiento de la FAO con el fin de erradicar el Hambre del mundo.
Si fueron las mujeres las primeras en ser testigos de la Resurrección del Señor (Cfr. Lc 24, 1 y ss.), también lo fueron a la hora de responder, – como testigos del Señor en la Iglesia– , al desafío y escándalo de la muerte de tantas personas por el Hambre.
     Desde entonces, febrero nos trae una cita con los hermanos que sufren esta lacra. Como dice el Santo Padre: “Es un escándalo que todavía haya hambre y malnutrición en el mundo. No se trata sólo de responder a las emergencias inmediatas, sino de afrontar juntos, en todos los ámbitos, un problema que interpela nuestra conciencia personal y social, para lograr una solución justa y duradera” (Carta del Papa Francisco al Presidente de la FAO, 2013). Es la cita de la Campaña de Manos Unidas, que en realidad nos da la oportunidad de hacer algo concreto para contribuir a erradicar el Hambre. Lo concreto es muy importante, como ya el Papa apuntaba en torno a qué podemos hacer: “Sólo cuando se es solidario de una manera concreta, superando visiones egoístas e intereses de parte, también se podrá lograr finalmente el objetivo de eliminar las formas de indigencia determinadas por la carencia de alimentos” (Ibídem).
   Manos Unidas nos da argumentos para acciones concretas, con proyectos concretos, que se encargan de hacernos conocer, para concienciarnos y animarnos a colaborar con ellos. La peor respuesta es la que no existe y cualquier rasgo de generosidad que tengamos con Manos Unidas está significando ya una respuesta a una llamada que, para nosotros, tiene el eco de las palabras de Jesús: “Tuve hambre y me disteis de comer” (Mt 25, 35).
     En estos sesenta años de campaña de Manos Unidas, la de esta edición se dedica especialmente a los proyectos que van encaminados a la promoción de la mujer, por su papel en la realidad socio-económica de los lugares donde el Hambre tiene singular presencia. Es una manera de trabajar por el Reino de Dios y su justicia. Que vuestros corazones se abran generosos a la llamada de Manos Unidas. Con mi afecto y bendición.

José Vilaplana Blasco - Obispo de Huelva