TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 21 de agosto de 2021

(Mt 18,4)

AGOSTO 2021

 

«Quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos» (Mt 18,4).

 

     ¿Quién es el más grande, el más poderoso, el ganador en la sociedad, en la Iglesia, en la política o en el mercado? Esta pregunta sobrevuela las relaciones, marca decisiones y determina estrategias. Es la lógica dominante a la que recurrimos -aun sin darnos cuenta-, quizá con el deseo de asegurar resultados positivos y eficientes a quienes tenemos alrededor.

     Aquí el Evangelio de Mateo nos presenta a los discípulos de Jesús que, después de haber acogido el anuncio del Reino de los Cielos, quieren saber los requisitos para ser protagonistas del nuevo pueblo de Dios: «¿Quién es el más grande?» Por toda respuesta, Jesús tiene uno de sus gestos imprevisibles: pone a un niño en medio de la gente. Y acompaña este gesto con palabras inequívocas:

«Quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos».

  A la mentalidad competitiva y autosuficiente, Jesús contrapone el elemento más débil de la sociedad, que no tiene tareas que defender ni de las que presumir; aquel que es dependiente en todo y confía espontáneamente en la ayuda de otros. Pero no se trata de aceptar una actitud pasiva y renunciar a ser propositivos y responsables, sino más bien de cumplir un acto de voluntad y de libertad. Lo que Jesús pide es que nos hagamos pequeños, reclama intención y esfuerzo para invertir decididamente el rumbo.

«Quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos».

    Así es como Chiara Lubich profundizó en las características del niño evangélico: «[…] a su padre y a su madre: cree en su amor. […] El cristiano auténtico, como el niño, cree en el amor de Dios, se arroja en brazos del padre celestial, pone en Él una confianza ilimitada. [...] Los niños dependen en todo de sus padres [...]. También nosotros, “niños evangélicos”; dependemos en todo del Padre: [...] sabe lo que necesitamos antes incluso de que se lo pidamos, y nos lo da. Ni siquiera el reino de Dios se conquista, sino que se acoge como un don de las manos del Padre». Chiara subraya además que el niño se entrega totalmente a su padre y lo aprende todo de él. Del mismo modo, «el "niño evangélico" lo deja todo en la misericordia de Dios y, olvidando el pasado, empieza cada día una vida nueva, abierto a las sugerencias del Espíritu siempre creativo. El niño no sabe aprender a hablar por sí solo; necesita que alguien le enseñe. El discípulo de Jesús […] lo aprende todo de la Palabra de Dios hasta hablar y vivir según el Evangelio». El niño es muy dado a imitar a su padre. «Del mismo modo, el "niño evangélico" [...] ama a todos, porque el Padre "hace salir el sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos" (Mt 5, 45); es el primero en amar porque Él nos amó cuando aún éramos pecadores; ama gratuitamente, sin interés, porque así lo hace el Padre celestial»[1].

«Quien se haga pequeño como este niño, ese es el mayor en el Reino de los Cielos».

    En Colombia, Vicente y su familia han pasado por la prueba de la pandemia, con un régimen de cuarentena muy estricto. Escribe: «Cuando comenzó el toque de queda, el día a día cambió de golpe. Mi mujer y nuestros dos hijos mayores tenían que preparar exámenes de la universidad, y el pequeño no se acostumbraba a estudiar a distancia. Nadie en casa tenía tiempo para preocuparse del otro. Viendo este caos a punto de estallar, comprendí que era una oportunidad para encarnar el arte de amar en nuestra "nueva vida" del Evangelio. Me puse a recoger la cocina, preparar el almuerzo y organizar las comidas. No soy un cocinero experto ni tampoco muy bueno haciendo la limpieza, pero entendía que esto podía ayudar a reducir la ansiedad. Lo que comenzó como un acto de amor puntual se alargó durante meses. Una vez terminadas sus tareas, los demás miembros de la familia se ocuparon de la limpieza, de la ropa y de la- casa. Juntos hemos visto que las palabras del Evangelio son verdaderas y que el amor creativo sugiere cómo poner orden en todo lo demás».

Leticia Magri



[1] C. LUBICH, Palabra de vida de octubre de 2003: Ciudad Nueva n. 402 (2003/10), p. 22. 


LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 22 DE AGOSTO DEL 2021, 21º DEL TIEMPO ORDINARIO

«SEÑOR, ¿A QUIÉN VAMOS A ACUDIR? TÚ ERES EL SANTO DE DIOS»

 

Jn. 6. 60-69

 

   En aquel tiempo, muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».

    Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

   Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».


     Otras Lecturas: Josué 24,1-2ª.15-17.18b; Salmo 33; Efesios 5,21-32

 LECTIO:

     Ante la pregunta de Jesús a “los suyos”, a los de “su casa”, a los que había venido y no le recibieron “Vino a los de su casa y los suyos no le recibieron”, como queja amarga en el prólogo de San Juan. ¿También vosotros queréis marcharos? Esperan en silencio dramático al corazón de los escandalizados por la Eucaristía.

   Pedro, ¡qué gran hombre!, fraguado en sus debilidades y pobrezas, en sus fanfarronerías y en su profunda humildad de que a veces no se entera de la fiesta, responde con todos los apóstoles, con toda la Iglesia, con todo el deseo de cada corazón humano. “¿Dónde vamos a ir sin Ti, si sólo Tú tienes Palabras de vida eterna? En Ti, Señor, hay vida después de la muerte y hay vida antes de la muerte. Estando contigo todo nos habla de una vida que sólo Tú nos puedes dar. No es la vivacidad del mundo que es lo que le ocurre como si sacásemos un pez de la pecera, que da saltos fuera del agua, pero es porque se muere, no respira, tiene vivacidad de salto, pero se muere. La muerte es más que vivacidad. Ese pez vive feliz en el agua aunque no dé saltos. Jesús que es la vida, la vida sin fin, es como estar dentro del agua y aunque no demos saltos de vivacidad estamos vivos. Jesús es la vida, es el camino verdadero. (+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo, Primado de España)

 MEDITATIO:

   Sobre el modo de entender la misión del Mesías ni siquiera los discípulos logran aceptar el lenguaje inquietante del Maestro. Y el pasaje de hoy relata su malestar: «¡Este modo de hablar es duro! —decían— ¿Quién puede hacerle caso?»… Pero Jesús ofrece la clave para superar la dificultad; una clave compuesta de tres elementos. Primero, su origen divino. Él ha bajado del cielo y subirá «adonde estaba antes». Segundo: sus palabras se pueden comprender sólo a través de la acción del Espíritu Santo, «quien da vida». Y es precisamente el Espíritu Santo el que nos hace comprender bien a Jesús. Tercero: la verdadera causa de la incomprensión de sus palabras es la falta de fe: «hay algunos de entre vosotros que no creen», dice Jesús. En efecto, desde ese momento, dice el Evangelio «muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él». Frente a estas deserciones, Jesús no regatea ni atenúa sus palabras, es más obliga a hacer una elección clara: o estar con Él o separarse de Él, y les dice a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» (Papa Francisco).

   Entonces, Pedro hace su confesión de fe en nombre de los otros Apóstoles: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de Vida eterna». No dice: «¿dónde iremos?», sino «¿a quién iremos?». El problema de fondo no es ir y abandonar la obra emprendida, sino a quién ir. De esa pregunta de Pedro, nosotros comprendemos que la fidelidad a Dios es una cuestión de fidelidad a una persona, a la cual nos adherimos para recorrer juntos un mismo camino. Y esta persona es Jesús. Todo lo que tenemos en el mundo no sacia nuestra hambre de infinito. (Papa Francisco).

 ORATIO:

     Dame, Señor, tu Espíritu para que yo pueda comprender tus palabras de vida eterna, para que no me eche atrás, para que no te abandone en los momentos de la prueba, cuando me parezcas inhumano en tus demandas…

 

¡Atráeme, Señor, y yo correré,

porque he creído de verdad

y he conocido que tú eres el Santo de Dios!

 CONTEMPLATIO:

«¿También vosotros queréis marcharos?»

     Aceptar el cuerpo y la sangre de Jesús como comida y bebida, es algo difícil de entender y el escándalo que produce lleva al abandono del seguimiento. Jesús nos invita a vivir más profundamente nuestra fe en Él a través de la Eucaristía, abriéndonos a una fe más madura y dejando atrás nuestras propias seguridades.

  La pregunta de Cristo sobrepasa los siglos y llega hasta nosotros, nos interpela personalmente y nos pide una decisión. ¿Cuál es nuestra respuesta? Si estamos aquí hoy (JMJ XII) es porque nos vemos reflejados en la afirmación del apóstol Pedro: “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”.   (S. Juan Pablo II).

   “… Sólo Cristo tiene palabras que resisten al paso del tiempo y permanecen para la eternidad.  El momento que están viviendo les impone algunas opciones decisivas: …Es importante darse cuenta de que, entre todas las preguntas que surgen en vuestro interior, las decisivas no se refieren al “qué”. La pregunta de fondo es “quién”: hacia “quién” ir, a “quién” seguir, a “quién” confiar la propia vida”. (S. Juan Pablo II).

                                                                                                                                                           

 

   "¿A quién pues iremos?", dice Pedro. Quiere decir: "¿quién nos instruirá como tú de los misterios divinos? ", o incluso: "¿Al lado de quién encontraremos algo mejor? Tú tienes palabras de vida eterna". No son intolerables, como dicen otros discípulos. Al contrario, todas ellas conducen a la realidad más extraordinaria, la vida infinita, la vida imperecedera. Estas palabras nos muestran bien que debemos permanecer a los pies de Cristo, tomándolo por nuestro solo y único dueño, y mantenernos constantemente cerca de él... (S. Cirilo de Alejandría)

 


jueves, 12 de agosto de 2021

PARA EL DIÁLOGO Y LA MEDITACIÓN


AGOSTOCOMUNIÓN – ACCIÓN DE GRACIAS

 Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

 

Reflexiones que nos animen y ayuden a encontrarnos con Jesús sacramentado y descansar en su corazón.

 … por medio de su Madre Asunta al Cielo, donde nos espera.

 

COMUNIÓN – ACCIÓN DE GRACIAS

 

     Juan 6,51 “El pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo”. 1 Co 11, 26-27 “Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor”.

    San Juan Pablo II, 23/06/1985: todo en manos de María: “Que la Madre nos ayude a entender mejor los misterios del Corazón de su Hijo”. Horno de caridad, efectivamente, el amor que arde en el Corazón de Jesús es sobre todo el Espíritu Santo, en el que Dios-Hijo se une eternamente al Padre; está abrazado por la “llama viva” del Amor Trinitario, que jamás se extingue.

  Corazón de Jesús-horno, ardiente de caridad. El horno, mientras arde, ilumina las tinieblas de la noche y calienta los cuerpos de los viandantes ateridos. Hoy queremos rogar a la Madre del Verbo Eterno, para que en el horizonte de la vida de cada uno de nosotros no cese nunca de arder el Corazón de Jesús, “horno ardiente de caridad.” Para que Él nos revele el Amor que no se extingue ni se deteriora jamás, el Amor que es eterno. Para que ilumine las tinieblas de la noche terrena y caliente los corazones. ¡Cuánto se alegra la Iglesia por el hecho de que en este Corazón Divino se enciendan de amor los corazones humanos!

  “Imitación de Cristo”. Libro IV, Cap.9, 1: “Que debemos ofrecernos a Dios con todas nuestras cosas y rogarle por todos. El Alma. Señor, tuyo es todo lo que está en el cielo y en la tierra. Yo deseo ofrecerme a Ti de mi voluntad y quedar tuyo para siempre.

     Señor, con sencillez de corazón me ofrezco hoy a Ti por siervo perpetuo, en obsequio y sacrificio de eterna alabanza. Recíbeme con este santo sacrificio de tu precioso Cuerpo que te ofrezco hoy en presencia de los ángeles, que están asistiendo invisiblemente, para que lo recibas por mi salud y la de todo tu pueblo”.

    Santa Margarita María de Alacoque: “Vuestra herencia será Jesús Sacramentado, donde encontraréis un maná escondido que os infundirá hastío de todas las cosas de la tierra, a las cuales preferiréis la vida oculta sacrificada”.

   El Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor del Vaticano, en la Misa del 70º aniversario de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen María. 01/11/2020: de la mano de María que nos da a su Hijo en el camino del Cielo.

   “La Asunción nos recuerda, entre otras cosas, que nosotros también tenemos una unión con Cristo; hemos sido bautizados y con esto también nos hemos convertido en hijos de Dios, aunque adoptivos; nuestro cuerpo se ha convertido en templo del Espíritu Santo y lo sigue siendo hasta al final de la vida, para esperar en la Resurrección”. el punto de llegada de la Asunción de la Virgen: ¡este punto es el otro mundo! Nosotros, todavía peregrinos, estamos constantemente al borde de este otro mundo y si nuestra vida fluye sin la percepción de esta cercanía corre el riesgo de convertirse en una vida vacía, una vida sin propósito”.

   “¿De dónde vienen los momentos en los que nuestra conciencia nos habla? Del otro mundo. Pero hay más. Quien vive de la oración y entra en ella progresivamente con paciencia, hasta el punto de experimentarla, llega a una oración de quietud en la que sólo Dios actúa directamente, ¿de dónde viene esta experiencia? Del otro mundo. Y los milagros que Dios realiza todos los días aquí y allá, ¿de dónde vienen? Del otro mundo. Y todo lo que nos espera, en cuya esperanza vivimos y en cuya espera podemos alegrarnos, aunque suframos, ¿de dónde viene? Del otro mundo”. “no olvidemos nunca que estamos en el umbral de este otro mundo. La Santísima Virgen entró en él con alma y cuerpo, única en el género humano, pero estamos continuamente en el umbral”.

    El Venerable Trelles, en “La Senda Eucarística” p. 254-255 “La gratitud estrecha los lazos y atrae nuevos dones; la Presencia Real de Jesús en el altar es una fuente inagotable de mercedes para el hombre y de gloria para Dios que el soberano Huésped del tabernáculo tributa desde allí a la Trinidad Beatísima”. “El dulcísimo y tierno Corazón de Jesús envía desde el altar al Eterno Padre preces y votos inefables de reconocimiento inmenso por los beneficios de la creación, de la conservación, de la redención, de la gracia que al hombre aportaron los sacramentos y de todos los beneficios que el hombre recibe desde el primer albor del ser hasta el último instante de la vida humana”. “La acción de gracias recaba además nuevos dones para la tierra; rocío celestial que hace brotar flores de virtud en los que reciben a Jesús-Eucaristía”.

     Promesas del Corazón de Jesús a Santa Margarita M.ª de Alacoque: “Los pecadores encontrarán en mi Corazón una fuente y océanos infinitos de misericordia”. “Los tibios se harán fervorosos”. “Los fervorosos se elevarán pronto a gran perfección”

Preguntas para el diálogo y la meditación.

   ¿Doy un sentido de eternidad a mi vida, desde la Adoración nocturna?

■   ¿Practico la visita al Santísimo, presencial o espiritualmente?

■   ¿Aprecio el don del Sacramento de la Penitencia para acercarme a la comunión?

■   ¿Vivo mi vida eucarística en unión con la Virgen?

 

Oración de consagración al Corazón de Jesús

     Oh Corazón Sacratísimo del Rey Divino, reinad en todos y cada uno de nosotros. Os prometo vivir siempre sometido de corazón a vuestra voluntad para que vuestro Reinado de amor, justicia y de paz arraigue, se extienda, se purifique y perfeccione. Te lo pido por mediación del Corazón Inmaculado de María que vela con amor de Madre por tus intereses. Amén.



LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA JIENENSE IMPONE A LA PATRONA DE BAEZA SU MAYOR INSIGNIA


   La Parroquia de Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol, Patronos de Baeza, acogió en la noche del 5 de agosto otra jornada para el recuerdo de la iglesia de Baeza con la celebración de la vigilia extraordinaria de las secciones locales de ANFE y ANE en honor a Santa María del Alcázar, Excelsa Patrona de la ciudad de Baeza.

  Y es que, como marca el orden de cultos de la ciudad, en la noche de vísperas al comienzo de la novena, los adoradores de la ciudad se reúnen en torno a Jesús Sacramentado, para en presencia de María, orar cual centinelas de la noche por las necesidades de la iglesia y del mundo.

  La celebración, fue presidida por el Rvdo. Sr. D. Domingo Antonio Pérez Fernández, Párroco de San Andrés, Capellán de la Archicofradía y Capellán del turno “Virgen del Alcázar”, concelebrando el Rvdo. Sr. D. Manuel Jesús Casado Mena, Párroco de Porcuna. En dicha vigilia, estuvo presente la Sra. Presidenta diocesana de ANFE, el Vicepresidente diocesano de ANE, los consejos locales de ANFE y ANE con sus presidentes a la cabeza, las secciones de ANE de Porcuna y Torreperogil, Tarsicios, la Agrupación de Cofradías y Hermandades de Baeza, representantes del consejo parroquial de San Andrés y una amplia representación de la Real Archicofradía de Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol…

   El momento esperado de la celebración, llegaría en la acción de gracias, cuando el Sr. Presidente de la sección de Baeza D. Ramón Fernández Checa, proclamó unas emotivas palabras hacía Santa María del Alcázar agradeciendo la maternal protección de la Patrona de Baeza sobre la Adoración Nocturna Española durante estos 134 años de existencia. Acto seguido, el secretario en funciones de la sección, D. José Garrido Montes, daría lectura del acta del 7 de julio de 2021, donde el consejo local de la Adoración Nocturna de Baeza, aprobó por unanimidad, el nombramiento oficial de Santa María del Alcázar como madrina de la sección de la Adoración Nocturna Española de Baeza y la concesión de su insignia, otorgándole la condecoración con distintivo rojo, al tratarse esta institución de un movimiento seglar, siendo así el Sr. Presidente, la máxima autoridad del mismo. De igual forma, manifestó que dichos acuerdos fueron trasladados al Sr. Presidente nacional, obteniendo su plácet y comunicando el mismo a la sección que la imagen de Nuestra Señora del Alcázar, pasa a ser la primera imagen de María Santísima a nivel nacional en recibir esta condecoración por parte de esta centenaria institución.

  La insignia, ofrecida por el adorador D. Ginés López López, abanderado de la sección, fue bendecida por el Párroco, trasladándose acto seguido la comitiva al camarín de la Reina de Baeza, donde el Sr. Presidente de la sección, D. Ramón Fernández Checa, impondría dicha insignia entre emociones y la atenta mirada de Santa María del Alcázar. Mientras tanto, en el templo, los adoradores presenciaban este histórico momento cantando todos unidos en una sola voz el himno eucarístico: “cantemos al amor de los amores” finalizando con un fuerte aplauso e incesantes vivas a María Santísima. De esta manera, la sección de Baeza de la Adoración Nocturna Española selló su filial amor a María Santísima, renovando así el compromiso adquirido el 26 de marzo de 1949, cuando se restauró el turno tras la contienda civil, siendo Director Espiritual el Rvdo. Sr. D. Antonio Fuentes Nuño y Presidente D. Matías Chiclana Salazar, instaurándolo bajo el nombre: turno “Virgen del Alcázar” para que la misma ejerciera su maternal protección.

  Continuó la celebración, con la exposición del Santísimo Sacramento y el turno de vela, donde se sucedieron oraciones y salmos, culminando con la bendición y el canto de la salve a la Santísima Virgen.



sábado, 7 de agosto de 2021

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 8 DE AGOSTO DEL 2021, 19º DEL TIEMPO ORDINARIO

« ¿NO ES ESTE JESÚS, EL HIJO DE JOSÉ…? »

Jn. 6, 41-51

 

    En aquel tiempo, los judíos murmuraban de él porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?».

    Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

 Otras Lecturas: 1Reyes 19,4-8; Salmo 33; Efesios 4,30-5.2

 LECTIO:

   Cuando Jesús habla de que es el Pan Vivo que ha bajado del cielo se responde con una fuerte contestación. Se le reconocen sus raíces humanas, su condición de “hijo de José” y que el Mesías vendrá del cielo, pero no conoceremos ni su linaje humano ni nada ¿Cómo puede decir que ha bajado del cielo? ¿Cómo puede decirnos que es el Pan Vivo, el maná?

  Jesús, vuelve a dejar claro lo que realmente pone nervioso y furiosos a los judíos: Por una parte, habla de que Él es el pan de vida que ha bajado del cielo y que es su Padre el que lo ha enviado. Aquí, el Señor está poniendo las bases del cristianismo como fe en la Trinidad, en Jesús como verdadero Dios y verdadero hombre Salvador, y en la Eucaristía que es el pan vivo para la vida eterna. Habla abiertamente de su divinidad y, a la vez, que es plenamente humano.

  Vuelve a insistir en que los que comieron el maná murieron, algo tan evidente para subrayar que la vida es Cristo, el Señor. Sin embargo el que coma del pan que Yo le daré, mi propio cuerpo entregado, no morirá jamás. A este discurso se le ha llamado con razón, el sermón del pan vivo. Jesús nos alimenta con su cuerpo y con su sangre. Es nuestra vida… Está claro que el que recibe a Jesús tiene una promesa de vida eterna. (+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo, Primado de España)

 

MEDITATIO:

  Como había hecho antes con la Samaritana, a partir de la experiencia de la sed y del signo del agua, aquí Jesús parte de la experiencia del hambre y del signo del pan, para revelarse e invitarnos a creer en Él. La gente lo busca, la gente lo escucha, porque se ha quedado entusiasmada con el milagro, ¡querían hacerlo rey! Pero cuando Jesús afirma que el verdadero pan, donado por Dios, es Él mismo, muchos se escandalizan, no comprenden, y comienzan a murmurar entre ellos… Entonces Jesús responde: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió”, y añade “el que cree, tiene la vida eterna”. (Papa Francisco).

   "Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”. Jesús dice que no vino a este mundo para dar algo, sino para darse a sí mismo, para dar su vida como alimento para los que tienen fe en Él. Esta comunión con el Señor nos compromete a nosotros, sus discípulos, a imitarlo, haciendo de nuestra existencia, de nuestros comportamientos, pan partido para los demás, como el Maestro partió el pan que es realmente su carne. (Papa Francisco).

  Cada vez que participamos en la santa misa y recibimos el Cuerpo de Cristo, su presencia obra en nosotros y nos comunica actitudes internas que se traducen en comportamientos conformes al Evangelio: docilidad a la Palabra de Dios, fraternidad entre nosotros, coraje del testimonio cristiano,  capacidad de dar esperanza a los que no la tienen, acoger a los excluidos… (Papa Francisco).

 ORATIO:

  Ilumina, Señor, mi mente para que pueda comprender que la eucaristía es «memorial de la muerte del Señor». En ese pan has puesto «todo deleite», porque en él has puesto toda tu historia de amor conmigo y con el mundo.

Señor, tú eres el Pan de Vida …

Tu presencia es gracia y bendición. Señor,

que siempre tenga hambre y sed…

Señor, que nunca deje de alimentarme de Ti.

 CONTEMPLATIO:

« Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que coma de este pan, vivirá para siempre…»

    A este discurso se le ha llamado con razón, el sermón del pan vivo. Jesús nos alimenta con su cuerpo y con su sangre. Es nuestra vida. Fijaos cuando se asiste a algún funeral que siempre se nos recuerda que el cuerpo que enterramos tiene, por la Eucaristía, por la comunión, una promesa de vida eterna que ha realizado en este discurso Jesús. Quien come su cuerpo tiene vida eterna.

   ¿Qué sabemos nosotros de la acción de gracia que el Señor realiza con aquellos que recibimos la comunión, aunque no fuese más que una vez en la vida?  Está claro que el que recibe a Jesús tiene una promesa de vida eterna. “El que come de este pan vivirá para siempre”. Esto nos lanza a valorar más el encuentro eucarístico con Jesús, al recibirle como pan de vida, como el Amigo fiel que nunca falla.

   ¿No será esta una de las grandes causas de las crisis del corazón humano, de la humanidad, de la gente que no reciben y acogen a Jesús en la Eucaristía y que mueren de tristeza? Porque el pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo. ¿No será esta una de las causas de la falta de vitalidad en las parroquias, en los grupos, en las comunidades donde la centralidad no es Cristo en la Eucaristía? (+ Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo, Primado de España)

 

   El Padre del cielo nos exhorta a pedir como hijos del cielo el Pan del cielo (cf Jn6, 51). Cristo «mismo es el pan que, sembrado en la Virgen, florecido en la Carne, amasado en la Pasión, cocido en el Horno del sepulcro, reservado en la iglesia, llevado a los altares, suministra cada día a los fieles un alimento celestial» (San Pedro Crisólogo)

 

DEL BLOG DEL OBISPO

 Nuestro amor a María llega al corazón de Dios



    Durante el verano se celebran muchas fiestas dedicadas a la Virgen María, o visitaremos algún santuario. María nunca nos deja solos, siempre está con nosotros, a nuestro lado, porque es la Madre de Cristo y de la Iglesia y Jesús nos ha confiado a ella. Ella lucha a nuestro lado en las dificultades y siempre nos lleva al Señor. Pero debemos invocarla.

  Hay muchos jóvenes que cuando aprenden a rezar el Rosario les acompaña durante el día, y avanzan en su fe porque viven así en presencia de Dios. Muchas personas lo rezan al levantarse o al acostarse, otros mientras viajan en coche o en autobús desplazándose a trabajar, otros en su parroquia o comunidad. Os invito, por tanto, a perseverar y a rezarlo unidos y constantes. Hay familias que lo rezan juntos, pero tendrían que hacerlo muchas más. Deberían iniciarse aún otros muchos, de modo que rezando juntos estuviese presente siempre la oración en sus casas. Y se debería rezar en todas las parroquias, antes o después de alguna misa concurrida.  Nuestro amor a la Virgen llega al Corazón de Cristo, pero, sobre todo, se transforma en tantas bendiciones con las que Dios nos hace crecer en gozo y en paz.

   “Quien predica a Dios que sea hombre de Dios”, se solía decir. La Virgen nos invita a hacerlo desgranando cada misterio del rosario para compenetrarnos más y más con ella que sigue en todo al Señor; nos anima a meditar estas cosas y rumiarlas en el silencio del diálogo con Dios; va por delante de nosotros aceptando la voluntad de Dios y animándonos, como en las bodas de Caná de Galilea: haced lo que Él os diga”.