TIEMPO LITÚRGICO

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jueves, 30 de junio de 2022

 VEJER  ACOGIÓ ESTE AÑO LA VIGILIA DE LAS ESPIGAS 



    Durante la noche del sábado 25 al domingo 26 de junio se celebró la tradicional Vigilia de las Espigas en el Santuario de Nuestra señora de la Oliva Coronada, este año como Peregrinación privilegiada con ocasión de su año jubilar, concedido por la Santa Sede para conmemorar el 425º aniversario de la “hechura” de la imagen y 25º  de su Coronación canónica.

    Organizada por el Consejo diocesano de la Adoración Nocturna Española contó con la presencia de las Secciones de Cádiz, Puerto Real, Chiclana de la Frontera, Ceuta, Tarifa, Barbate, San Fernando y la anfitriona de Vejer.

   Con la tradicional procesión de Banderas dio comienzo esta Vigilia de Adoración y acción de Gracias, que continuó con el saludo del Vicepresidente diocesano recordando que -“hemos venido a  la cita amorosa de nuestro Rey celestial, que ha abandonado el Trono de la Gloria para pasar esta noche en nuestra compañía”-, y siguiendo con el rezo solemne de Vísperas y la Santa Misa que presidió D. Agustín Borrell, párroco del Divino Salvador y consiliario de la Sección de Vejer, y concelebrada por D. Guillermo Domínguez Consiliario diocesano y  D. Jose María Quintana de la de Barbate.

    En su homilía, D. Agustín nos animó a perseverar en Adoración Eucarística y disfrutar de los beneficios que se desprenden del poder estar en intima compañía con Jesús Sacramentado.  

    Tras los turnos de vela al Santísimo Sacramento, que ocupó toda la noche, se continuó con el rezo del Santo Rosario y la oración comunitaria de Laudes, que una vez finalizada, se formó en corporación para con S.D.M. trasladarnos en procesión al lugar desde donde se procedería a la Bendición de los campos.

   Despuntando el alba, el Rvd. D. Guillermo Domínguez, Consiliario diocesano de la Adoración Nocturna, impartía la Bendición Eucarística sobre los campos y el mar de nuestra diócesis y sobre toda la actividad humana que, gracias a la Providencia, hace posible que de los “frutos del mar y de  la tierra y del trabajo del hombre” podamos obtener lo necesario para nuestro sustento.

    Culminaba así la Vigilia de las Espigas 2022 dando un sentido  broche de oro a esta tradicional Vigilia, que había comenzado la noche anterior sobre las 23.30 horas; durante la cual pudo celebrarse, una tardía aunque necesaria, asamblea General en la que, además de los temas generales tratados, se procedió a la elección Reglamentaria de Presidente diocesano que, una vez finalizado el escrutinio, quedó elegido por mayoría absoluta D. Francisco José de la Torre Sanz, que agradeció la confianza depositada “quedando a disposición de todos”.

   Fue una noche realmente santa, con Jesús Sacramentado como único centro de nuestra vela; aprendiendo de Él, fuente del amor divino, cómo hemos de mirar a nuestro prójimo con ojos de misericordia y compasión fraterna. Haciendo nuestros sus anhelos y sufrimientos, y pidiendo la luz y la fuerza que nos ayuden a “no pasar nunca de largo ante el sufrimiento humano”.

    Con el canto de la Salve y la despedida por nuestro Consiliario Diocesano de todos los colaboradores y asistentes, en la que se agradeció expresamente a D. Agustín toda su disponibilidad y a D. Manuel Domínguez, Hermano Mayor de la Cofradía de la Oliva, las esmeradas atenciones recibidas, y deseándonos un feliz regreso a casa se puso rumbo a las poblaciones de destino.




sábado, 25 de junio de 2022

PARA EL DIÁLOGO Y LA MEDITACIÓN


JUNIO AMAR CON SU CORAZÓN

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS


Adorado sea el Santísimo Sacramento…

   En este mes contemplamos el Corazón eucarístico de Jesús, que nos dice: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y vendremos a él, y haremos morada en él” (Jn. 14,23) y en San Mateo 11,29: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Le damos gracias por habernos hecho templos de la Santísima Trinidad, que inhabita en nuestras almas, para poder hacer de nuestra vida una ofrenda permanente al Padre en la Santa Misa, unidos a la ofrenda del Corazón de Jesús, con un corazón manso y humilde de nuestra parte.

   Nuestra adoración nocturna mensual unida con toda la Iglesia a las intenciones del Corazón de Cristo,  que en el Sacramento presenta al Padre: “Ved aquí, hermanos de vocación, la nuestra que es un reflejo de la vida beatífica del Paraíso celestial, pues allí se adora, pues allí se ama, pues allí se conoce a Dios tal como es en sí y como Él a nosotros nos conoce”. “¿Cómo se hará la obra en el orden material para que conduzca a su objeto? ¿Cómo ha de dirigirse la acción del espíritu en términos de que concurra y convenga al objeto que la Adoración Nocturna se propone? Pues para contestar a estas dos preguntas basta un solo pensamiento: procurar que la oración vocal sea mental y que la mental produzca sentimientos amorosos y predisponga para recibir dignamente el premio óptimo que nos ofrece el Señor en la comunión”.

    Estar con Él en adoración nos anima a repetir sus mismas palabras: “Señor, he aquí que vengo para hacer tu voluntad”; hacer la voluntad del Señor para su Gloria y salvación de nuestras almas. Para ello se ha quedado en el Sacramento noche y día, para que unidos a Él, Víctima inmolada, ofreciéndonos  con Él al Eterno Padre, en agradecimiento y reparación de amor. ¡Cómo no corresponder a tan inefable don!

   En el “Adórote devóte” dice Santo Tomás, “Piadoso pelicano, Jesús Señor, / límpiame a mí, inmundo, con su sangre;/ una de cuyas gotas puede limpiar / al mundo entero de todo pecado,”; estamos llamados a unirnos a la ofrenda de Cristo, que se trata de la humanidad del Verbo divino, que paga sobreabundantemente nuestro pecado. Por la inhabitación de la Trinidad en nuestras almas y cristificándonos,  morando en el Corazón de Jesús, adorando nosotros con Él al Padre, hacemos de nuestra vida un acto de amor redentor a lo largo de la jornada, desde la noche de adoración. ¡Si esto se creyera viva y activamente! ¿quién moraría en otra parte?

   Nos recuerda San Francisco de Sales, cuyo cuarto centenario de su muerte celebramos: “La medida del amor es amar sin medida”, y “Nos enseña el amor de Dios en el Corazón de Jesús especialmente por las dulzuras la humildad y la misericordia”.  Por ello insiste: “El monte Calvario, es el monte de los amantes”, “En el Calvario no puede haber vida sin amor, ni amor sin la muerte del Redentor. ¡Oh amor eterno! Mi alma te requiere y te escoge eternamente. Ven Espíritu Santo inflama nuestros corazones en tu amor. O amar o morir; o morir o amar. Morir a todo otro amor, para vivir tan sólo al de Jesús, a fin de que no muramos eternamente, sí o que, viviendo en tu amor eterno, oh Salvador de nuestras almas, cantemos eternamente: ¡Viva Jesús! Yo amo a Jesús, que vive y reina por los siglos de los siglos.

   Cuantas gracias debemos dar al Señor por el don de ser adoradores nocturnos, unidos al Corazón de Jesús en Getsemaní y poder hacer nuestra adoración con sus mismos sentimientos, para que durante todo el mes los llevemos a tantas personas necesitadas y sedientas del verdadero amor y felicidad.

    En el centenario de la consagración del mundo al Corazón de Jesús, san Juan Pablo II el 4 de junio de 1999 nos animaba en esta dirección: “La Iglesia contempla sin cesar el amor de Dios, manifestado de forma sublime y particular en el Calvario, durante la pasión de Cristo, sacrificio que se hace sacramentalmente presente en cada eucaristía”. Del Corazón amorosísimo de Jesús proceden todos los sacramentos, y especialmente el mayor de todos, el sacramento del amor, por el cual Jesús ha querido ser el compañero de nuestra vida, el alimento de nuestra alma, sacrificio de valor infinito” (San Alfonso María Ligorio)”.

   El Corazón del Verbo encarnado es el signo del amor por excelencia. “Por tanto, exhorto encarecidamente a los fieles a adorar a Cristo, presente en el santísimo Sacramento del altar, permitiéndole que cure nuestra conciencia, nos purifique, nos ilumine y nos unifique. En el encuentro con él los cristianos hallarán la fuerza para su vida espiritual y para su misión en el mundo”. No hay ninguna realidad que sea ajena al Corazón redentor de Cristo; por ello presentamos toda la humanidad, la Iglesia; en una palabra, cada persona que Él ama y conoce, porque la ha creado y redimido, para que, con nuestra pobre ofrenda, unida a la de su Madre, lleve a plenitud lo que ha prometido y le pedimos en cada Eucaristía: “Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor”.

Preguntas para el diálogo y la meditación.

¿Contemplo la unión íntima de la Eucaristía y el Corazón de Jesús?

¿Busco que las personas descubran el amor que Jesús les tiene desde el Sacramento?

¿Le pido al Señor que me dé los sentimientos de su Corazón para que otros los reciban?

¿Fomento la esperanza del reinado de amor del Corazón de Jesús?


jueves, 23 de junio de 2022

ACTIVIDAD PARROQUIAL Y FIN DE CURSO PASTORAL

 EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Queridos hermanos y hermanas:

   En la antífona del Magníficat dentro de poco cantaremos: «Nos acogió el Señor en su seno y en su corazón». En el Antiguo Testamento se habla veintiséis veces del corazón de Dios, considerado como el órgano de su voluntad: el hombre es juzgado en referencia al corazón de Dios…

  ¡El corazón de Dios se estremece de compasión! En esta solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús la Iglesia presenta a nuestra contemplación este misterio, el misterio del corazón de un Dios que se conmueve y derrama todo su amor sobre la humanidad. Un amor misterioso, que en los textos del Nuevo Testamento se nos revela como inconmensurable pasión de Dios por el hombre. No se rinde ante la ingratitud, ni siquiera ante el rechazo del pueblo que se ha escogido; más aún, con infinita misericordia envía al mundo a su Hijo unigénito para que cargue sobre sí el destino del amor destruido; para que, derrotando el poder del mal y de la muerte, restituya la dignidad de hijos a los seres humanos esclavizados por el pecado. Todo esto a caro precio: el Hijo unigénito del Padre se inmola en la cruz: «Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» (Jn 13,1). Símbolo de este amor que va más allá de la muerte es su costado atravesado por una lanza. A este respecto, un testigo ocular, el apóstol san Juan, afirma: «Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua» (Jn 19,34).

  Queridos hermanos y hermanas, detengámonos a contemplar juntos el Corazón traspasado del Crucificado. En la lectura breve, tomada de la carta de san Pablo a los Efesios, acabamos de escuchar una vez más que «Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo (...) y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús» (Ef 2,4-6). Estar en Cristo Jesús significa ya sentarse en los cielos. En el Corazón de Jesús se expresa el núcleo esencial del cristianismo; en Cristo se nos revela y entrega toda la novedad revolucionaria del Evangelio: el Amor que nos salva y nos hace vivir ya en la eternidad de Dios. El evangelista san Juan escribe: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna» (Jn 3,16). Su Corazón divino llama entonces a nuestro corazón; nos invita a salir de nosotros mismos y a abandonar nuestras seguridades humanas para fiarnos de él y, siguiendo su ejemplo, a hacer de nosotros mismos un don de amor sin reservas…

  

De una homilía de Benedicto XVI Pp. emérito. 


martes, 14 de junio de 2022


 

(Sal 16, 2)

 
JUNIO 2022

 «Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti» (Sal 16, 2)

     La Palabra de Vida de este mes está sacada del libro de los Salmos, que recoge las oraciones por excelencia, inspiradas por Dios al rey David y a otros orantes para enseñarles cómo dirigirse a Él. En los Salmos todos tenemos nuestro sitio, pues tocan las cuerdas más íntimas del alma, expresan los sentimientos humanos más profundos e intensos: la duda, el dolor, la ira, la angustia, la desesperación, la esperanza, la alabanza, el agradecimiento, la alegría. Por eso los puede pronunciar cualquier hombre y mujer de toda época y cultura y en cualquier momento de la vida.

«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti»

  El salmo 16 era el preferido de muchos autores espirituales. Por ejemplo, santa Teresa de Jesús comentaba: «Quien a Dios tiene nada le falta: solo Dios basta». El padre Antonios Fikri, teólogo de la Iglesia Ortodoxa, señalaba: «Este es el salmo de la resurrección, por eso la Iglesia lo reza en las primeras horas [...], ya que Jesús resucitó al alba. Este salmo nos da esperanza en nuestra herencia eterna, y por eso lo encontramos bajo el título de "dorado": quiere decir que es una palabra de oro, una joya de la Sagrada Escritura». Hagamos la prueba de repetirlo pensando en cada palabra:

«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti»

     Esta oración nos envuelve, sentimos que la presencia activa y amorosa de Dios comprende todo nuestro ser y el de la creación, percibimos que Él recoge nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. En Él encontramos la fuerza para afrontar con confianza los sufrimientos que nos asaltan por el camino y la serenidad para elevar la mirada, más allá de las sombras de la vida, a la esperanza. Entonces, ¿cómo podremos vivir la Palabra de Vida de este mes? Esta es la experiencia de C. D.: «Hace algún tiempo empecé a sentirme mal, por lo que me sometí a una serie de pruebas médicas que requerían largos tiempos de espera. Al final, cuando me enteré de lo que tenía, la enfermedad de Parkinson, ¡fue un duro golpe! Tenía 58 años, ¿cómo era posible? Me preguntaba: ¿por qué? ¡Soy profesor de Ciencias Motoras y Deportivas, la actividad física es parte de mí! Me parecía perder algo demasiado importante. Pero volví a pensar en la elección que había hecho cuando era joven: "Tú, Jesús abandonado, eres mi único bien”: Gracias a los fármacos, pronto empecé a sentirme mucho mejor, pero no sé exactamente lo que me sucederá. He decidido vivir el momento presente. Tras el diagnóstico se me ocurrió escribir una canción, cantarle a Dios mi sí: ¡el alma se llena de paz!».

     La frase de este salmo también había tenido una resonancia especial en el alma de Chiara Lubich, que escribió: «Estas sencillas palabras nos ayudarán a tener confianza en Él, nos entrenarán a convivir con el Amor, y así, estando cada vez más unidos a Dios y llenos de Él pondremos una y otra vez las bases de nuestro verdadero ser, hecho a su imagen»[1]. Unámonos, pues, en este mes de junio, para elevar a Dios ésta «declaración de amor» a Él e irradiar paz y serenidad en nuestro entorno.

Leticia Magri



[1] 1 C. LUBICH, Palabra de vida, junio de 2001: Ciudad Nueva n. 378 (7/2001), p. 25. 


viernes, 3 de junio de 2022

Nota de los Obispos del Sur de España «ante las próximas elecciones al Parlamento Andaluz» 

 

01/06/2022

     El próximo 19 de junio, los andaluces hemos sido convocados para elegir a nuestros representantes en el Parlamento de la región. Como en anteriores comicios, y conscientes de la importancia del momento actual y de la necesidad de ejercer el derecho al voto con responsabilidad, los Obispos de las diócesis de Andalucía queremos apelar a la participación responsable en las mismas. Votar debe entenderse como un deber moral, que contribuye al bien común y a la configuración de la sociedad en que vivimos.

     Como pastores, los Obispos nos dirigimos al Pueblo de Dios y a quienes nos quieran escuchar para ofrecer elementos de juicio que ayuden a discernir el voto, siempre desde la libertad y apelando a la conciencia.

     Somos conscientes de que ninguna opción política se adecúa plenamente a la experiencia cristiana y a la enseñanza de la Iglesia. La fe cristiana no es una ideología política. Por ello, se hace necesario discernir entre las opciones posibles, en coherencia con la comunión eclesial y con los principios morales que le son inherentes.

     Así, recordamos que, en esa coherencia con la fe cristiana, es necesario respetar el derecho a la vida humana, inviolable desde su concepción hasta su muerte natural; el reconocimiento, la promoción y la ayuda a la familia, como unión estable entre un hombre y una mujer, abierta a la vida; la protección del derecho de los padres a educar a sus hijos según las propias convicciones morales y religiosas, como recoge la Constitución; el respeto a la dignidad de toda persona, a la libertad religiosa, a los valores espirituales y a la objeción de conciencia; la defensa y ayuda a los más débiles de la sociedad, como ancianos, jóvenes, parados e inmigrantes.

   Votar es un ejercicio de responsabilidad, un derecho y un deber moral. Pedimos al Señor y a la Virgen Santísima que estas elecciones contribuyan a construir una sociedad mejor en libertad, justicia y paz.

 

1 de junio de 2022

+ Francisco Javier Martínez Fernández, Arzobispo de Granada.-+ José Ángel Saiz Meneses, Arzobispo de Sevilla.- + Antonio Gómez Cantero, Obispo de Almería.- + José Rico Pavés, Obispo de Asidonia-Jerez.- + Rafael Zornoza Boy, Obispo de Cádiz y Ceuta.- + Demetrio Fernández González, Obispo de Córdoba.- + Francisco Jesús Orozco Mengíbar, Obispo de Guadix.- + Santiago Gómez Sierra, Obispo de Huelva.- + Sebastián Chico Martínez, Obispo de Jaén.- + Jesús Catalá Ibáñez, Obispo de Málaga.