TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 31 de mayo de 2014

50 IDEAS DESTACADAS DE LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA  EVANGELII GAUDIUM DEL PAPA FRANCISCO
(I)


LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO llena el corazón y la vida entera de los que encuentran a Jesús…

1.     “A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización”.

2.   “Cada Iglesia particular, porción de la Iglesia católica bajo la guía de su obispo, también está llamada a la conversión misionera”.

3.   “Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades”.

4.   “La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho así»”.

5.  No hay que mutilar la integralidad del mensaje del Evangelio”.

6.   “Una constante atención para intentar expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad”. “El desafío de una prédica inculturada está en evangelizar la síntesis, no ideas o valores sueltos”.

7.    “Evangelizamos también cuando tratamos de afrontar los diversos desafíos que puedan presentarse”.

8.   “Reconocer mucho más que unas «semillas del Verbo», ya que se trata de una auténtica fe católica con modos propios de expresión y de pertenencia a la Iglesia”. Una cultura popular evangelizada contiene valores de fe y de solidaridad que pueden provocar el desarrollo de una sociedad más justa y creyente”.

9.  “Es imperiosa la necesidad de evangelizar las culturas para inculturar el Evangelio”. “Es necesario llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas, alcanzar con la Palabra de Jesús los núcleos más profundos del alma de las ciudades”.

10.     “Se impone una evangelización que ilumine los nuevos modos de relación con Dios, con los otros y con el espacio, y que suscite los valores fundamentales”. “Muchos agentes pastorales desarrollan una especie de complejo de inferioridad que les lleva a relativizar su identidad cristiana”.
SELECCIÓN DE TEXTOS REALIZADA POR RICARDO ACOSTA NASSAR.

sábado, 24 de mayo de 2014

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 25 DE MAYO, 6º DE PASCUA

CERCADOS POR EL AMOR

Jn. 14. 15-  21     En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros.
       No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros.
       El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».

Otras Lecturas: Hechos 8,5-8.14-17; Salmo 65; 1Pedro 3,15-18.

LECTIO:
        Esta lectura de Juan nos conduce al corazón mismo de la cena de Pascua, a las instrucciones últimas de Jesús para sus discípulos y amigos más íntimos. Jesús quiere dejar claro algunos puntos importantes de su relación con los discípulos y de lo que sucederá cuando él se marche y el Padre les envíe al Espíritu Santo. ¿qué van a hacer ahora sin Jesús?
       El mundo no va a poder “ver” ni “conocer” la verdad que se esconde en Jesús. Para muchos, Jesús habrá pasado por este mundo como si nada hubiera ocurrido: no dejará rastro alguno en sus vidas. Sólo quienes los aman podrán experimentar que Jesús está vivo y hace vivir.
       Jesús es la única persona que merece ser amada de manera absoluta. El que ama a Jesús vive sus palabras, “guarda sus mandamientos”, se va “llenando” de Jesús.
       No es fácil expresar esta experiencia. El evangelista la llama “Espíritu de la verdad”. Jesús se va convirtiendo en la fuerza y la luz que nos hace “vivir en la verdad”. Cualquiera que sea el momento en que nos encontremos en la vida, acoger a Jesús nos lleva hacia la verdad.
    Este “Espíritu de la verdad” según la promesa de Jesús, “vive con nosotros y está en nosotros”. Lo escuchamos en nuestro interior, resplandece y actúa en la vida de quien sigue los pasos de Jesús de manera humilde, confiada y fiel. Si lo acogemos en nuestra vida, no nos sentiremos huérfanos y desamparados.
       La conversión que más necesitamos los cristianos hoy es pasar de una adhesión rutinaria y poco real a Jesús, a experimentar el vivir enraizados en su “Espíritu de la verdad”.

MEDITATIO:                                                                                                                                                                      
“…yo estoy en mi padre, y vosotros en mi y yo en vosotros”. Esta afirmación nos da una nueva perspectiva en nuestra relación con el Señor y condiciona nuestra espiritualidad, ¿en tu trato diario con el Señor buscas que sea Él tu referente para imitarlo e identificarte con Él?
Jesús nos dice que no nos dejaría huérfanos, sino que nos enviaría al Espíritu de la Verdad, a Aquel que nos introduciría en la verdad plena y total, ¿qué lugar das al Espíritu en tu vida espiritual y pastoral? ¿Qué haces para que sea Él el que guíe y conduzca todo lo que haces? ¿Te sientes su instrumento? ¿Le pides que te ayude a vivir lo que crees?
Solo la vida guiada por el Espíritu agrada a Dios. En este momento de tu vida cuestiónate, ¿de que manera vives ser discípulo de Jesús, con el Espíritu de Dios o con el espíritu del mundo?

ORATIO:
     Responde a Jesús que hoy te dice: …Si me amas,
     Harás vida mis enseñanzas y asumirás mi estilo de vida. Vivirás para amar y servir, dando la vida por los demás. Harás del mandamiento del amor, tu estilo de vida. Buscarás siempre el bien de los demás.
     Anunciarás el Evangelio con tu vida. Mostrará tu fe con tu vida y tus actitudes.
    Me encontrarás vivo y presente en la fracción del pan. Harás de mi Palabra, tu alimento y tu fortaleza.
     El Espíritu te introducirá a la Verdad total. Vivirás por y para mí…

CONTEMPLATIO: 
    Contempla como Jesús pronuncia con insistencia “vosotros”, referido a sus discípulos, a los de entonces, pero también a los de hoy, y en concreto a ti. Relee el pasaje sustituyendo “tú” en lugar de “vosotros” para que las palabras de Jesús se te impriman en la mente y en el corazón.
     Déjate alcanzar por Jesús que se dirige a ti, que te llama por tu nombre y te dice: … Si tú me amas, el Padre te enviará al Paráclito; tú lo conoces; él mora junto a ti y estará contigo. No te dejaré huérfano, volveré a ti; tú me verás; tú vivirás; tú sabrás que yo estoy en el Padre y tú en mí y yo en ti.

TEMAS DE REFLEXIÓN PARA LA ADORACIÓN NOCTURNA

Bienaventuranzas I
 El espíritu de las Bienaventuranzas


Es doctrina común considerar que las bienaventuranzas recogen y expresan toda la novedad del  espíritu que Cristo ha revelado, del espíritu de la “nueva criatura” que ha de ser el cristiano, “hijo de Dios en Cristo Jesús”. Podemos decir, por tanto, que las bienaventuranzas son la manifestación más plena de la verdadera vida cristiana, la consumación de la acción de la Gracia en nosotros. Cristo las llamó caminos hacia la felicidad, porque son la fuente de la alegría espiritual; porque son signos de elección y dan a los que las poseen una confiada esperanza en la felicidad, es decir, en el reino de Dios.
“Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad; expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección; iluminan las acciones y las actitudes características de la vida cristiana; son promesas paradójicas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discípulos las bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan inauguradas en la vida de la Virgen María y de todos los santos” (Catecismo, n. 1717).
La Gracia –“una cierta participación en la naturaleza divina”-, añade en el hombre la condición de hijos de Dios en Cristo Jesús a la condición de criatura, y da origen a un nuevo modo de vivir que convierte lo humano en cristiano, en divino, sin dejar de ser plenamente humano; es más, siendo a la vez plenamente humano. Y precisamente porque el cristiano es “hijo de Dios en Cristo Jesús”, recibe con la Gracia una llamada a ser santo. O sea, a “vivir en Cristo, con Cristo, de Cristo”. El sermón de la Montaña comienza con la afirmación neta que Cristo hace a todos los oyentes: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
Este modo de vivir cristiano manifiesta su "novedad" frente al vivir creatural del hombre religioso que quiere dar gloria a Dios. La “novedad” es vivir los Mandamientos con el nuevo espíritu que Cristo nos ha manifestado en el "mandamiento nuevo", con el espíritu de las bienaventuranzas.
"El Decálogo, el Sermón de la Montaña (comienza con las bienaventuranzas) y la catequesis apostólica nos describen los caminos que conducen al Reino de los cielos. Por ellos avanzamos paso a paso mediante los actos de cada día, sostenidos por la gracia del Espíritu Santo. Fecundados por la Palabra de Dios, damos lentamente frutos en la Iglesia para la gloria de Dios" (Catecismo, n. 1724).
La “novedad” que hemos señalado no supone, en realidad, ningún contraste entre mandamiento y bienaventuranza, sino más bien “plenitud”: los Mandamientos tienen su plena realización en las bienaventuranzas.
No resulta difícil descubrir que los modos de vivir anunciados y bendecidos con la promesa de las bienaventuranzas, no pueden ser nunca el fruto ni del esfuerzo de la voluntad del hombre, ni de la clarividencia de su inteligencia. El hombre es incapaz de vislumbrar la felicidad en un comportamiento que se presenta en ocasiones con facetas que, si bien no contradicen sus tendencias naturales, sí le abren unos horizontes nuevos del todo inesperados, que, a veces, hacen difícil descubrir la felicidad escondida en esas exigencias. ¿Quién podría haber llegado a pensar en la felicidad de los “mansos”, de los “misericordiosos”, de  los “pacíficos”, de los que “sufren”?
Podemos decir que el hombre no incorporado a Cristo, el hombre no transformado por la Gracia, jamás podrá entender las actitudes que Cristo nos enseña en las bienaventuranzas.
Así las  recoge  san Mateo (5, 3-12):
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.  Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios.  Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
San Mateo concluye la enumeración con unas palabras que se pueden aplicar a todas las bienaventuranzas:
"Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos: de la misma manera persiguieron a los profetas que os precedieron".

Cuestionario

  ¿Soy consciente de ser “hijo de Dios en Cristo Jesús”?
■    ¿Pido al Señor la Gracia, para vivir el espíritu de las bienaventuranzas, siguiendo su ejemplo?
■    ¿Considero con frecuencia en mi meditación ante el Sagrario, el contenido de alguna bienaventuranza?
( I )

     +Mons. Juan Miguel Ferrer, subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.


1. La adoración eucarística hoy, un soplo del Espíritu

      El Concilio Vaticano II y la ulterior “reforma litúrgica” significaron para muchos el descubrimiento de la “participación activa” en la Misa, la comprensión de la lengua en lecturas y, especialmente en las oraciones, que facilitaba hacer de ellas alimento y guía para la propia vida cristiana.
      En tantos lugares se realizó una intensa catequesis litúrgica encaminada a fomentar la participación mediante las posturas y gestos corporales, con los silencios receptivos y mediante la palabra, con respuestas orantes, aclamaciones y cánticos entonados por toda la comunidad. Y especialmente se insistió en la recepción frecuente de la comunión eucarística, como cima de la participación sacramental.
      Todo esto fue acompañado por un verdadero intento de renovación de la teología eucarística que ayudase a relanzar pastoralmente, sea la dimensión “subjetiva” de esta participación, es decir, su repercusión en la vida del creyente, sus frutos, sea, particularmente, la proyección misionera, apostólica y social de la misma.
      De este modo todo los que hemos vivido estos últimos 50 años de la historia de la Iglesia hemos podido constatar muchos frutos positivos de todo esto, pero no podemos callar tampoco algunas sombras.

      En el campo teológico las acentuaciones sobre los frutos y sobre el fruto social, en particular, derivaron en diversos autores y lugares en un auténtico desgajamiento respecto a la dimensión objetiva del Sacramento (la presencia real y permanente por medio de la transustanciación del pan y del vino), como se verificó en las teorías de la transignificación o de la transocialización. Papa Pablo VI con su encíclica “Mysterium fidei” (3 septiembre 1965) y con el “Credo del pueblo de Dios” (30 junio 1968) y el beato papa Juan Pablo II con su carta “Dominicae cenae” (14 febrero 1980) vinieron a poner en claro la perenne verdad católica sobre la Eucaristía. Del mismo modo los aspectos positivos de las nuevas corrientes teológicas, conciliables con la verdad cristiana han sido asumidos en documentos del magisterio del beato Juan Pablo II: carta apostólica “Vicesimus quintus annus” (4 diciembre 1988), Catecismo de la Iglesia Católica (1992-97), encíclica “Ecclesia de Eucaristía” (17 abril 2003), carta apostólica “Spiritus et Sponsa” (4 diciembre 2003), y carta apostólica “Mane nobiscum Domine” (7 octubre 2004), entre otros documentos, y de Benedicto XVI, singularmente su exhortación “Sacramentum caritatis” (22 febrero 2007).
      En lo más estrictamente litúrgico y pastoral se verificó una coagulación” litúrgica en la Misa. Toda la vida de piedad se centró en la celebración eucarística. Desaparecen en tantos lugares las adoraciones eucarísticas, las novenas y sermones autónomos. Todo pasó a celebrarse con la Misa. Y se produjo, en muchas comunidades cristianas, casi un olvido de otras formas de culto eucarístico. Es cierto que en 1973 (21 junio) se publicó el ritual de la Comunión y el Culto eucarístico fuera de la Misa, con interesantes aportaciones sobre la adoración eucarística fuera de la Misa y sobre la organización de los congresos eucarísticos. Pero también es cierto que en estos años de controversia doctrinal en torno al Augusto Sacramento, con tantas clarificaciones doctrinales de los Papas, tanto el nuevo Misal (1970) como este Ritual eliminan diversos gestos y signos de adoración presentes en la liturgia desde las controversias eucarísticas medievales:

1.  se reduce mucho en la Misa la posición de los fieles de estar de rodillas” (y en algunas comunidades llega, arbitrariamente, a suprimirse del todo),
2.  se suprime ante la custodia la genuflexión doble y en la Misa se reducen también mucho las genuflexiones del sacerdote y de los ministros del altar (llegando en algunos casos a desaparecer, contra norma, todas las genuflexiones reemplazadas, en el mejor de los casos, por inclinaciones profundas, o no tan profundas);
3.   y en el momento de comulgar se comienza por tolerar la comunión “de pie”, (hasta eliminar casi universalmente los comulgatorios), para pasar luego a eliminar la comunión “de rodillas”, sustituida por un signo de veneración poco explicado, genuflexión o inclinación previas, (que terminan por ser prácticamente ignoradas), y, finalmente se pasa a autorizar la comunión “en la mano”, con una forma antigua, respetuosa y cuidada, pero que se va imponiendo hasta obligar a los fieles a comulgar de este modo, en algunos momentos (caso de los decretos ilegítimos de varias Conferencias Episcopales con ocasión de la misteriosa epidemia de “gripe A”, no hace tanto tiempo), y descuidando en muchos casos el modo, que se convierte en rutinario y poco reverente, en no algunos casos, (esto sin tocar el tema de los abusos de una Eucaristía no distribuida, sino “tomada”autoservicio− que se han dado y aun se dan en ciertas comunidades). Todo esto, lo “normal” y lo “abusivo”, no deja de ser extraño y ajeno al común actuar de la Iglesia, que siempre venía reforzando en la liturgia las oraciones y gestos que podían defender la fe frente a los errores doctrinales que amenazaban al pueblo cristiano, aquí, en este caso, fue todo lo contrario.

      Si tratamos de ofrecer una visión de conjunto de estos 50 años, a escala mundial, tendremos que reconocer que en muchos lugares las aguas se ha ido encauzando gracias al Magisterio de los Papas, al que hemos aludido, y a la acción tenaz de algunos Obispos en sus diócesis. Pero tampoco podemos silenciar que en otros muchos lugares se ha producido una real perdida de la fe eucarística del pueblo cristiano, un grave deterioro de los valores religiosos y de la fe en general, debidos a causas muy variadas de orden cultural (estamos viviendo una “revolución cultural” a escala mundial que quiere hacer desaparecer de la vida social la cuestión religiosa), pero que además han sorprendido a los católicos, en muchos casos, con las “defensas” muy bajas. A lo que ha contribuido y sigue contribuyendo, por desgracia, en muchos lugares del orbe católico, una mala formación teológica y litúrgico-sacramental en particular en Facultades, Seminarios y Casas religiosas de formación.
      En medio de este panorama, no positivo, el Espíritu Santo ha soplado con su fuerza en el hogar de la Iglesia. Desde hace más de veinte años en los ambientes carismáticos, entre las nuevas realidades eclesiales, sea de Vida Consagrada o seglar, se ha desarrollado un potentísimo movimiento de espiritualidad Eucarística, singularmente de adoración, dentro y fuera de la Misa.
      Este movimiento, que en gran medida surge fuera de la programación pastoral oficial, ha de reconocerse como un grito de Dios que revindica su lugar, su tiempo, su presencia en la vida de los hombres y en la misma vida social. Ya en el siglo XIX, ante el imperio del laicismo liberal, la piedad eucarística y los primeros Congresos Eucarísticos se presentaron como un dique que quería proteger los derechos de Dios en la sociedad y el sacrosanto derecho de sus fieles a darle culto público y a manifestar externamente su fe. Pero ahora, en el inicio del tercer milenio, esta “ola eucarística”, que es la acción eclesial que hoy agrupa a más fieles de la Iglesia católica en el mundo entero, primavera eucarística” la llamó el papa Benedicto XVI en su catequesis del miércoles 17 de noviembre del 2010, dedicada a santa Juliana de Cornillon, toma tintes nuevos: más urgentes, fruto de la sequía espiritual de nuestro mundo contemporáneo, de nuestra cultura dominante.



domingo, 18 de mayo de 2014

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 18 DE MAYO, 5º DE PASCUA

YO SOY EL CAMINO

Jn. 14. 1-12        En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
       Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
       Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta».  Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí?
        Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre.
        
Otras Lecturas: Hechos 6,1-7; Salmo 32; 1Pedro 2,4-9.

LECTIO:
            Esta conversación tiene lugar durante la cena de Pascua en Jerusalén. Jesús sabe que su arresto y su crucifixión son inminentes y que ello someterá a una prueba tremenda a sus discípulos.
        Las preguntas de Tomás y de Felipe reflejan, en el fondo, la preocupación de los discípulos por su futuro, una vez que Jesús se vaya al Padre.
        “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino? A la pregunta de Tomás, Jesús le responde: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también al Padre”.
        Jesús es el Hijo de Dios, que nos revela el rostro del Padre. Es el camino para ir al Padre; pero es, también, la verdad y la vida, la meta, Dios mismo.
        Ser cristiano es creer a Cristo, habernos encontrado con él. Lo decisivo en la experiencia cristiana es el encuentro con Cristo. Ir descubriendo por experiencia personal, toda la fuerza, la luz, la alegría, la vida que podemos ir recibiendo de Cristo. Poder decir desde la propia experiencia que Jesús es "camino, verdad y vida".
        Quien me ha visto a mí ha visto al Padre”. Jesús es el rostro humano del Padre. Quien ve a Jesús se encontrará con el Padre.  En Jesús vemos cómo es Dios, porque Él nos reveló que Dios es nuestro Padre, que Dios es amor, cercanía, liberación, felicidad.
        Jesús al comienzo del diálogo dice a sus discípulos y hoy a nosotros: No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí.

 MEDITATIO:                     
Jesús reprocha a los discípulos que después de tanto tiempo de estar con Él aún no lo conocen. ¿Tú que llevas un tiempo con Jesús, también en tu interior se fraguan estas preguntas sobre Él?
Jesús es camino, verdad y vida. Camino único, fuera del cual no podemos caminar. Entramos en el camino y continuamos en él por la gracia que nos obtuvo Él.
Llegar al término sin pasar por el camino es imposible. ¿Has querido alguna vez llegar a Dios por otro camino? ¿Qué obstáculos te impiden seguir a Jesús como camino?
Jesús es la vida. Esta vida no es como la del mundo, caduca, transitoria; es eterna. ¿Buscas la vida en Plenitud y la das a conocer a otros? ¿Te quejas de falta de fuerzas, de cansancio…? ¿Cuáles son los actos que atentan contra la vida, sea la tuya o la del prójimo que Jesús te pide cambiar?
■ Conocer a Jesús y no amarle es imposible. Busca momentos para conocerlo en profundidad, para que llene tu corazón, para darlo a conocer a los demás. Pídele a Jesús que te ayude a descubrirlo en las personas que sufren y están olvidadas.  
                                                                                                                                         
 ORATIO:
     Señor Jesús, Tú que eres camino vedad y vida, ayúdanos a seguirte con alegría y convicción, porque sólo en ti encontramos la plenitud de vida que buscamos.
     Ayúdanos a darnos cuenta del amor que nos tienes, y que tu amor nos estimule a buscarte siempre.
     Señor Jesús, que Tú seas todo en nosotros y que vivamos solo en ti, para ti y por ti.

CONTEMPLATIO: 
     Interioriza el texto e intenta escuchar como si estuvieras presente en aquel encuentro último de Jesús con sus discípulos. Escucha sus palabras como dirigidas a ti, hoy, en este momento.
     Los discípulos convivieron con Jesús algún tiempo, nosotros lo tenemos constantemente, día y noche, en el sagrario. ¿Agradeces que Jesús se haya quedado entre nosotros? ¿Acudes a orar ante Él?
     Escucha la invitación de Jesús a renovarte constantemente, a sacudirte de perezas y seguridades, a crecer como persona… a apoyarte en Él en el camino de cada día. En muchas ocasiones, ¿no es cierto que podría Jesús levantar su voz y decirte: hijo mío, tanto tiempo contigo, enseñándote mi estilo de vida, mostrándote mi perdón, mi misericordia, mi amor… y aún no me conoces, no sabes decir quién soy, lo que deseo, lo que te pido?

“LOS HOMBRES DE LA NOCHE"


     Párate un momento, hombre de la prisa larga; tú, quienquiera que seas, hombre  que vives tu vida cargado de impresiones fuertes, excesivamente nervioso,  hombre que corres preocupado, mordido por la impaciencia y la inquietud de  "algo". Hombre que no atinas a concretar ese "algo mejor", pero que lo anhelas  con toda tu alma; querido hombre de buena voluntad, párate un momento... y  obsérvalos  -en plan de marcha- son los "Hombres de la Noche".
     Por favor, hombre amigo, deja ya lo negativo. No te lamentes más de las  horas desgraciadas de los negocios...  de las aristas afiladas del desaliento...  de  los mordiscos rabiosos de la enfermedad...,  del pan correoso del abandono ingrato...  de la baba maloliente que murmura...   de la trapera zancadilla que tumba..., de la calumnia que apuñala cobardemente... del ambiente injusto... de la  malicia sin fin de un mundo con negrura de almas. Deja, por favor, hombre  amigo, el agua amarga de tus lloros y empieza a ser positivo.                         
     Escucha atento la canción viril, serena, recia, de los "Hombres de la Noche". Y si de verdad eres,  valiente, escucha  y canta con ellos, con los hombres de la Adoración Nocturna, el himno triunfal de la restauración del mundo.       
     ¿Te has fijado ya? Toma nota; son hombres como tú y como yo, con vértigo  por las mismas inquietudes de "algo mejor". Pero hombres que no se rasgan sus  vestiduras, que no protestan del ambiente sobrecargado; hombres que no  maquinan en la noche de un mundo en sombras, y sí, en cambio, convierten su  noche de Adoración en un día blanco de Oración, de Intercesión, de Expiación.
     Ya les conoces un poco a estos "Hombres de la Noche", anónima masa gris,  tan necesaria al mundo de hoy; pero no deja de ser un conocimiento externo. Si  en verdad quieres verles de cerca, "por dentro”, en experiencia personal, acude  sin recelos, libre de prejuicios, con buena voluntad, con honradez, a un Turno  cualquiera de las noches de Adoración. ¡Hazlo, amigo, con frente serena y corazón  limpio! Yo te aseguro, por la memoria sagrada de tus mayores, que allí les  verás con distintivo blanco, con su bandera blanca, con su programa blanco: CARIDAD y UNIDAD ante la Hostia Santa, allí les verás ir salvando al mundo  de su noche negra.
   Me da la impresión de que esto te parece excesivo optimismo... posiblemente, pero  te lo diré, entonces, con palabras del estupendo Pérez Lozano:... "Y la niñita de  cinco años rezaba todas las noches para que el demonio, se hiciese bueno... El  demonio, seguía siendo malo, es verdad, pero muchos hombres se iban librando  de él por la oración de la niñita de cinco años".                                      .
     Mi querido amigo, el de la prisa larga, los
"Hombres de la Noche"  te ofrecen el único y eficaz programa blanco de restauración, de salvación del mundo en sus cuatro dimensiones. Seguro que el inmundo continuará con sus noches negras de pecado, pero en muchas almas, muchísimas almas, se irá abriendo  la Luz... la Luz Blanca de los "HOMBRES DE LA NOCHE".

sábado, 17 de mayo de 2014

EN LA FESTIVIDAD DE SAN PASCUAL BAILÓN

LA EUCARISTÍA, VÍNCULO DE PAZ Y DE UNIDAD
Del Breve «Providentíssimus» del papa León XIII,


     Para animar a los católicos a profesar valientemente su fe y a practicar las virtudes cristianas, ningún medio es más eficaz que el que consiste en alimentar y aumentar la piedad del pueblo hacia aquella admirable prenda de amor, lazo de paz y de unidad, que es el sacramento de la eucaristía.
     Ahora bien, entre aquellos cuya piedad para con este sublime misterio de la fe se manifestó al parecer con más vívido fervor, Pascual Bailón ocupa el primer lugar. Dotado por naturaleza de muy delicada afición a las cosas celestiales, después de haber pasado santamente la juventud en la guarda de su rebaño, abrazó una vida más severa en la Orden de Frailes Menores de la estricta observancia, y mereció por sus meditaciones sobre el convite eucarístico adquirir la ciencia relativa a él; hasta el punto de que aquel hombre, desprovisto de nociones y aptitudes literarias, resultó capaz de responder a preguntas sobre las más difíciles materias de fe y hasta de escribir libros piadosos. Pública y abiertamente profesó la verdad de la eucaristía entre los herejes, y por ello tuvo que pasar por graves pruebas. Émulo del mártir Tarsicio, fue varias veces amenazado con la muerte.
     Creemos, pues, que las asociaciones eucarísticas no pueden ser confiadas a mejor patronazgo. Llenos de confianza, hacemos votos porque los ejemplos de este santo den por fruto el aumento de aquellos que, en el pueblo cristiano, dirigen cada día su celo, sus intenciones y su amor a Cristo Salvador, principio el más alto y el más augusto de toda salvación.

San Pascual patrono especial de las asociaciones y congresos eucarísticos(28-XI-1897)

sábado, 10 de mayo de 2014

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 11 DE MAYO, 4º DE PASCUA

CONOCEN SU VOZ

Jn. 10. 1-10     En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.
       Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
       Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
       «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
       El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Otras Lecturas: Hechos 2,14ª.36-41; Salmo 22; 1Pedro 2,20-25.


LECTIO:
            Juan 10 presenta a Jesús como Buen Pastor y utiliza otras imágenes para darnos a conocer su manera de relacionarse con nosotros, que son esenciales para conocer como es Jesús.
        En los primeros versículos Él se presenta como “…la puerta…” relacionando con su función de pastor con unas características específicas como: las ovejas conocen su voz; llama a cada una por su nombre; camina delante de ellas.
        El contenido del seguimiento de Jesús está presentado a lo largo de todo este evangelio.
        El evangelista nos invita a observar atentamente qué es lo que dinamiza el seguimiento: “le siguen porque conocen su voz”. Sin el conocimiento de la voz de aquel que es la Palabra de Vida no es posible el seguimiento de Jesús.
        Destaca, también el evangelista otro aspecto importante “…Yo soy la puerta…” Esto quiere decir que solamente a través de Jesús se puede tener el acceso adecuado, y que por medio de él las ovejas pueden salir hacia los espacios amplios de la vida.
        Ser discípulo del Señor consiste en «entrar por la puerta que es Cristo», es decir, oír su voz, creer en él, convertirse a él, bautizarse en su nombre, formar activamente parte de su comunidad…
        Jesús, en este evangelio se propone, como la imagen de la libertad en la que podemos confiar; por él podemos entrar y salir para encontrar la vida y para encontrar a Dios.
           
 MEDITATIO:                                                                                                                                                              
       Relee atentamente el texto bíblico. Fíjate en las palabras, en los personajes, en las imágenes que aparecen, en las acciones, en las actitudes.
Pregúntate: ¿Qué me quieres decir, Señor, por medio de tu Palabra en este día, en este momento de mi vida? ¿A qué me llamas? ¿De qué he de convertirme? ¿Cómo iluminas hoy, con tu Palabra, mis inquietudes, mis preguntas, mi vida?
Viendo como el Señor se da a conocer como la Puerta y el Pastor, que camina delante de sus ovejas, que lo siguen porque lo conocen, ¿qué puedes hacer para que los jóvenes tengan una fuerte experiencia de fe, que lleguen a admirar la propuesta del Señor y quieran seguirlo para imitarlo y identificarse con Él?
¿Qué puedes hacer personalmente y como comunidad, para apoyar las vocaciones y a los que ya han dicho SÍ al Señor?                                                                                                                                                                    

ORATIO:                                                                                                                                                     
     Señor Jesús, Tú que me conoces y me llamas por mi nombre…
     Señor, Tú la puerta que me llevas a la salvación, ayúdame a…
     Señor Jesús, Tú que me das vida y vida en abundancia, haz que…
     Señor Jesús, para que te tenga a ti como el verdadero sentido de mi vida…
     Señor Jesús, para que muchos escuchen tu voz y te sigan…

CONTEMPLATIO: 
     Jesús te dice que Él es la puerta y que puedes entrar y salir libremente. Nos asegura que hay salida, que hay futuro, que hay solución, que hay esperanza…que hay ALGUIEN QUE NOS ESPERA; ES EL BUEN PASTOR.
     Hoy Jesús por medio de su Palabra sale a tu encuentro para estar contigo, sostenerte, interpelarte, convertirte y moldear tu existencia.
     Contémplate a ti mismo, que con frecuencia tomas caminos desviados, llamas a puertas indebidas y buscas amistades que no te sacian. ¿Cómo quieres vivir tu relación con el Señor, sabiendo que Él es la puerta, y que solo en Él encuentras la vida y la vida en abundancia? ¿Qué quieres cambiar en tu vida, después de interiorizar que el Señor te ofrece vida y vida abundante y solo en Él la puedes tener?