1ª
PEREGRINACIÓN MARIANA DE LA ADORACIÓN
NOCTURNA GADITANA EN EL AÑO DE LA FE
Convocados por el Consejo Diocesano de la Adoración
Nocturna de Córdoba y la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli,
pudimos reunirnos en la tarde-noche del 27 de Abril en la ciudad de Lucena
(Córdoba), y a los pies de Nuestra Señora de Araceli –Patrona de Lucena y del
campo andaluz-, junto al resto de los Consejos diocesanos de Andalucía, unos
doscientos Adoradores Nocturnos invitados a conseguir los beneficios
espirituales otorgados, dentro del Año Jubilar Aracelitano, con ocasión de cumplirse
los 450 años de la llegada desde Roma de Maria Santísima.
Reunidos
en el convento de la Madre de Dios (RR.PP Franciscanos), sobre las 21,30h.
partimos en procesión por las calles de la localidad, junto a las más de veinte
Banderas Blancas llegadas de las diferentes diócesis de Andalucía, hasta la
parroquia de San Mateo, donde, al amparo de Nuestra Señora, en su advocación de
Altar del Cielo (Ara Coeli), comenzó nuestra Vigilia de Adoración con la Santa
Misa, presidida en ésta ocasión por el Consiliario Diocesano R.P. D. Tomás
Pajuelo (en delegación por D. Demetrio Fernández Obispo de la diócesis) y
concelebrada junto a ocho sacerdotes.
El buen hacer de la formidable coral Aracelitana y el magnífico oficio
de Fray Joaquín Pacheco ofm. dieron a esta Vigilia un gran recogimiento y
solemnidad, congregando a medio millar de fieles que abarrotaron el templo.
En una
extensa homilía, D. Tomás, después de excusar y saludarnos en nombre de D.
Demetrio -(acompañaba al Nuncio de SS. en la clausura del congreso sobre S.Juan
de Ávila)- nos recuerda que en la Virgen María se constituye la primera
Custodia de la historia, Custodia de carne y hueso que portó el cuerpo de
Cristo al que adoró con humildad y amor de madre, siendo Ella la que nos
convoca para adorar a Jesús. Es ahora en su presencia Eucarística donde quedó
vivo y en medio de nosotros para que, como en las bodas de Caná, hagamos lo que
Él nos diga, y que nuestra vida sea hacer y confiar en su voluntad,
entregándonos y amando a los demás igual que Él nos amó.
Finalizada
la Eucaristía con el Himno a María Santísima de Araceli –compuesto por nuestro
insigne paisano D. José Mª Pemán- dieron comienzo los diferente turnos de vela.
Avanzada ya
la madrugada y concluido el Te Deum marchamos en procesión por las calles de
Lucena con Jesús Sacramentado, en cuyo recorrido, se expusieron diferentes
altares donde reposó y fue adorado S. Divina Majestad, hasta llegar al templete del parque del paseo
de Rojas donde la Archicofradía de la Virgen había preparado un magnífico Altar
desde el que, D. Tomás, bendijo los campos y a todos los asistentes.
Es de
justicia agradecer al Consejo Diocesano y a la Sección de Lucena –de manera
particular a sus presidentes- la magnífica acogida recibida, la posibilidad de
visitar durante toda la noche la casa-museo de los condes de Santa Ana y la
Casa de la Virgen (donde se expone el fabuloso patrimonio con que cuenta la Archicofradía),
así como por el magnífico desayuno de despedida.
Iniciado el
viaje de regreso con un grato recuerdo por este tiempo de convivencia y
adoración nos despedimos con una estrofa -de los gozos en honor de María
Santísima de Araceli- quedando con la esperanza cristiana de volvernos a
encontrar.
… Ara sagrada del cielo:
nuestra Madre y Protectora,
en Ti fundamos, Señora,
nuestra esperanza y consuelo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario