TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

jueves, 2 de mayo de 2013


1ª PEREGRINACIÓN  MARIANA DE LA ADORACIÓN NOCTURNA GADITANA EN EL AÑO DE LA FE




     Convocados por el Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna de Córdoba y la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, pudimos reunirnos en la tarde-noche del 27 de Abril en la ciudad de Lucena (Córdoba), y a los pies de Nuestra Señora de Araceli –Patrona de Lucena y del campo andaluz-, junto al resto de los Consejos diocesanos de Andalucía, unos doscientos Adoradores Nocturnos invitados a conseguir los beneficios espirituales otorgados, dentro del Año Jubilar Aracelitano, con ocasión de cumplirse los 450 años de la llegada desde Roma de Maria Santísima.
    

    
  Reunidos en el convento de la Madre de Dios (RR.PP Franciscanos), sobre las 21,30h. partimos en procesión por las calles de la localidad, junto a las más de veinte Banderas Blancas llegadas de las diferentes diócesis de Andalucía, hasta la parroquia de San Mateo, donde, al amparo de Nuestra Señora, en su advocación de Altar del Cielo (Ara Coeli), comenzó nuestra Vigilia de Adoración con la Santa Misa, presidida en ésta ocasión por el Consiliario Diocesano R.P. D. Tomás Pajuelo (en delegación por D. Demetrio Fernández Obispo de la diócesis) y concelebrada junto a ocho sacerdotes.       El buen hacer de la formidable coral Aracelitana y el magnífico oficio de Fray Joaquín Pacheco ofm. dieron a esta Vigilia un gran recogimiento y solemnidad, congregando a medio millar de fieles que abarrotaron el templo.

     En una extensa homilía, D. Tomás, después de excusar y saludarnos en nombre de D. Demetrio -(acompañaba al Nuncio de SS. en la clausura del congreso sobre S.Juan de Ávila)- nos recuerda que en la Virgen María se constituye la primera Custodia de la historia, Custodia de carne y hueso que portó el cuerpo de Cristo al que adoró con humildad y amor de madre, siendo Ella la que nos convoca para adorar a Jesús. Es ahora en su presencia Eucarística donde quedó vivo y en medio de nosotros para que, como en las bodas de Caná, hagamos lo que Él nos diga, y que nuestra vida sea hacer y confiar en su voluntad, entregándonos y amando a los demás igual que Él nos amó.

     Finalizada la Eucaristía con el Himno a María Santísima de Araceli –compuesto por nuestro insigne paisano D. José Mª Pemán- dieron comienzo los diferente turnos de vela.


    
      Avanzada ya la madrugada y concluido el Te Deum marchamos en procesión por las calles de Lucena con Jesús Sacramentado, en cuyo recorrido, se expusieron diferentes altares donde reposó y fue adorado S. Divina Majestad,  hasta llegar al templete del parque del paseo de Rojas donde la Archicofradía de la Virgen había preparado un magnífico Altar desde el que, D. Tomás, bendijo los campos y a todos los asistentes.



     Es de justicia agradecer al Consejo Diocesano y a la Sección de Lucena –de manera particular a sus presidentes- la magnífica acogida recibida, la posibilidad de visitar durante toda la noche la casa-museo de los condes de Santa Ana y la Casa de la Virgen (donde se expone el fabuloso patrimonio con que cuenta la Archicofradía), así como por el magnífico desayuno de despedida.

     Iniciado el viaje de regreso con un grato recuerdo por este tiempo de convivencia y adoración nos despedimos con una estrofa -de los gozos en honor de María Santísima de Araceli- quedando con la esperanza cristiana de volvernos a encontrar.

… Ara sagrada del cielo:
nuestra Madre y Protectora,
en Ti fundamos, Señora,
nuestra esperanza y consuelo…



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