350 años después
de muerto, San Pascual Baylón adoró la Eucaristía
Quizás pocos recuerden la vida de Pascual
Bailón, pero este santo fraile iletrado, que gozó del don de la ciencia infusa,
fue uno de los más
afamados
santos de España, durante siglos. Su amor por Cristo Eucaristía fue tal que,
incluso, «impidió» la profanación del Santísimo durante el inicio de la Guerra
Civil
Semanario Alfa y Omega
Le llamaron Pascual porque nació el 16 de mayo de 1540, en la Pascua de
Pentecostés. Sus padres eran campesinos, gente pobre, por lo que tuvo que trabajar como pastor desde
los 7 años. Cuando apacentaba las ovejas en los campos de su Torrehermosa natal
(Zaragoza), aprendió a leer pidiendo a los viajeros que le enseñasen a
reconocer letra por letra las oraciones de un devocionario que llevaba consigo.
A veces, se arrodillaba en el campo mirando hacia el campanario de la iglesia,
y sus compañeros se asombraban al llegar al pueblo y comprobar que Pascual
había puesto rodilla en tierra cuando el sacerdote consagraba el pan y el vino
para que Jesús Eucaristía se hiciese presente.
A los 24 años,
ingresó en los franciscanos alcantarinos, después de tener una visión mística
que le mostraba y demostraba la presencia real del Resucitado en la Eucaristía.
En el convento, fue barrendero, portero y cocinero, y rehusó ser sacerdote
porque se consideraba un ignorante. Pero sus superiores pronto descubrieron la
sabiduría y hondura espiritual del humilde fraile: De ciencia infusa dotado ,!
siendo lego sois Doctor Profeta y Predicador,! Teólogo consumado...
Pasaba horas, e incluso noches enteras, postrado
ante el Santísimo, en adoración de su Señor y amigo. Por encargo del superior de la Orden, hubo de atravesar
Francia cuando los calvinistas hugonotes quemaban iglesias y asesinaban a todo
católico que encontraban por el camino. Pascual hizo el trayecto a pie, porque
no sólo no temía a la muerte, sino que deseaba dar su vida por Cristo. Pero
Dios tenía otros planes para él: salió ileso de varias persecuciones, y, en
cierta ocasión, supo rebatir con argumentos teológicos las objeciones que le
planteó un grupo de hugonotes que negaban la presencia de Cristo en la
Eucaristía. Cuando se vieron rebatidos, le tundieron a palos hasta casi
matarlo. En Francia, convirtió a no pocos protestantes, y, de regreso a España,
contó lo torpe que había sido cuando un hugonote a caballo, amenazándolo con
una lanza, le preguntó si Dios estaba en el cielo. Él dijo que sí, y el
hugonote se fue. Después, rompió a llorar porque no se le ocurrió añadir «y en
la Eucaristía», lo que le habría valido el martirio.
Murió en 1592, en el convento de Nuestra Señora del Rosario, en
Villarreal (Castellón), el 17 de mayo, también Pascua de Pentecostés. Fue canonizado en 1690; la Iglesia lo nombró Patrono de los Congresos
Eucarísticos, de la Adoración Nocturna y la Casa Real. Su cuerpo
permaneció incorrupto y flexible casi 350 años, hasta el 13 de agosto de 1936. Aquel día, una horda de milicianos de la República entró en
la capilla de Nuestra Señora del Rosario para profanar el sepulcro del santo,
al que miles de católicos solían peregrinar. Meses antes, el capellán había
rehusado llevar el cuerpo al cementerio para protegerlo: «No llegarán a tanto»,
dijo. Pero llegaron. Los milicianos rompieron el sepulcro-relicario y entre
blasfemias, sacaron el cuerpo a la plaza y le prendieron fuego, tras ultrajarlo
con salivazos y orines. Un sacerdote, que presenciaba escondido el sacrilegio,
recordó que el Santísimo seguía en el sagrario de la iglesia. Encomendándose a
san Pascual, le pidió ayuda para salvar a Cristo- Eucaristía
de una profanación segura. El sacerdote,
vestido con la sotana, atravesó la turbamulta de milicianos, entró en la
iglesia tomada por los asaltantes, sacó al Señor y huyó con Él, pasando de
nuevo entre los milicianos, y así, cuando las
llamas y las ofensas consumían su cuerpo incorrupto: San Pascual alcanzó el
martirio tres Siglos y medio después de muerto, mientras adoraba, en el cielo y
en la tierra, a su amigo y Señor, Jesús Eucaristía.
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