Vida contemplativa en el año de la fe
El domingo 26 de mayo, solemnidad de la
Santísima Trinidad, celebramos la Jornada “pro orantibus”. Es un día para que el pueblo cristiano tome
conciencia, valore y agradezca la presencia de la vida contemplativa. Desde
la clausura de los monasterios y conventos, las personas consagradas
contemplativas, como afirma el concilio Vaticano II, «dedican todo su tiempo
únicamente a Dios en la soledad y el silencio, en oración constante y en la
penitencia practicada con alegría»1. La
Jornada se celebra en el Año de la fe, convocado por el querido y recordado
papa Benedicto XVI, que nos ha dejado un luminoso magisterio sobre la vida
consagrada en general y sobre la vida contemplativa en particular. Ahora sigue
amando y sirviendo a la Iglesia a través de la plegaria y reflexión desde el
retiro de la clausura. El nuevo sucesor de Pedro, el papa Francisco, ha
retomado toda la programación del Año de la fe, para renovar a la Iglesia.
Oremos para que Jesucristo, Pastor Supremo, le asista en el pastoreo de su
Iglesia en el Año de la fe y en esta hora de nueva evangelización. El lema de
la Jornada de este año es: Centinelas de la oración. La palabra
centinela evoca vigilancia. Los centinelas estaban apostados sobre los muros de
las ciudades (cf. 2 Sam 18, 24; 2 Re 9, 17-20), en torres de
vigilancia en el desierto o sobre las cumbres (cf. 2 Crón 20, 24; Jer
31, 6). El propio Dios es descrito en ocasiones como centinela o guardián
de su pueblo (cf. Sal 127, 1), siempre preocupado por la seguridad y
protección de los suyos (cf. Sal 121, 4ss). El salmista suplica al Señor
su misericordia y espera en su palabra «más que el centinela la aurora» (Sal
130, 6). La personas contemplativas vigilan
como centinelas día y noche igual que las vírgenes prudentes la llegada del
esposo (cf. Mt 25, 1-13) con el aceite de su
fe, que enciende la llama de la caridad. Los
monjes y monjas son en la Iglesia centinelas de la oración contemplativa para
el encuentro con el Esposo Jesucristo, que es lo esencial…
Que la santísima Virgen María, primera
consagrada al Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo, maestra de contemplación
y centinela orante que dio a luz al Sol de justicia, Cristo nuestro Salvador,
cuide y proteja a todas las personas contemplativas. ¡Feliz Jornada de la vida
contemplativa en el Año de la fe!
Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander
Presidente
de la CEVC
Objetivos de la Jornada
1. Orar
a favor de los consagrados y consagradas en la vida contemplativa, como
expresión de reconocimiento, estima y gratitud por lo que representan, y el
rico patrimonio espiritual de sus institutos en la Iglesia.
2. Dar
a conocer la vocación específicamente contemplativa, tan actual y tan necesaria
en la Iglesia y para el mundo.
3. Promover
iniciativas pastorales dirigidas a incentivar la vida de oración y la dimensión
contemplativa en las Iglesias particulares, dando ocasión a los fieles, donde
sea posible, para que participen en las celebraciones litúrgicas de algún
monasterio, salvaguardando, en todo caso, las debidas exigencias y las leyes de
la clausura.
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