SIETE
HÁBITOS DIARIOS PARA LAS PERSONAS QUE DESEEN SER SANTAS (II)
Primer Hábito
El
ofrecimiento del día por la mañana; cuando te
arrodillas y, utilizando tus propias palabras o una fórmula, ofreces todo tu
día a la gloria de Dios. Lo que no es simple es lo que sucederá antes del
ofrecimiento. "Véncete cada día desde el
primer momento”, levantándote en punto, a la hora
fija, sin conceder ni un minuto a la pereza. Si con la ayuda de Dios te vences,
tendrás mucho adelantado para el resto de la jornada.
¡Desmoraliza tanto
sentirse vencido en la primera escaramuza! (San Josemaría- Camino, 191). En mi
experiencia pastoral, quien puede vivir el "minuto heroico" en la
mañana y a la noche va a la cama en el tiempo previsto, tiene la energía física
y espiritual a lo largo del día para parar lo que esté haciendo para cumplir
los otros hábitos.
Segundo Hábito
Por lo menos quince
minutos de oración en silencio. Puedes agregar
otros quince minutos extras en otro momento del día. Después de todo, ¿Quién no
desea pasar más tiempo con tan excelente compañía? La oración es una conversación
uno a uno, directa con Jesucristo, preferentemente
frente al Santísimo Sacramento en el Sagrario. Esta es tu hora de la verdad o tu momento superior. Si lo deseas
puedes abrirte y hablar acerca de lo que está en tu mente y en tu corazón. Al
mismo tiempo adquirirás el hábito de escuchar cuidadosamente y meditar como
otra María (Lc. 10.38-42) para ver qué es lo que Jesús te está pidiendo y qué
te quiere dar. Es aquí que nosotros comprendemos su dicho "Sin Mí, nada
pueden hacer."
Tercer Hábito
Quince minutos de
lectura espiritual que usualmente consistirá en unos pocos minutos de sistemática
lectura del Nuevo Testamento, para identificarnos con la Palabra y acciones de
nuestro Salvador. El resto del tiempo en un libro clásico de espiritualidad
católica recomendado por tu director espiritual. En cierto sentido, es el más
práctico de nuestros hábitos porque a través de los años leeremos varias veces
la vida de Cristo y adquiriremos la sabiduría de los santos y de la Iglesia
junto con la lectura de docenas de libros, los cuales enriquecerán nuestro
intelecto. También podremos poner las ideas allí expresadas en acción.
Cuarto Hábito
Participar en la Santa
Misa y recibir la Santa Comunión en estado de gracia. Este es el hábito más importante de todos los siete (cfr. Jn. 6,
22-65). Debe estar muy en el centro de nuestra vida interior y consecuentemente
de nuestro día. Este es el acto más íntimo, posible del hombre. Encontramos a
Cristo vivo, participamos en la renovación de
Su sacrificio por nosotros y nos unimos a su cuerpo y alma resucitado. Como el papa Juan Pablo II dijo en su Exhortación Apostólica
Ecclesia in América "La Eucaristía es el centro viviente y eterno centro
alrededor del cual la comunidad entera de la Iglesia se congrega" (n°35).
Padre John McCloskey
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