Rezar cada día al
mediodía el Ángelus o Regina Coeli invocando a
Nuestra Santísima Madre de acuerdo al tiempo litúrgico. Esta es una costumbre
católica que se remonta a muchos siglos. Este es un hermoso modo de honrar a Nuestra Señora por un momento. Como niños recordamos a Nuestra Madre durante el
día y meditamos sobre la Encarnación y Resurrección de Nuestro Señor, el cual
da sentido a toda nuestra existencia.
Sexto Hábito
El rezo del Santo
Rosario cada día y la meditación de los
misterios, los cuales versan sobre la vida de Nuestro Señor y Nuestra Señora.
Es un hábito que, una vez adquirido es difícil abandonar. Junto con la
repetición de las palabras de amor a María y el ofrecimiento de cada decena por
nuestras intenciones, nosotros tomamos un atajo hacia
Jesús el cual pasa a través del corazón de María. Él no puede rechazar nada de
Ella.
Séptimo Hábito
Breve examen de
conciencia por la noche antes de ir a la cama. Te sientas, pides
luces al Espíritu Santo y por varios minutos revisas tu día en presencia de
Dios preguntándote si te has comportado como un hijo de Dios en el
hogar, en el trabajo, con tus amigos. También miras una
particular área, la cual tú tienes identificada con ayuda de tu director
espiritual, quien conoce tus necesidades para mejorar y llegar a la santidad.
También puedes hacer una rápida mirada para ver si has sido fiel
en los hábitos diarios que hemos discutidos en este artículo.
Luego haces un acto de gratitud por todo lo bueno que has hecho y recibido, y
un acto de contrición por aquellos aspectos en los que voluntariamente has
fallado.
Si una persona
honestamente mirase su día, no importa cuán ocupado esté, (y nunca me pareció
encontrarme con gente que no esté muy ocupada a no ser que esté permanentemente
retirada), puede frecuentemente encontrar que usualmente mal gasta un poco de
tiempo cada día. Piensa, ¿qué necesidad hay de una taza de café extra cuando
puedes usar ese tiempo para visitar el Santísimo Sacramento, quince minutos
antes de comenzar el trabajo? O la media hora o mucho más, gastada mirando
programas de televisión o videos. También es común, gastar tiempo durmiendo en
el tren o escuchando la radio en el auto cuando puede ser usado para rezar el
Rosario. Como también, ¿el diario no lo puedes leer en diez minutos en lugar de
veinte dejando espacio para la lectura espiritual?
¿Y esa comida no podría
hacerse en media hora dejando espacio para la Misa? No olvides que esta media
hora es tiempo mal gastado cuando al final del día podrías haberla usado para
una buena lectura espiritual, examinar tu conciencia e ir a la cama a tiempo
para recuperar energías para las batallas del día siguiente. La lista continúa.
Puedes hacer la tuya.
Sé honesto contigo y con Dios. Estos
hábitos, vividos bien, nos capacitan para obedecer la segunda parte del gran
mandamiento amar a los otros como a nosotros mismos. Estamos en la tierra como
estuvo el Señor "para servir y no para ser servido." Esto sólo puede ser
alcanzado junto a nuestra gradual transformación en otro Cristo a través de la
oración y los sacramentos. Viviendo estos
siete hábitos llegaremos a ser personas santas y apostólicas, gracias a Dios.
Ten por seguro que, cuando caigamos en algo grande o pequeño, siempre tendremos
un Padre que nos ama y espera en el Sacramento de la Penitencia y la devota
ayuda de nuestro consejero espiritual para que volvamos a nuestro curso
correcto.
Padre John McCloskey
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