TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 31 de agosto de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 1º DE SEPTIEMBRE DEL 2019, 22º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)


«EL QUE SE ENALTECE SERÁ HUMILLADO, Y EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENALTECIDO»


Lc. 14, 1.7-14
     Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola:
     «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:"Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
     Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» Y dijo al que lo habla invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

Otras lecturas: Eclesiástico 3,17-20.28-29; Salmo 67; Hebreos 12,18-19.22-24a

     La enseñanza de Jesús en este domingo XXII de tiempo ordinario se refiere a la humildad, una virtud que brota del Corazón de CristoJesús nos invita a seguirle, a imitarle, a vivir como vivió él. “Tened en vosotros los sentimientos de Cristo”, nos recuerda san Pablo (Flp 2,5). Y en eso consiste la vida cristiana, en parecerse a Jesús no sólo por fuera, sino sobre todo con un corazón como el suyo.
     Con un sencillo ejemplo, Jesús nos enseña hoy a ser humildes: cuando te inviten a un banquete, siéntate en el último puesto y nadie te lo quitará. Como ha hecho el mismo Jesús. A donde él ha llegado, no ha llegado nadie, hasta el grado más bajo de humildad y servicio. Y, ¿por qué hasta ese nivel? –Porque el pecado lleva consigo el virus de la soberbia, que destruye a la persona. Cuando el hombre se deja llevar por ese virus, la persona entra en descomposición. Y por experiencia sabemos que es una tentación permanente en el corazón humano creerse algo, apoyarse en sí mismo y alejarse de Dios. Por eso Jesús nos invita descaradamente a buscar el último puesto, a ensayarnos continuamente en el tercer grado de humildad… De un corazón humilde brota ser generoso. Lo que ha recibido lo comparte, y lo comparte sin buscar recompensa. Jesús nos enseña a invitar a los que “no podrán pagarte” (+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba)

MEDITATIO:
     “Déjale el sitio a este”.... Con esta recomendación, Jesús pretende dar una lección sobre el valor de la humildad. La historia enseña que el orgullo, el arribismo, la vanidad y la ostentación son la causa de muchos males. Y Jesús nos hace entender la necesidad de buscar la pequeñez y pasar desapercibidos: la humildad. Cuando nos ponemos ante Dios en esta dimensión de humildad, Dios nos exalta, se inclina hacia nosotros para elevarnos hacia Él. (Papa Francisco)
     Jesús indica la actitud desinteresada que debe caracterizar la hospitalidad: «Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque ellos no te pueden corresponder». Se trata de elegir la gratuidad en lugar del cálculo oportunista que intenta obtener una recompensa, que busca el interés y que intenta enriquecerse cada vez más. (Papa Francisco)
     Jesús demuestra de esta manera, su preferencia por los pobres y los excluidos, que son los privilegiados del Reino de Dios, y difunde el mensaje fundamental del Evangelio que es servir al prójimo por amor a Dios. (Papa Francisco)

ORATIO:
   ¡Tú eres, Señor, el Padre de los humildes! Hazme comprender, oh Señor, que tu paternidad se manifiesta en plenitud sólo cuando encuentra hijos sencillos y humildes. Que mi filiación se manifestará en plenitud sólo cuando te reconozca como el Padre de los últimos.

Hazme compasivo ante las necesidades
de mi prójimo y en todo mi proceder.
Confío en tu Ti, sé que no me dejarás.

CONTEMPLATIO:
«Porque todo el que se enaltece será humillado»
     Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso” (Sir 3,17), nos dice la primera lectura de este domingo. Buscar la humildad, buscar el último puesto, ser generoso sin esperar recompensa de los demás es parecerse a Jesús, manso y humilde de corazón. El mundo no se arreglará por el camino de la prepotencia, a ver quién es más. El mundo se arreglará por el camino de la humildad y de la generosidad, es lo que nos enseña Jesús.
     De un corazón humilde brota ser generoso. Lo que ha recibido lo comparte, y lo comparte sin buscar recompensa. Jesús nos enseña a invitar a los que “no podrán pagarte”, porque si eres generoso con quien puede corresponder, eso lo hace cualquiera. Mientras que si eres generoso con quien no podrá corresponder, es porque tu corazón está saciado de los dones de Dios y por eso eres capaz de compartir sin esperar recompensa. Humildad y generosidad van juntas, brotan de un corazón como el de Cristo. (+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba)


   Si quieres llegar a la verdad, no busques otros caminos que el que trazó el mismo Dios… El primero es la humildad, el segundo es la humildad, el tercero es la humildad, y cuantas veces me lo preguntas te respondería la misma cosa… la humildad debe proceder, acompañar y seguir a todo lo bueno que hacemos… (S. Agustín)

1 comentario:

  1. Este evangelio con la cita que Jesús siempre busco, el último puesto, el último lugar, a El nadie se lo podrá arrebatar. Cambio la vida de Carlos de Foucauld.
    Solo creo en la santidad de los humildes. Es el corazón humilde el que se abre totalmente para dejar pasar la misericordia del Señor. Lucas el evangelista de los pobres y humildes, destaca las tres claves de la profunda espiritualidad del Evangelio.
    Primero, el corazón manso y humilde de Jesús es nuestro modelo. Es la predilección del Señor por los últimos, lo que le lleva a elegir el último puesto para poder acompañarlos y estar a su lado. El Señor siempre se dejó robar el corazón y conmover por los últimos, por los que no cuentan, ni para nada, ni para nadie.
    Segundo, los que se enaltecen no viven en la verdad. Quien dice que no ha pecado repite San Pablo que es un mentiroso. El que se cree superior a todos y siempre humilla a los de su alrededor no puede amar; como mucho se ama a sí mismo. La clave de la santidad es el cimiento de la humildad. Los humildes no son acomplejados, ni tienen un tono vital bajo; pero como María cantan una y otra vez la grandeza del Señor que ha mirado la humillación de su esclava, y que derriba del trono a los poderosos, a los que buscan los puestos de honor en todas las realidades de la vida.
    Por último, el humilde ha bajado a los sótanos para ser transparente delante de quien ha recibido tanto. Ante nuestra historia mal hecha por nuestro pecado, Dios ha hecho y escrito la historia más bella de amor por su parte. Somos preciosos para Dios. Nuestra vida es preciosa para su Corazón. Él siempre está cerca y le conmueve el pobre y el abatido. Alza de la basura al pobre, y el que es humilde de verdad, lleva su nombre tatuado en el corazón de Dios.


    + Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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