TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

domingo, 1 de febrero de 2015

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 1 DE FEBRERO, 4º DEL TIEMPO ORDINARIO

«…SE QU IEN ERES: EL SANTO DE DIOS»
Mc. 1. 21-28
        En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaúm, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
     Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: « ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.» Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
     El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:
« ¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. 
      Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.» Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Otras Lecturas: Deuteronomio 18,15-20; Salmo 94; Corintios 7,32-35

LECTIO:
                Según Marcos, la primera actuación pública de Jesús fue la curación de un hombre poseído por un espíritu maligno en la sinagoga de Cafarnaúm. Es una escena sobrecogedora, narrada para que, desde el comienzo, los lectores descubran la fuerza curadora y liberadora de Jesús.
       Es sábado y el pueblo se encuentra reunido en la sinagoga para escuchar el comentario de la Ley explicado por los escribas. Por primera vez Jesús va a proclamar la Buena Noticia de Dios en el lugar donde se enseña oficialmente al pueblo las tradiciones religiosas de Israel.
       La gente queda sorprendida al escucharle. Tienen la impresión de que hasta ahora han estado escuchando noticias viejas, dichas sin autoridad. Jesús es diferente. No repite lo que ha oído a otros. Habla con autoridad. Anuncia con libertad y sin miedos a un Dios Bueno.
       De pronto un hombre «se pone a gritar: ¿Has venido a acabar con nosotros?». Al escuchar el mensaje de Jesús, se ha sentido amenazado. Su mundo religioso se le derrumba. Se nos dice que está poseído por un «espíritu inmundo», hostil a Dios. ¿Qué fuerzas extrañas le impiden seguir escuchando a Jesús? ¿Qué experiencias dañosas y perversas le bloquean el camino hacia el Dios Bueno que Jesús anuncia?
       Jesús no se acobarda. Ve al pobre hombre oprimido por el mal, y grita: «Cállate y sal de él». Ordena que se callen esas voces malignas que no le dejan encontrarse con Dios ni consigo mismo, que recupere el silencio que sana lo más profundo del ser humano.
   La Palabra de hoy nos ayuda a conocer más profundamente la persona y la misión  de Jesús para que tengamos una relación más directa con Él y llevemos su mensaje a otros.
                     
MEDITATIO:            
     La enseñanza de Jesús va al fondo de cada persona, no se queda en lo exterior. Jesús quiere un cambio de vida, liberar de todo lo negativo que impide la auténtica realización personal.
…Estaban asombrados de su enseñanza” ¿Tu testimonio de vida es “creíble”, ya que te dices cristiano? ¿Eres coherente entre lo que afirmas “creer” y lo que, de hecho, realizas?
Ante la Palabra de Dios tenemos que responder con “asombro” y conversión. ¿Qué eficacia das en tu vida a la Palabra? ¿Eres persona de acción o te quedas en los buenos propósitos?
Jesús devuelve la libertad al hombre y lucha contra el mal presente en el mundo. ¿Cuál debe ser tu misión, discípulo de Jesús, en medio del mundo donde el mal aliena al hombre? ¿Qué necesitas para ejercer esta misión?
                                                                                                                                                        
ORATIO:
     Invita al Espíritu Santo a que se cuide de ti, utilizando las palabras del salmo para afianzar tu fe y tu confianza en Dios. Jesús sigue trayendo hoy día palabras que sanan los corazones afligidos y los cuerpos, aunque no siempre entendamos la manera en que actúa.

Háblame, Señor,
para que mis palabras sean verdaderas y sinceras…
para que donde esté trabaje por Ti, hable de Ti, ayude a alguien por Ti.

CONTEMPLATIO:
     Contempla como la gente queda sorprendida al escuchar a Jesús. Tienen la impresión que hasta ahora han estado escuchando noticias viejas, dichas sin autoridad. Jesús es diferente, no repite lo que ha oído a otros. Anuncia con libertad y sin miedos a un Dios bueno. ¿Te asombras ante la palabra de Dios? ¿Cómo reaccionas, cómo la valoras, cómo la vives…?
   Puede ayudarte a interiorizar el mensaje preguntarte y responderte qué te asombra y qué admiras del Señor hoy: Me asombra Jesús tu entrega generosa, me asombra tu vida coherente, me asombra tu misericordia, me asombra…
¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?
     Ofrece a Jesús los “espíritus inmundos” de tu corazón para que Él los “calle” y los “saque” con su poder. 

1 comentario:

  1. En el Evangelio vemos a Cristo que, fiel a su misión de llevar y de ser la Voz del Padre, llegado a Cafarnaúm comienza a enseñar en la Sinagoga. Algo habría en aquel porta-voz que enseguida los oyentes advierten la diferencia: “se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad” (Mc 1,22). La pregunta surge espontánea: y ¿cómo enseñaban los letrados? Dando la vuelta al argumento diríamos que sin autoridad, y será esto lo que distinguirá una y otra predicación. Por eso hemos de recuperar el sentido de la palabra autoridad, y sin reducirlo al del vulgar autoritarismo, decir que proviene de un verbo (augere/augeo) que significa aupar, levantar, hacer crecer. Es decir, una predicación sin auctoritas es la que te deja igual, frío, la que no ilumina ni enciende, la que no cura ni levanta, la que no mueve ni conmueve, mientras que una palabra dicha con verdadera auctoritas es la que produciendo todo esto que no ofrece la anterior, provoca un auténtico crecimiento. Escuchándola, crece y madura lo mejor que hay en nosotros.
    No es difícil imaginar que el entusiasmo de la gente por esa Persona que escuchándola crecían, se convirtiese en seguimiento dejando tantas cosas, dejándolo todo, como oíamos el domingo pasado (Mc 1,20). Y desde aquí se puede entender que todo ello provocase preocupación, envidia y persecución en los letrados que aburrían y en los adivinos que engatusaban: unos y otros perdían clientela y Jesús –cada cual por sus razones– se convertía en enemigo a eliminar.
    Hasta los demonios quedaban desplazados con el paso de Jesús por en medio de su pueblo. El diabolus es el que separa desintegrando, el que esclaviza con sutileza, el que secuestra en la mentira. También él protestaba por la llegada de Alguien que con la auctoritas de Dios... unía, integraba, liberaba, hacía crecer.
    Dos breves anotaciones para terminar. La primera es que, en medio de nuestro supermercado de ofertas variopintas, es preciso saber encontrar la Palabra de Jesús y crecer en y con ella, adhiriéndonos a aquellos (santos, Papa, obispo, personas con carisma) que nos la dan con fidelidad. Y la segunda, que no debemos asustarnos si los escribas de ahora y los diablos de siempre, se enfadan con la Palabra de Jesucristo, con la de sus pastores y sus discípulos, y amenazan, acorralan, revuelcan y pretenden de mil modos censurarla. No es mala señal. El Reino está siempre comenzando.

    + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo

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