El ayuno que Dios quiere:
■ Que dejes de
"morder" al prójimo en tus conversaciones
■ Que no "devores"
a nadie comiéndole su fama o sus bienes
■ Que no hagas gastos
superfluos
■ Que tus inversiones las
pongas en la cuenta corriente de los pobres
■ Que ofrezcas tu tiempo al
que te lo pida
■ Que prefieras servir a ser
servido
■ Que tengas hambre y sed de
justicia
■ Que te
comprometas en la lucha contra toda marginación
■ Que veas en toda persona
un hermano
■ Que veas en el pobre y el
que sufre un sacramento de Cristo.
La ceniza que Dios
quiere:
■ Que no te consideres dueño
de nada, sino humilde administrador.
■ Que no te gloríes de tus
talentos y los pongas al servicio de los demás.
■ Que no te creas santo o grande,
porque santo y grande sólo es Dios.
■ Que quemes tu orgullo y tu
egoísmo y te vuelvas más servicial.
■ Que no te deprimas ni te
acobardes, porque Dios es tu victoria.
■ Que vivas el momento
presente sin miedos ni añoranzas.
■ Que estés siempre abierto
a la esperanza.
■ Que seas sencillo y
humilde en el trato con los demás.
■ Que ores y escuches con fe
la Palabra de Dios.
La abstinencia que
Dios quiere:
■ Que no seas esclavo del
consumo, de los juegos, de la moda
■ Que te abstengas de tanta
televisión
■ Que no seas esclavo ni del
sexo ni del tabaco ni de la bebida ni de nada
■ Que te abstengas de toda
violencia
■ Que te abstengas de toda
palabra hiriente o difamatoria
■ Que evites todo deseo de
venganza o de rencor.
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