LOS DIEZ PUNTOS DE UN
PROGRAMA PARA ADORADORES DE HOY
Habla
San Juan Pablo II en su memorable
mensaje a los adoradores nocturnos españoles reunidos en la basílica de San
Pedro el 31 de octubre de 1983, el Papa señalaba las
actitudes características que los adoradores del Santísimo deben hacer suyas.
Las reducimos, para mayor claridad, a diez:
1°. Orientar la vida hacia Dios:
«Con
vuestra actitud de adoración profundizáis en la fe, en la esperanza y en la
caridad. De esta manera orientáis toda vuestra vida hacia Dios, y por tanto
hacia el misterio del hombre y de la historia humana concreta.»
2°. Ser Iglesia que ora sin interrupción:
«Adorando
a Jesús Sacramentado cumplís en las Iglesias locales el encargo que el Apóstol
nos hizo de orar sin interrupción (1.a
Tes 5, 17), imitando al Maestro que frecuentemente pasaba la
noche en oración.»
3°. Escuchar en el silencio la voz del Padre:
«Ese
silencio contemplativo os comunicará una gran capacidad de amar a Dios y a los
hermanos. En efecto, en medio del silencio de la noche, cuando parece que se
aminoran las prisas y la creación enmudece como esperando la venida del Señor (cf. Sab. 18, 15),
oiréis en el corazón la voz del Padre que os dice: Este es mi Hijo amado en
quien tengo mis complacencias, escuchadle»
(Mat. 17, 5).
4°. Descubrir los intereses salvíficos de Cristo Redentor:
«Al
sintonizar cada vez más con los sentimientos de Cristo Redentor... iréis
descubriendo los intereses salvíficos del Señor sobre los individuos, la
familia, la juventud, la comunidad eclesial a la que pertenecéis, la propia
nación y la humanidad entera.»
5°. Ofrecer al Señor nuestras vidas y las de nuestros hermanos:
«Así
presentaréis ante el Señor todo lo que ha sido vuestra vida cotidiana, en
sincronía con los problemas de los hermanos redimidos por Cristo.»
6°. Ser hombres de oración, convencidos de su valor:
Ser hombres y mujeres «convencidos del valor insustituible de la oración y consecuentes
con la obligación de todo hombre de dar gloria a Dios, como premisa
indispensable de cualquier acción que quiera ser beneficiosa a los demás».
7°. Unir la oración
al compromiso apostólico:
Hacer auténtica la actitud contemplativa
de oración y plegaria, acompañándola «de
un compromiso de vida cristiana y de acción apostólica».
8°. Promover el culto eucarístico, la vivencia de las celebraciones
y la comunión:
Considerar como parte importante del
empeño apostólico «la promoción del
culto a Jesús Sacramentado y de cuanto pueda contribuir a una mayor vivencia de
las celebraciones eucarísticas y de la comunión sacramental por parte de todos».
9°. Ser testimonio vivo del dinamismo eclesial de la oración:
Ser testigos vivientes de que la «ocupación de adoradores no sólo no es
algo estéril o inútil para la comunidad eclesial sino que es fuente de
dinamismo cristiano».
10º. Testimoniar la dimensión vertical de la vida religiosa del
hombre:
Testimoniar
«la primacía de la dimensión
vertical de la vida religiosa del hombre»...para
ser «fieles a la identidad de
adoradores».
En esta última actitud de testimonio se
enmarcaba la exhortación emocionada de «sed
fieles a vuestro carisma». Todo esto constituye la identidad de
los adoradores,
que podía resumirse en este testimonio de verticalidad de la vida religiosa del
hombre, unido al «doble»
compromiso de vivir cristianamente y de ayudar espiritualmente a los hermanos.
Y ser siempre la «porción viva y
perseverante de la Iglesia que ora».
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