TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 20 de septiembre de 2014

¿DIOS LO QUIERE?


     Actualmente la Adoración Nocturna en unos lugares crece y florece, y en otros languidece. Ésta alternativa puede explicarse sin duda por condicionamientos externos, por situaciones de Iglesia, etc. Pero aún más se debe a causas internas, es decir, al espíritu de los mismos Adoradores. En estas centramos ahora muestra atención.
    La Adoración Nocturna decae allí donde el amor a la Eucaristía se va enfriando en sus Adoradores; donde una adoración de una hora resulta insoportable; donde los Adoradores, entre una y otra vigilia, no visitan al Señor en los días ordinarios y no se pide suficientemente a Dios nuevas vocaciones de Adoradores, ni se procuran estas con el empeño necesario; donde se acepta con resignación que las iglesias estén siempre cerradas, aun allí donde podrían estar abiertas…
     Los Adoradores que están en este espíritu aceptan ya, sin excesiva pena, la próxima desaparición de la Adoración Nocturna en su Parroquia o en su Diócesis, atribuyendo principalmente esa pérdida a causas externas, sobre todo a la falta de colaboración de ciertos sacerdotes. Y no se dan cuenta de que son ellos mismos, los que amenazan disminuir la Adoración Nocturna hasta acabar con ella.
     La Adoración Nocturna, por el contrario, crece y florece allí donde los Adoradores mantienen encendida la llama del amor a Jesús en la Eucaristía, y viven con toda fidelidad las Vigilias tal como el Manual y la tradición las establecen; allí donde los Adoradores adoran al Señor no solo de noche y una vez al mes, sino también de día y siempre que pueden; allí donde piden al Señor nuevos Adoradores con fe y perseverancia; allí donde difunden la devoción eucarística y procuran con todo empeño que las iglesias permanezcan abiertas...
    Donde más se necesita actualmente la Adoración Nocturna -o cualquier otra obra eucarística- es precisamente allí donde la devoción a la Eucaristía está más apagada. Allí es donde más quiere Dios que se encienda poderosa la llama de la Adoración Nocturna. Dios ha concedido por su gracia a la Adoración Nocturna ciento cincuenta años de vida en la Iglesia.
     Que Él mismo, por su gracia, le siga dando vida por los siglos de los siglos.


Ricardo Nieto. Delegado para Andalucía Occidental ANE.

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