LA PERFECCIÓN EN LO
PEQUEÑO
No hay cosa pequeña en nuestra práctica
que se deba omitir, ni disculpas para nuestra falta de perfección en
la obra. El reposo en la meditación, las genuflexiones bien
hechas, la atención esmerada a lo que debemos hacer, la oración de desagravios…
Todo se ha de hacer con
espíritu de perfección”. “La disciplina y la obediencia, son necesarias en toda
obra, y con mayor motivo en la nuestra, por el fin que
pretende”.
“El lenguaje, el ademán, la actitud, la compostura
del hombre son el traslado visible de los afectos invisibles… han de corresponder a la dignidad sobre-excelente de la Persona a quien
se adora, porque la adoración es amor”.
“Hay tal correlación y
armonía entre el cuerpo y el espíritu… que todo cuidado que pongáis en rezar
bien, asegura la participación del alma en la obra material del cuerpo”.
“Todo se ha de practicar con espíritu de
perfección… como quien ejecuta una obra de perfección”.
(L.S.
Tomo. V, 1874)
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