¿Es bíblico el purgatorio?
(Continuación)
c) Mateo 5, 25, 26. Lucas 12,58-59
«Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura
en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez
te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no
saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».
En este pasaje Jesús hace referencia a un castigo temporal que no
puede ser el infierno ni tampoco el cielo. En esta parábola, Dios es el juez, y si no nos hemos reconciliado con
nuestro prójimo antes de ver a Dios, Dios nos pedirá cuentas por el mal que les
hicimos.
Este texto es prueba del purgatorio, y es citado para probarlo por los santos padres: Tertuliano en De anima c.58, San Cipriano en Epístola
51:20, Orígenes en Homilía 35 sobre Lucas 12. San Jerónimo en Mateo c,5, San
Ambrosio en Comentario sobre Lucas 12.
«Una cosa es defender el perdón y
otra cosa es alcanzar la gloria: una cosa es cuando se lo arroja a la cárcel,
no salir de allí hasta que se haya pagado lo máximo, otra cosa a la vez es
recibir el salario de la fe y el coraje. Una cosa es ser torturado por un largo
sufrimiento por los pecados, limpiado y purgado por el fuego, para haber
purgado todos los pecados sufriendo. Una cosa es ser estar en suspenso hasta la
sentencia de Dios en el día del juicio para ser coronado inmediatamente por el
Señor. » (San Cipriano
Epistola 51,20)
d) 1Corintios 3,11-15.
«Pues nadie puede poner otro fundamento fuera del ya puesto, que es
Jesucristo. Mas si uno edifica sobre este fundamento oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se pondrá de manifiesto;
porque el día lo descubrirá, por cuanto en fuego se ha de revelar; y qué tal
sea la obra de cada uno, el fuego mismo lo aquilatará. Si la obra de uno, que
él sobreedificó, subsistiere, recibirá recompensa; si la obra de uno quedare
abrasada, sufrirá detrimento; él sí se salvará, aunque así como a través del
fuego».
Será necesario advertir de nuevo que no se
trata de buscar en este texto la idea desarrollada de purgatorio, sino su
núcleo esencial. El texto trata del caso concreto de los obreros apostólicos,
pero a propósito de ellos expone una
doctrina de sumo interés:
1) Se trata de hombres que han edificado sobre el
fundamento, que es Cristo, cosas de mayor o menor valor (v. 12), no de hombres
que hayan rechazado ese fundamento como punto de partida de su construcción y
trabajo.
2) El día del juicio se pondrá de manifiesto el valor de
le que cada uno de ellos ha edificado (v. 13); el «fuego» de que se habla dos veces en este (v. 13) no es el fuego
del purgatorio, sino una imagen del juicio divino (adviértase que se ejercita
no sólo sobre las materias deleznables, que no lo resisten y se incendian, sino
también sobre las sólidas que lo resisten).
3) «Si la obra de uno, que él sobreedificó, subsistiere,
recibirá [el que edificó tal obra] recompensa»; se trata, por tanto, de la
hipótesis de premio inmediato, porque la obra era sólida y ha resistido el
juicio divino.
4) «Si la obra de uno quedare abrasada, sufrirá
detrimento»; el sujeto de «sufrirá detrimento» no es la obra que se abrasa,
sino el que la edificó; la expresión «sufrirá detrimento» (v.15) se opone al
«recibirá recompensa» del versículo anterior, y añade algo nuevo a la frase que
le precede inmediatamente, «si la obra de uno quedare abrasada»; en otras
palabras, el «sufrirá detrimento» no se reduce a que el operario apostólico ve
cómo su obra se destruye, sino que implica una pena (en oposición a la
recompensa).
5) Todo ello es más
claro si se atiende a la metáfora final: «él sí sé salvará, aunque así como a
través del fuego» (v.15); el detrimento que sufrirá no es tal que implique no
salvarse; se salvará, pero con dificultad y angustia (de nuevo el fuego no es
aquí el fuego del purgatorio, sino una imagen de situación angustiosa): «ellos
serán salvados, pero no sin dolor y sin angustia, como se salvan a través de
las llamas las gentes sorprendidas por un incendio repentino».
6) El fundamento nadie lo puede cambiar; ya está puesto
y es Cristo Jesús. Pero, con estos cimientos, si uno construye con oro, otro
con plata o piedras preciosas, o con madera, caña o paja, la obra de cada uno
vendrá a descubrirse. El día del Juicio la dará a conocer porque en el fuego
todo se descubrirá. El fuego probará la obra de cada cual: si su obra resiste
el fuego, será premiado; pero, si es obra que se convierte en cenizas, él mismo
tendrá que pagar. El se salvará, pero como quien pasa por el fuego". De manera que hay un fuego después de la muerte que,
diferente al del infierno, es temporal. El alma que por
allí pasa se salvará. A ese estado de
purgación le llamamos el "purgatorio".
Citado como argumento a favor del
purgatorio por San Cipriano en
Epístola 51:20,San Ambrosio en Comentario Salmo 116, Sermón 20, San Jerónimo en
comentario Amós cap.4, San Gregorio Magno Dialogos 4:39 y Orígenes en Hom. in
Ex. 4 , San Agustin comentario salmo 37.
«Ni me corrijas con tu ira, sino purifícame en esta vida y transfórmame de
modo tal, que no necesite ya el fuego corrector, como los que se han de salvar,
aunque como pasados por el fuego. ¿Y esto por qué, sino porque edifican
sobre el fundamento de leña, heno, paja? Que edifiquen sobre oro, plata,
piedras preciosas, y estarán a salvo de uno y otro fuego; no sólo del eterno,
que sin fin atormentará a los malvados, sino del que corregirá a los que se
salvarán como pasando por fuego. Así es como se dice: Él sí se salvará, pero
como quien pasa por fuego5. Y al decir: se salvará, se le quita importancia a
ese fuego. Pero también, aunque se salvaron por el fuego, será más doloroso que
lo que el hombre pueda padecer en esta vida» (San Agustín
Comentario salmo 37).
e) Malaquias 3,2-3
«¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando
aparezca? Porque es él como fuego de fundidor y como lejía de lavandero. Se
sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará
como el oro y la plata; y serán para el Señor los que presentan la oblación en
justicia».
Este texto es citado para apoyar la doctrina del purgatorio
por Orígenes en Hom. 6 en Éxodo, San Ambrosio en PS 36, San
Agustin en Ciudad de Dios lib. 20 cap 25.
«De la cita que acabamos de hacer se deduce la
existencia evidente en aquel juicio de ciertas penas expiatorias para algunos.
De las palabras: ¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién será capaz
de aguantar su presencia? Será como fuego de fundidor, como lejía de lavandero:
se sentará como fundidor a refinar la plata, refinará y purificará como plata y
oro a los hijos de Leví, ¿qué otra cosa se puede entender? Algo parecido
dice también Isaías: Lavará el Señor la suciedad de los hombres y de las
mujeres de Sión, y fregará la sangre del interior de su ciudad con el viento
justiciero, con un soplo ardiente A no ser que digamos que quedan limpios
de sus inmundicias, y, por así decir, acrisolados, cuando los malos sean
separados de ellos por condenación judicial, de forma que la separación y
condenación de unos sea la purificación de los otros, ya que en adelante
vivirán sin estar mezclados con ellos. Pero al decir: Refinará y
purificará como plata y oro a los hijos de Leví; y ellos ofrecerán al Señor hostias
en justicia; entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de
Jerusalén, muestra claramente que los mismos que han de ser purificados
agradarán a partir de entonces al Señor con sacrificios en justicia; ellos
mismos son quienes quedarán limpios de su propia injusticia, por la que
desagradaban al Señor. Las hostias ofrecidas con plena y perfecta justicia
serán ellos mismos cuando se hallen purificados. ¿Qué ofrenda más aceptable a
Dios podrá ser presentada por hombres así que sus propias personas? Pero esta
cuestión de las penas expiatorias la dejaremos para otra ocasión con el fin de
tratarla más a fondo » (San Agustín
Ciudad de Dios XX,25)
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