MENSAJE DEL SR. OBISPO CON OCASIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS
POBRES
Este
domingo 15 de noviembre celebramos la IV Jornada Mundial de los
Pobres. De entre los datos que maneja Cáritas, desde el inicio de la crisis sanitaria de
la Covid 19, se ha incrementado un 70 % la
demanda de ayudas a nivel nacional. Personas
que nunca lo habían hecho (un 26 %) vienen a las puertas de Cáritas por primera
vez. Al problema
del hambre se suma la incertidumbre frente a un horizonte poco halagüeño y la
soledad, otras formas de pobreza que se siguen extendiendo como una auténtica
pandemia. Además está la pandemia de nuestro egoísmo, por la que nos protegemos
de lo que ocurre y nos cerramos al otro.
Hemos de
prepararnos, por tanto, para vivir intensamente la IV Jornada Mundial de los Pobres, instituida por
el Papa Francisco para “estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del
descarte y del derroche, haciendo
suya la cultura del
encuentro. Al mismo tiempo, la
invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa,
para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción
de solidaridad, como signo concreto de fraternidad.”
Como nos
recuerda el Santo Padre en su mensaje de este año “la comunidad cristiana está llamada a involucrarse en esta experiencia
de compartir, con la conciencia de que no le
está permitido delegarla a otros”. Tender la mano
al pobre pertenece al núcleo de ser cristiano, pues es un signo evangélico que
nos recuerda la proximidad, la solidaridad y el amor que el mundo tanto
necesita, en medio de sus pobrezas existenciales, en medio de la falsa creencia
del “sálvese quien pueda”, en la desconfianza de cualquier acto de gratuidad.
En medio de esta pandemia hemos de reconocer y agradecer todas «esas manos que
han desafiado el contagio y el miedo para dar apoyo y consuelo». Que su
testimonio nos impulse a una mayor entrega diaria y cotidiana.
No dejes de colaborar con Cáritas, y no
olvides tender la mano al pobre que tienes cerca. Seguiremos orando y
reflexionando frente la proximidad de esta Jornada. Demos siempre testimonio de
Cristo que dio su vida por todos y cada uno. Practicar la fe operativa, la
caridad, nos hace degustar el Reino de Dios, al mismo Cristo en nosotros.
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