El mes
de octubre es el mes del Rosario, porque comienza con la fiesta de la Virgen
del Rosario el día 7, instituida por la victoria de Lepanto (hace ahora 449
años). Otras posteriores victorias fueron atribuidas a María Santísima por el
rezo del Santo Rosario, que la Virgen enseñó a Santo Domingo de Guzmán, y la
Orden dominica se ha encargado de difundir por el mundo entero hasta
universalizarlo. En las apariciones
de la Virgen en Lourdes (1858) y en Fátima (1917), ha insistido en el rezo del
santo Rosario. El papa León XIII
escribió varias encíclicas sobre esta devoción mariana, san Juan Pablo II dice:
“El rosario es mi oración preferida”. Y el papa Francisco ha repetido: “El
rosario es la oración que acompaña siempre mi vida, también es la oración de
los sencillos y de los santos”.
En
muchas familias es costumbre rezar unidos el santo Rosario a diario. “Familia
que reza unida, permanece unida”, decía el P. Peyton en su campaña por un mundo
mejor. Es la oración que trenza la
contemplación con la oración vocal, que tiene un gran contenido bíblico, que
contempla los misterios de Cristo desde el corazón de María. Es
oración cristocéntrica y mariana al mismo tiempo, que repite el saludo del
ángel a María a manera de la oración repetitiva oriental […]
También en nuestros días
necesitamos abrir nuestro corazón a Dios y mantener esta oración sencilla, que
alimenta nuestra fe. Son también muchas las necesidades
de nuestros días por las que hemos de interceder continuamente, por las que hemos de rezar el Rosario. La salud de los
enfermos, la justicia y la paz en el mundo, la situación actual de nuestra
sociedad, las intenciones del Papa y las necesidades de la Iglesia, además de
nuestras necesidades personales y familiares. Pero sobre todo, el alejamiento
de Dios que trae un mal radical para tantas personas. La mayor carencia de la vida humana es carecer de Dios, y muchos de nuestros contemporáneos la padecen. Por eso hay que pedir insistentemente, sin cansarnos, para que muchos recuperen o descubran el
sentido de Dios en sus vidas, y puedan disfrutar de los dones de Dios….
Octubre es el mes misionero, pidamos en
este mes especialmente por la extensión del Evangelio por todo el mundo. Pidamos por
los misioneros que se juegan la vida cada día, en medio de múltiples carencias.
Que María santísima los proteja siempre. Pidamos por nuestra diócesis, por
nuestros sacerdotes y seminaristas, por los que siguen de cerca al Señor en la
vida consagrada, por las familias, los niños y los jóvenes. Pidamos
especialmente por todos los que sufren por cualquier causa.
Recemos el Rosario cada día, nos hará
mucho bien a nosotros y a los demás.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba
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