«GAUDETE
ET EXSULTATE»: GUÍA EN 35 PUNTOS PARA SER SANTOS (III)
14.- Los cristianos "gnósticos": teorías muy frías y
controladoras.
La santidad
de una persona se mide con su caridad, no con la acumulación de datos ortodoxos
que tenga, añade el Papa. Dedica bastante espacio contra los
"gnósticos", intelectuales que intentan "tener atado a Jesús y
el evangelio" con sus constructos y teorías. O los de su escuela
teológica.
Son los que creen "que con sus
explicaciones ellos pueden hacer perfectamente comprensible toda la fe y todo
el Evangelio. Absolutizan sus propias teorías y obligan a los demás a someterse
a los razonamientos que ellos usan. Una cosa es un sano y humilde uso de la
razón para reflexionar sobre la enseñanza teológica y moral del Evangelio; otra
es pretender reducir la enseñanza de Jesús a una lógica fría y
dura que busca dominarlo todo".
Contra ellos cita a San Buenaventura, que
pide menos "operaciones intelectuales" y "más
unción", "poco a la lengua, mucho a la alegría interior" (Itinerario de la mente a Dios, VII, 4-5).
Pone más adelante el ejemplo de San
Francisco de Asís que dijo a San Antonio de Padua: "Me agrada que enseñes
sagrada teología a los hermanos con tal que en el estudio de la misma no
apagues el espíritu de oración y de devoción".
El Papa Francisco insiste contra el
gnosticismo: "es una de las peores ideologías, ya que, al mismo tiempo que
exalta indebidamente el conocimiento o una determinada experiencia, considera
que su propia visión de la realidad es la perfección".
El
gnosticismo, dice, «por su propia naturaleza quiere domesticar el misterio», tanto el misterio
de Dios y de su gracia, como el misterio de la vida de los demás. Cuando
alguien tiene respuestas a todas las preguntas, demuestra que no está en un
sano camino y es posible que sea un falso profeta, que usa la religión en
beneficio propio, al servicio de sus elucubraciones psicológicas y mentales. Dios nos
supera infinitamente, siempre es una sorpresa y no somos nosotros los que
decidimos en qué
circunstancia histórica encontrarlo, ya que no depende de nosotros determinar
el tiempo y el lugar del encuentro. Quien lo quiere todo claro y seguro pretende dominar la
trascendencia de Dios", insiste el
Pontífice.
15.- Dios puede estar en
vidas muy extrañas.
"Tampoco se puede pretender definir dónde no está Dios, porque él está misteriosamente en la vida de toda persona, está en la vida de cada uno como él quiere, y no podemos negarlo con nuestras supuestas certezas. Aun cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aun cuando lo veamos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida. Si nos dejamos guiar por el Espíritu más que por nuestros razonamientos, podemos y debemos buscar al Señor en toda vida humana. Esto es parte del misterio que las mentalidades gnósticas terminan rechazando, porque no lo pueden controlar".
16.- La doctrina se puede "explicitar" lícitamente de muchas maneras.
"Llegamos a comprender muy pobremente la verdad que
recibimos del Señor. Con mayor dificultad todavía logramos expresarla. Por ello
no podemos pretender que nuestro modo de entenderla nos autorice a ejercer una
supervisión estricta de la vida de los demás. Quiero recordar que en la
Iglesia conviven lícitamente distintas maneras de interpretar muchos aspectos
de la doctrina y de la vida cristiana que, en su variedad, «ayudan a explicitar mejor el riquísimo
tesoro de la Palabra». Es verdad que «a quienes sueñan con una doctrina
monolítica defendida por todos sin matices, esto puede parecerles una
imperfecta dispersión»", explica, insistiendo con frases que ya usó en
2013 en Evangelii Gaudium.
17. Cuidado con los
pelagianos, los del "tú puedes".
Si los gnósticos insisten en "la teoría", los pelagianos insisten en "la práctica", o al menos en algunas prácticas. "Los que responden a esta mentalidad pelagiana o semipelagiana, aunque hablen de la gracia de Dios con discursos edulcorados «en el fondo solo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros por cumplir determinadas normas o por ser inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico», explica, citando su "Evangelii Gaudium" de 2013.
"Cuando
algunos de ellos se dirigen a los débiles diciéndoles que todo se puede con la
gracia de Dios, en el fondo suelen transmitir la idea de que todo se puede con
la voluntad humana, como si ella fuera algo puro, perfecto, omnipotente, a lo que
se añade la gracia. Se pretende ignorar que «no todos pueden todo»",
explica el Papa, citando de nuevo a San Buenaventura ("Las seis alas del serafín,
3,8) y el catecismo (punto 1735). "En esta vida las fragilidades humanas no son sanadas
completa y definitivamente por la gracia", puntualiza el Papa, remitiéndose a la Summa de Santo Tomás de Aquino
("la gracia entraña cierta imperfección en cuanto no sana perfectamente al
hombre").
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