EL SILENCIO
EN LA SANTA MISA Y EN LA LITURGIA DE LAS HORAS
LUIS
GARCÍA GUTIERREZ
ANOTACIONES LITÚRGICAS
Si alguien me preguntase
dónde comienza la vida litúrgica, yo le respondería: «con el aprendizaje del silencio.
Sin él todo carece de seriedad y es vano..., es condición primera de toda acción sagrada» (R. Guardini)
La liturgia de la Santa Misa prevé
distintos momentos de silencio sagrado que permitan la
asimilación, meditación, interiorización, adoración y contemplación. En
concreto son estos:
■ - En la sacristía y en los
lugares más próximos a la Iglesia para que todos
puedan disponerse a la celebración (Ordenación
General del Misal Romano 45).
■ - En el acto penitencial, después de la invitación del sacerdote y antes de que toda la asamblea
recite la confesión general, todos examinan en silencio su conciencia y piden
personalmente perdón a Dios por los pecados (OGMR51).
■ - En la
oración colecta, después del «oremos», para que los fieles tomen
conciencia de estar en la presencia de Dios y formular interiormente sus
súplicas (OGMR 54).
■ - En la
liturgia de la palabra, para favorecer la
meditación y la escucha de la Palabra que Dios dirige a su pueblo: antes de
comenzar la misma liturgia de la palabra, después de la primera y segunda
lectura y después de la homilía (OGMR 56, 128, 130, 66,
136).
■ - El
silencio orante también es una respuesta válida a las intenciones que
se proponen en la oración universal (OGMR 71).
■ - En la
plegaria eucarística, los fieles se unen a las palabras del sacerdote por
medio de una escucha con silencio y reverencia (OGMR 78).
■ - Antes de
acercarse a la comunión, los fieles se preparan orando en silencio (OGMR 84).
■ - Después
de distribuir la comunión, el sacerdote y los fieles
oran en silencio dando gracias (OGMR 88, 164).
■ - Después del «oremos» en la oración después de la comunión
(OGMR 165).
■ - Como norma general, durante todas las oraciones presidenciales, la asamblea escucha en silencio (OGMR 32).
■ - Después de anunciar la muerte
del Señor en la lectura de la historia de la Pasión el Domingo de Ramos y
el Viernes Santo (Ceremonial de los Obispos 273 y 319).
En la Liturgia de las Horas puede hacerse una breve pausa de silencio en los siguientes momentos:
■ - En Laudes y Vísperas después de la lectura breve o de la homilía
(Ordenación General de la Liturgia de las Horas 48).
■ - En el
examen de conciencia de Completas (OGLH 86).
■ - Entre la
recitación de los salmos con su antífona y la
colecta sálmica (OGLH 112).
■ - Como respuesta a las intercesiones de las preces (OGLH 193).
■ - Después
de cada salmo con su antífona, después de las
lecturas (breves o largas) antes o después del responsorio (OGLH 202).
■ - No obstante, hay que recordar un principio fundamental: el silencio excesivamente
prolongado desfiguraría la forma de la celebración del Oficio Divino y
resultaría molesto o fatigoso para los participantes (cf. OGLH 202).
En la dinámica de la
revelación cristiana, el silencio
aparece como una expresión importante de
la Palabra de Dios (Benedicto XVI, Verbum Domini, 21).
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