TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 6 de abril de 2013

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 7 DE ABRIL, 2º DE PASCUA Y DE LA DIVINA MISERICORDIA


Señor mío y dios mío


Juan 20:19-31      Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en  esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
     «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo». Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
     «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».      Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
     A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
     Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo:
     «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

     Otras lecturas: Hechos 5:12-16; Salmo 117; Apocalipsis 1:9-13, 17-19

LECTIO:
     Una vez más, Juan nos hace traspasar puertas cerradas para que tomemos parte en un encuentro  privilegiado con Cristo resucitado. Muchos relatos semejantes a este circulaban entre los cristianos que vivían en Jerusalén después de su muerte en torno al año 30. Los evangelistas utilizaban aquellas mismas historias para enseñar.
     Hoy asistimos a una reunión dominical de los discípulos. De repente, aparece Jesús y los discípulos se llenan de alegría. Los envía a propagar el evangelio, les da autoridad para perdonar pecados y les infunde el aliento para que reciban el Espíritu Santo.
     Por desgracia, uno de los doce discípulos, Tomás, no estaba allí para participar de la experiencia. Cuando los otros le dicen que han visto vivo al Señor Jesús, no los cree. Con no poca precipitación declara que sólo creerá si puede tocar las heridas de los clavos en las manos de Jesús y en el costado.
     La comunidad vuelve a reunirse al domingo siguiente. Y esta vez está Tomás con ellos. Se aparece el Señor y los saluda. Sorprendentemente, Jesús invita a Tomás a que compruebe sus heridas metiendo los dedos en las manos taladradas y la mano entera en la herida del costado. Enfrentado a la innegable realidad de la presencia de Jesús, Tomás queda sobrecogido y declara que Jesús es su Señor y su Dios.
     Tomás realizó una profesión de fe porque vio a Jesús resucitado. Pero Jesús mira más lejos, hacia todos aquellos que llegarán más tarde y creerán sin haberle visto físicamente.

MEDITATIO:
Imagina el gozo y la impresión que debieron sentir los discípulos cuando vieron a Jesús resucitado.
La Fe de Tomás se encendió cuando vio al Señor resucitado. En tu caso, ¿crees o andas buscando más pruebas antes de ser capaz de aceptar a Jesús como tu Señor viviente?
Jesús les dijo a sus discípulos: ‘¡Paz a vosotros!. Considera el significado de estas palabras llenas de aliento.

ORATIO:
   ‘¡Señor mío y Dios mío!’. Esta fue la declaración de fe de Tomás. Es una oración sencilla pero profunda. ¿Puedes hacerla tuya y rezar con ella a lo largo de la semana que ahora empieza? Permanece abierto a Dios, que te habla cada vez que pronuncias tu propia profesión de fe y de confianza en él.

CONTEMPLATIO:
    Seguimos celebrando la resurrección de Jesús.
Considera los versos del Salmo 117:“Éste es el día en que actuó el Señor.” “La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido en la piedra principal”. Esto lo ha hecho el Señor, y estamos maravillados. Este es el día en que el Señor ha actuado, ¡estemos hoy contentos y felices!

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