El misterio que contemplamos en el rezo del ángelus
Benedicto XVI, pp. emérito.
Benedicto XVI, pp. emérito.
Queridos hermanos y
hermanas:
…quisiera reflexionar ahora sobre este estupendo misterio de la
fe, que contemplamos todos los días en el rezo del Ángelus. La Anunciación, narrada al inicio del evangelio de san Lucas, es un acontecimiento humilde, oculto
-nadie lo vio, nadie lo conoció, salvo María-, pero al mismo tiempo decisivo
para la historia de la humanidad. Cuando la Virgen dijo su «sí» al anuncio
del ángel, Jesús fue concebido y con él comenzó la nueva era de la
historia, que se sellaría después en la Pascua como «nueva y eterna alianza».
En realidad, el «sí» de María es el
reflejo perfecto del de Cristo mismo cuando entró en el mundo, como escribe la
carta a los Hebreos interpretando el Salmo 39: «He aquí que vengo -pues de mí
está escrito en el rollo del libro- a hacer, oh Dios, tu voluntad» (Heb 10,7).
La obediencia del Hijo se refleja en la obediencia de la Madre, y así, gracias
al encuentro de estos dos «sí», Dios
pudo asumir un rostro de hombre. Por eso la Anunciación es también una
fiesta cristológica, porque celebra un misterio central de Cristo: su Encarnación.
«He aquí la
esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». La respuesta de María al
ángel se prolonga en la Iglesia, llamada a manifestar a Cristo en la historia,
ofreciendo su disponibilidad para que Dios pueda seguir visitando a la
humanidad con su misericordia.
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