Dijo Jesús a la gente: -El Reino de los cielos se parece a un
tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y,
lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El Reino de
los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al
encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra (Mt
13,44-45).
Orar con
la Iglesia
A Cristo, Palabra eterna del Padre, manifestado en la carne, que
nos llama a la conversión y nos garantiza la salvación, dirijamos nuestra
plegaria:
-Por la santa Iglesia, para que todos sus hijos, por intercesión
de María, renazcamos de continuo a una vida nueva.
-Por los pobres, los emigrantes y exiliados, los que sufren
abandono y soledad, para que entrevean en nuestra caridad el rostro de Cristo y
los brazos de la Madre.
-Por los cristianos desasosegados o atormentados por la
conciencia, para que encontremos en el sacramento de la reconciliación los
brazos del Padre pródigo en amor.
-Por los que celebramos el misterio de Navidad, para que lo
estimemos todo pérdida, comparado con la excelencia del conocimiento de Jesús,
Dios e hijo de María.
Dios todopoderoso, que tu Salvador, luz de redención que surge
en el cielo, amanezca también en nuestros corazones y los renueve siempre. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, descanso de nuestras
almas, ten misericordia de nosotros.
Señor Jesús, en quien habita la plenitud de la divinidad,
concédenos sentir y vivir nuestra participación en tu naturaleza divina.
Señor Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias,
concédenos llegar a Él con la fe puesta en el amor que nos da como a hijos.
Señor Jesús, fuente de vida y santidad, haznos santos e
inmaculados en tu amor.
Señor Jesús, que nos amas con amor eterno y nos atraes hacia ti,
no te canses de renovar tu alianza con nosotros.
Señor Jesús, vida y resurrección nuestra, refugio de los
atribulados y descanso del alma, acógenos a los que nos sabemos los pecadores.
Señor Jesús, hecho obediente hasta la muerte, danos valor para
hacer tu voluntad, manifestación del amor que nos tienes.
Oración
Dios todopoderoso, que tu Salvador, luz de redención que surge
en el cielo, amanezca también en nuestros corazones y los renueve siempre. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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