IMPORTANCIA DEL RITUAL
DE LA ADORACIÓN NOCTURNA
La Adoración Nocturna concentra
su identidad en la celebración mensual de las Vigilias Nocturnas. El
Adorador se compromete
a asistir
durante el año a doce Vigilias mensuales y a
tres extraordinarias:
Jueves Santo, Corpus Christi y
Difuntos.
Una Vigilia, en general, podría celebrarse de modos muy diverso: podría
ser más larga, con más lecturas o con silencios mayormente prolongados, o más
breves, con más o menos rezos comunitarios, con mayor o menor solemnidad en las
formas, etc.
Pues bien, las Vigilias de la Adoración Nocturna han de celebrarse
siguiendo con fidelidad lo que prescribe su propio Manual de uso en todos los grupos, aunque ciertas acomodaciones vendrán
a veces exigidas por las circunstancias internas del Turno o por
condicionamientos puntuales externos. No es raro hoy, que los Adoradores no
puedan asistir una noche a su Turno, así pues ese mes deban hacer su Vigilia en
otro.
Es hermoso que en los diversos Turnos, ciudades e incluso países, hallen
una forma común de celebrar las Vigilias Nocturnas de Adoración; Y está uniformidad aún
tiene otra razón más profunda: la Vigilia se ordena con un rito propio, en
todas partes el mismo, y siempre el mismo «implica por sí
mismo repetición tradicional, serenamente previsible. Así es como el rito sagrado se hace
cauce por donde discurre de modo suave y unánime el espíritu de cuantos en él participan. Así se favorece en el corazón de los fieles la concentración y la
elevación, sin las distracciones ocasionadas por la atención a lo no
acostumbrado»
Por eso, quienes
en sus Vigilias, alteran un poco el Manual, alteran de alguna manera la Adoración
Nocturna. En algunos casos,
ciertas variaciones, vienen obligadas por las circunstancias: reducido número
de adoradores, carencia de una sala de reunión, etc.; Pero quienes arbitrariamente configuran
sus Vigilias en modos y formas distintos a los indicados en el Manual, aunque se realicen provechosas y bellas celebraciones
-sugeridas quizá por un sacerdote bienintencionado, pero que apenas conoce la Obra,
o propuestas por algún adorador-, abandonan tácitamente la Adoración Nocturna.
Ésta es una asociación de
fieles, con su propia identidad y tradición, a la que los cristianos se adscriben
libremente, que
se rige por Estatutos aprobados por la Santa Madre Iglesia y por sus normas
concretas de acción y celebración.
José María Iraburu, Consiliario diocesano ANE
Archidiócesis de Pamplona
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