TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 29 de junio de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 30 DE JUNIO DEL 2019, 13º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«NADIE QUE MIRA HACIA ATRÁS VALE PARA EL REINO DE DIOS»

Lc 9, 51-62

     Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él. Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
     Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.
   Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro le dijo: «Sígueme». Él respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa». Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

Otras lecturas: 1Reyes 19, 16b.19-21; Salmo 15; Gálatas 5,1.13-18

LECTIO:
     En el Evangelio de este domingo se agrupan varias escenas de Jesús con sus discípulos, mientras van dirigiéndose camino de Jerusalén. Un camino que conducía a una meta difícil pero insalvable porque era el final de la vida humana del Señor.
     La vida de todo discípulo de Jesús siempre será un camino, un subir a Jerusalén, en cuya andanza lo determinante y lo decisivo será el seguimiento de Alguien, la pertenencia a Él, la adhesión a su Persona, la escucha de su Palabra, la vivencia de su misma Vida.
     La vida cristiana ha sido y es una pertenencia a Jesucristo, vivida como peregrinos y caminantes, mientras vamos subiendo a la Jerusalén eterna. Por esta razón era improcedente por parte de los discípulos, mandar al fuego a los que no acogieron a Jesús, cuando ellos a su vez también le rechazaban al estar aplazando su seguimiento cuando les invitó a seguirle.
   …La mejor manera de mostrar nuestro dolor por esos rechazos no es la venganza en cualquiera de sus formas –como les sucedió a los acompañantes de Jesús en este evangelio–, sino nuestra acogida cordial y grande del Señor y a cuantos Él ama.
     La actitud justa de quien ve en otros la fuga y el desprecio hacia el Señor, no es pedir fuego sobre ellos, sino seguirle a donde Él diga “sígueme”, pertenecerle cada vez más desde nuestro lugar en la Iglesia y en el mundo. (+Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Jesús emplea imágenes duras y escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus palabras plantean en el fondo una sola cuestión: ¿Qué relación queremos establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?
       «Te seguiré adonde vayas». Jesús hace tomar conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza». Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar.
      «Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a anunciar el reino de Dios». Nadie nos ha de retener o frenar. Los «muertos», que no viven al servicio del reino de la vida, ya se dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de Dios y su justicia.
     «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al reino de Dios quedándonos en el pasado. Jesús quiere seguidores dispuestos a entregarse con total disposición y obediencia a su proyecto de amor con confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras sus pasos.

ORATIO:
     Señor, que día a día pueda decirte con transparencia y seguridad: te seguiré a donde vayas, aunque el camino muchas veces sea incierto, duro y doloroso.
Señor, dame docilidad y confianza
para saber escuchar y responder
con prontitud a tu llamada.

CONTEMPLATIO:
«el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza»

     El evangelista san Lucas nos presenta una decisión firme de Jesús: ponerse en camino hacia Jerusalén,.. Jesús sabe que su meta es la cruz y sigue adelante con una ejemplar obediencia al Plan del Padre; ya desde ahora, caminará como cordero llevado al matadero, de sus labios nunca salieron ni quejas, ni lamentos; ante esto no abrió la boca, caminaba con libertad absoluta, con la firmeza del que ha dicho que la voluntad del Padre es su guía, hasta llegar a la Pascua, a la glorificación del Señor…
  Jesús no va solo en el viaje a Jerusalén, le acompañan los discípulos, los que respondieron afirmativamente a la invitación que les hizo el Señor para que le siguieran…
    Ellos comenzaron a experimentar junto a Jesús que deben confiar en la voluntad del Padre, es una de las primeras lecciones aprendidas; que deben hacer silencio en el interior para escuchar la voz de Dios y hacer que emerja en el corazón el deseo del encuentro en la fe con Él, por medio de la oración. (+ José Manuel Lorca Planes - Obispo de Cartagena)




    A un amor débil le corresponde un caminar lento, y si además le falta el amor, cuando alguien se detiene por el camino y añora la vida mundana es como si volviera la mirada atrás, sin mirar ya a la patria. No ayuda el que uno se ponga en camino y después, en vez de caminar, se vuelva atrás. Si alguien se ha puesto en camino –es decir, se ha hecho cristiano católico realmente- y mira hacia atrás dirigiendo todavía su amor al mundo, no hace más que volver al lugar de donde había partido (S. Agustín).

1 comentario:

  1. Seguir a Jesús a las duras y maduras significa poner los ojos en quien tiene abierto el Corazón y descubre que la recompensa de quien sigue a Cristo es el mismo Cristo.
    Tres son las claves que destaca Lucas para hablar del seguimiento de Jesús y cuáles son las exigencias.
    Primero, deja que los muertos entierren a sus muertos. Es decir si quieres seguir al Señor no te quedes en el pasado, en la nostalgia de quien vive en la tristeza de lo que pasó, de lo que a veces nos cuesta enterrar a nuestros muertos, aquello que no nos deja vivir en el hoy.
    Segundo, el no despedirse de los familiares, de los padres, en el fondo es no ser esclavo de afectos que son desordenados y que no nos conducen a vivir en la entrega total de la libertad de los hijos de Dios. El seguimiento de Jesús es una radicalidad que no se puede anteponer nada, pero no nos hace personas sin corazón y sin sentido común. Es necesario seguir a Jesús poniendo nuestros ojos y corazón en lo que no tiene ni tendrá fecha de caducidad.
    Por último el Señor nos vuelve a insistir en no mirar atrás. En no quedarse en nuestras propias fuerzas. El Señor no elige a los capaces sino que capacita a los que elige. Crea un corazón nuevo. Nos invita a caminar sin mirar atrás, a tener siempre la alegría de no vivir con un cadáver en el corazón, de aquellos que siempre les pesa tanto el pasado y la vida, que no son capaces nunca de ponerse en camino, en el seguimiento de Cristo Resucitado, y olvidarse lo que nos hace languidecer sin esperanza.

    + Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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