Jn 16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar
con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta
la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que
oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo
mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os
lo anunciará».
Otras lecturas: Proverbios 8, 22-31;
Salmo 8; Romanos 5.1-5
LECTIO:
Este domingo
es tiempo de acción de gracias
y de recuperar esperanzas, porque Dios se nos muestra cercano y con su rostro
más resplandeciente. El Señor, que
pensó con amor en nosotros y nos ha
puesto en un paraíso, no está lejos; el Dios que nos ha dado todas las
posibilidades de crecimiento, desarrollo y responsabilidad no está ausente, ni se ha desentendido de su obra
maestra.
El Padre Dios ha montado, por pura
misericordia, una Historia de Salvación. La belleza de la Historia de la
Salvación se percibe en el amor derrochado, le hemos costado muy caro a Dios,
que ha permitido la muerte de su Hijo Jesús, que acampó en medio de nosotros,
haciéndose uno de tantos y enseñándonos a amar de verdad.
El texto de la Sagrada Escritura que puede
resumir mejor el misterio de la Santísima Trinidad es bastante sencillo: “Dios es amor” (1Jn 4, 8.16). (+ José Manuel
Lorca Planes - Obispo de
Cartagena)
MEDITATIO:
Celebramos la fiesta de la Santísima
Trinidad, que nos recuerda el misterio del único Dios en tres Personas: el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Trinidad es comunión de Personas
divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra:
esta comunión es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios vivo. (Papa Francisco)
Jesús
nos habló de Dios como Padre; nos habló del Espíritu; y nos habló de sí mismo
como Hijo de Dios. Y así nos reveló este misterio. Y cuando, resucitado, envió
a los discípulos a evangelizar a todos los pueblos les
dijo que los bautizaran «en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo». Este mandato… lo dirige
también a cada uno de nosotros que, en virtud del Bautismo, formamos parte de
su comunidad. (Papa
Francisco)
La solemnidad litúrgica de
hoy, al tiempo que nos hace contemplar el misterio del cual provenimos y hacia
el cual vamos, nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y vivir la
comunión entre nosotros según el modelo de la comunión divina. No estamos
llamados a vivir los unos sin los otros, por encima o contra los demás, sino
los unos con los otros, por los otros y en los
otros. (Papa Francisco)
ORATIO:
Creo, Señor, pero ven en ayuda
de mi poca fe.
Señor, enséñame a saber
escuchar tus palabras,
enséñame a guardar tus palabras en mi corazón;
enséñame a sentir tu presencia viva…
enséñame a guardar tus palabras en mi corazón;
enséñame a sentir tu presencia viva…
CONTEMPLATIO:
«Muchas cosas me quedan
por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora»
El Nuevo Testamento,
siguiendo el rastro de toda la experiencia de fe desde los libros del Antiguo
Testamento nos muestra el designio salvífico de Dios Padre, realizado mediante
el Hijo en el Espíritu Santo, y la Iglesia, a partir de los acontecimientos de
presencia y acción de Dios en nuestra historia, ha llegado a la formulación de
su fe en un solo Dios en tres Personas, aunque sabe que las diversas imágenes
de la Trinidad que podemos descubrir en la realidad creada y en particular en
el hombre no pueden interpretarse como explicaciones exhaustivas que agoten el
misterio. El misterio trinitario está en
el centro de la fe cristiana.
Muchos, para comprender mejor el misterio
de la Santísima Trinidad acuden a lo que se suele llamar la teología económica,
la acción de cada una de las Personas divinas en la Historia de la Salvación,
la creación, redención y santificación. Hay que ir un poco más al fundamento y
preguntarse, ¿qué es Dios en sí mismo? Lo
que Dios ha hecho, nos invita a pensar en lo que Dios es. Dios es amor, no sólo porque sale de sí para crear, sino porque
es amor en sí mismo. Contemplar la Historia de la Salvación es la mejor vía
para que nuestros sentidos se acerquen a la grandeza de este misterio de amor. (+ José Manuel Lorca Planes - Obispo de Cartagena)
■… El mismo Espíritu Santo no
solamente santifica y dirige al pueblo de Dios por los sacramentos y los
ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que, repartiendo a cada
uno en particular como a él le parece (1 Cor 12,11),
reparte entre los fieles gracias de todo género, incluso especiales, con que
los dispone y prepara para realizar variedad de obras y de oficios provechosos
para la renovación y una más amplia edificación de la Iglesia, según aquellas palabras:
En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común (1
Cor 12,7). Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más
sencillos y comunes, por el hecho de que son muy conformes y útiles a las
necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo. (Concilio
Vaticano II, Const. Lumen gentium, nn. 4 y 12)
El misterio de Dios escondido y revelado en plenitud es la Santísima Trinidad. Dios es familia es unidad, es comunión, es Trino en personas, con un solo Corazón, el de Cristo.
ResponderEliminarEl misterio trinitario sin lugar a dudas es el centro de la revelación del cristianismo. El esfuerzo de toda la Iglesia en su magisterio para enseñarlo y vivirlo, sin traicionar el depósito de la fe, ha sido colosal e inmenso en la fidelidad a la Revelación y en la catequesis de explicación a la hora de transmitir la fe. En todos los textos donde se afirma la Trinidad siempre se subrayan tres claves para ser fiel al misterio revelado.
Primero la unicidad de Dios. Dios uno y trino. El Dios revelado a Abraham, Isaac y Jacob es Uno, y hay que amarle con todo el corazón y con todas nuestras fuerzas. El judío afirma que existe un solo Dios que no es como el de los pueblos circundantes que tienen ojos y no ven, tienen orejas y no oyen...
Segundo por la Encarnación del Verbo cuando dice el Padre hagamos redención nos encontramos con que el Padre tiene un Hijo que nacido de mujer es el Redentor y el Salvador, y que como el Padre es Dios de Dios, Luz de luz...
Finalmente se nos ha revelado que Jesús desde el seno del Padre nos ha enviado el Espíritu Santo que como Señor y dador de vida tiene la misión de formar en nosotros los sentimientos del Corazón de Cristo. El Espíritu Santo es persona, don, regalo para convertir nuestra vida de una historia mal hecha en historia de salvación por su amor redentor.
+ Francisco Cerro Chaves -Obispo de Coria-Cáceres