TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

jueves, 27 de junio de 2019


   Queridos hermanos en Cristo Eucaristía:
     
     En el mes de junio suele celebrarse la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. Este año se celebra el viernes 28, víspera de los actos solemnes que se han programado para los días 29 y 30, conmemorando el centenario del día en que S.M. Alfonso XIII consagró España al Sagrado Corazón de Jesús. Como habréis observado, este número 17 de nuestra revista tiene como objetivo ayudar a sus lectores a celebrar lo mejor posible esta efemérides. Con esa misma intención quisiera llamar la atención en esta carta sobre un aspecto de la consagración que no debería pasar desapercibido. Sabemos que esta palabra tiene varias acepciones que voy a pasar por alto para centrarme en lo que nos ocupa.
     No es lo mismo consagrarse que consagrar una cosa o persona distinta de mí. Cuando yo me consagro al Corazón de Jesús, soy yo mismo quien libremente y con plena voluntad decido ofrecer mi persona, mi vida, todo mi haber y mi poseer, al servicio de Cristo y específicamente a procurar cambiar mi corazón por otro semejante al suyo. Quizás pueda expresarse con mejores palabras pero creo que queda suficientemente claro. Ahora bien, si el padre, la madre, los cuatro hijos y la abuela se consagran al Corazón de Jesús, cada uno por su lado, no es lo mismo que si un día, todos juntos y por boca del padre éste expresa su voluntad de consagrar la familia al Sagrado Corazón de Jesús. No es esto mejor ni peor, ni más o menos excelso o meritorio; es, simplemente, distinto. Este modo de consagración requiere la voluntad de quien, de una u otra forma, ostenta una autoridad natural sobre el grupo al que consagra; incluso va más allá del grupo de personas, pues consagra a la entidad, no a las personas que la conforman: la familia.
   ¡Qué deseable sería que cada español bautizado se consagrase al Sagrado Corazón de Jesús! Ello significaría que todos y cada uno reconoceríamos el reinado de su Corazón sobre nosotros. Pero la realidad es que hay muchos españoles de otras religiones, o no creyentes, o que, aun siendo buenos cristianos, no creen o no quieren realizar su consagración. Ante esto, hemos de considerar que aquí también es de aplicación el principio de subsidiariedad: el jefe establecido de la entidad que forman las personas, asume la autoridad legítimamente dispuesta por Dios y realiza el acto de consagración de España, como entidad nacional que reconoce la soberanía de Nuestro Señor y procurará establecer los medios para que todo miembro de la comunidad pueda acceder a los beneficios espirituales de haber sido consagrada, subsidiariamente, la nación donde habita.
   El próximo 29 de junio, sábado, durante la vigilia de adoración que tendremos como antesala de la celebración del domingo 30, pronunciaré, Dios mediante, la consagración de nuestra asociación, la Adoración Nocturna Española, y de las asociaciones presentes que lo soliciten, al Sagrado Corazón de Jesús, realmente presente en el Santísimo Sacramento expuesto en el altar. De igual forma, os insto desde este momento, a celebrar vuestra consagración personal, o de vuestra Sección o Turno o Consejo Diocesano reunido en Asamblea, como mejor os convenga, pero no dejéis de hacerlo y de renovarlo con la frecuencia que estiméis. Ojalá pudiera veros a todos en el Cerro de los Ángeles el 29 de junio.
     Que el Señor os bendiga a vosotros y a vuestras familias.

José Luis González Aullón Presidente nacional A.N.E.

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