Queridos
hermanos en Cristo Eucaristía:
En el mes de junio suele celebrarse la
festividad del Sagrado Corazón de Jesús. Este año se celebra el viernes 28,
víspera de los actos solemnes que se han programado para los días 29 y 30, conmemorando
el centenario del día en que S.M. Alfonso XIII consagró España al Sagrado Corazón
de Jesús. Como habréis observado, este número 17 de nuestra revista
tiene como objetivo ayudar a sus lectores a celebrar lo mejor posible esta
efemérides. Con esa misma intención quisiera llamar la atención
en esta carta sobre un aspecto de la consagración que
no debería pasar desapercibido. Sabemos que esta palabra tiene varias
acepciones que voy a pasar por alto para centrarme en lo que nos ocupa.
No es lo mismo consagrarse
que consagrar una cosa o persona distinta
de mí. Cuando yo me consagro al Corazón de Jesús, soy yo mismo quien
libremente
y con plena voluntad decido ofrecer mi persona, mi vida, todo mi haber y mi
poseer, al servicio de Cristo y específicamente a procurar
cambiar mi corazón por otro semejante al suyo. Quizás pueda expresarse con
mejores palabras pero creo que queda suficientemente claro. Ahora bien, si el
padre, la madre, los cuatro hijos y la abuela se consagran al Corazón de Jesús,
cada uno por su lado, no es lo mismo que
si un día, todos juntos y por boca del padre éste expresa su voluntad de consagrar
la familia al Sagrado Corazón de Jesús. No es esto mejor ni peor, ni más o menos
excelso o meritorio; es, simplemente, distinto.
Este modo de consagración requiere la voluntad de quien, de una u otra forma,
ostenta una autoridad natural sobre el grupo al que consagra; incluso va más
allá del grupo de personas, pues consagra a la entidad, no a las personas que
la conforman: la familia.
¡Qué deseable sería que cada español bautizado
se consagrase al Sagrado Corazón de Jesús! Ello significaría que todos y cada
uno reconoceríamos el reinado de su Corazón sobre nosotros. Pero la realidad es
que hay muchos españoles de otras religiones, o no creyentes, o que, aun siendo
buenos cristianos, no creen o no quieren realizar su consagración. Ante esto,
hemos de considerar que aquí también es de aplicación el
principio de subsidiariedad: el jefe establecido de la entidad que forman las personas,
asume la autoridad legítimamente dispuesta por Dios y realiza el acto de
consagración de España, como entidad nacional que reconoce la soberanía de
Nuestro Señor y procurará establecer los medios para que
todo miembro de la comunidad pueda acceder a los beneficios espirituales de
haber sido consagrada, subsidiariamente, la nación donde habita.
El próximo 29 de junio,
sábado, durante la vigilia de adoración que tendremos como antesala de la
celebración del domingo 30, pronunciaré, Dios mediante, la consagración
de nuestra asociación, la Adoración Nocturna Española, y
de las asociaciones presentes que lo soliciten, al Sagrado Corazón de Jesús,
realmente presente en el Santísimo Sacramento expuesto en el altar. De igual
forma, os insto desde este momento, a celebrar vuestra consagración personal, o
de vuestra Sección o Turno o Consejo Diocesano reunido en Asamblea, como mejor
os convenga, pero no dejéis de hacerlo y de renovarlo con la frecuencia que
estiméis. Ojalá pudiera veros a todos en el Cerro de los Ángeles el 29 de
junio.
Que el Señor os bendiga a vosotros y a
vuestras familias.
José
Luis González Aullón – Presidente
nacional A.N.E.
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