TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 9 de junio de 2018

EL CORAZÓN DE JESÚS... EN EL SAGRARIO

     Estar en el Sagrario significa venir del cielo todo un Dios, hacer el milagro más estupendo de sabiduría, ¡poder y amor! para poder llegar hasta la ruindad del hombre, quedarse quieto, callado y hasta gustoso, lo traten bien o lo traten mal, lo pongan en casa rica o miserable, lo busquen o lo desprecien, lo alaben o lo maldigan, lo adoren como a Dios o lo desechen como mueble viejo... y repetir eso mañana, y pasado mañana, y el mes que viene, y un año, y un siglo, y hasta el fin los siglos... y repetirlo en este Sagrario y en el templo vecino y en el de todos los pueblos... y repetir eso entre almas buenas, finas y agradecidas, y entre almas tibias, olvidadizas, inconstantes y almas frías, duras, pérfidas, sacrílegas...
     Eso es estar el Corazón de Jesús en el Sagrario, poner en actividad infinita un amor, una paciencia, una condescendencia tan grandes por lo menos como el poner que se necesita para amarrar a todo un Dios al Carro de tantas humillaciones.
¡ESTÁ AQUÍ¡
     ¡Santa, deliciosa, arrebatadora palabra que dice a mi fe más que todas las maravillas de la tierra y todos los milagros del Evangelio, que da a mi esperanza la posesión anticipada de todas las promesas y que pone estremecimientos de placer divino en el amor de mi alma!
¡ESTÁ AQUÍ¡
     Sabedlo, demonios que queréis perderme, que tratáis de sonsacarme, enfermedades que ponéis tristeza en mi vida, contrariedades, desengaños, que arrancáis lágrimas a mis ojos y gotas de sangre a mi corazón, pecados que me atormentáis con vuestros remordimientos, cosas malas que me asediáis, sabedlo, que el Fuerte, el Grande, el Magnifico, el Suave, el Vencedor, el Buenísimo Corazón de Jesús está aquí, ¡aquí en el Sagrario mío!
     Padre eterno, bendita sea la hora en que los labios de vuestro Hijo unigénito se abrieron en la tierra para dejar salir estas palabras: «¡Sabed que yo estoy todos los días con vosotros hasta la consumación de los siglos!»
     Padre, Hijo y Espíritu Santo, benditos seáis por cada uno de los segundos que está con nosotros el Corazón de Jesús en cada uno de los Sagrarios de la tierra. ¡Bendito, bendito Immanuel!...

+ Beato Manuel González - "El Obispo de los Sagrarios Abandonados"  

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