PATRÓN DE EUROPA
Nació en Nursia, región de la Umbría italiana, hacia el año 480. Después
de recibir en Roma una buena formación, comenzó a practicar la vida eremítica
en Subiaco, donde reunió algunos discípulos. Más tarde, hacia el año 529, se
trasladó a Casino, donde fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió
su Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monacato de
Occidente, pues pronto se difundió por Europa en una red de miles de monasterios.
Su Regla asume y resume la tradición monástica oriental, adaptándola con
sabiduría y discreción al mundo occidental, con lo que, además, abre una vía
nueva a la civilización europea tras el declive de la romana.
La dedicación principal de los benedictinos
es «la obra de Dios», o sea, la celebración de los misterios cristianos, y su
lema «orar y trabajar». Así evangelizaron durante siglos a los pueblos, a los
que llevaron también la cultura. Murió el 21 de marzo del año 547. El papa
Pablo VI, en 1966, lo proclamó patrono de Europa.
…Dios te dice: «Si amas la vida verdadera y
eterna, guarda
tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. Si así lo hacéis, mis ojos estarán sobre
vosotros y mis oídos atentos a vuestras plegarias; y, antes de
que me invoquéis, os diré: Aquí
estoy».
¿Qué hay para nosotros más dulce, hermanos muy amados, que esta voz del Señor
que nos invita? Ved cómo el Señor, con su amor paternal, nos muestra el camino
de la vida.
Ceñida,
pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, avancemos
por sus caminos, tomando por guía el Evangelio, para que alcancemos a ver a aquel que nos ha llamado a su reino.
Porque, si queremos tener nuestra morada en las estancias de su reino, hemos de
tener presente que para llegar allí hemos de caminar aprisa por el camino de
las buenas obras…
Oración: Señor, Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un
esclarecido maestro en la escuela del divino servicio, concédenos, por su
intercesión, que, prefiriendo tu amor a todas las cosas, avancemos por la senda
de tus mandamientos con libertad de corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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