TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 25 de julio de 2015

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 26 DE JULIO, 17º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo)

« ¿CON QUÉ COMPRAREMOS PAN…? »
Jn.6. 1-15
           
            En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea (o de Tiberiades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
       Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe: «¿Con qué compraremos panes para que coman estos?». Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. 
       Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?». Jesús dijo: «Decid a la gente que se siente en el suelo».
       Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
       Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda». Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
       La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: «Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo». Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Otras Lecturas: 2Reyes 4, 42-44; Salmo 144; Efesios 4, 1-6


LECTIO:
            El relato de la multiplicación de los panes es uno de los pasajes que aparecen en todos los evangelios. Todos destacan la multitud que sigue al Señor, los panes y el pescado, la acción de gracias, el hecho que todos comen y se sacian y la cantidad que sobra. Esto muestra que este hecho ha calado hondamente en la vida de la comunidad
       En el texto es Jesús el que inicia el diálogo, haciendo ver la necesidad de “comprar” pan para la gente. Esto ocasiona la reacción de Felipe, que hace notar que se necesitaría casi el sueldo de un año para que todos pudieran tener al menos un bocado.
       Andrés, trae a un muchacho que tenía cinco panes de cebada y dos peces. Y hace notar que eso es muy poco e insignificante para alimentar y resolver el problema de tanta gente.
       Con esos panes y esos peces, Jesús reitera el gesto que realizó en la última cena: “tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados…”. Alusión a  la institución de la Eucaristía.
        Este relato de la multiplicación de los panes termina con una profesión de fe: después de haber comido y de haberse saciado, la gente exclamó: “Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo”.
       El pasaje concluye con la intención de la gente de hacer rey a Jesús, pero Él huye y evade esa situación. No era ese el reinado que Él predicaba ni buscaba, ni era ese el modo como Él debía ser coronado, esto Él lo haría en la cruz y durante la pasión se autoproclamaría Rey.

MEDITATIO:      
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces…»
El pan se multiplica porque alguien renuncia a lo poco que tenía para sí. El "muchacho de la narración evangélica se fía de Jesús, aún cuando él no había prometido nada. ¿Qué dice la actitud del joven? ¿Nos fiamos de Jesús? ¿Estamos dispuestos a renunciar a las apetencias, las cosas, el tiempo… ante las necesidades de otros?
Pasando por las manos de Jesús todo se convierte en grande. Hay una desproporción entre lo que somos y lo que Dios nos hace llegar a ser, si nos ponemos en sus manos. “Nada es imposible para Dios” Dios colma toda desproporción entre Él y nosotros. ¿Crees y confías, incluso, cuando todo parece que está en contra?
Luchamos por saciar el hambre física, lograr el pan material…, y ¿el hambre de Dios? Este hambre nos ayuda a relativizar tantos problemas que nos parecen más grandes que nosotros y a vivir más serenamente preocupándonos sólo de lo esencial.

ORATIO:
     Tú, Señor omnipotente, creaste todas las cosas por causa de tu nombre, y diste a los hombres la comida y bebida para que disfrutaran de ellas. Pero, además, nos has proporcionado una comida y bebida espiritual y una vida eterna por medio de tu Siervo.
Cinco panes y dos peces
para saciar las necesidades existenciales de la gente…,
Cinco panes y dos peces
para mirar la vida desde el corazón de Dios,
para ser conscientes que nada es imposible para el Señor…

     Señor Jesús, hoy seguimos teniendo necesidad de ti, hoy seguimos esperando tu ayuda, tu bendición y tu gracia para que multipliques nuestros esfuerzos y nuestras actividades.

CONTEMPLATIO:
     Entre los discípulos de Jesús todos son pobres: no pueden comprar pan para tantos. Jesús lo sabe y les va a ayudar a vislumbrar un camino diferente. Sus discípulos tendrán que aprender a poner a disposición de los necesitados lo que tengan…
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces…»
     La actitud de Jesús es sencilla y humana. Pero, ¿quién nos va a enseñar a nosotros a compartir, si solo sabemos comprar? ¿Quién nos va a liberar de nuestra indiferencia ante los que mueren de hambre? No es posible creer en Dios como Padre de todos y vivir dejando que sus hijos –nuestros hermanos- mueran de hambre, de soledad, sin horizonte…
“Todos quedaron saciados”
     El “milagro” es signo del mundo querido por Dios: un mundo fraterno y solidario donde todos compartamos dignamente la vida que recibimos de Dios.

«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda»

1 comentario:

  1. … El apuro ante semejante responsabilidad de dar de comer a tal muchedumbre, debió abrumar a los discípulos, porque Jesús no comenzó con el milagro multiplicador, sino que comenzó con la provocación a aquellos seguidores suyos: dadles vosotros de comer. Podemos suponer cómo se quedarían sus rostros ante el espectáculo de más de cinco mil personas.
    Quizás lo más importante para ser de veras un instrumento de Dios es tener conciencia de la desproporción entre la misión que se nos asigna y nuestra propia capacidad. Cuando hablamos de la paz, del amor, de la esperanza… cuántas veces nos sentimos desbordados, como si fuera imposible semejante empresa de pacificar, enamorar y esperanzar a nuestros hermanos. Esto es lo que aquellos discípulos debieron experimentar hasta el pasmo.
    Pienso en los hambrientos de nuestro mundo, sean cuales sean sus hambres. Pienso en los panes y peces que nuestra pequeñez puede ofrecer. El milagro pide entrada también en nuestro mundo, y Jesús está dispuesto a realizarlo. Un pequeño gesto de paz, de fe, de ternura, de misericordia, de amor, de fidelidad… puede ser el diseño pequeño de un mundo pacífico, tierno, creyente, amoroso y fiel. Jesús nos pide nuestro poco, y Él hará el mucho que nuestros contemporáneos puedan necesitar.
    El Señor os bendiga y os guarde.

    + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo

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