TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 16 de noviembre de 2013

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 17 DE NOVIEMBRE, 33º DEL TIEMPO ORDINARIO

Permaneced firmes

Lucas 21,5-19     
      En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

     Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida». Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Otras lecturas: Malaquías 3,19-20; Salmo 97; 2 Tesalonicenses 3,7-12

LECTIO:
      Esta es la versión que nos presenta Lucas de la doctrina de Jesús sobre el fin del mundo. Encontramos pasajes apocalípticos semejantes a este en Mateo y Marcos. Pero cada autor pone el énfasis en aspectos distintos de la enseñanza de Jesús, en función de las necesidades de cada comunidad particular.
      Lucas escribe a cristianos que viven lejos de Palestina. Era una época de guerra contra Roma. Es probable que Lucas escribiera su evangelio después de que los romanos destruyeran Jerusalén y el Templo en el año 70. Por lo tanto, esta parte de las palabras proféticas de Jesús ya se habrían cumplido cuando los primeros cristianos leyeran el relato de Lucas.
      Además de profetizar la destrucción de Jerusalén y la persecución de la primitiva iglesia cristiana, Jesús también establece una relación con el fin del mundo (versículos 10-11, 25-36). Por eso, en la actualidad sus advertencias siguen siendo igualmente válidas para nosotros: no nos sorprendamos cuando llegue la persecución a causa de nuestra fe. Jesús ya nos lo ha advertido de antemano. Las persecuciones son de esperar.
      Y si la persecución llama a nuestra puerta, es preciso que permanezcamos firmes. Debemos aguantar, conservar la paciencia y mantenernos en nuestro puesto. Dios sigue con nosotros aunque nuestra familia o nuestros amigos nos rechacen o nos traicionen.
      Lucas sabía lo suyo de persecuciones: en el momento de escribir su evangelio, ya habían matado a Pedro, a Pablo y a otros muchos cristianos. Las palabras de Jesús nos recuerdan que la persecución se lleva a cabo de mil maneras y adopta mil formas. Es un hecho real en muchas partes de nuestro mundo actual. A algunos cristianos los echan de sus casas, otros pierden su puesto de trabajo y algunos pierden también la vida. El mensaje sigue siendo el mismo: permaneced firmes. Dios os ama y no os abandonará.

MEDITATIO:
■     ¿Qué tipo de persecución has experimentado a causa de tu fe? Tal vez te has visto insultado, ridiculizado o cubierto de vergüenza. ¿Cómo reaccionas en tales situaciones? ¿De qué manera das testimonio a favor de Cristo?

ORATIO:
     Ora para que Dios te dé el valor y la fortaleza necesarias para mantenerte firme frente a cualquier persecución con que puedas encontrarte y ser capaz de dar testimonio de tu fe en Dios.
      Pide por los cristianos que viven en países donde la persecución es especialmente dura. Ora por los que están en la cárcel a causa de su fe o que se han visto rechazados por sus propias familias.

CONTEMPLATIO:
     “Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.” Lee el resto del Salmo 97 y pásate algún tiempo reflexionando sobre el inmenso poder y la justicia de Dios.

1 comentario:

  1. Aparentemente sonaría a una página luctuosa de las que llenan las secciones de sucesos que en demasía nos presentan historias tristes de una humanidad que ha perdido la alegría. Quizás alguno tacharía de catastrofista la descripción que Jesús hacía de ese momento, de tantos momentos. Por este motivo el Evangelio de este domingo nos deja una sensación agridulce, con un cierto desconcierto. Las diversas respuestas de Jesús, indicaban a sus oyentes que todo estaba inacabado, inseguro. Hasta la belleza del Templo era frágil y su solidez amenazada: “no quedará piedra sobre piedra”. Surgirán profetas falsos una vez más, llegarán guerras, catástrofes, espantos. Y a los discípulos les dirá: os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante gobernadores por causa de mi nombre. Hasta los más cercanos como padres, hermanos, parientes y amigos, los odiarán, los traicionarán e incluso los matarán por causa de su nombre.

    Muchas veces ha surgido la tentación de hacer del Cristianismo una especie de vergel, de tranquilo paraíso donde evadirse de un mundo corrupto y caduco que se empeña en no vivir “como Dios manda”. Pero el Cristianismo no ha sido regalado por Dios como una “burbuja de paz”. De hecho, los mejores hijos de la Iglesia han tenido que sufrir persecución, incomprensión y martirio de tantos modos, como la prolongación en la historia de aquél por mi nombre del que nos habla hoy el Evangelio. Vivir en su Nombre, diciendo su Nombre, siendo su Nombre.

    Jesús y el Cristianismo no son un sedante para nuestras molestias sociales, ni un barbitúrico para perpetuar privilegios. No provocan alucinaciones sino compromisos. Los cristianos somos llamados a pertenecer a la historia de Aquel que fue anunciado como “signo de contradicción”, y que vino a traer el fuego y la espada, es decir portador de la Luz y portavoz de la Verdad en un mundo que con demasiada frecuencia pacta con la oscuridad y la mentira.

    Pero este Evangelio, aunque duro, no es desesperanzador. Nos dice Jesús: “no les tengáis miedo”. Ha prometido darnos palabras y sabiduría para hacer frente a cualquier adversario. Lo que importa es que esa Presencia y esa Palabra por Él prometidas, resuenen y se reflejen en la vida de la comunidad cristiana y en la de cada cristiano particular.

    El Cristianismo no es una aventura para fugarse del mundo, sino una urgencia para transformarlo según el proyecto de Dios, en el Nombre del Señor. Los cristianos no son los del eterno poderío o los de la eterna oposición, sino los eternos discípulos del único Maestro. No somos aguafiestas, ni el Nombre de Jesús arruina la fiesta verdadera. Humildemente poniendo lo mejor de nosotros mismos para que en cada rincón de la historia pueda seguir escuchándose la Buena Noticia de Jesús, haciéndose realidad el don inmerecido de su Reino que la Iglesia en cada época no deja de anunciar. Por su Nombre lo hacemos, y en su Nombre no podemos renunciar a contarlo y proponerlo.


    + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
    Arzobispo de Oviedo

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