TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 18 de septiembre de 2021

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2021, 25º DEL TIEMPO ORDINARIO

 «QUIÉN QUIERA SER PRIMERO, SEA EL ÚLTIMO»

 

Mc. 9,30-37

           

    En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará». Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado». 

 Otras Lecturas: Sabiduría 2,12. 17-20; Salmo 53; Santiago 3, 16-4,3

 LECTIO:

   La narración del evangelista nos ha ido dando suficientes datos de palabras y de hechos de Jesús, como para imaginarnos el bienestar que suponía para aquellos primeros discípulos el hecho de pertenecer a esa compañía incipiente del Maestro Pero no acaban de entender el viaje de fondo de su Maestro. Digamos que disfrutan en cada estación, se envalentonan en cada parada del camino, justamente cuando el Maestro habla, cuando cura, cuando hace milagros

    Entonces va Jesús y les vuelve a decir delicadamente: “el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará”. La reacción que provocaba en ellos estas graves palabras, queda magistralmente dibujada en el breve apunte de Marcos: “ellos no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle”.

   Al llegar a Cafarnaúm, Jesús les hará una curiosa pregunta: ¿de qué discutíais? Pero ellos, extrañamente, no quisieron contestar Y quedaron efectivamente mudos... de vergüenza, pues no venían comentado las palabras de su Maestro, sino que por el contrario se habían estado repartiendo su pretensión: cuál de ellos era el más importante.

   Humanamente hablando, era una situación desalentadora para Jesús Jesús adoptará una actitud comprensiva llena de misericordia, y les explicará en qué consiste la “importancia” a la que ellos deben aspirar: ¿veis un niño? pues así vosotros. No vayáis de “trepa” por la vida, sed sencillos, acogedores, sed pequeños. Sólo a ellos se les revela el verdadero sentido de la vida, los secretos del Reino de Dios, sólo ellos son los verdaderamente grandes. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm – Arzobispo de Oviedo)

 

MEDITATIO:

  San Marcos dedica toda una parte de su evangelio a la enseñanza de los discípulos. Pareciera que Jesús, a mitad de camino hacia Jerusalén, quiso que los suyos volvieran a elegir sabiendo que ese seguimiento suponía momentos de prueba y de dolor. El evangelista relata ese período de la vida de Jesús recordando que en tres ocasiones él anunció su pasión; ellos expresaron tres veces su desconcierto y resistencia, y el Señor en las tres oportunidades quiso dejarles una enseñanza. (Papa Francisco)

  Pero los discípulos no querían que Jesús les hablase de dolor y cruz, no quieren saber nada de pruebas y angustias. Y san Marcos recuerda que se interesaban por otras cosas, que volvían a casa discutiendo quién era el mayor. […] Jesús, sabiendo lo que sentían, les propone un antídoto a estas luchas de poder y al rechazo del sacrificio; y, para darle solemnidad a lo que va a decir, se sienta como un Maestro, los llama, y realiza un gesto: pone a un niño en el centro; un niñito que generalmente se ganaba los mendrugos haciendo los mandados que nadie quería hacer. “En medio” significa equidistante, para que nadie se pueda hacer el distraído, ninguno pueda argumentar que “es responsabilidad de otro”, porque “yo no lo vi” o “estoy más lejos”. Sin protagonismos, sin querer ser los aplaudidos o los primeros. […] (Papa Francisco)

 ORATIO:

     Señor, Enséñame a mirar con ojos inocentes, a fiarme de ti, a ir de tu mano por el camino, a dejarme abrazar, a disfrutar el momento como los niños, sin temer el futuro y sin quedarme pensando en lo pasado.

Señor, concédeme un corazón libre,

un corazón despojado.

Acompáñame a buscar siempre y en todo,

tan sólo amarte y servirte.

 CONTEMPLATIO:

«Quien quiera ser primero, que sea el último y el servidor de todos»

     En el evangelio de este domingo, Jesús vuelve a rompernos los esquemas humanos con los que tantas veces funcionamos. Además de poner en el centro de su mensaje la Cruz redentora –ahora con el segundo anuncio de la pasión-, nos da toda una lección sobre el servicio y la humildad. Contrasta fuertemente lo que Jesús va comunicando, el secreto de su corazón  Jesús habla de sus amores: la entrega hasta la muerte en cruz para redimir a todos los hombres  Los discípulos, sin embargo, están a su bola. Están pensando quién será el más importante, y les molesta cualquier movimiento en esta dirección, como el que realizaron los hijos del Zebedeo, pidiendo los dos primeros puestos en el reino. 

     Lo primero que percibe uno al leer esta página es la paciencia de Jesús. No sólo en este momento, sino en muchos otros, Jesús enseña pacientemente, repite sus enseñanzas, no se asusta de las reacciones, persevera constantemente en la propuesta de su amor, incluso para quien la rechaza. Jesús quiere llevarnos a la plenitud, y por él no quedará… Pero además, Jesús marca la pauta: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”. Esta es la revolución del amor de Cristo, que pone patas arriba los criterios y los esquemas del mundo. Y esta revolución es subversiva, porque coloca en el primer puesto al que más ama, al que más sirve, al que por amor vive la humildad de no sentirse nadie importante… 

   Jesús concluye poniéndonos delante de los ojos a un niño. En el evangelio, ese niño es símbolo de inocencia, de humildad, de confianza, de esperanza, de buen corazón. Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba)

 

 …   «Ellos no entendían lo que les decía…» Esta ignorancia de los discípulos nacía no tanto de falta de inteligencia como de su amor al Salvador, porque no podían creer, sujetos aún a la carne e ignorando los misterios de la cruz, que hubiera de morir aquél que conocían como verdadero Dios. Y como estaban acostumbrados a oírle hablar mediante parábolas y les horrorizaba la idea de su muerte, se deleitaban creyendo que debía ser también una parábola lo que decía de la traición que habían de hacerle y de su pasión. (S. Beda el venerable)

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