«NO TEMÁIS
A LOS QUE PUEDEN MATAR EL CUERPO, PERO NO EL ALMA»
Mt. 10. 26-33
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres,
porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no
llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que
escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis
miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed
al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo.
¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y,
sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues
vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis
miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si
uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante
mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo
también lo negaré ante mi Padre del cielo».
Otras Lecturas: Jeremías 20,1
0-13; Salmo 68 Romanos 5, 12-15
LECTIO:
Llegaba el momento de la primera salida
apostólica. Había que llevar a todo el mundo un mensaje
incómodo y hostil, porque en tantas cosas suponía contradecir a
ese mundo. Jesús no ocultó la dificultad y los riesgos que habían de librar sus
primeros misioneros (y los de siempre), y por eso se adelanta también a
consolarles. Acaso presos de la preocupación o del pánico, el Maestro les
dirige estas palabras del Evangelio de hoy.
El Evangelio de este domingo
nos invita a un seguimiento del Señor sin miedos, sin complejos, con decisión. El
"no tengáis miedo" que dice Jesús, significa susurrar, decir, gritar
nuestra fe, en cada gesto sencillo y cotidiano como en cada suceso
extraordinario y solemne de nuestra vida. Si realmente Dios ha pasado en
nuestro camino, si nos hemos encontrado con Él, si se ha hecho acontecimiento,
entonces hemos de ser testigos de lo que nos ha ocurrido, con el inmenso deseo
de que también les ocurra a los demás como-cuando-donde quiera el Señor… (+
Fr. Jesús Sanz Montes, ofm -Arzobispo de Oviedo)
MEDITATIO:
El discípulo está llamado a
adaptar su propia vida a Cristo, que
fue perseguido por los hombres, conoció el rechazo, el abandono y la muerte en
la cruz. ¡No existe la misión cristiana caracterizada por la
tranquilidad! Las dificultades y las tribulaciones forman
parte de la obra de evangelización, y nosotros estamos llamados a encontrar en
ellas la ocasión para verificar la autenticidad de nuestra fe y de nuestra
relación con Jesús. (Papa
Francisco)
Debemos considerar estas dificultades como
la posibilidad para ser todavía más misioneros y para crecer en esa confianza
hacia Dios, nuestro Padre, que no abandona a sus hijos en la hora de la
tempestad. Ante las dificultades del testimonio cristiano en el
mundo, no somos olvidados nunca,
sino siempre acompañados por el cuidado atento del Padre. Por ello, en el Evangelio
de hoy, Jesús tranquiliza tres veces a sus discípulos diciendo: «¡No tengáis
miedo!». (Papa Francisco)
También en nuestros días la persecución
contra los cristianos está presente. Nosotros rezamos por nuestros hermanos y
hermanas que son perseguidos, y alabamos a Dios porque, no obstante ello,
siguen dando testimonio con valor y fidelidad de su fe. Su ejemplo nos ayuda a
no dudar en tomar posición a favor de Cristo… Pero en esto el Señor sigue
diciéndonos, como decía a los discípulos de su tiempo: “¡No
tengáis miedo!”. (Papa
Francisco)
ORATIO:
Dame el valor, Señor,
de superar los respetos humanos y no avergonzarme del Evangelio cuando el ser
fiel importa sentirme “diferente” de la gente que crea opinión y costumbre.
Sufro,
Señor, porque tengo miedo
pero
también escucho tu voz de amigo:
"No tengas miedo, no se turbe tu corazón…
CONTEMPLATIO:
Contempla a Jesús aconsejando a sus
discípulos y a los discípulos escuchando las palabras de Jesús. Contémplate a ti mismo con tus temores y tus
miedos… Y a Jesús que vence tus temores, que te enseña el camino para
vencerlos, que te acompaña para que seas fiel…
No
tengáis miedo
"Es cosa dañosa ir con miedo por este
camino de oración", dice santa Teresa de Jesús, y por el
camino de la vida, añadimos nosotros. El miedo amedrenta el deseo de la verdad
de salir a la luz, debilita la valentía de gritar desde las azoteas lo que
Jesús nos dice al oído. Jesús nos invita a vivir con libertad y confianza, con
coraje y fe. Si queremos dar la cara por el Evangelio,
tenemos que dar la espalda a los miedos…
desenmascarando nuestros miedos: a la entrega, a la cruz, al amor, a la
alegría, a tomar decisiones, a perder los amigos, al qué dirán, a la oposición
que puedan hacernos. ¿Por qué tenemos miedo? Si nada es imposible para ti,
Señor. ¿Por qué tenemos miedo? (CIPE - Carmelitas).
■… [Habla Jesús:] Si me imitáis predicando el Evangelio y
siguiendo la verdad, las persecuciones que me cercan os aguardan: recibidlas
con alegría, como preciados distintivos de identidad conmigo, como imitación de
los Bienaventurados. Soportadlas con calma, sabiendo que si os dominan, yo lo
he permitido, y solo os golpearán en la medida que yo lo permita, sin mi
permiso ni uno solo de vuestros cabellos cae... Aceptad pacientemente la
voluntad de Dios, dándole la bienvenida a todo lo que suceda.
Sufrid con coraje vuestros padecimientos, ofreciéndoselos a Dios como un sacrificio, sufridlos rogando por vuestros perseguidores, ya que son hijos de Dios y yo mismo os he dado el ejemplo de rezar por todos los hombres: perseguidores y enemigos (Beato Charles de Foucauld)