TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 13 de julio de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 14 DE JULIO DEL 2019, 15º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?»

Lc, 10, 25-37


     En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». Él respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo». Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?».
     Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.
     ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».

Otras lecturas: Deuteronomio 30, 10-14; Salmo 68; Colosenses 10,25-37

LECTIO:
     Este domingo la Iglesia nos proclama uno de los evangelios que Charles Péguy calificaba como «desvergonzados» porque parece que Dios pierde la vergüenza al mostrarnos su corazón. De maestro a maestro, un letrado va hasta Jesús, no para aprender de Él sino «para ponerlo a prueba». Un falso interés, vino a desvelar su más crasa ignorancia: «¿quién es mi prójimo?». Entonces Jesús contará la conmovedora parábola del buen samaritano.
     Hay un hombre malherido, medio muerto por una paliza. Sobre ese cruel escenario van a ir pasando diferentes personajes poniendo de manifiesto la calidad de su amor, la caridad de su corazón. En este ejemplo de Jesús, se puso bien a las claras hasta qué punto la “ley puede matar”, cómo hay cumplimientos que son sólo torpes evasiones: cumplo y miento…
     Aquel samaritano fue para su hermano prójimo lo que el padre para su hijo pródigo. Nosotros, conocedores de la revelación de la misericordia que se nos ha manifestado en Jesucristo, podemos correr el riesgo de no entender nada del cristianismo, si al preguntarnos legítimamente sobre qué hacer para heredar el cielo, lo hacemos evadiéndonos de la tierra, del dolor de Dios que Él quiere sufrir en tantos de sus hijos pobres, enfermos, marginados, torturados, expatriados, asesinados, silenciados... (+Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     Hoy la liturgia nos propone la parábola del «buen samaritano». Esta indica un estilo de vida, cuyo baricentro no somos nosotros mismos, sino los demás, con las dificultades, que encontramos en nuestro camino y que nos interpelan. Los demás nos interpelan. Y cuando los demás no nos interpelan, algo allí no funciona; algo en aquel corazón no es cristiano. (Papa Francisco)
     Podemos plantearnos esta pregunta: ¿Quién es mi prójimo? ¿A quién debo amar como a mí mismo? ¿A mis parientes? ¿A mis amigos?… Depende de mí — la decisión es mía—, depende de mí ser o no ser prójimo de la persona que encuentro y que tiene necesidad de ayuda, incluso si es extraña o incluso hostil. (Papa Francisco)
     Y Jesús concluye «Ve, y procede tú de la misma manera», hazte prójimo del hermano y de la hermana que ves en dificultad. Hacer obras buenas, no decir sólo palabras que van al viento. Hacer, hacer. Y mediante las obras buenas, que cumplimos con amor y con alegría hacia el prójimo, nuestra fe brota y da fruto. (Papa Francisco)
     Preguntémonos  ¿Nuestra fe es fecunda? ¿Nuestra fe produce obras buenas? ¿O es más bien estéril, y por tanto, está más muerta que viva? ¿Me hago prójimo o simplemente paso de lado? ¿Soy de aquellos que seleccionan a la gente según su propio gusto? Está bien hacernos estas preguntas y hacérnoslas frecuentemente, porque al final seremos juzgados sobre las obras de misericordia. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Demos gracias al Señor por el bien que hayamos hecho y pidámosle perdón por las omisiones. Y, sobre todo, elevemos una oración de alabanza al Señor, que nos ha revelado el camino de la vida y ha suscitado en la historia de la Iglesia todo un ejército de santos y santas que han seguido el ejemplo del buen samaritano.

 Quiero estar cerca del prójimo como el samaritano,
quiero seguirte y responder a tu llamada,
“Vete y haz tú lo mismo”

CONTEMPLATIO:
“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó”
     Este hombre representa a tantos hombres a quienes los demás hombres despojan injustamente, con violencia y lo dejan como descartado, medio muerto, para no hacerle caso nadie. Si miramos el horizonte de nuestra sociedad, así se encuentran millones de personas, a quienes el abuso de los demás ha dejado en la cuneta.
     Jesús nos enseña a no pasar de largo, a implicarnos, a remangarnos, a compartir, a devolver la dignidad, a cargar sobre nuestros hombros, a llevar a la comunidad a aquellos que encontramos tan despojados de todo. La posada aquí significa la Iglesia, la comunidad de los hermanos que acogen, que aman, que sirven, que comparten lo que tienen y por eso sanan con el amor cristiano. Cuántas personas, cuya aspecto aparente es de normalidad, sufren en su corazón por tantas razones. Cuántos corazones se siente defraudados, traicionados por quienes debían amarles. También esos son despojados de la vida, a quienes hay que atender.
    Ese es tu prójimo, nos viene a decir Jesús. Prójimo es aquel a quien tú te acercas, movido por el amor cristiano. No se trata de una justicia internacional que nunca llega, de los grandes principios que brotan de grandes proclamas. Se trata sencillamente del amor de cada día al que tienes más cerca, a aquel al que te acercas movido por el amor. Anda, y haz tu lo mismo. (+ Demetrio Fernández – Obispo de Córdoba)


…   Quien no huye de nuestros dolores, sino que los toca piadosamente, nos cura y nos refuerza. A decir verdad, la paradoja consiste en el hecho de que el comienzo de la curación está en la solidaridad en ese dolor. En nuestra sociedad, orientada hacia las soluciones, cada vez es más importante darse cuenta de que pretender aliviar el dolor sin compartirlo es como pretender salvar a un niño de una casa en llamas sin correr el riesgo de quemarse (H. J. Nouwen).

1 comentario:

  1. La clave de la evangelización esta siempre en responder desde el Corazón de Cristo a las grandes preguntas que alberga el corazón humano. O no sabemos suscitar las grandes preguntas o no sabemos proponer las grandes respuestas como hacia Jesús.
    Cuanta sabiduría se encuentra reflejada en todas las parábolas de Jesús. En la del buen samaritano se reflejan todos los corazones humanos ante la persona herida en el camino de la vida.
    El hombre aparentemente profundamente religioso cumpliendo leyes pero sin caridad. No tiene el corazón ilimitadamente bueno de Jesús que refleja las bienaventuranzas. No es bueno hasta que le duela. Cumple con la ley pero no arriesga la vida por los heridos y apaleados en las periferias geográficas y existenciales. No se matan por los demás.
    Otro personaje es el que quiere nadar y guardar la ropa. No se acerca por si acaso se contagia de compasión. Guarda las apariencias sociales pero no es bueno de corazón. Su patria es la mediocridad. Se escapa con la conciencia aparentemente tranquila pero no es capaz de amar hasta el extremo. Pueden ser muy religiosos, pero muy poco cristianos, porque falta la prueba de algodón que es la caridad en el camino de la vida.
    El último personaje es conmovedor. Fuera de los márgenes de lo políticamente correcto. Se mancha las manos trabajando por los demás porque lo exige el buen corazón limpio de toda miseria humana. Hace el bien y lo hace bien, aunque le puede salir el tiro por la culata. Ve el rostro de Jesús en el caído y herido y no le importa complicarse la vida aunque le dejen solo. Ha captado perfectamente quien es mi prójimo.
    Es la teología caritativa propia de los santos. El Espíritu les impulsa a dar la vida por amor, a llevar sobre su propia cabalgadura al herido y sin esperanza. Como el buen pastor es también pasto que acoge y alimenta a todos los cansados y agobiados.

    + Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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