TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 2 de febrero de 2019

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 3 DE FEBRERO DEL 2019, 4º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)


«¿NO ES ESTE EL HIJO DE JOSÉ?»

 Lc. 4, 21-30

          En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?».
     Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm». Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
     Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Otras lecturas: Jeremías 1, 4-5.17-19; Salmo 70; 1Corintios 12, 31-13.13

LECTIO:
        La escena del evangelio de este domingo nos sitúa a Jesús en la Sinagoga de Nazaret. Jesús, pasó por allí al poco tiempo y en su fugaz regreso descubrió la indiferencia llena del prejuicio de sus paisanos hacia su Persona. Puesto de pie, Jesús dirá aquella frase que se ha hecho célebre: nadie es profeta en su tierra.
   Los nazaretanos conocían a Jesús como se conoce a un paisano, a alguien del barrio… Recordaban de Jesús lo que habían visto en su juventud mientras crecían en el pueblo. Nosotros podemos recordar lo que hemos aprendido de homilías, sermones… Pero sólo conoce a Jesús quien se ha fiado de su palabra y quien ha quedado seducido por su presencia.
     Es hoy un día para desear conocer al Señor por dentro, desde el corazón que ora y que ama, desde el testimonio que narra con obras sencillas y cotidianas, el amor que le embarga y glorifica. Sólo así podemos decir que Jesús no es un extraño profeta en la tierra de nuestra vida, sino un Dios vecino, cuya casa tiene entraña y tiene hogar, una casa habitada, que abre las puertas de par en par. (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm – Arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     En esto consiste el ministerio profético de Jesús: en anunciar que ninguna condición humana puede constituirse en motivo de exclusión del corazón del Padre, y que el único privilegio a los ojos de Dios es el de no tener privilegios, el de no tener padrinos, de abandonarse en sus manos. (Papa Francisco)
    «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». El «hoy», proclamado por Cristo aquel día, vale para cada tiempo; resuena también para nosotros, recordándonos la actualidad y la necesidad de la salvación traída por Jesús a la humanidad. Dios viene al encuentro de los hombres y las mujeres de todos los tiempos y lugares en las situaciones concretas en las cuales estos estén. (Papa Francisco)
     También viene a nuestro encuentro. Es siempre Él quien da el primer paso: viene a visitarnos con su misericordia, a levantarnos del polvo de nuestros pecados; viene a extendernos la mano para hacernos levantar del abismo en el que nos ha hecho caer nuestro orgullo, y nos invita a acoger la consolante verdad del Evangelio y a caminar por los caminos del bien. Siempre viene Él a encontrarnos, a buscarnos. (Papa Francisco)

ORATIO:
   Gracias Señor por tu palabra. Es una palabra que me incomoda, por ir a lo profundo de mi ser. Me deja removido por dentro y cuestiona mi actuar como cristiano.

Hoy es el momento del encuentro con el Señor.
El pasado ya no está, el futuro vendrá,
lo único que tengo en mis manos es el presente, el hoy!

CONTEMPLATIO:
    En la sinagoga de Nazaret todo comienza con parabienes, la gente se quedaba admirada, boquiabierta, por las palabras de gracia que salían de los labios de Jesús, pero a los asistentes les costó aceptar la Verdad, que anunciaba: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír...”. Se sobresaltaron entonces y no quisieron oír más la voz de Dios, ni aceptar la misión salvadora que les presentó el Señor y pretendieron arrojarlo por el barranco de su pueblo. Desde luego que no tuvieron contemplaciones, ya que quisieron arreglar las cosas a su manera, con la violencia.
   El evangelista San Lucas terminó el relato resaltando la personalidad de Jesús, que les dijo mucho en pocas palabras: se ha acabado la espera, hoy es ya tiempo mesiánico, hoy es tiempo de salvación. ¿De dónde les viene el escándalo?, ¿por qué se enfurecen?... Así concluyó San Lucas: “Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba”.
     En la sinagoga de Nazaret encendió Dios la Luz de su existencia, tuvo lugar la presentación del Salvador, el Hijo amado, al que hay que escuchar. Allí se vio la fuerza de Jesús, el ungido por el Espíritu Santo, que es capaz de transformar día a día nuestra existencia haciéndonos partícipes de su gracia(+ José Manuel Lorca Planes - Obispo de Cartagena)


   Había un pan que alimentaba a los ángeles, pero que no nos alimentaba a nosotros, haciéndonos, por tanto, miserables, porque toda criatura dotada de razón se siente hundida en la miseria si no es alimentada por este pan. Nosotros, por nuestra parte, estábamos tan débiles que no podíamos gustar en modo alguno este pan en toda su pureza. Había en nosotros una doble levadura: la mortalidad y la iniquidad. El Verbo, bueno y misericordioso, vio que nosotros no podíamos subir a él y, entonces, vino él a nosotros. Tomó una parte de nuestra levadura, se adaptó a nuestra debilidad… (Elredo de Rievaulx).

1 comentario:

  1. Lucas el evangelista de la misericordia es también el evangelista que da las claves del enviado, del misionero, del que con su palabra y su vida debe llevar la buena noticia del amor de Jesús muerto y resucitado.
    Cristo como Elías y Eliseo es enviado no solo a los judíos sino a toda la humanidad sedienta del agua viva que brota del Corazón de Cristo y que nos lanza a las periferias a los que viven en todas las intemperies y necesidades.
    Jesús nos enseña tres claves para identificarnos con su Corazón y con sus proyectos de amor misionero que subsisten de edad en edad.
    Primero evangelizar desde las entrañas de su tierra, va a Nazaret donde se había criado y no tiene ningún complejo en proclamar la buena noticia s los pobres el Evangelio de la salvación para todos.
    Por otra parte va a ser un subrayado el que nos envía con signos pobres. Sera la clave de la evangelización el testimonio de una vida pobre y como Elías y Eliseo siempre en camino sorteando las dificultades con una confianza ilimitada en quien nos ha enviado porque es eterna su misericordia. La misión exige confianza plena en el Señor que nos envía, en la Iglesia que como Madre y Maestra es nuestra garante de comunión y caridad y el amor preferencial por los más pobres de los pobres, los que se pueden perder lo mejor de la vida que es conocer, amar y vivir a Cristo.
    Finalmente el amor de Jesús siempre nos lleva a compartir con los más lejanos la alegría de un amor que no tiene fecha de caducidad y qué no olvida a nadie, sino que recorre kilómetros y kilómetros de esperanza para que nadie se quede fuera de la redención que Cristo ha traído a una humanidad que muere de hambre y sed y que no encuentra sentido a su deseo y nostalgia infinita de fe, de esperanza y de amor.

    + Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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