EL COMBATE ESPIRITUAL Y LAS TENTACIONES
La vida
espiritual consiste en conocer la infinita grandeza y bondad de Dios, junto a
un grande sentido de nuestra propia debilidad y tendencia para el mal; en amar
a Dios y detestarnos a nosotros mismos; en humillarnos no solamente delante de Él
sino, por Su causa, también delante de los hombres; en renunciar enteramente a
nuestra propia voluntad para hacer la Suya.
ARMAS PARA EL COMBATE ESPIRITUAL (II)
6) Usar Jaculatorias dardos de fuego que
penetran el cielo.
Cuando somos
asaltados por el enemigo, es recomendable ofrecer oraciones cortas y fervientes
(jaculatorias); éstas son extremadamente
eficaces en espantar al diablo.
Algunos ejemplos de estas cortas pero poderosas oraciones son: “Jesús en
ti confío”, “Dulce corazón de María se la salvación del alma mía”, “Señor,
sálvame”, “Señor ven a rescatarme”, “Jesús, ten misericordia de mi”… y por
supuesto invocar con fe y confianza el Sagrado nombre de Jesús, María y San
José.
7) Rechazar inmediatamente la tentación.
Parte del
problema en el combate espiritual es la respuesta lenta, aletargada y anémica
ante la tentación. La gracia de Dios nos sostiene a través del arma la oración,
pero aun así, debemos comprometer nuestra voluntad y rechazar con valentía y firmeza la
tentación desde el comienzo.
Algunas tentaciones frecuentes tienen gran fortaleza sobre nosotros porque
abrimos una puerta y la cola del diablo entra, y es difícil echarlo luego.
8) Evitar la pereza.
“La ociosidad es el taller del diablo”, esto significa que
si no tenemos nada que hacer, el diablo nos dará bastante que hacer. El gran
San Juan Bosco, temía mortalmente el tiempo de vacaciones de sus muchachos en
el Oratorio. ¿Por qué?, porque mucho tiempo libre le da entrada completa al
diablo en la vida de la juventud, Hagamos nuestro el lema de San Benito: “Ora et Labora”. Trabajar y orar.
9) Jesús en el desierto como Ejemplo Supremo: Sus tres armas.
Por supuesto
nuestro mejor ejemplo para todo es Jesús, quien dijo, “Yo soy el Camino, la
Verdad, y la Vida”. Al final de los cuarenta días en el desierto, el diablo
vino a tentarlo. Jesús conquistó al diablo con firmeza y facilidad, usando tres
armas que debemos
aprender a aplicar: la oración, el ayuno y el uso de la Palabra del Dios. La oración
ferviente y prolongada, la renuncia constante a nosotros mismos a través de
ayuno y abstinencia, y la familiaridad con la Palabra de Dios, tanto
meditándola como poniéndola en práctica, son armas eficaces para combatir y
conquistar a Satanás.
10) Tener confianza ante tu Director espiritual.
Una vez más,
el Maestro San Ignacio viene al rescate. En la Regla del Discernimiento
número 13, el Santo nos advierte de que al
diablo le gusta el secretismo,
en el sentido de que si uno está en un profundo estado de desolación, abrirnos
a un Director Espiritual puede ayudar a que conquistemos la tentación, así que
el diablo buscará las formas
de que no lo hagas.
11) Recurrir a San Miguel Arcángel.
En nuestra
batalla contra Satanás, debemos usar todas las armas en nuestro arsenal. Dios escogió a San Miguel Arcángel
como el ángel fiel, el Príncipe de la Milicia Celestial, para encerrar a
Satanás en el infierno y a los otros ángeles rebeldes. San
Miguel, cuyo nombre significa “¿Quién como Dios?”, es tan poderoso ahora como
lo fue en el pasado. En el medio de las tormentas de las tentaciones, ¿por qué
no levantar tu corazón hacia San Miguel y llamarlo?
12) Acudir siempre a María Santísima.
En el Génesis, en nuestra batalla contra la
antigua serpiente, se honra a la mujer que aplastó la cabeza de la
serpiente con su escudo, “Haré que haya una enemistad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás
su talón.” (Génesis
3,15). De hecho, la antigua serpiente, el diablo, puede
arremeter contra nosotros con su fea lengua y escupir veneno, pero cuando nos
basamos en la confianza
en María, ella aplastará su fea cabeza. (2)
No hay comentarios:
Publicar un comentario