«ESTAD, PUES, DESPIERTOS EN TODO
TIEMPO…»
Lc. 21, 25-28. 34-36.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: «Habrá
signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las
gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los
hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo,
pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre
venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto,
levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».
«Tened
cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con
juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de
repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la
tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo
que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el
Hijo del hombre».
Otras Lecturas: Jeremías 33,14-16; Salmo 24; 1Tesalonicenses
3,12-4,2
LECTIO:
El Evangelio de este domingo es una
invitación a la vigilancia. Una serie de imperativos tratarán de acercarnos al
asombro de esta espera: “levantaos,
alzad la cabeza, tened cuidado, estad despiertos, manteneos en pie”… El adviento cristiano
siempre es recordar a Aquel que vino ya, es acoger su venida incesantemente
presente, y por último es prepararnos al día de su vuelta prometida.
… Este es el tiempo que nos
prepara a la celebración de la Navidad cristiana. Levantémonos, despertemos. Es
posible una novedad, que no dependa… de unas fechas pactadas, sino de algo que
ha sucedido, de alguien que está entre nosotros.
(+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm – Arzobispo de Oviedo)
MEDITATIO:
La salvación que se espera de Dios tiene
también el sabor del amor. En efecto, preparándonos a la Navidad, hacemos
nuestro de nuevo el camino del pueblo de Dios para acoger al Hijo que ha venido
a revelarnos que Dios no es sólo Justicia sino también y sobre todo Amor. (Papa
Francisco)
Por todas partes, y sobre todo allí donde
reina la violencia, el odio, la injusticia y la persecución, los cristianos estamos llamados a ser
testigos de este Dios que es Amor… «Cuando empiece a suceder esto, tengan ánimo
y levanten la cabeza; se acerca su liberación». Y, si san Pablo habla de un
amor «que crece y rebosa», es porque el testimonio cristiano debe reflejar esta
fuerza irresistible que narra el Evangelio. (Papa
Francisco)
«Que el Señor los colme y los haga rebosar
de amor mutuo y de amor a todos». En este sentido, lo que decían los paganos
sobre los cristianos de la Iglesia primitiva ha de estar presente en nuestro
horizonte como un faro: «Miren
cómo se aman, se aman de verdad». (Papa Francisco)
ORATIO:
En este primer domingo
de Adviento nos colocamos bajo el signo de la espera...
Señor que renazca en mí la esperanza de volver a caminar por tus sendas que con
frecuencia he abandonado.
Sin
tu Palabra, Señor, no hay alegría posible,
sin estar a tu escucha, no existe el gozo de seguirte.
sin estar a tu escucha, no existe el gozo de seguirte.
CONTEMPLATIO:
«Levantaos», «Alzad la cabeza» «Estad siempre despiertos»
«Vivir despiertos» significa no caer en el
escepticismo y la indiferencia ante la marcha del mundo. No dejar que nuestro
corazón se endurezca. No quedarnos solo en quejas, críticas y condenas.
Despertar activamente la esperanza.
«Vivir despiertos» significa vivir de
manera más lúcida, sin dejarnos arrastrar por la insensatez que a veces parece
invadirlo todo. Atrevernos a ser diferentes. No dejar que se apague en nosotros
el deseo de buscar el bien para todos.
«Vivir despiertos» significa despertar
nuestra fe. Buscar a Dios en la vida y desde la vida. Intuirlo muy cerca de
cada persona. Descubrirlo atrayéndonos a todos hacia la felicidad. Vivir no
solo de nuestros pequeños proyectos, sino atentos al proyecto de Dios.
■… Esperamos el día
del aniversario del nacimiento de Cristo: levántese nuestro espíritu rebosante
de gozo, salga al encuentro de Cristo que viene, siempre adelante con ardor
impaciente, casi incapaz de contenerse o de soportar la tardanza... Pido para
vosotros, hermanos, que el Señor, antes de aparecer para todo el mundo, venga a
visitar vuestro interior. Esta venida del Señor es oculta pero admirable y pone
al alma que contempla en la admiración dulcísima de la adoración. Bien lo saben
los que lo han experimentado; quiera Dios que quienes no lo han experimentado
lo obtengan por el deseo (Beato Guerrico de Igny, Abad).
El texto del Primer Domingo de Adviento, de Lucas, nos habla de que se acerca el Señor que nos libera del pecado y de la muerte. Así, nos vamos preparando con el Evangelio de la Misericordia a las entrañas del núcleo esencial de la venida del Señor.
ResponderEliminar¿Por qué viene Jesús? ¿A qué viene el Dios con nosotros? Encontramos que la respuesta es siempre el Amor de Dios que nos busca a cada uno de nosotros para llenar nuestro corazón de alegría y de esperanza. No viene como amenaza, sino como Redentor.
Él, viene para que nuestra vida sea una vida plena y abundante. Su salvación, su liberación, es precisamente lo que nos anuncia, es el misterio de la Navidad.
El Amor de Dios ha aparecido entre nosotros y nos ha lanzado a que nosotros vivamos su vida de Amor y de gracia como Él ha vivido en las entrañas del mundo con un “Corazón manso y humilde”. Lucas, nos habla desde la Misericordia, de la realidad de una tierra necesitada de la Redención de Cristo.
En la medida en que somos capaces de acoger al que viene y nos abrimos a su Amor Redentor, nuestro Adviento es una experiencia llena de vida y de esperanza para que nuestro corazón se transforme en el Corazón de Cristo Vivo.
Lucas, también habla de tantos signos como aparecen. Sin embargo, la Buena Noticia, aún en medio de una realidad difícil, es el anuncio de la salvación que nos trae el Señor. Una salvación que comienza ya aquí, por eso es auténtica liberación de aquello que no nos deja vivir en el gozo y la alegría del Señor. Su Salvación es plena, comienza aquí y se prolonga más allá de lo que podemos soñar.
Preparemos el camino del Señor con una esperanza cierta de descubrir su Amor. Se acerca nuestra liberación. Meditemos la Palabra de Dios con el Evangelio de Lucas y con la “mochila” llena de la esperanza y el Amor de Jesús. Vivamos lo que dice la Plegaria Eucarística Cuarta: “Anunció la salvación a los pobres, la liberación a los cautivos” y, a todos, la libertad verdadera que brota de su Corazón Abierto.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres